lunes, 14 de agosto de 2023

 Cuando la historia hace su agosto
—Unas cuantas efemérides... 
"de la historia nuestra, caballero"

Quibdó a principios de la década de 1930.
FOTOS: Misioneros Claretianos.

Pródigo es el mes de agosto en efemérides, hitos y aniversarios asociados a hechos de enorme trascendencia e insuperable valor en la historia del pueblo negro de Colombia, el Chocó y Quibdó. Hay por lo menos una docena de acontecimientos ocurridos en agosto que influyeron significativamente en el devenir histórico de la región y el país, transformando para siempre la concepción dominante de una nacionalidad homogénea y uniforme hacia la noción heterogénea de la diversidad étnica y el multiculturalismo como marcas de origen de la nacionalidad colombiana. Y transformando la idea de un Chocó baldío en el cual solamente había bosques y minas por explotar, hacia la noción de un Chocó poblado y habitado por gente inteligente y capaz, dispuesta a pensar y a trabajar por el progreso regional y nacional.

En agosto, conmemoramos los aniversarios de nacimiento de cuatro prohombres de la intelectualidad chocoana del siglo XX. 100 años del vuelo y acuatizaje del primer avión a través de los cielos y sobre las aguas del Chocó[1]. 88 años de la fundación de Bahía Solano y Ciudad Mutis como una colonia agrícola nacional, en el Pacífico chocoano[2]. 56 años de una protesta emblemática: la Huelga de Agua y Luz, en Quibdó[3]. 30 años de la expedición de la Ley 70 de 1993 o Ley de comunidades negras[4] y un par de aniversarios de un obispo católico que ese proceso apoyó; al igual que 46 años de uno de los principales antecedentes del proceso de reivindicación étnica de las comunidades negras de Colombia que condujo a la promulgación de dicha ley. 28 años de la circulación de la primera de 1258 ediciones impresas del semanario Chocó 7 días[5]. Y el primer año de la primera vez en la historia nacional en el que una mujer negra ejerce como Vicepresidenta de la República de Colombia[6]... Todo ello con el bello e inspirador telón de fondo del 60° aniversario de un epítome del movimiento afroamericano por los derechos civiles: I have a dream, el memorable discurso del Doctor Martin Luther King, Jr., pronunciado el 28 de agosto de 1963, ante más de un cuarto de millón de personas, en las escalinatas del Monumento a Lincoln, al culminar la Marcha a Washington por el Trabajo y la Libertad.[7]

Cuatro natalicios

En el mes de agosto, se conmemora el natalicio de un grupo de intelectuales de la región chocoana que, desde las ciencias sociales y humanas, la política, la literatura y el periodismo, ennoblecieron y engrandecieron a esta tierra y a la nación colombiana: Sergio Abadía Arango[8], Rogerio Velásquez Murillo[9], Primo Guerrero Córdoba[10] y Miguel A. Caicedo Mena[11].

Sergio Abadía Arango

FOTO:
Contraloría General
de la República, 1943.
A Sergio Abadía Arango (Istmina, 10 de agosto de 1895-Bogotá, 21 de febrero de 1973), quien como Contralor General de la República asumió la iniciativa y dirección de esta trascendental obra, se le debe la publicación en 1943 del Tomo VI de la Geografía Económica de Colombia, de la Contraloría General de la República, dedicado al Chocó; cuyas 700 páginas brindaron a Colombia una visión panorámica de la economía, la historia, la sociedad, la cultura y la ecología de la región chocoana, hace 80 años, cuando el conocimiento nacional sobre el Chocó no pasaba de una serie de ficciones, estereotipos y prejuicios asociados a imágenes dantescas de la selva, así como de un repertorio de lugares comunes acerca de lo que en la zona andina nombran como tierra caliente.

