lunes, 31 de agosto de 2020


Historia del Platino
Robert Wokittel
Geólogo Minero
1961

Almocafre, herramienta de uso tradicional 
en la minería artesanal del Pacífico colombiano.
Fuente: https://coleccionetnograficaicanh.wordpress.com
/2017/01/08/almocafre-etnia-comunidad-afrocolombiana-2/

A finales del siglo XIX y hasta comienzos del siglo XX, el campesinado chocoano y de otros sitios del Pacífico colombiano consideraba “oro biche” al platino, por lo cual era frecuente que en sus labores de mazamorreo lo desecharan, lo devolvieran al río para que terminara de convertirse en oro o lo vendieran en el pueblo a precio de ganga. ¿Cómo se pasó de esta situación a un escenario en el que el platino devino en uno de los metales preciosos más valiosos, llegando incluso a tener -durante varios años- un costo de mercado mayor que el oro? 

Por su importancia histórica, El Guarengue les ofrece esta Historia del Platino, extractada de un artículo más extenso[1] del Doctor “Robert Wokittel (1886-1970), quien estuvo vinculado a la Escuela Nacional de Minas de Medellín por 11 años, desde 1926 hasta 1937. Una vez finalizó sus actividades con esta institución se dedicó a realizar estudios sobre geología económica en el territorio colombiano por casi 45 años; trabajos que realizó para diferentes instituciones del Estado. Su trabajo, durante los once años de docencia en la Escuela, se enfocó inicialmente en el cuidado y mejoramiento de los Laboratorios de Geología, Mineralogía, Hidrocarburos y Beneficio de Minerales, al mismo tiempo que en la docencia de las asignaturas de Mineralogía II, Mineralogía Microscópica, Geología I, Geología II, Explotación de Minas, Beneficio de Minerales, Geología Práctica e Hidrocarburos I y II[2].

El prestigioso ingeniero chocoano Ramón Mosquera Rivas, quien fuera Gobernador del Departamento del Chocó en 1966 y uno de los más prolíficos pensadores del desarrollo de la infraestructura regional, se graduó en 1935 en dicha Escuela de la Universidad Nacional, donde fue alumno de Wokittel, quien asesoró y presidió su Tesis de Grado, titulada El Istmo de San Pablo, y bajo cuya dirección participó en la famosa excursión científica al Chocó (1934), que dio origen a su tesis.[3]

Batea de uso tradicional en minería artesanal.
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=SKUA4u52QRk

El platino era conocido y usado en América del Sur en el tiempo precolonial, pues en tumbas indígenas en Esmeraldas (Ecuador) se han encontrado joyas de oro con platino. No existen datos sobre el procedimiento usado en la fabricación de éstas. La primera noticia de este metal, encontrado en minas de oro del Darién en el Nuevo Mundo (Nueva Granada) y considerado como infusible e inútil, la da Julio César Scalinger en 1557. Mucho más tarde, en 1720, se menciona en Popayán el empleo de azogue aplicado a la separación de oro y platino, que probablemente provino del Chocó. Este distrito figura entre las primeras regiones auríferas descubiertas por los españoles, y fue descrito en 1513 por Vasco Núñez de Balboa en sus memorias de viajes. Las hostilidades de las tribus guerreras impidieron su desarrollo minero hasta la segunda mitad del siglo XVII. En 1735 menciona Antonio de Ulloa el platino del Chocó como mineral que desvaloriza el oro explotado en los aluviones. Por su semejanza con la plata y para clasificarlo como metal de poco valor se le dio el nombre de platina y más tarde el de platino. Considerando este metal como inútil y para evitar falsificaciones de la plata, la Corona en 1778 ordenó consignar en las cajas reales todo el platino que se sacase, pero sin retribución alguna. Diez años más tarde se pagaron por cuenta de Su Majestad 2 pesos por cada libra de platino. En estos diez años se recogieron en Cauca (Popayán) y el Chocó, por las cajas reales, más de 2.000 kgs de platino, los cuales fueron arrojados distintivamente, por oficiales reales, en presencia de testigos, en los ríos Bogotá y Cauca, y otra parte fue enterrada en el Chocó. Fuera de esto se botaron grandes cantidades de platino por los mismos mineros, sin presentarlas a las cajas reales, o se vendieron a extranjeros que pagaban mejores precios, pues en Europa se prestó desde 1748 alguna atención a este metal a raíz de estudios científicos de sus propiedades físicas y químicas. Apenas al principio del siglo XIX se dio aplicación al platino para recipientes para la concentración de ácidos sulfúricos, y en el año de 1809 se fabricó para tal fin el primer crisol de 12 kgs de peso.

Colombia fue el único productor de platino hasta el año de 1819, cuando se descubrieron los aluviones platiníferos de los Urales (Rusia), los cuales en poco tiempo cobraron mayor importancia que los de Colombia. En Rusia, para fomentar la minería, se acuñaron en 1828 hasta 1830 monedas de platino de 3,6 y 12 rublos. Pero debido a los grandes cambios de precio de este metal, las monedas no fueron bien recibidas y en 1845 se retiraron de la circulación. Sobrevino entonces una fuerte crisis para la minería de platino en Rusia. Poco a poco se inventaron nuevos usos para el platino en la industria química, en la electricidad, para joyas, en la dentistería, etc., por lo cual la producción de Rusia fue aumentando hasta más de 6.000 kg en el año 1911. Durante la primera guerra mundial y principalmente debido a la destrucción de las dragas y minas en la revolución comunista, disminuyó la producción rusa rápidamente hasta unos 300 kgs en 1921. A raíz de estos acontecimientos se concentró el interés mundial por el platino a los aluviones de Colombia, principalmente del Chocó, que fueron entre los años de 1917 hasta 1923 las principales fuentes mundiales de este metal.

Pozo exploratorio de platino en los Montes Urales, Imperio Ruso, a principios del siglo XX.
Foto: Veniamin Metenkov.

Esta situación y los aumentos de los precios del platino de 50 a 115 dólares por una onza Troy (31.1 gr) dieron un notable empuje a la minería de platino y produjeron una era de prosperidad de grandes proporciones. En esta época se efectuaron mayores exploraciones y se iniciaron explotaciones mecanizadas (dragas) en mayor escala. Mineros y compañías se dedicaron a buscar el platino botado y enterrado en el tiempo de la Colonia, rompiendo calles y destruyendo casas en Quibdó y otros puntos; reconstruyéndolas después se obtuvieron en estas operaciones buenas ganancias. La producción de platino subió de 526 kgs. en 1914 a 1.608 kgs. en 1924.

