lunes, 22 de febrero de 2021

De la vacuna 
y las procesiones
-2 textos de Eduardo Galeano-
Foto: KOMAN ILEL. KMN Mirada Colectiva. https://komanilel.org/


Fundación de la vacuna

A principios del siglo dieciocho, la viruela mataba medio millón de europeos por año.

Por entonces, lady Mary Montagu, la mujer del embajador inglés en Estambul, intentó difundir en Europa un viejo método preventivo, que se aplicaba en Turquía: un toquecito de pus variólica inmunizaba contra la peste asesina. Pero la gente se burló de esta mujer metida a científica, que traía supercherías de tierras paganas.

Setenta años después, un médico inglés, Edward Jenner, inoculó al hijo de su jardinero, un niño de ocho años, la llamada viruela de las vacas, que diezmaba los establos, pero poco daño hacía a los humanos. Y después le aplicó la viruela mortífera. Al niño no le pasó nada.

Así nació la vacuna, que debe su existencia a un niño de la servidumbre, convertido en conejo de laboratorio, y debe su nombre a la palabra latina vacca.


Fundación de las procesiones

En 1576, una peste provocó un choque entre el arzobispo Carlos Borromeo, pecador en tránsito a la santidad, y el gobernador de Milán.

El arzobispo mandaba que los fieles se reunieran en las iglesias y juntos suplicaran a Dios el perdón de los pecados que habían traído la peste. Pero el gobernador prohibía cualquier reunión en lugares cerrados, para evitar contagios.

Entonces el arzobispo Borromeo inventó las procesiones. Ordenó que los santos y sus reliquias fueran sacados de las iglesias y que viajaran, en hombros de la multitud, por todas las calles de la ciudad.

Aquel mar de lirios, cirios y alas de ángeles se detenía ante las puertas de cada iglesia, para entonar cánticos de alabanza a los virtuosos de la cristiandad y para representar escenas de sus vidas y milagros.

Los teatreros morían de envidia.

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Textos tomados de: 
Espejos. Una historia casi universal, de Eduardo Galeano.
Siglo XXI Editores de España, 2008. ISBN: 978-84-323-1314-1

 


lunes, 15 de febrero de 2021

 La primera emisora del Chocó
-A propósito del Día Mundial de la Radio (13 de febrero)-

Adán Arriaga Andrade, como Intendente Nacional del Chocó,
y su Director de Instrucción Pública, Vicente Barrios Ferrer,
fueron los artífices de la primera emisora de esta región.


La primera emisora del Chocó fue inaugurada en la noche del domingo 24 de febrero de 1935, cuando apenas iban a cumplirse seis años de la inauguración de HJN, primera radiodifusora de Colombia, por parte del presidente Miguel Abadía Méndez, el 8 de septiembre de 1929; y de HJD, La Voz de Barranquilla, puesta al aire tres meses después, el 8 de diciembre de 1929.

Esta primera emisora del Chocó, cuyo distintivo de identificación era HJI, tenía 7.5 vatios de potencia y transmitía en una longitud de 48 metros. Su primera emisión se hizo desde el Salón Colombia, quizás el primer teatro de Quibdó, y fue la precursora de la potente y famosa Voz del Chocó, que sería inaugurada tiempo después y, bajo la dirección de Alcibiades Garcés Valencia, llegaría a convertirse literalmente en lo que su nombre indica.

Quibdó ya tiene su estación emisora”, tituló el periódico ABC dos días después, el martes 26 de febrero, una nota informativa acerca del gran acontecimiento de la inauguración de la primera emisora del Chocó, cuyo montaje estuvo a cargo de César Díaz Ferrer, en ese momento jefe del inalámbrico o telégrafo de Quibdó, y quien también hizo el control técnico de aquella primera emisión, en la cual fue locutor Armando Orozco: “Felicitamos muy cordialmente al técnico, señor Díaz Ferrer, a los jóvenes artistas, y al locutor, señor Armando Orozco, quienes se lucieron anoche… El speaker, señor Orozco, es muy bueno”, escribió el diario ABC.