Abogado de la Universidad del Rosario, Sergio Abadía Arango fue Juez 1° del circuito provincial del San Juan, en Istmina, y Representante a la Cámara, órgano legislativo del cual fue presidente en 1940. Llevando la vocería de la dirigencia política de la Provincia del San Juan, que se hallaba descontenta por la concentración del poder administrativo de la Intendencia Nacional del Chocó en la Provincia del Atrato y especialmente en su capital Quibdó; Abadía Arango presentó un proyecto de ley para dividir en dos la Intendencia y convertir en sendas comisarías cada una de las dos provincias; de modo que -según el entender de los ilustres sanjuaneños inconformes- se equilibrara así el manejo del poder regional.

Sumado posteriormente a la lucha por el reconocimiento de categoría departamental al Chocó, Sergio Abadía Arango sería gobernador desde mayo de 1948 hasta mayo de 1949, en medio de los primeros brotes de crisis y violencia política originados en el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán.

Don Rogerio

Rogerio Velásquez,
Bogotá, 1957.
Foto: cortesía
Corporación Cuenta Chocó.

Rogerio Velásquez Murillo (Sipí, 9 de agosto de 1908-Quibdó, 7 de enero de 1965) fue pionero de la etnología de comunidades negras en Colombia y es considerado como el primer antropólogo negro graduado en el país. Fue Representante suplente a la Cámara, Diputado a la Asamblea del Chocó, Director de Educación Pública del Chocó, catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional de Tunja y de varios colegios del país, y Rector del más que centenario Colegio Carrasquilla de Quibdó, cargo que ocupaba cuando murió.

A lo largo de su trayectoria como investigador y autor, Don Rogerio cubrió -ampliamente y con detalles- temáticas históricas, culturales y etnográficas de importancia nacional sobre las comunidades negras, que sirvieron como pilares a los posteriores estudios de Aquiles Escalante y Nina S. de Friedemann; inaugurando así la vertiente negra de la naciente antropología colombiana. De ello dan cuenta sus múltiples publicaciones en varios libros y en prestigiosas revistas nacionales: "Rectificaciones al descubrimiento del Río San Juan", "La esclavitud en la María, de Jorge Isaacs", "El Folklore en la obra de Antonio José Restrepo", "La medicina popular en la costa colombiana del Pacífico", "Ritos de la muerte en la costa del Pacífico", "Instrumentos musicales de la costa del Pacífico”, "Vestidos de trabajo en el Alto y Bajo Chocó", "La fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó", "Leyendas y cuentos de la raza negra", "Adivinanzas del Alto y Bajo Chocó", "Cantares de los tres ríos", "Gentilicios africanos del Occidente de Colombia", "Apuntes socio-económicos del Atrato Medio" y la novela "Las Memorias del Odio".

Primo Guerrero Córdoba

FOTO: Archivo
fotográfico y fílmico 
del Chocó.

En septiembre de 1954, con Gabriel García Márquez como reportero y Guillermo Sánchez como fotógrafo -enviados especiales de El Espectador desde Bogotá- y el corresponsal de este diario, Primo Guerrero Córdoba, como guía, apoyo y promotor de las protestas; el intenso movimiento ciudadano en contra de la tentativa de supresión del Chocó y su repartición entre vecinos limítrofes, sumado a las gestiones adelantadas en Bogotá por chocoanos ya reconocidos en la escena política e intelectual nacional, dio al traste con la intentona del régimen militar de Rojas Pinilla de eliminar al departamento del Chocó del mapa político y administrativo de Colombia para repartir su territorio entre sus tres avariciosos vecinos: Antioquia, Caldas y el Valle del Cauca. Júbilo en las calles y en el Parque del Centenario de la Independencia, en Quibdó. El disparate había sido contenido. El “corresponsal veterano” -como lo llamó Gabo- le había ganado la partida al régimen militar y a sus más enconados detractores, que habían recurrido hasta el encarcelamiento para silenciar su voz.