A raíz de la notoria escasez de platino se hicieron también en otras partes del mundo mayores exploraciones de aluviones y de yacimientos primarios, principalmente en África del Sur y en Canadá. Los estudios dieron muy buenos resultados. Canadá empezó en 1920 a aumentar la producción de platino como subproducto de la minería de níquel y cobre. En África del Sur se explota el platino de rocas ultrabásicas y como subproducto de la minería de oro desde 1925. Estos dos países, con una extracción anual de 12 toneladas cada uno, son hoy los principales productores de platino y de sus metales afines. Más tarde empezó a intensificarse la insignificante explotación de platino (15 kgs. en 1913) en los Estados Unidos. Su producción proveniente de aluviones y refinerías de oro y cobre fue de 775 kgs. en 1956. La producción anual de Rusia Soviética se estima hoy en 3 toneladas.

Desarrollo de la minería de platino en Colombia.

La minería del platino no pudo prosperar en el tiempo colonial, debido al bajo valor que tenía este metal y al desprecio que se le dio en esa época. Su explotación se efectuó forzosamente en los aluviones aura-platiníferos del Chocó al extraer el apreciado oro; el platino fue botado o vendido a precios mínimos. Con la Independencia y debido a la importancia que cobró el platino, al encontrársele varias aplicaciones (en la industria, en la joyería, en la dentistería y en las casas de moneda) empezó a manifestarse un mayor interés por los yacimientos de oro y platino del Chocó, que tenían fama mundial a raíz de unos resultados temporales extraordinarios obtenidos en su explotación a mediados del siglo XIX. Atraídos por su legendaria riqueza, se internaron grupos de nacionales y extranjeros (gente seria y aventureros) en la selva chocoana, los unos con sencillas herramientas, los otros con modernos equipos de esa época (monitores y canalones, bombas de succión, buzos y pequeñas dragas). Los resultados obtenidos hasta principios del siglo XX por las diversas expediciones no fueron, en resumen, muy satisfactorios, lo que se debe a la inclemencia del clima, inexperiencia de los empresarios, defectos técnicos de los equipos, etc. Al fin y al cabo, resultó el equipo criollo como el más práctico y seguro, principalmente la batea manejada por los negros del Chocó, más resistentes al clima que los empresarios blancos.

El desarrollo moderno de la minería de platino del Chocó se inició como consecuencia de las exploraciones hechas desde 1889 por Henry Granger y de las iniciativas del general Castillo, quien consiguió en 1907 concesiones mineras en el río Condoto. La escasez de platino que se presentó durante la primera guerra mundial (desde 1914) dio un gran empuje al respecto. Granger instaló en 1906 una pequeña draga en el río Atrato cerca de Quibdó, que naufragó.

Ruinas del campamento de la Chocó-Pacífico. Andagoya, noviembre 2019.
Foto: Julio César U. H.

Castillo, al no obtener resultados satisfactorios con un pequeño montaje hidráulico, vendió su concesión a la Anglo-Colombian Development Co., subsidiaria de la Consolidated Gold Field Co. de Inglaterra. Esta compañía levantó en 1912 un campamento en Andagoya y trajo en 1913 una draga que empezó a trabajar en 1915 en el río Condoto. En seguida surgieron protestas y oposiciones de Granger, respaldado por la Pacific Metal Co. de Nueva York, y de otros, quienes habían conseguido en el mismo terreno títulos mineros anteriores a la entrada de la Concesión Castillo. El lío fue arreglado por negociaciones de la Anglo-Colombian Development Co. y la Pacific Metal Company, fundándose al respecto en los Estados Unidos la South American Gold and Platinum Company, que a su vez formó para las operaciones en el Chocó una subsidiaria, la Compañía Minera Chocó-Pacífico. Esta compañía, la principal productora de platino y de oro del Chocó, instaló en 1920 la segunda draga, en 1923 la tercera, en 1932 la cuarta, en 1937 con otra compañía la quinta, y en 1938 la sexta draga.

En las dragas se cambió posteriormente el equipo de calderas (combustibles: leña y aceite) y de motores Diesel por el de motores eléctricos que reciben su fuerza de una amplia red eléctrica. Para tal fin y con la obligación de suministrar energía a los Municipios vecinos, la compañía construyó en los años de 1922 a 1923 una central hidroeléctrica en La Vuelta, en el curso bajo del río Andágueda. Dos turbinas con sus generadores, instalados en 1923 y 1928, tienen capacidades de 1.000 kw. cada una. Más tarde se instalaron en Andagoya, el centro de administración de la Chocó-Pacífico, varios generadores eléctricos movidos por motores Diesel. Las dragas fueron reformadas para darles mayores capacidades de explotación y mejores condiciones de recolección de oro y platino; tienen hoy capacidades de 100.000 a más de 300.000 yardas cúbicas por mes cada draga. Aparte de las dragas, la compañía trabaja en menor escala con equipos hidráulicos (monitores y elevadores).

Poco después de la compañía Chocó Pacífico se instaló en la región de Condoto la British Platinum and Gold Corporation. Entre las dos empresas surgieron varios pleitos sobre títulos mineros que por decisiones de la Corte Suprema fueron ganados en su mayor parte por la Chocó-Pacífico. Así a la compañía inglesa le quedaron sólo áreas muy limitadas para explotar. Ella operó en los años de 1921-1927 una pequeña draga cerca de Opogodó, durante poco tiempo otra draga en Bazán, cerca de Condoto, y suspendió sus actividades en 1927.

En 1925 se organizó la Neguá Company (inglesa) con un pequeño capital. Inició operaciones con dos dragas de succión muy pequeñas en el tributario meridional del río Neguá, unos 15 km. arriba de su confluencia con el río Atrato. El producto es principalmente oro.

La mecanización en mayor escala de la explotación de los aluviones, iniciada en 1915 con la primera draga grande y continuada con las instalaciones de 5 potentes dragas más, significa un valioso progreso de la minería del Chocó, que se debe a las iniciativas y a la organización de la Compañía Minera Chocó-Pacífico. Esta empresa, con sus equipos, su organización y sus reservas de aluviones, está capacitada para producir grandes cantidades de platino y oro por muchos años.

Con la modernización de la minería, que permite explotaciones de grandes masas con bajos costos por unidad, era de esperarse que se formara una especie de monopolio de las compañías potentes para el platino. Sin embargo, se presenta en el Chocó el caso muy interesante de que, aun al aumentarse la producción de la Chocó-Pacífico, pequeñas empresas y los mazamorreos producían, y producen, con elementos muy rudimentarios, la misma o mayor cantidad de platino que las dragas. Estimativamente se dedican en el río San Juan y en sus tributarios unas 25.000 personas (hombres y mujeres) a las tareas de mazamorreo. Sus herramientas son: la batea, la batelta o el cacho, la pala, el almocafre, el barretón y últimamente la batea mecánica "Denver" (cuna minera).