Además de hacer propaganda oficial, mediante la transmisión de discursos presidenciales y de otros funcionarios, y de dar a conocer sus labores, obras y proyectos, la Intendencia Nacional del Chocó buscaba, con este novedoso instrumento de comunicación, promover campañas educativas, difundir el trabajo artístico regional y brindar noticias de la región, de Colombia y del mundo, un mundo próximo a convulsionarse por la Segunda Guerra Mundial, cuyos fatales detalles serían ampliamente informados a los chocoanos por el periódico ABC y por la emisora intendencial La Voz del Chocó. “La Intendencia se propone hacer una gran labor de propaganda al territorio, y complementará la labor emisora con la de Revista del Chocó, que reaparecerá próximamente, para lo cual se pidieron los repuestos del magnífico taller de fotograbado que posee el gobierno intendencial, considerado como uno de los mejores del país”, puntualizó el ABC.

Refiriéndose a la calidad de la primera transmisión de la emisora HJI, el ABC escribió: “trabajó con un gran volumen, exactamente igual al de las estaciones de Medellín, Ecos de Occidente, La Voz de Manizales y HKF, quedando, por tanto, dentro de la localidad, con un volumen superior al de las demás estaciones, con excepción de Colombia Broadcasting, que la aventaja. La trasmisión es muy clara y sin distorsión, aunque al principio parece que para trasmitir se acercaban mucho al micrófono, por lo cual era confusa. Mas tarde se corrigió el error y el programa se escuchó perfectamente”.

“Esta estación será reemplazada, antes de dos meses, por una nueva de 100 vatios (de potencia 15 veces mayor que la actual, marca Collons), moderno trasmisor adquirido por la Intendencia en Estados Unidos, y que será despachado en los primeros días de marzo”, concluía la nota del periódico ABC, que también informaba que las transmisiones serían todos los días, de 7 a 8 de la noche.

Tres días después de inaugurada la primera emisora del Chocó, en su edición del 27 de febrero de 1935, el diario ABC, de Quibdó, publicó una nota titulada “Concierto por la radiodifusora”, en la que se leía textualmente: “El pequeño concierto de anoche, en que tomó parte don Leonardo Garrido, quien posee una magnífica voz, y que se transmitió, después de la magistral conferencia del Presidente López, por la estación radiodifusora HJI de Quibdó, fue escuchado en Honda, en el interior de la república, como lo indica el siguiente telegrama, que recibimos esta mañana.

Honda, 26 de febrero de 1935.
Abecé. Quibdó.

Captóse magistralmente radiodifusora ésa. Felicitaciones.
Daniel Mosquera
Ramón Lozano Garcés.

Adán Arriaga Andrade, como Intendente, y su Director de Instrucción Pública, Vicente Barrios Ferrer, fueron los artífices de este hito de la historia chocoana, que tendrá una extraordinaria repercusión en la vida política, social, cultural y artística de la región.


lunes, 8 de febrero de 2021

 A propósito del Día del Periodista (9 de febrero)
3 columnas de Mena Mena

Primera página de la primera edición del semanario Chocó 7 días, 
que 
cumplió 25 años 
en agosto de 2020. Foto: choco7dias.com 

El Chocó ha sido una región prolífica en materia periodística. Se estima que durante el siglo XX se fundaron alrededor de 200 periódicos en la región, entre ellos el ABC, de Reinaldo Valencia, que alcanzó casi 4.000 ediciones y circuló durante más de 30 años, muchos de ellos como diario. Después del ABC, el semanario Chocó 7 días -que dejó de circular impreso y ahora se publica exclusivamente en internet, debido a las penurias económicas y a la pandemia de Covid19- es el periódico de mayor vigencia y duración en la historia del periodismo chocoano: cumplió 25 años de publicación ininterrumpida, el 7 de agosto de 2020.