Antes de su salto a la escena nacional por su relevancia en aquel intenso movimiento social, Primo Guerrero Córdoba ya era ampliamente reconocido en la escena local y regional de Quibdó y el Chocó, por su significativa influencia en cuanta materia sustancial fuera útil al empeño del desarrollo del departamento, como la educación, el trabajo y la autonomía política. Formó parte de la nómina de profesores del histórico Colegio Carrasquilla, en donde se formaban, año tras año, las nuevas generaciones que construyeron una voz propia de la chocoanidad desde la década de 1930 y durante un poco más de 30 años. Igualmente, la claridad de los planteamientos hechos por Guerrero al gobierno de la Revolución en marcha, de López Pumarejo, influyó en la decisión de agilizar la construcción de la Normal de Varones de Quibdó y de un sinnúmero de escuelas y colegios públicos, mediante los cuales se ampliarían las garantías del derecho del pueblo chocoano a la educación; siendo Adán Arriaga Andrade como Intendente Nacional del Chocó y Vicente Barrios Ferrer su director de Educación Pública, quienes, en marzo de 1934, expidieron el decreto intendencial que dio comienzo a la nivelación social y racial del acceso a la educación pública en el Chocó.

A Primo Guerrero Córdoba, consagrado estudioso y lector de política y literatura, se le atribuye la introducción de las ideas comunistas y socialistas en el liberalismo regional del Chocó, incluyendo el hecho de promover la adscripción de Diego Luis Córdoba al ala socialista del partido y su influencia permanente como mentor de Córdoba en este campo del ejercicio político. De hecho, se llegó a decir que, si Tomás de Aquino Moreno era la mano derecha de Diego Luis Córdoba en la conducción del movimiento de Acción Democrática, Primo Guerrero era su mano izquierda.

Nacido en Quibdó el 21 de agosto de 1911 y fallecido en Bogotá el 16 de agosto de 1984, Primo Guerrero Córdoba fue uno de los más esclarecidos intelectuales del Chocó del medio siglo XX. Y en cada agosto, siempre, habremos de honrarlo en nuestra memoria.

El Poeta de la Chocoanidad

Archivo El Guarengue.

El educador, escritor y poeta chocoano Miguel Antonio Caicedo Mena (La Troje, 30 de agosto de 1919-Quibdó, 4 de abril de 1995) publicó más de 30 libros de diversos géneros y contenidos: poesía romántica, narraciones de ficción (cuentos y novelas), textos y estudios sobre historia, tradiciones, personajes y cultura del Chocó. Igualmente escribió y publicó un centenar de poesías costumbristas -gran parte de ellas grabadas en su propia voz en Radio Universidad del Chocó-, a través de las cuales, valiéndose del habla de los campesinos chocoanos, de su hiperbólico lenguaje y de sus rasgos de humor, narró para la posteridad instantes y vivencias de la vida cotidiana de la región, costumbres, problemáticas y características culturales; con tal riqueza y de tal modo que dichos poemas son, sin duda alguna, parte de la memoria oral de la chocoanidad, textos culturales a través de los cuales Colombia ha podido conocer rasgos de la identidad de esta región. Así lo reconoció el Instituto Colombiano de Cultura, Colcultura, precedente del actual Ministerio, en el Homenaje Nacional a su vida y obra como símbolo y presencia de la cultura negra en el país, que se llevó a cabo en el Parque Centenario de Quibdó, el 26 de agosto de 1989, a cuatro días de que Don Miguel cumpliera 70 años.

De origen humilde, Don Miguel fue protagonista de primer orden en el proceso de organización, cualificación y proyección de la educación pública en la Intendencia y en el Departamento del Chocó, primero como estudiante y después como maestro, educador, profesor, docente. Como estudiante, Miguel A. Caicedo formó parte del primer grupo de jóvenes negros y de escasos recursos que -en el marco de políticas incluyentes de la Intendencia del Chocó, lideradas por Adán Arriaga Andrade y Vicente Barrios Ferrer- ingresaron en los años 30 por primera vez al Colegio Carrasquilla, de Quibdó, superaron el quinto grado de secundaria y finalizaron su bachillerato en el Liceo Antioqueño, en Medellín, también con apoyo gubernamental. Allá en Medellín, Caicedo se graduó con honores como Licenciado en Filología y Lenguas Clásicas y Modernas, en la Universidad de Antioquia.