Robert Wokittel y egresados de 1935 de la Escuela Nacional de Minas,
durante una excursión científica en las montañas de Santander.
Fuente: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-36302017000200055#B3



[1] Wokittel, Roberto. En: Geología Económica del Chocó. Bibliografía Geológica – Minera del Chocó. Publicado en Boletín Geológico, Vol. VII Nos. 1-3, páginas 119-162. Informe Nº 1.275. Servicio Geológico Nacional. Bogotá, 1961.

[2] Yohana Josefa Rodríguez-Vega, Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona. La enseñanza de la geología en la Escuela Nacional de Minas de Medellín, 1910-1937. Boletín de Ciencias de la tierra, Nº 42, Medellín, enero-julio 2017.

[3] Sobre el ilustre Doctor Mosquera Rivas y sus estudios de geología, en El Guarengue, “Confluencias”:

lunes, 24 de agosto de 2020


3 textos de Eduardo Galeano[1]

1711
Murrí 
No están nunca solos

También hay indios cimarrones. Para encerrarlos bajo el control de frailes y capitanes, se fundan cárceles como el recién nacido pueblo de Murrí, en la región del Chocó.

Aquí llegaron hace tiempo las inmensas canoas de blancas alas, buscando los ríos de oro que bajan de la cordillera; y desde entonces andan huyendo los indios. Una infinidad de espíritus los acompaña peregrinando por la selva y los ríos.

El hechicero conoce las voces que llaman a los espíritus. Para curar a los enfermos, sopla su concha de caracol hacia las frondas donde habitan el pecarí, el pájaro del paraíso y el pez que canta. Para enfermar a los sanos, les mete en un pulmón la mariposa de la muerte. El hechicero sabe que no hay tierra, agua ni aire vacíos de espíritus en las comarcas del Chocó.


1711
Palenque de San Basilio 
El rey negro, el santo blanco 
y su santa mujer

Hace más de un siglo, el negro Domingo Bioho se fugó de las galeras de Cartagena de Indias y fue rey guerrero de la ciénaga. Huestes de perros y arcabuceros lo persiguieron y le dieron caza y varias veces Domingo fue ahorcado. En varios días de gran aplauso, Domingo fue arrastrado por las calles de Cartagena, amarrado a la cola de una mula, y varias veces le cortaron el pene y lo clavaron en alta pica. Sus cazadores fueron premiados con sucesivas mercedes de tierras y varias veces les dieron títulos de marqueses; pero en los palenques cimarrones del canal del Dique o del bajo Cauca, Domingo Bioho reina y ríe con su inconfundible cara pintada.

Los negros libres viven en estado de alerta, entrenados para pelear desde que nacen y protegidos por barrancos y despeñaderos y hondos fosos de púas venenosas. El más importante de los palenques de esta región, que existe y resiste desde hace un siglo, tendrá nombre de santo. Se llamará San Basilio, porque pronto llegará su efigie desde el río Magdalena. San Basilio será el primer blanco autorizado a entrar. Vendrá con mitra y bastón de mando y traerá una iglesita de madera con mucho milagro adentro. No se asustará del escándalo de la desnudez ni hablará jamás con voz de amo. Los cimarrones le ofrecerán casa y mujer. Le conseguirán una santa hembra, Catalina, para que en el otro mundo Dios no le dé por esposa una burra y para que juntos se disfruten en esta tierra mientras estén.


Foto: Julio César U. H.

1865
Washington
Homenaje

¿Cuántos negros han sido ahorcados por robar un pantalón o mirar a los ojos a una mujer blanca? ¿Cómo se llamaban los esclavos que hace más de un siglo incendiaron Nueva York? ¿Cuántos blancos han seguido las huellas de Elijah Lovejoy, cuya imprenta fue arrojada por dos veces al río y que murió asesinado en Illinois, sin que nadie fuera por ello perseguido ni castigado? La historia de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos ha tenido infinitos protagonistas, negros y blancos. Como estos:

John Russwurm y Samuel Cornish, que hicieron el primer periódico de los negros, y Theodore Weld, que fundó el primer centro de enseñanza superior que admitió mujeres y negros.

Daniel Payne, que logró mantener abierta durante seis años su escuela para negros en Charleston, y Prudence Crandall, maestra cuáquera de Connecticut, que por recibir en su escuela a una niña negra perdió a sus alumnas blancas y fue insultada, apedreada y encarcelada; y hubo cenizas donde su escuela había estado.

Gabriel Prosser, que buscó la libertad para sus hermanos en Virginia y encontró la horca para él, y David Walker, por cuya cabeza pagaban diez mil dólares las autoridades de Georgia, y que andaba por los caminos anunciando que matar a un hombre que te está arrancando la vida es como beber agua cuando tienes sed, y que eso dijo hasta que desapareció o fue desaparecido.

* Nat Turner, que en un eclipse de sol vio escrita la señal de que los últimos serían los primeros y se volvió loco de furia asesina, y John Brown, barba de cazador, ojos en llamas, que asaltó una armería de Virginia y desde un depósito de locomotoras plantó batalla a los infantes de marina y después se negó a que su abogado lo declarara loco y caminó dignamente hacia la horca.

William Lloyd Garrison, fanático enemigo de los ladrones de hombres, que fue paseado por las calles de Boston con una soga al cuello, y Henry Garnet, que en el templo predicó que peca contra Dios el esclavo resignado, y Henry Ward Beecher, clérigo de Brooklyn, que dijo que en ciertos casos un rifle puede ser más útil que la Biblia, por lo que las armas enviadas a los esclavos del sur pasaron a llamarse biblias de Beecher.

Harriet Beecher Stowe, en cuya cabaña del tío Tom muchos blancos fueron incorporados a la causa, y Frances Harper, poeta, que encontró las palabras necesarias para maldecir al poder y al dinero, y Solomon Northup, esclavo de Louisiana que pudo difundir el testimonio de la vida en las plantaciones de algodón desde que suena el cuerno antes del alba.

Frederick Douglass, esclavo fugitivo de Maryland, que en Nueva York convirtió en acta de acusación el pregón del Día de la Independencia y proclamó que la libertad y la igualdad sonaban a hueca parodia.

Harriet Tubman, campesina analfabeta, que organizó la fuga de más de trescientos esclavos por el camino de la estrella polar hacia Canadá.





[1] En: Memoria del fuego II. Las caras y las máscaras. Siglo XXI editores. Decimocuarta edición (cuarta de España), junio de 1990. 270 pp.

lunes, 17 de agosto de 2020


La Colonia Agrícola de Bahía Solano (2ª Parte)
Foto: Sebastián Valoyes. En: https://www.facebook.com/BahiaSolanoAlDia/photos/a.1449493215357892/2176166936023846/

Largas como sus días son las noches del Director de la Colonia, Don Carlos Villegas Echeverri, y de sus coequiperos más cercanos, el Señor Villamizar –Contador, Pagador, Jefe del Comisariato– y el Doctor Carlos Alvarado Acosta, Médico de la Colonia. Y son más oscuras de la cuenta, pues aún no conocen tanto el lugar como para ver en la penumbra o en las tinieblas, de modo que las siluetas y las sombras no pasan de ser para ellos más que figuras de formas vagas, irreconocibles, misteriosas.