En las páginas de Chocó 7 días se publicó, durante más de 20 años, La Columna de Mena Mena, seudónimo detrás del cual estaba Alfredo Cújar Garcés, quien falleció hace 15 días en Quibdó, su tierra natal y la de sus más profundos amores de chocoano, ser humano y ciudadano. La Columna de Mena Mena fue la tribuna de opinión en la que su autor ejerció sana, respetuosa y sólida crítica respecto a asuntos de interés público para la región y su gente, así como deleitó a sus lectores con los amenos y cautivadores relatos de acontecimientos y personajes de tiempos mejores -ya idos- del Chocó en el cual nació y creció.

Con motivo de la conmemoración en Colombia del Día del Periodista, El Guarengue ofrece a sus lectores tres muestras de La Columna de Mena Mena. ¿Por qué ahora?, que fue la primera columna que escribió Alfredo Cújar Garcés para Chocó 7 días, en la cual presenta a su alter ego Mena Mena y enuncia los fundamentos de la columna. ¿El triste espectáculo de la desinstitucionalización del Chocó?, que es una muestra significativa del estilo crítico de Cújar Garcés y de su acostumbrada alusión a los laureles pasados del Chocó en materia de gobierno y progreso. Y La Timba, ejemplo perfecto de la memoria cultural y social de Don Alfredo, y de su cadenciosa y cautivadora manera de narrar las felices horas del ayer, en este caso de aquella histórica agrupación musical, cuya evocación tantas y tan bellas nostalgias provoca.

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1

¿Por qué ahora?

Por Alfredo Cújar Garcés
Chocó 7 días, La Columna de Mena Mena, 1995

En 1971, en el gobierno de Misael Pastrana, cuando los destinos del Chocó estaban en manos de Diego Luis Córdoba Zuleta, nació la figura de Ángel Mena Mena, hombre excéntrico y preocupado por la suerte del Chocó, especialmente su tierra natal, Quibdó. Gobernaba entonces Córdoba -si es que así puede denominarse su gestión- con espectacular desprecio, que más pronto que tarde explotó y terminó el carnaval, como una fallida expectativa más del pueblo chocoano por quien hubiera podido ser uno de los grandes. Fue así pues como nació Mena Mena, movido por la indolencia, el abuso y el desprecio a los valores tutelares de una sociedad pobre y marginada, que cada vez siente y ve más honda su desilusión.

Pero, Mena Mena no se quedó estático en la pluma de su inspiración; de allí brincó a la de otros dolidos chocoanos que lo adoptaron, cuando el atropello y la corrupción a flote cobraban o se ensañaban en sus víctimas. No fue ni ha sido, en su esporádica existencia, la figura de Mena Mena el vulgar sicario moral que cobra o se deleita con la deshonra ajena o que sirve, por despreciables menudencias, a los oscuros intereses de determinadas causas que -en muchos casos- entrañan injusticias. De esos que pululan en su salsa para infortunio del periodismo noble, cual despreciables incrustaciones que lo deshonran.

Mena Mena, en sus 24 años de existencia, en lo mucho o poco que le falte, conservará su estilo elegante, cáustico e inflexible con el desafuero, el vicio y el desgreño del patrimonio colectivo que ha colocado a la madre tierra al borde del abismo. El Chocó, seguramente como otras regiones de la Patria, sufre el embate indolente de la corrupción, por nuestra pobreza más sensible y ulcerante que en ninguna otra latitud. Quitarle algo, por parte del gobernante cuya misión es brindarle mejor estar, resulta repugnante, ingrato e inferior al destino, en mala hora otorgado por anhelo ilusionado de un pueblo que se equivoca cuando tiene que tomar sus grandes decisiones.

El hombre corrompe a las instituciones. Ese desaforado anhelo de enriquecimiento, a cualquier precio, ha desquiciado la estructura moral de nuestra gente, que perdió lo que antes fue objeto y motivo fundamental de la razón de vivir, deberes ciudadanos, consagración al servicio público y el bien colectivo, el honor y la tradición familiar. Todo ello a cambio del engaño, la doblez, la traición, la desvergüenza y todos los vicios que degeneraron la figura austera, sana y conviviente, característica del hombre chocoano.