Toda una vida dedicada a la literatura, a la cultura y a la educación, encontraría luminoso culmen en su vinculación -como miembro activo del grupo de fundadores- a la creación de la Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba, donde trabajó como profesor y funcionario, y cuya biblioteca -enhorabuena- lleva su nombre.

100 años del primer hidroavión

Aerobar y publicidad de la empresa SCADTA en el periódico ABC de Quibdó. FOTOS: Archivo fotográfico y fílmico del Chocó.

Tres años y medio después del primer vuelo de un avión en Colombia (febrero de 1920), el domingo 5 de agosto de 1923, un hidroavión Junkers F13 de propiedad de la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos, SCADTA, fue el primero en surcar los cielos chocoanos y posarse sobre las aguas del Atrato, en el puerto fluvial de Quibdó, luego de más de cinco horas de vuelo desde Barranquilla e incluyendo sobrevuelos por Istmina, Condoto y Opogodó[12]. Era un vuelo exploratorio que, junto a otros posteriores, permitió estandarizar rutas de viaje seguras entre estas cuatro poblaciones del Chocó y las ciudades de Barranquilla, Cartagena, Buenaventura y Cartago; de modo que a finales de ese año Quibdó empezó a contar de modo regular con servicio de transporte aéreo de pasajeros hacia el interior del país y con servicios de correo, giros y pagos. Esta novedad contribuyó a facilitar las actividades comerciales de todo orden que se llevaban a cabo en la región, así como el manejo y administración de los procesos intensivos de extracción minera y maderera, que incluían maderas finas, tagua, caucho, pieles, oro y platino. Igualmente, los nuevos servicios facilitaron la presencia continua y el establecimiento en la ciudad de inmigrantes sirio-libaneses (turcos), norteamericanos y europeos, del Gran Caribe y del Caribe Colombiano, vallecaucanos y posteriormente antioqueños; al igual que el contacto permanente de la ciudad y la región con el país geográfico y político.[13]

Ciudad Mutis

Foto: Sebastián Valoyes.
Archivo El Guarengue.

“La fundación de este puerto y su colonia se iniciaron en selva virgen, el 7 de agosto de 1935”[14], anota el Director de la Colonia Agrícola de Bahía Solano, Carlos Villegas Echeverry, en el informe que presenta al Ministerio de Agricultura y Comercio de Colombia, el 28 de mayo de 1937; dos años después de que el Gobierno Nacional dispusiera establecer la Colonia Agrícola de Bahía Solano, mediante el Decreto 925 del 22 de mayo de 1935, firmado por el Presidente de la República, Alfonso López Pumarejo, Benito Hernández Bustos como Ministro de Industrias y Trabajo, y el entonces Ministro de Educación Nacional, Luis López de Mesa. El artículo 15 del decreto ordena fundar una población en la ensenada de Jeya y el artículo 16 ordena llamarla Ciudad Mutis[15].

El carácter nacional de la Colonia Agrícola de Bahía Solano se mantuvo hasta el año 1943, cuando el segundo gobierno de Alfonso López Pumarejo, mediante el Decreto 963 del 18 de mayo, firmado por el presidente y por el ministro de Economía Nacional, Santiago Rivas Camacho, decidió reorganizar su administración y régimen, mediante el traslado de responsabilidades administrativas de todo orden a la Intendencia Nacional del Chocó. En noviembre de 1947, la Intendencia es convertida en Departamento y 15 años después, mediante la Ordenanza Nº 8 del 19 de noviembre de 1962, de la Asamblea Departamental del Chocó, es creado el Municipio de Bahía Solano, que de Colonia había pasado a ser corregimiento del Municipio de Nuquí, del cual es segregado para que asuma su nueva condición municipal.

Como un sueño que se arrulla con cantos de yubartas y con una calidez suficiente para que estas ballenas –que hablan entre ellas como si fueran gente– viajen cada año miles de kilómetros para llegar hasta aquí a dar a luz a sus descendientes, ahí sigue la bahía de Solano y la antigua colonia, Ciudad Mutis -de cuya fundación, como estrategia de colonización del Pacífico colombiano y chocoano, para afirmar la soberanía ante los vecinos separados de Panamá e integrar la riqueza de sus recursos naturales a la economía nacional- se cumplieron 88 años el pasado 7 de agosto.[16]

Los 100 años del primer vuelo de la aviación comercial al Chocó y los 88 años de la fundación de la Colonia Agrícola de Bahía Solano son dos acontecimientos que transformaron la economía regional y la territorialidad del Chocó, al igual que marcaron nuevos rumbos en la relación institucional y económica de la región con Colombia, en la primera mitad del siglo XX.