Pero, no hay sombras sin luces, piensa el Señor Villegas en esta noche de marzo de 1937, mientras contempla deslumbrado, desde el porche de su habitación en el Edificio de la Dirección, el prodigio de una luna llena que no solamente parece ocupar completamente la apacible bahía de Solano, sino que casi se podría agarrar con las manos para traerla hasta acá y seguir iluminando con ella el lugar, mientras una nueva planta eléctrica –prometida por el Director de Aviación de la Fuerza Aérea, Capitán Enrique Julio Santamaría Manccini– llega desde Palanquero, a un poco más de 300 kilómetros en línea recta de aquí. Porque, “a pesar de todos los gastos de reparación y de los repuestos enviados” por el Ministerio de Agricultura y Comercio y otros adquiridos por la Dirección de la Colonia para la planta eléctrica original, “no se han obtenido los resultados que se deseaban, estando, a la fecha, la fundación sin luz[1].  

El Doctor Alvarado, entre tanto, agradece la templanza y la clemencia del clima de esta noche. Piensa en lo favorable que este tipo de ambientes resultan para la salud de los colonos y para los funcionarios que allí pasan temporadas largas. De hecho, acaba de escribir, a la luz de una lámpara Coleman y como parte de un informe que pronto entregará al Director, que “la mortalidad hasta el presente ha sido nula entre los colonos” y “entre los nativos se han presentado cuatro defunciones[2]. Una conclusión que saca después de ajustar las cifras de sus registros médicos, los cuales revisa una y otra vez hasta que se siente seguro de que –como se lo transmitirá días después al Director– el mal clima y la insalubridad de esta comarca no son más que leyendas. No obstante, riguroso y serio como es en asuntos profesionales, durante los días subsiguientes –en los ratos que le deje la atención de los colonos– el médico Alvarado volverá a revisar una y otra vez, por precaución, sus cifras y sus conclusiones; no vaya a ser que resulten siendo un exceso dictado por la euforia que –según aseguran los nativos– es producida por los plenilunios, como el de esta noche de marzo.

El Señor Villegas rememora –y ello le produce la satisfacción del deber cumplido– que “la fundación de este puerto y su colonia se iniciaron en selva virgen, el 7 de agosto de 1935[3], hace 19 meses; es decir, menos de tres meses después de expedido el decreto que creó la Colonia y que lo nombró en este cargo. Aún recuerda la ceremonia inaugural, especialmente el sentimiento tan hondo con el que fue cantado el Himno Nacional, así como el entusiasmo y el compromiso de todos los presentes. Mirando cada techo que brilla bajo la luna y los trazos casi de dibujo del contorno de la bahía, le parece mentira que ya haya tanta edificación levantada, tanto desmonte concluido, tanta cosecha tan abundante y promisoria en calidad y valor monetario. 95 hectáreas han sido desmontadas en el área urbana, 517 hectáreas y media han sido desmontadas en el área rural. El Agrónomo Nacional calcula en 805 las hectáreas cultivadas, siendo la diferencia “el área de cultivos viejos de los nativos de estas regiones[4].

El habilitado Pagador, por su parte, también agradece, cómo no, la bondad del clima de esta noche y la ñapa de la peculiar belleza del panorama que tiene a la vista. Está ocupado en la revisión del debe, el haber y el saldo, que ha de entregarle completamente ajustados al Director para la rendición de cuentas mensual y para el informe que pronto deberá entregar al Ministerio. Se sorprende, porque le parece baja la cifra –y se promete a sí mismo que mañana la revisará con la luz del día–, del valor total del avalúo de los bienes raíces de la Colonia que en este año y medio largo han sido construidos: el edificio de la Dirección, la casa del médico y botica, el edificio del comisariato, la casa para colonos, el edificio para hospital, el campamento para obreros, el edificio para oficina central, radio y talleres, el kiosco restaurante de obreros y colonos, la habitación de su ayudante, la casa de la escuela de la colonia (antigua botica), la caseta para el motor del radio, la caseta para semillas, la cárcel y la casa para habitación del comandante de la guarnición; catorce edificios cuyos acabados “de madera machihembrada y cepillada; techo metálico y especificaciones varias[5] fueron terminados en los últimos seis meses. $22,946.73 es la cifra que le arroja el inventario[6]; a la cual habrá de sumarle $2,500 gastados en varios viaductos auxiliares de carácter transitorio y en un puente para unir los sectores oriental y occidental del área urbana, separados por el río Jella; puente que, “recién terminado, se le cayó al ingeniero que lo construyó”. Por lo cual, “posteriormente, en agosto y septiembre del año pasado, la dirección empezó su reconstrucción, habiendo durado en perfecto estado de conservación hasta la fecha, con las siguientes especificaciones: sistema rígido, ocho columnas dobles de anclaje, con cimientos reforzados en el lecho del río, dos torres terminales y anclas de hormigón, con una longitud total de 83 metros. El sistema colgante ideado por el ingeniero fue un error que costó mucho dinero; la construcción actual ha resistido todas las avenidas del río y quedó con una capacidad neta mayor de 2,600 kilos[7].

El Médico de la Colonia mira sus registros de enfermedades y tratamientos impartidos. En los últimos seis meses, ha administrado tratamientos contra el paludismo primario, crónico y pernicioso a 247 colonos y 194 nativos, con mortalidad de un solo paciente. Piensa en lo curioso que resulta que la cura del paludismo, que es hasta ahora el mal más frecuente entre la población, sea originaria de tierras como esta: quizás haya cierto grado de justicia divina en el hecho de que al lado de una enfermedad tan grave como el paludismo se halle su cura, en la corteza de la quina, que, según leyó la última vez que pudo leer literatura médica actualizada –antes de viajar hacia acá para reemplazar a su antecesor, el Doctor Carlos Vela– está a punto de ser definitivamente sintetizada químicamente y depurada en sus presentaciones y dosis por la industria farmacéutica.

