lunes, 26 de abril de 2021

El primer 1º de mayo de la Sociedad Obrera del Chocó

El primer 1º de mayo
de la Sociedad Obrera del Chocó

“Felicitamos cordialmente a los obreros de Quibdó con motivo de su fiesta, y esperamos que durante ella reinará el más completo y gran despliegue de cultura, para buen nombre suyo y de la ciudad en que actúan”. ABC, edición 2991. Quibdó, 29 de abril de 1935.

Quibdó 1925. Foto: Misioneros Claretianos.

Por diversos motivos de orden político, ideológico y organizativo, hasta hace un siglo aproximadamente, es decir, durante las dos primeras décadas del siglo XX, lo que hoy conocemos como el Día internacional del trabajo o de los trabajadores, tenía en Colombia otro carácter: “Las primeras celebraciones del primero de mayo previas a 1919 se caracterizan por poseer un marcado paternalismo, contrario a lo que se plantea internacionalmente como un día de huelga. Antes de la fuerte influencia de las ideas socialistas, este es un día de fiesta de celebración al trabajo[1]. La Iglesia Católica y el Gobierno, promotores conjuntos de los llamados círculos obreros en contraposición a los nacientes sindicatos, se asociaban para inducir a los obreros a que celebraran el hecho de tener trabajo y rindieran honor al trabajo: “casi como rendir honor al patrón que da el trabajo y a tener que trabajar y entre más [se trabaje] mejor[2].

Se necesitará el transcurso de por lo menos otra década para que el movimiento obrero consolide su fase de constitución organizativa, se fundamente en ideas menos ingenuas y más apegadas a la realidad de las relaciones de producción, y para que las ideas liberales y socialistas tengan la suficiente fuerza para convertir el 1º de mayo en una conmemoración de luchas y logros como la jornada laboral de ocho horas diarias, a modo de inspiración para el crecimiento de una militancia sólida, aguerrida y consciente que dé continuidad a los procesos de reivindicación de los derechos a través de los sindicatos.

Quibdó es para entonces capital de la Intendencia Nacional del Chocó y sede de la Prefectura Apostólica del Chocó. Igualmente, es el domicilio principal o sucursal de un sinnúmero de sociedades comerciales de propiedad de empresarios del Caribe, nacionales, sirio-libaneses o descendientes de ellos, del Gran Cauca y posteriormente de Antioquia, cuando sea inaugurada la carretera Quibdó-Bolívar. Los locales de las casas comerciales funcionan en inmensas y bien construidas casas de madera frecuentemente de dos pisos, el primero para uso comercial y el segundo para vivienda. Tales edificaciones, con elementos constructivos y arquitectónicos tomados de la arquitectura caribeña, como balcones y elementos decorativos, se levantan sobre guayacanes a la orilla del Atrato y ocupan todo el sector céntrico de la ciudad. Desde allí despliegan su gran actividad mercantil de bienes y servicios, para la cual disponen de tráfico fluvial y marítimo regular entre la Costa Atlántica y Quibdó, incluyendo poblaciones del Sinú, al igual que Cartagena y otras ciudades de la región, a través de modernas embarcaciones de carga y de pasajeros. Estos grandes comerciantes y empresarios compran y venden metales preciosos, y son propietarios de prósperas fábricas (de gaseosas, hielo y refrescos, de lámparas y velas, de textiles, de licores, de piedra artificial, bloques, ladrillos, columnas y otra serie de elementos arquitectónicos y de construcción); así como de aserríos y establecimientos agroindustriales, a través de los cuales agencian procesos extractivos de productos maderables y no maderables de los inmensos y pródigos bosques de la región, al igual que la minería por cuenta propia o en sociedad con capitales extranjeros. Las mercancías de última moda, provenientes del Gran Caribe, de Europa y de los Estados Unidos, se comercian de modo corriente en los grandes almacenes de Quibdó, y con ellas llegan el automóvil, la luz eléctrica, imprentas modernas, la radio y la fotografía, la aviación, los artículos decorativos de las casas y unos cuantos elementos más con los cuales, en esta orilla del Atrato inmenso, en un claro de la inmensa selva, se edifica poco a poco una ciudad moderna a cuya prosperidad no le resultan extraños los placeres mundanos e intelectuales de los grandes salones europeos.

Esta ingente actividad comercial y productiva genera una creciente demanda de mano de obra, tanto de oficios conocidos en la región chocoana como de oficios que la población deberá aprender para poder acceder a un mercado laboral que a sus ojos se muestra casi ilimitado como fuente de ingresos monetarios. El camino hacia el nacimiento del obrerismo en el Chocó ha sido abierto y por él transitarán no solamente los pobladores de Quibdó e Istmina, que son los grandes centros urbanos, sino también sectores rurales que empezarán a migrar hacia estas ciudades, así como se emplearán en los establecimientos productivos que serán instalados en sus propios campos, como el Ingenio de Sautatá en el Bajo Atrato, los aserríos del Medio Atrato y los centros de producción minera en el San Juan.

Como fruto de tan activa y profusa dinámica económica, desde la segunda década del siglo XX, la ciudad vive un sueño de permanente progreso material e incluso intelectual quizás sin par en su historia. Dicho sueño, pleno de modernidad, acarrea, sin embargo, el ahondamiento de las diferencias sociales y de la exclusión racial de la gente negra e indígena, incluso con un cierto grado de institucionalización o tácita normalización de las asimetrías. En respuesta al evidente desequilibrio surgen con vigor los primeros liderazgos autóctonos de contenido político regional, popular y racial. Regional en cuanto a su visión del territorio del Chocó -quizás por primera vez en su historia- como una unidad geográfica y cultural; popular por su visión de clase, que conlleva una opción por los menos favorecidos de la naciente sociedad regional; y racial por su reivindicación y defensa de la población negra como la mayoritariamente excluida de los beneficios del proceso -en curso- de construcción de región y su articulación consciente a la nacionalidad colombiana.