La Huelga

Años después del acuatizaje del primer hidroavión, cuando ya los aviones aterrizaban en el aeropuerto El Caraño, se llevó a cabo en Quibdó la Huelga de Agua y Luz[17], el 22 de agosto de 1967, la cual marcó un hito en la historia de la protesta social de la segunda mitad del siglo XX en el Chocó. Habían transcurrido 10 meses del pavoroso incendio que el 26 de octubre de 1966 consumió casi íntegra la zona céntrica, comercial, residencial y oficial de Quibdó. Aún podían mirarse las ruinas y todavía había quienes escarbaban y lavaban en sus bateas la tierra agostada por aquel fuego casi imparable que ardió toda una noche y a la siguiente todavía humeaba. A nadie le cabía en la cabeza que, en una ciudad medio arruinada, capital de un departamento al que siempre le prometían de todo, no solamente hubieran sucumbido las esperanzas entre las llamas del incendio, sino que además no existieran servicios tan elementales como el de acueducto y luz eléctrica.

Después de 3 muertos, 7 heridos y 33 detenidos (13 de ellos menores de edad, es decir, menores de 21 años en aquel entonces) oficialmente registrados como efecto de aquella protesta abanderada por estudiantes y apoyada por algunos comerciantes; se necesitaron por lo menos cinco paros cívicos adicionales para que en Quibdó los niños dejaran de estudiar y leer con la luz de una vela; para que, en tiempos anteriores a la telefonía móvil, no fuera un lujo disponer de un teléfono en la casa o poder hacer una llamada de larga distancia desde Telecom; para que los estudiantes no tuvieran que hacinarse o amontonarse uno encima del otro en los salones del antiguo colegio de La Presentación, por falta de un campus universitario para la Universidad Tecnológica del Chocó; para que el tránsito entre el Atrato y el San Juan no dependiera de un vetusto ferry que, en la población de Yuto, trasladaba los carros de un lado a otro del río, cuyas crecientes cada tanto impedían el transbordo.

El Ekobio mayor

Manuel Zapata Olivella.
Centro Virtual Isaacs.
Archivo El Guarengue

A fines de agosto, igualmente, estaremos conmemorando casi medio siglo de la celebración de uno de los acontecimientos fundacionales del movimiento social afrocolombiano durante el último cuarto del siglo XX: el Primer Congreso de la Cultura Negra de las Américas, realizado en Cali, del 24 al 28 de agosto de 1977. Ideado, promovido y organizado por el Ekobio[18] mayor, Manuel Zapata Olivella, y su Centro de Estudios Afro-Colombianos, el congreso fue concebido como un escenario para “unificar las ideas y planteamientos sobre el origen, desarrollo y proyección de las culturas africanas en las Américas”, y como proceso “imprescindible” para que “la población negra, mulata y zamba de las Américas reclamara su identidad dentro de los contextos culturales americanos”[19].

Una ley histórica y un obispo comprometido

Portada de la edición especial de la Revista Por la Vida dedicada a la Ley 70 de 1993. Obispo Jorge Iván Castaño Rubio y su escudo episcopal. Fotos: Archivo El Guarengue.

Dieciséis años después del concurrido y memorable congreso de Cali, en un acto público celebrado en Quibdó el 27 de agosto de 1993, el entonces Presidente de la República de Colombia, César Gaviria Trujillo, sancionó, para su entrada en vigencia, la Ley 70 de 1993 o Ley de comunidades negras, cuya expedición había sido ordenada por el Artículo 55 Transitorio de la recientemente promulgada (julio de 1991) Constitución Política de Colombia.