Foto: Bahía Solano al día.
En: https://www.facebook.com/BahiaSolanoAlDia/photos/a.1449493215357892/2176166936023846/

Menos letal y más controlable que el paludismo le parece al médico la uncinariasis, enfermedad de la cual ha tratado a 133 colonos y a 111 nativos entre noviembre de 1936 y mayo de 1937, y cuyo combate directo –mediante la educación en hábitos de alimentación e higiene– es una de las tareas que aspira a adelantar en la Colonia. Pero, tanto como el paludismo lo preocupa el pian[8], que en el lapso de sus registros ha atacado a 181 nativos y a 9 colonos. Completan los datos del médico 140 casos de infecciones diversas, 3 de ofidismo, 3 de flegmones y 1 de tuberculosis meníngea, en cada uno de los cuales se presentó un caso de mortalidad. A pesar de sus preocupaciones, luego de constatar que no está tan tarde y que puede aún trabajar un rato, aprovechando el clima y la luna llena, el Doctor Carlos Alvarado Acosta, Médico de la Colonia Agrícola de Bahía Solano, decide redactar de una vez una de sus conclusiones finales, en un párrafo que a esa hora considera preliminar; pero, que al otro día decidirá dejar como definitivo, al punto que quedará incluido en el informe del Director, bajo el subtítulo “La leyenda del mal clima”.

Haciendo referencia a aquellos datos que ha recabado de sus registros de consulta y atención médica, el párrafo conclusivo que escribe el Médico Alvarado aquella noche de marzo de1936 dice: “La estadística anterior pone de relieve una verdad: Que, a pesar de las condiciones deficientes de lucha bajo el punto de vista sanitario, el clima de la colonia es bueno, típicamente bondadoso. El paludismo en forma común, inherente a todas las regiones del trópico, no justifica ni justificar puede la leyenda de insalubridad de esta faja ribereña al mar, refrescada por tres poderosos ventiladores sanitarios, los vientos reinantes, con aguas purísimas en abundancia y cuyas condiciones mejoran de día en día[9].

Días y noches, con luna o sin ella, trabajan el Director y sus compañeros en la elaboración del Informe de la Colonia Agrícola de Bahía Solano referente al periodo que va desde su fundación en 1935 hasta ahora, cuyos datos él consolida y de cuya redacción se encarga. La recompensa llega: cuatro meses después, este informe, a diferencia de los de otras colonias, es reproducido íntegramente en la Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio correspondiente al año 1937, que se publica en Bogotá. El país conoce, pues, de primera mano los detalles sobre la colonización de las diversas zonas de la bahía, las áreas destinadas a cultivos, los desmontes, las labores adelantadas en la fundación del puerto, los materiales en depósito y las herramientas agrícolas disponibles, estadísticas sobre agricultura, comercio, cabotaje y funcionamiento del comisariato, los avances de los planes del aeropuerto, el correo y las escuelas, las casas rurales y otros estímulos a los colonos, las perspectivas industriales futuras y el plan urbanístico de la población que a la orilla del mar está creciendo, el censo de población y el transporte de pasajeros en los barcos Chocó y Carabobo.

En general, el Director de la Colonia no puede estar más satisfecho. Logros como una cosecha agrícola que el año pasado, 1936, ha alcanzado un valor de $16,000 y que incluye 132 toneladas y 7 quintales de arroz, más 20 arrobas de cacao embarcadas en Ciudad Mutis con destino a Cali, no son cosa de poca monta. Además de los cultivos de banano, plátano, maíz, yuca, caña, hortalizas y hasta 240 matas de café. Sus preocupaciones por las vías de penetración del país hacia Bahía Solano también están escritas en el informe, incluyendo dos que, a muchos, pero no al señor Villegas como Director de la Colonia, les parecen veleidades y entelequias: la vía “Solano-Atrato” y el Cable “Bolombolo-Solano”.

Foto: Bahía Solano al día

El carácter nacional de la Colonia Agrícola de Bahía Solano se mantuvo hasta el año 1943, ocho años después de decretada su creación, cuando el segundo gobierno del Presidente Alfonso López Pumarejo, mediante el Decreto 963, firmado también por el entonces Ministro de Economía Nacional, Santiago Rivas Camacho, decidió reorganizar su administración y régimen, mediante el traslado de responsabilidades administrativas de todo orden a la Intendencia Nacional del Chocó.

Esta decisión del Gobierno Nacional, como se expone en los considerandos del decreto 963 del 18 de mayo de 1943[10], se fundamenta en que, durante los 8 años transcurridos, el funcionamiento de la Colonia “ha dado origen a núcleos de población ya organizados y florecientes como el denominado Ciudad Mutis” y se han abierto “nuevos campos a la actividad agrícola de los colonizadores”. De modo que, “con los establecimientos que tiene fundados y los instrumentos de crédito y fomento establecidos en Bahía de Solano, ya es posible al Ministerio de Economía Nacional encomendar a otros organismos la continuación de la obra de colonización allí emprendida”, siendo la Intendencia Nacional del Chocó “la entidad más capacitada para continuar ejerciendo una vigilancia, control y dirección de la Colonia”, “no solo por estar ubicada en la jurisdicción, sino también por la facilidad de administración, y por el mismo interés que tiene la Intendencia del Chocó en incorporar al régimen de su administración los núcleos de población organizados dentro de su territorio”. Considera el gobierno que, “por todo lo anterior, es conveniente que los núcleos de población establecidos dentro de la zona delimitada […] se incorporen ya a la administración de la Intendencia del Chocó”; ya que, adicionalmente, “con ello se obtiene economía en los gastos de administración de las colonias ya establecidas, lo que permitirá incrementar otras y fomentar nuevos centros de colonización”.

Así las cosas, a partir del Decreto 963 de 1943 (mayo 18), la Intendencia Nacional del Chocó quedó facultada para designar nuevos funcionarios que recibieran la gestión a los funcionarios nacionales salientes, los cuales irían “cesando en sus funciones a medida que vayan haciendo entrega de sus dependencias a los que tenga a bien designar la Intendencia Nacional del Chocó”[11]. Igualmente, la Intendencia tiene la potestad de reorganizar, si así lo estima conveniente, el funcionamiento de la Colonia. Por ello, como lo dispone el artículo 3º del decreto 963 de 1943, “para el mejor desempeño de la misión que se confía a la Intendencia del Chocó, el Ministro de la Economía Nacional le hará entrega por riguroso inventario de los almacenes de Comisariato y materiales, del Fondo Rotatorio de Ganado, con todos sus semovientes y de los edificios, anexidades y dependencias del Ministerio de la Economía Nacional, tales como el aserrío, maquinaria, trilladora, plantas eléctricas, acueducto; y en fin de todas y cada una de las obras, edificaciones o materiales existentes al tiempo de la entrega”[12]. El Gobierno Nacional utilizará los recursos que quedan disponibles como producto de este cambio de régimen para el fomento de nuevas acciones de colonización en otros lugares del país.