Con estos presupuestos, Mena Mena entra a colaborar en esta columna independiente, en defensa del patrimonio terrígeno. Mena Mena no tiene más síndrome que el irrenunciable amor por el terruño, su bienestar y su progreso.

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 2

¿El triste espectáculo 
de la desinstitucionalización del Chocó?

Por Alfredo Cújar Garcés
Chocó 7 días, La Columna de Mena Mena, 7 de noviembre de 2003 

Desde cuando pasó la época de los buenos gobiernos, que han sido pocos en el Chocó, comenzó para nosotros, a falta de materia, una larga etapa contemplativa de ver pasar los días y los años donde se fue destruyendo lo que se logró en momentos felices de la vida administrativa del departamento. Ya había comenzado la decadencia física y moral que nos tiene postrados. En esta etapa desgraciada son muchos los prestigios, esperanzas y anhelos frustrados.

Nosotros, unas veces gobierno y otras espectadores, somos testigos vergonzantes del fracaso repetitivo de la gestión pública. El Chocó se quedó sin nada que hacer y no se volvió a ver el esfuerzo reflejado en una obra de aliento para las comunidades. No ha habido con qué. Ahora somos tan pobres, que después de todas las directivas y reducciones de empleo, cirugías para posibilitar la gestión de gobernar, no hay siquiera cómo pagar a los privilegiados funcionarios que quedan. Mientras tanto, el hambre cruel ronda las casas de los miserables desocupados, quienes venden el voto por el mercadito de una semana. Consecuencias de las medidas milagrosas del establecimiento en su fe neoliberal "por la reivindicación de los pueblos" (?).

Hubo un día, en épocas menos recientes, que Quibdó tuvo una Empresa de Licores, con sus obreros bien y cumplidamente pagos. Una Beneficencia del Chocó, con su Lotería, que construyó edificios (los tres más grandes del departamento). Ayudaba auxiliando a los pobres, becaba a los estudiantes de medicina y paramédicos. Trataba a los enfermos mentales en centros asistenciales especializados del interior del país y tantas otras cosas de alivio a la comunidad. Hoy su Lotería tambalea y "El ocho pisos" –símbolo otrora del progreso arquitectónico de Quibdó– es una vergonzante ruina. Los directivos y el gobierno de esos días prefirieron costosamente emprender la remodelación del edificio de la carrera 2a –según se dice por intereses individuales–, a un costo de Un mil millones de pesos de entonces, mientras su sede se abandona a su suerte. Triste destino. Esa obra, producto de la eficacia y pulcritud de los funcionarios de ayer, sin tanta academia y postgrado, es como un gigante en el espacio vencido por la corrupción.

Después, cuando apareció la moda oficial de las "Corporaciones de Desarrollo Regional", surgió la del Chocó como una esperanza de progreso en nuestro vasto mundo ecológico y rural. Tuvo épocas gloriosas y directivos de renombre nacional de la talla y genialidad de Mauricio Obregón. Alcanzamos a interesar al mundo entero por nuestra nutrida y singular fauna vegetal. Fueron muchos de nuestra cosecha nativa quienes dirigieron a la atractiva y pomposa institución. Pasaron los días de lustre, en donde hasta la categoría del gobernador de los chocoanos se sentía bajo el rango del presidente de la "Corporación".

Brilló más el oro distintivo del auge económico y pelamos el cobre, mísero metal del deslumbramiento. Un célebre y locuaz personaje, producto de nuestra fauna, con ínfulas de reelección perpetua con canjes burocráticos llegó a la escena de la entidad, ya en decadencia operativa y económica, pero no pudo superar el cansancio oficial que produjo su gestión en el ámbito nacional y regional. De este y los anteriores episodios fuimos los quibdoseños espectadores cómplices silenciosos, como si no se tratara de la destrucción de las instituciones regionales. ¡Perdónanos, Señor, tanta indiferencia!