Nacida en las entrañas de la selva, en las orillas de los ríos del Chocó y en las mares del Pacífico colombiano, la Ley 70 de 1993 cambió para siempre el panorama jurídico y político del reconocimiento, la garantía y el ejercicio de los derechos étnicos de las comunidades afrocolombianas, y constituye el mayor hito socio-jurídico en materia étnica durante por lo menos siglo y medio de la historia de Colombia.

Asociadas a los 30 años de la expedición de esta ley, se hallan dos conmemoraciones del obispo católico Jorge Iván Castaño Rubio, quien estuvo al frente de la jurisdicción eclesiástica de Quibdó durante 17 años (primero como vicario apostólico y después como obispo diocesano) y quien mucho tuvo que ver con el proceso que condujo a la expedición la ley 70 de 1993. El obispo Jorge Iván recibió su ordenación sacerdotal el 27 de agosto de 1961 y su consagración episcopal hace 40 años, el 6 de agosto de 1983.

El Chocó cada 7 días

Primera y última edición impresa de Chocó 7 días, y su última oficina en Quibdó. FOTOS: cortesía Chocó 7 días (1-2) y Julio César U. H. (3). 

También en este agosto de 2023, se cumplen veintiocho años de la circulación de la primera edición impresa del semanario Chocó 7 días, que fue voceado por vez primera en las calles de Quibdó el 7 de agosto de 1995. Fundado por Donaldo Antonio Cañadas Moreno, quien lo dirigió durante varios años, e Iván Cañadas Garrido, quien fue editor y director; Chocó 7 días publicó 1258 ediciones impresas, la última de las cuales correspondió a la semana del 20 al 26 de marzo de 2020, cuando comenzaba la pandemia de Covid-19, de la cual alcanzó a informar en su primera página. A partir de ahí, Chocó 7 días desapareció como impreso y en la actualidad circula únicamente en versión digital, bajo la coordinación de Jorge Salgado.

En el transcurso de sus 25 años de existencia como impreso, Chocó 7 días llegó a ser parte de la vida cotidiana de los quibdoseños. Como el pan caliente de las tardes, el pescado y el plátano de las mañanas o los limones y los lulos del mediodía, todos los viernes en las mañanas, por calles y barrios de Quibdó, Chocó 7 días era esperado con sus noticias, sus columnas de opinión, sus secciones históricas y culturales. Los editoriales de Donaldo Cañadas, la Columna de Mena Mena, Qué sabe usted del Chocó y El Chocó de ayer, marcaron una época entre los lectores de este semanario, de cuyo consejo editorial participaron en los primeros años chocoanos raizales como José Heliodoro Conto Alvarez, Carlos William Cuesta, Alfredo Cújar Garcés, Luis Eduardo Garcés Ferrer, Ely Gómez Ortega, Fausto Moreno Domínguez y Juancho Velasco Mosquera.

Francia

Foto: Twitter
@FranciaMarquezM

Finalmente, es de anotar con beneplácito que acabamos de celebrar el primer año de la primera vez en la historia nacional en el que una mujer negra -Francia Elena Márquez Mina- ejerce como Vicepresidenta de la República de Colombia. “No tengo la menor duda de que estamos en un momento histórico para la nación y, más vale, para la salud del país, que algunos empiecen a aceptar como la cosa más natural —así como han naturalizado el odio, el clasismo y el racismo— que una mujer negra, de orígenes rurales, de escasos recursos económicos, luchadora y de izquierda, puede ser la vicepresidenta de Colombia”, escribió el historiador Javier Ortiz Cassiani en marzo de este año[20].

Esta efeméride no es asunto de poca monta, pues la significativa presencia étnica, cultural, territorial, de género y de clase que encarna Francia Márquez irrumpe en un escenario de poder por primera vez en dos siglos de vida republicana de Colombia. Como lo expresó la escritora Carolina Sanín, en abril del año pasado, “…es posiblemente lo más emocionante que ha pasado, no en los últimos años de la política nacional, ni en las últimas décadas, sino en los últimos dos siglos de la política nacional”[21].