Como se establece en el artículo 8º, la Intendencia deberá consultar previamente con el Ministerio de la Economía Nacional los nuevos reglamentos que decida adoptar para la Colonia; y (artículo 9°) “el Ministerio de la Economía Nacional continuará inspeccionando la Colonia, y caso de que su administración por la Intendencia del Chocó no dé los buenos resultados que se buscan o que ésta contravenga los fines de colonización, el Gobierno por conducto del Ministerio de la Economía Nacional podrá reasumir su administración y dirección. En este evento la Intendencia le hará entrega de los mismos bienes cuya administración se le confía”. Lo cual no ocurrió, pues cuatro años y medio después, en noviembre de 1947, la Intendencia es convertida en Departamento y 15 años después, mediante la Ordenanza Nº 8 del 19 de noviembre de 1962, de la Asamblea Departamental del Chocó, es creado el Municipio de Bahía Solano, que de Colonia había pasado a ser corregimiento del Municipio de Nuquí, del cual es segregado para que asuma su nueva condición.

En septiembre de este año 2020 se cumplirá medio siglo de un terremoto desolador, que quienes vivieron llegaron a creer que acabaría para siempre con aquel poblado que desde siempre ha sido un proyecto. Pero, no, ahí sigue Bahía Solano, como un sueño que se arrulla con cantos de yubartas y con una calidez suficiente para que estas ballenas –que hablan entre ellas como si fueran gente– viajen cada año miles de kilómetros para llegar hasta aquí a dar a luz a sus descendientes.

Departamento del Chocó y Municipio de Bahía Solano.




[1] Villegas Echeverri, Carlos. Informe del Director de la Colonia Agrícola de Bahía Solano. En: Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio. Tomo II. Tierras y Aguas. 1937. 319 pp. Pág. 237.

[2] Ibidem. Pág. 253.

[3] Villegas Echeverri, Carlos. Informe del Director de la Colonia Agrícola de Bahía Solano. En: Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio. Tomo II. Tierras y Aguas. 1937. 319 pp. Pág. 231.

[4] Ibidem, pág. 233.

[5] Ibidem, pág. 235.

[6] La tasa de cambio del dólar en Colombia en el año 1937 era de $1.02 por un dólar. Es decir que el avalúo en mención equivaldría a COL$81.593.276,5; con una tasa de cambio de 3.627 pesos por dólar a 17 de agosto de 2020.

[7] Ibidem.

[8] Sobre las características y alcances de esta enfermedad, se puede leer: Organización Mundial de la Salud, OMS. Pian. En: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/yaws

[9] Villegas Echeverri, Carlos. Informe del Director de la Colonia Agrícola de Bahía Solano. En: Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio. Tomo II. Tierras y Aguas. 1937. 319 pp. Pág. 254.

[10] Todas las citas textuales incluidas en este párrafo son tomadas de: Decreto 963 de 1943 (mayo 18). Por el cual se reorganiza la administración y el régimen de la Colonia Agrícola de Bahía Solano. En: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Decretos/1197735

[11] Ibidem, artículos 1º y 6º.

[12] Ibidem, artículo 3º.

lunes, 10 de agosto de 2020


La Colonia Agrícola de Bahía Solano
Paisaje de Bahía Solano. Foto: Alcaldía Municipal.
http://www.bahiasolano-choco.gov.co/turismo/bahia-solano-magia-y-encanto
Al anochecer del viernes festivo 7 de agosto, una de las hijas ilustres de este municipio chocoano, la Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia, Mábel Gisela Torres Torres, escribió en su cuenta de Twitter: “Hoy cumple años el mejor lugar del mundo: mi Bahía Solano del alma. Feliz cumpleaños 85 al lugar donde fuimos criados en medio del río, el mar y la selva. Sigamos trabajando juntos para que este paraíso siga siendo el lugar de nuestros sueños [1].

La página web de la Alcaldía resaltó igualmente la fecha, con el siguiente mensaje: “Este 7 de agosto, la Administración municipal de Bahía Solano, resalta esta fecha tan importante en la historia del municipio. Hoy, hace 85 años, este territorio se convertía en Colonia Agrícola, sin saber que décadas después, sería referente de desarrollo del Pacífico Norte colombiano. Los retos son enormes, sin embargo, estamos seguros de que unidos, nuestro pueblo pujante y solidario, saldrá adelante. Con estos mensajes de la comunidad, decimos a viva voz !Feliz Cumpleaños Bahía!” (SIC)[2]

Efectivamente, “la fundación de este puerto y su colonia se iniciaron en selva virgen, el 7 de agosto de 1935[3], como lo anota el Director de la Colonia Agrícola de Bahía Solano, Carlos Villegas Echeverry, en el informe que presenta al Ministerio de Agricultura y Comercio de Colombia, el 28 de mayo de 1937; dos años después de que el Gobierno Nacional dispusiera establecer la Colonia Agrícola de Bahía Solano, mediante el Decreto 925 del 22 de mayo de 1935, firmado por el Presidente de la República, Alfonso López Pumarejo, Benito Hernández Bustos como Ministro de Industrias y Trabajo, y el entonces Ministro de Educación Nacional, Luis López de Mesa. El artículo 15 del decreto ordena fundar una población en la ensenada de Jeya (sic) y el artículo 16 ordena llamarla Ciudad Mutis[4].

Aunque los gobernantes que decidieron su fundación no lo consideraron el mejor lugar del mundo, como lo expresa la Ministra Torres, el estudio previo adelantado por una comisión de los ministerios de Educación Nacional, de Agricultura y Comercio, de Guerra y de Industrias y Trabajo, sí consideró que la Bahía de Solano era el mejor punto para dar comienzo al proceso de colonización y poblamiento de la Costa Pacífica del Chocó; para reservar áreas propicias a la construcción y desarrollo de un puerto marítimo; y para establecer una especie de faro que irradiara para el Pacífico chocoano el proyecto de civilización de comunidades rurales del país, contenido en la Campaña de Cultura Aldeana promovida por el gobierno de la Revolución en Marcha, de López Pumarejo, bajo la dirección del Ministro Luis López de Mesa[5]. En efecto, el tercer considerando del decreto de establecimiento de la Colonia Agrícola de Bahía Solano anota: “por sus condiciones de abrigo, profundidad, clima, zona de expansión agrícola y posición geográfica como término obligado de vías transversales cortas del interior hacia el Pacifico, es el lugar más apropiado para iniciar una colonia que sea el núcleo de un futuro puerto marítimo y lugar de difusión de la cultura aldeana en aquel litoral[6].

La Colonia, como se dispone en el artículo 1º del decreto de su creación (Nº 925 de 1935), abarca “los terrenos destinados por el artículo 1° del Decreto número 1110 de 1928 […]: De la desembocadura del río Valle en el Océano Pacífico, río Valle aguas arriba, hasta la cordillera de Baudó; siguiendo el filo de esta cordillera, basta buscar los nacimientos del rio Nabugá; río Nabugá, aguas abajo, hasta su desembocadura en el Océano Pacifico"[7].