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Alfredo Cújar Garcés hojeando el archivo de Chocó 7 días.
Foto: choco7dias.com

 3
La Timba
Intérpretes que matizaron con cadencias y acordes unos años maravillosos

Por Alfredo Cújar Garcés
Chocó 7 días, La Columna de Mena Mena, 2003 

En los albores de la segunda mitad del siglo pasado (1950), se conformó un club de contertulios que cultivaron el arte de la guitarra. Por gentileza de Gabriel Valencia Conto (q.e.p.d.), se organizó en su casa familiar de la Alameda Reyes, de su progenitor y patriarca don Azarías Valencia.

Allí nació lo que inicialmente se denominó Timba Club y después Conjunto Musical La Timba. Sus fundadores e intérpretes fueron Víctor Guillermo Dueñas (Viguidú), su director, después de su regreso de Medellín, en donde compartió y cargaba las guitarras del entonces dueto Fortich y Valencia. Luis Rentería (Cayayo), fiel discípulo del maestro (q.e.p.d.). Francisco García Rodríguez (Pacho) y Rafael Baldrich Andrade, guitarras acompañantes (q.e.p.d.), de grata y perdurable recordación. Oscar Coutin Garrido (Oscutg) y Jorge E. Dueñas (Papito) fueron sus vocalistas originales, boleristas y guaracheros, que competían en la imitación del estilo de Daniel Santos, el boricua.

Entonces estaba en pleno auge la Sonora Matancera y por los cuatro costados de Quibdó se oía el clamor de sus trompetas y la magia de su piano inolvidable. Los fines de semana, en los bailes peseteros en la Calle 31, donde Morí, se apreciaban las destrezas de los bailadores al son del conjunto de Matanzas.

En la cabecera, en el 'Tropezón' de don Pompeyo Paz, escuchábamos los ritmos de estreno de La Sonora, que enviaba de Cartagena el niño Olmedo Paz, para 'El Anacobero', equipo musical portátil. La tumbadora la manejaba Euclides Pacheco, el inigualable. Vistinio Asprilla Paz, los timbales, magistralmente. Euclides Lozano Lemus, el menor del grupo y el de las maracas, que alternaba con Gabriel Valencia Conto (Garavalle), intérprete de la música del norte: vallenatos. Estos fueron los originales de La Timba. Como todo conjunto que se respete, tenía sus intérpretes invitados especiales; algunos de ellos fueron, que recuerde, Gonzalo García R. y Antonio Bechara G. (Antún El pobre).

El conjunto tuvo una vida activa de cinco o seis años y llenó un vacío romántico. En esos años no hubo acto oficial, agasajo, paseo, despedida, tertulia y serenata donde no fuera invitada La Timba. Muchos hogares constituidos o amores pasajeros se inspiraron en el ritmo y los acordes de estos intérpretes maravillosos de esos años del cotidiano transcurrir quibdoseño.



lunes, 1 de febrero de 2021

 En memoria 
de Alfredo Cújar Garcés

Alfredo Cújar Garcés y Doña Gabriela Cañadas,
su esposa, en una calle del Quibdó de antes.
Foto Twitter: @Pulgaenter


El domingo 24 de enero de 2021, Quibdó y el Chocó perdieron uno de sus mejores hijos: Alfredo Cújar Garcés, ampliamente reconocido por su honestidad, responsabilidad y dedicación en el cumplimiento de la función pública, a la que destinó más de media vida; por su compromiso con las causas cívicas, culturales y sociales de esta tierra a la que amó, cuidó y defendió con pasión e inteligencia y con sin par devoción de hijo; por su conocimiento envidiable y detallado de la historia local y regional; y por su bonhomía, que a la vista de quien no lo conocía se ocultaba muchas veces detrás de la severidad de su rostro de hombre serio, de donde emergía su sonrisa en cuanto la calidez y la confianza ocupaban el tono y el espacio de la conversación o del encuentro callejero.