Colofón

Así las cosas, como lo hemos visto en este recorrido a través de una serie de hitos, aniversarios y efemérides que se celebran en este mes y que son parte del devenir del pueblo afrochocoano, afropacífico y afrocolombiano a lo largo del siglo XX; es como si la historia hubiera hecho su agosto para llenar de significados profundos nuestra memoria colectiva como región y como nación, y para recordarnos de paso que las conmemoraciones alimentan la conciencia histórica y la identidad, y por eso tienen mucho más que ver con la trascendencia de la solemnidad y los significados que con la vanidad del protocolo y las obligaciones.



[5] Ver en El Guarengue: Efemérides

[6] Ver en El Guarengue: Francia Elena

[7] Ver en El Guarengue: I have a dream

[10] Ver en El Guarengue: Dos periodistas ejemplares

[12] Díaz Cañadas, Gonzalo. HISTORIA DEL AEROPUERTO EL CARAÑO DE QUIBDÓ. En: https://volavi.co/aviacion/aeropuertos-colombianos/historia-aeropuerto-el-carano-quibdo-choco

[13] Sobre la historia de la aviación en el Chocó, se puede leer en El Guarengue “Tiquetes por las nubes. 100 años de aviación comercial en el Chocó”: https://miguarengue.blogspot.com/2022/01/tiquetes-porlas-nubes-100-anos-de.html

[14] Díaz Rodríguez, Justo. INFORME DEL JEFE DE LA SECCION DE COLONIZACIÓN. Julio 1936-julio 1937. Bogotá, julio 15 de 1937. En: Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio, 1937.

http://bibliotecadigital.agronet.gov.co/bitstream/11348/6120/2/0017-3.pdf  

[15] Decreto 925 de 1935 (mayo 22). Por el cual se establece una Colonia Agrícola, y se dictan varias disposiciones sobre funcionamiento de la misma. https://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Decretos/1191198

[16] Sobre la fundación de Bahía Solano, se pueden leer dos crónicas de El Guarengue: “La Colonia Agrícola de Bahía Solano” (https://miguarengue.blogspot.com/2020/08/lacolonia-agricola-de-bahia-solano.html) y “La Colonia Agrícola de Bahía Solano (2ª Parte)” (https://miguarengue.blogspot.com/2020/08/la-colonia-agricola-de-bahia-solano-2.html)

[17] Aunque actualmente hay quienes acostumbran llamar “paro cívico” a este movimiento de protesta, la denominación que sus organizadores le dieron y con la cual pasó a la memoria de quienes lo vivieron y a la historia de las protestas locales y regionales del Chocó es La Huelga o La Huelga de Agua y Luz.

[18] Ekobio es la palabra que la sociedad Abakuá, de Cuba, usa para referirse como hermanos o compañeros a los integrantes de su comunidad. Manuel Zapata Olivella la convirtió en expresión de despedida de todas sus cartas: antes de su firma, escribía Ekobio; tiempo después de que en su emblemática novela Changó, el gran putas la empleara para referirse a las personas negras sin nombrarlas como tales. En el Diccionario de Americanismos, de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Ecobio significa: Amigo íntimo o de confianza.

[19] Motivación del Congreso. En: OpenEdition Journals.  https://journals.openedition.org/slaveries/5485

[20] Francia Márquez y los impensables históricos. Javier Ortiz Cassiani. El Espectador, 31 de marzo de 2022. https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/javier-ortiz/francia-marquez-y-los-impensables-historicos/

[21] Carolina Sanín. Francia Márquez y la posibilidad de un discurso político con significado. Revista CAMBIO, 2 de abril 2022.

2 comentarios:

  1. Victor Raul Mosquera Garcia14 de agosto de 2023, 4:11 p.m.

    Gracias, Julio César, por su aporte en difundir la vida de estos prohombres Chocoanos.

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  2. Ekobio, amigo, como siempre, escribiendo para reconocer lo valioso de tu gente chocoana. Me gustó la protesta de agua y luz, la historia del primer antropólogo afro, recordar la figura de Francia, como un hecho que se hace contundente, por la lucha de dos siglos. Buena Julio.

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