Foto: Alcaldía Municipal de Bahía Solano.
http://www.bahiasolano-choco.gov.co/turismo/bahia-solano-magia-y-encanto

Es evidente en toda la normativa expedida de modo previo, simultáneo y posterior a la fundación de Bahía Solano, así como en los informes oficiales sobre la misma, que los propósitos del proceso no incluyen de modo preponderante la dignificación de la vida de indígenas y negros que en ese momento -así sea en cantidad relativamente baja y de modo disperso- pueblan el área del litoral Pacífico chocoano en donde es establecida la Colonia. Los móviles principales de la fundación se centran en la utilización y explotación del territorio, su patrimonio natural y sus condiciones geopolíticas, para consolidar una presencia estatal que contribuya a la defensa de la soberanía nacional y al aprovechamiento de los ingentes recursos de tan pródiga selva (maderas finas, tagua, látex), mediante un proyecto de modernidad de corte liberal en lo social, con participación de colonos emprendedores y amantes del trabajo; tal como las primeras diez familias que el decreto de creación de la Colonia Agrícola establece como grupo inicial de penetración: “Artículo 6° El grupo inicial de colonos de penetración sólo se compondrá de diez (10) familias escogidas por el Ministerio de Industrias y Trabajo, de acuerdo con el Director de la Colonia[8]; familias estas que el Director de la Colonia Agrícola buscará en los departamentos de Caldas y Valle del Cauca, para lo cual es comisionado, con viáticos, el 29 de mayo de 1935, una semana después de expedido el decreto de establecimiento de la colonia[9].

Como lo expresa claramente el Jefe de la Sección de Colonización del Ministerio de Agricultura y Comercio, las colonias agrícolas, como la de Bahía Solano, son parte de una estrategia contra el desempleo urbano de las crecientes ciudades colombianas, los problemas de propiedad de la tierra rural y la prevención de la violencia que el desempleo y la pobreza podrían acarrear. Igualmente, las colonias agrícolas son funcionales al ejercicio de la soberanía y a la integración territorial del país.

“Las colonias agrícolas solucionan graves problemas de desocupación en las ciudades y de amparo para el campesino pobre, al cual atraen y hacen propietario, radican al mísero labriego a la tierra, lo libertan económicamente y lo hacen productor de riqueza, redimiéndolo de su diaria preocupación de sustento y albergue propio, al par que lo alejan del afán de radicarse en terrenos cuyos propietarios les discuten en veces el misérrimo salario. También alejan brazos productores del empeño burocrático, aprovechando energías que por la necesidad son propicias a encauzarse por las vías de violencia ante la angustia del sustento y el alojamiento”[10].

“Pero no son solamente estos los beneficios, sino que las colonias agrícolas, fomentando la ganadería y la agricultura, situadas en regiones fronterizas como la de Bahía Solano y la de Codazzi, afianzan la soberanía en lugares antes abandonados y desconocidos, son, pues, centros productores de riqueza y engrandecimiento patrio, focos de verdadera labor nacionalizadora, y solución al grave problema de los hombres sin trabajo, sin pan y sin abrigo”[11].

Así, pues, es claro que la fundación del actual Municipio de Bahía Solano y de Ciudad Mutis, su casco urbano, responde a intereses y problemáticas de carácter nacional, que el gobierno central buscó solucionar mediante el uso de los territorios y recursos de los que consideraba “lugares antes abandonados y desconocidos”. La colonización dirigida y subsidiaba de estos lugares incluyó no solamente la introducción de modelos productivos andinos, sino también de campesinos y citadinos de dicha región.

Por otra parte, la alusión a la “selva virgen”, que el Director de la Colonia expresa en el informe que rinde dos años después de la fundación de Bahía Solano, está aparejada al desconocimiento de la existencia de la población local ya establecida en el área; y es otra señal inequívoca de que el proyecto colonizador no se inspira en una preocupación por el desarrollo regional y el bienestar de la gente chocoana. Contrario a la creencia de que se trata solamente de extensos baldíos despoblados, abandonados, desconocidos, a los que se debe redimir mediante la colonización; se sabe que a partir de la Ley sobre libertad de esclavos (21 de mayo de 1851), es decir, durante buena parte de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, es frecuente que antiguos esclavos de minas en la Provincia del San Juan y en explotaciones del Baudó migren hacia el Pacífico Norte buscando poner distancia con los antiguos amos y con propósitos de establecerse –ahora libres- en sus propios términos productivos. De este modo, como lo observa una investigación sobre la zona, cuando se establece la Colonia Agrícola de Bahía Solano, el área no es terreno deshabitado (“selva virgen”):

“Hacia 1930, el conjunto de la bahía de Solano formaba un sistema articulado que no superaba las 50 familias y casas, pero suficiente para modelarse una federación comarcal de asentamientos continuos, que incluían las poblaciones de Nabugá, Paridera, Playita de los Potes, Dacha, Mecana, Cocalito, Jella, Playita y Huina. Los núcleos se conectaban y formaban lazos fuertes de unificación gracias al intercambio matrimonial recíproco y la circulación interaldeana de cónyuges, más que por asuntos económicos o solidaridad étnica. El villorrio afro-embera de Jella se transformó en Puerto Mutis, base de la Colonia Estatal de Bahía Solano, en 1935”[12].

El citado informe del Director de la Colonia, en su acápite sobre Censo de Población, incluye los siguientes datos:

“El área urbana de la fundación se empezó con una población de 28 habitantes; a la fecha tiene 278.
La región de "La Mecana", tiene 116.
La región del "Huina", tiene 63.
La región de "Guaca", tiene 58.
La región de "Nabugá", tiene 78.
La región de "El Valle", incluyendo el caserío, 700.
Tenemos que el total de la población dentro del área de reserva de la colonia asciende a un mil quince (1,015) habitantes.
La población del río "Valle", compuesta de nativos y diseminada sobre una gran extensión, es muy antigua”. [13]

Aunque estos datos reconocen la existencia de población antes de la colonización, las acciones de la Colonia, siguiendo lo prescrito en el decreto de su creación y como lo registra en su informe el Director Villegas Echeverry, tienen poco que ver con esa población original y se dedican de lleno a los colonos, cuyos contratiempos y penurias de todo tipo son relatadas en el informe, que aboga por el mejoramiento de sus condiciones y por el cumplimiento de las obligaciones de parte de los ministerios en Bogotá:

“He dicho, en repetidas ocasiones, a ese Ministerio, que debe ser mejorada la condición de auxilios a los colonos. Dadas las dificultades iniciales en la dominación de la selva, el alto porcentaje de días lluviosos al año y lo exiguo del auxilio, pues prácticamente un colono tiene que hacer su finca en diez meses con $ 300, de los cuales tienen que vivir él, su familia, atender a extras, etc., etc. En estas condiciones ha sido un verdadero milagro el que algunos hayan llegado a veinticinco hectáreas de desmonte, teniendo en cuenta la densidad del bosque (hay árboles de aceite que duran dos días en su derriba), y la inclemencia de las estaciones en algunos meses, que hace que los días de trabajo hábiles no pasen de trece.