Entre otros cargos que desempeñó, Alfredo Cújar Garcés fue secretario departamental de Desarrollo y de Hacienda, Gerente de las dos empresas más prósperas y mejor manejadas que en su momento tuvo el departamento: la Lotería del Chocó y la Empresa de Licores del Chocó, Director Regional del DAS, Alcalde de Quibdó y Secretario de Hacienda municipal, Gerente de la Caja Departamental de Previsión Social. Además de su decencia y honorabilidad en el manejo de los asuntos públicos, siempre -sin falta- aportó su inteligencia y creatividad en cada encargo, para entregarlo a su sucesor en mejor estado del que lo había recibido.

Además de ser tan memorioso que podía recordar con detalles de tiempo y circunstancias, lugar y modo, cada acontecimiento de la vida local y regional de Quibdó y del Chocó de los que hubiera sido testigo, partícipe, depositario o protagonista; Alfredo Cújar Garcés fue un narrador entretenido, un buen conversador, un grato contertulio, que siempre tuvo a la mano un recuerdo qué brindar para amenizar la charla y el saludo. Esta notable capacidad de memoria histórica, enhorabuena para quienes fuimos sus asiduos lectores, la llevó hasta La Columna de Mena Mena, que cada semana durante más de veinte años escribió para Chocó 7 días.

Dueño de una pluma perspicaz y sincera, desde La Columna de Mena Mena, al igual que en los periódicos que fundó y dirigió, y en sus escritos para Foro Chocoano y Presente, Alfredo Cújar Garcés ejerció sana, respetuosa y sólida crítica de los diversos asuntos de interés público que afectaban a la región y a su gente. Así como deleitó a sus lectores con los amenos y cautivadores relatos de acontecimientos y personajes de aquellos tiempos idos y de aquellos momentos mejores del Chocó en el cual nació y creció, muchos de los cuales narraba de memoria, recurriendo, si acaso, a la confirmación de uno que otro dato con alguno de sus coetáneos. Además, desde La Columna de Mena Mena, Don Alfredo puso siempre en primera plana la problemática de los jubilados del Chocó, de los cuales era uno, como vocero de sus penurias recurrentes y del injusto trato que recibían después de haberle dedicado al trabajo estatal su vida. En fin, La Columna de Mena Mena fue una muestra más de su gran talento y del amor de chocoano verdadero que por su tierra Alfredo Cújar Garcés sentía; al igual que de su espíritu liberal, el cual se manifestaba más en su ideario permanente que en pasajeras adscripciones partidistas, pues en su época fue aguerrido militante del MRL y amigo personal del Compañero Jefe, a quien recibió en su casa cuando visitó Quibdó.

Con el paso de los años (murió mayor de 90), se hizo notorio en sus escritos cómo fueron creciendo en Alfredo Cújar Garcés la desilusión y la desesperanza por la cada vez más deteriorada y preocupante situación política, social, económica y cultural de Quibdó, sin salidas dignas a la vista. Al respecto, uno de sus nietos escribió en Twitter: “Mi abuelo murió con un sentimiento profundo y a la vez triste por el Chocó, más bien resignado sin ganas de hablar los últimos días del tema. Era un chocoanista romántico, amaba su tierra y su gente[1]. Y el periodista José E. Mosquera acertadamente anotó, “con la muerte de Alfredo Cújar Garcés, se va cerrando el ciclo de una generación de escritores y columnistas de la prensa chocoana, auténticos exponentes de la cultura y de la intelectualidad chocoana. Una generación que no sólo dejó huella como servidores públicos, sino como referentes de la cultura chocoana [2]. [sic]

Alfredo Cújar Garcés pasa con honores a la historia de la tierra chocoana, que sin hijos como él va quedando desvalida. Sea eterna la memoria de su vida, en cuyo homenaje deberíamos editar y publicar una selección de sus columnas de prensa, que en conjunto son un testamento de chocoanidad en el que -con seguridad- hallaremos luces para reencontrar el camino que en mala hora perdimos.

Alfredo Cújar Garcés. Mayo de 2013.
Foto Facebook-Andrés Mauricio Ramírez Cújar:
https://m.facebook.com/photo.php?fbid=10151436522897469&l=b5ed866c24