Ninguna inversión más justificada por parte del Estado que la del auxilio a un colono, pero deben aumentarse y mejorarse las condiciones para que no queden las cosas a medias”[14].

Imagen tomada del video "Feliz cumpleaños, Bahía",
de la Alcaldía Municipal de Bahía Solano.

http://www.bahiasolano-choco.gov.co/noticias/bahia-solano-celebra-85-anos-de--fundacion

La organización de la Colonia Agrícola de Bahía Solano cumplió su cometido de colonización y poblamiento del área. Hasta allá llegaron personas y familias provenientes de otros lugares del país, cuya descendencia hoy vive en la región; al igual que se produjeron migraciones internas de las tres regiones tradicionales del Chocó: Baudó, San Juan y Atrato, y los indígenas se nuclearon en poblados, que hoy tienen categoría de resguardos.

Según datos del Plan de desarrollo del Municipio de Bahía Solano 2020-2023[15], citando el último censo nacional de población realizado por el DANE, la población total del municipio es de 9.425 habitantes: 48,5% mujeres, 51,5% hombres; 5.023 habitantes (53,3%) en la cabecera municipal y 4.402 en el área rural (46,7%). El 75,60% de la población (7.125 personas) se autorreconocen como negros, mulatos, afrocolombianos o afrodescendientes; y el 16.64% (1.568 habitantes) se autorreconocen como indígenas.

Los patrones de asentamiento; las prácticas y los sistemas productivos en los que se sustenta la economía campesina e indígena; la producción artística (música, danza, oralitura y literatura, artesanías); las prácticas culturales en medicina popular, gastronomía y cocina, fiestas y rituales… se fueron decantando –con el paso de los años- de modo dominante hacia patrones de identidad étnica negra; obviamente con las adaptaciones propias del entorno marítimo en todos los sentidos, así como incorporando –como apropiaciones culturales- las influencias de la colonización inicialmente proveniente del interior del país. De este modo, Bahía Solano y Ciudad Mutis pasaron de ser una colonia agrícola en un lugar “antes abandonado y desconocido” –según la visión estatal- para convertirse en un pueblo que progresivamente fue construyendo y asumiendo su propia identidad en todos los sentidos; a pesar de la presión de nuevas formas de colonización encubiertas y disfrazadas de múltiples maneras, tales como las economías ilícitas, la presencia de capitales foráneos en busca de tierras y recursos naturales, y los embates permanentes de múltiples tentativas de desarrollo orientadas al capital y no a la gente, sin el más mínimo interés por la preservación del patrimonio natural y cultural de un territorio cuyo poblamiento organizado y cuya adscripción definitiva a la región chocoana y a la nacionalidad colombiana no han cumplido ni siquiera un siglo.

El Festival de la Bahía es el evento en el que concurren las más significativas
expresiones culturales y artísticas de Bahía Solano.
Imagen: Alcaldía de Bahía Solano.
 
http://www.bahiasolano-choco.gov.co/noticias/festival-de-la-bahia-2020-programacion-virtual



[3] Díaz Rodríguez, Justo. INFORME DEL JEFE DE LA SECCION DE COLONIZACIÓN. Julio 1936-julio 1937. Bogotá, julio 15 de 1937. En: Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio, 1937.

N.B. El informe del Director de la Colonia Agrícola de Bahía Solano es incluido en su totalidad como un capítulo de este informe del Jefe de la sección de colonización, documento que a su vez forma parte de la Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio, publicada el 15 de julio de 1937.

[4] Decreto 925 de 1935 (mayo 22). Por el cual se establece una Colonia Agrícola, y se dictan varias disposiciones sobre funcionamiento de la misma.

[5] “Uno de estos proyectos modernizadores para el periodo, fue la “Campaña de Cultura Aldeana”, puesta en marcha durante el gobierno de Alfonso López P., y cuyo gestor fue Luis López de Mesa; la idea central de la Campaña era que, acercando y colocando en contacto a la población rural del país con conocimientos propios de la cultura occidental, se elevaría el nivel cultural de la población; pretendiendo lograr con esto aumento de la producción en el país, cohesión política, cultural y territorial de la nación y sus habitantes en torno al gobierno, entre otros aspectos; con este proyecto, se pretendía instaurar una manera diferente de vivir, una forma de vivir “más civilizada”: Díaz Soler, Carlos Jilmar. LA CAMPAÑA DE CULTURA ALDEANA (1934 - 1936) EN LA HISTORIOGRAFÍA DE LA EDUCACIÓN COLOMBIANA. En: Revista UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Nº 38 – 39, AÑO 1999.

[6] Ibidem. Decreto 925 de 1935 (mayo 22).

[7] Ibidem.

[8] Ibidem.

[9] Resolución Nº 105 de 1935 (mayo 29) por la cual se da una comisión y se fijan viáticos. En: https://sidn.ramajudicial.gov.co/SIDN/NORMATIVA/TEXTOS_COMPLETOS/94_DIARIO_OFICIAL/1935%20(22774%20a%2023073%20BIS)/DO.%2022966%20de%201935.pdf

[10] Díaz Rodríguez, Justo. INFORME DEL JEFE DE LA SECCION DE COLONIZACIÓN. Julio 1936-julio 1937. Bogotá, julio 15 de 1937. En: Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio, 1937. Pág. 226.

[11] Ibidem. Pp. 226-227.

[12] Arenas González, Carolina. Actividad de pesca artesanal y desarrollo local sostenible del municipio de Bahía Solano, Chocó. Trabajo para optar por el título de Antropóloga. Universidad de los Andes. Facultad de Ciencias Sociales. Departamento de Antropología. 2004. 65 pp. Pág. 12.

[13] Díaz Rodríguez, Justo. INFORME DEL JEFE DE LA SECCION DE COLONIZACIÓN. Julio 1936-julio 1937. Bogotá, julio 15 de 1937. En: Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio, 1937. Pp. 231-255

N.B. El informe del Director de la Colonia Agrícola de Bahía Solano es incluido en su totalidad como un capítulo de este informe del Jefe de la sección de colonización, documento que a su vez forma parte de la Memoria del Ministerio de Agricultura y Comercio, publicada el 15 de julio de 1937.

[14] Ibidem. Pág. 246

[15] Alcaldía de Bahía Solano. Plan de desarrollo del Municipio de Bahía Solano 2020-2023. Comprometidos con usted. 167 páginas. Pp. 22-23. En: http://www.bahiasolano-choco.gov.co/plan-de-desarrollo/plan-de-desarrollo-20202023-276351