Aviso publicitario de los años 1920.
Foto: Archivo fotográfico y fílmico del Chocó.

Las ideas socialistas en boga dentro del panorama político nacional son estudiadas y asumidas por chocoanos como Andrés Fernando Villa (Aristo Velarde), Higinio Garcés, Alfonso Meluk, Diego Luis Córdoba y Primo Guerrero, entre otros; quienes encuentran mayor afinidad en el socialismo que en el liberalismo como fundamento para sus raciocinios, pensamientos y prospectivas sobre la situación de la región y por ello las adoptan como base de su pensamiento político y del liderazgo innovador fundado en las premisas de región, clase y raza antes descritas.

Tales ideas y liderazgos impulsan los movimientos sociales en el Chocó, que empiezan a ser “cimentados ideológicamente en la década de 1920 y con intentos de organización en la década del 30 y en el 40”[3]. De este modo, se empiezan a concretar los procesos organizativos obreros. En la noche del 11 de noviembre de 1934, en el caserío de La Vuelta, perteneciente al entonces Corregimiento de Lloró, del Municipio de Quibdó, es constituido el primer sindicato de trabajadores de la empresa minera Chocó Pacífico. Tres jóvenes intelectuales, aún estudiantes universitarios en ese momento, conciben y llevan a cabo el proceso educativo y formativo previo de los trabajadores, como base para la fundación del sindicato: Toribio Guerrero Velásquez, Fernando Martínez V. y Marco Tulio Ferrer S.[4]. Meses después, el 24 de julio de 1935, es reconocida jurídicamente “la Sociedad Obrera del Chocó, afiliada a la Confederación de Trabajadores de Colombia”. Y, a comienzos de la década del 40, se conforma “el Sindicato de Lavanderas y Planchadoras, que en 1944 era presidido por Cenobita Velásquez. En el mismo año del 44 se constituyó el Sindicato de Albañiles y Ayudantes, presidido por Pascual Padilla”.[5]

La celebración del Día del Obrero, los días 30 de abril y 1º de mayo de 1935, es uno de los primeros actos de la entonces naciente Sociedad Obrera del Chocó. El lunes 29 de abril de 1935, el periódico ABC, de Quibdó, informa con evidente entusiasmo: “Mañana será la fiesta de los obreros. En esta ciudad habrá grandes festejos. Con inusitado entusiasmo se ha comenzado a celebrar desde hoy el Día del Obrero, de conformidad con el siguiente programa…[6]. Los actos que se llevan a cabo son evidentemente más del tinte oficial o paternalista señalado al principio de este artículo, que del carácter reivindicativo y afirmativo de los derechos de los trabajadores, que posteriormente va a caracterizar al 1º de mayo en todo el mundo. Así podemos verlo en el programa de celebración desarrollado.

El martes 30 de abril de 1935, víspera de la Fiesta del Obrero, el programa -publicado por el periódico ABC- incluye “Música por las calles de la ciudad”, a las 12 del día. Y a las 7 de la noche un “Paseo de antorchas integrado por los distintos gremios de trabajadores de la localidad”, acto en el cual “llevará la palabra desde el balcón del Concejo el señor Rafael Tobón H.”. El desfile fue acompañado por la Banda de San Francisco, que interpretó el Himno del Obrero, una composición de Germán Arango y Miguel Vicente Garrido, con arreglo musical de la propia banda. Finalizado el desfile, se llevó a cabo un “baile público en el Teatro Quibdó, ofrecido por la Intendencia al obrerismo”[7].

El Día del Obrero, 1º de mayo, los festejos empezaron a las 8 de la mañana, con una misa campal "contratada por la Intendencia", a la cual asistieron “las autoridades, cuerpos colegiados y representantes del obrerismo”. A las 10 de la mañana, se jugó una “formidable partida de foot-ball, galantemente obsequiada por los equipos ‘Aguilas’ y ‘Buitres’, integrados por estudiantes del Colegio Carrasquilla”[8]. Y así finalizó la mañana.

A la 1 de la tarde, empezó el recorrido, por “las principales calles de la ciudad”, de “la carroza simbólica del trabajo, acompañada por la Banda de San Francisco. En este acto y frente al Palacio Intendencial, el obrero señor Fernando Martínez llevará la palabra a nombre de la Sociedad ante el señor Intendente”[9]. Culminado el desfile, a las 3 p.m., la Sociedad Obrera del Chocó se reunió en sesión solemne, con orden del día especial, “en la casa del señor Luciano Quejada... Abrirá la sesión el señor Onofre Mena R. con frases alusivas al momento. A las 4 p.m., Gran desfile de gala ofrecido por la Intendencia a la Sociedad Obrera y al obrerismo en general. Este acto será frente al local de sesiones de la Sociedad”[10]. La celebración del Día del Obrero en Quibdó, el 1º de mayo de 1935, se cerró a las 8 de la noche, con “Cine público obsequiado por la Intendencia, frente al teatro Quibdó”.

Un poco menos de cinco años antes, el 16 de septiembre de 1930, Camilo Mayo Córdoba, padre del primer arquitecto negro graduado en Colombia (Camilo Mayo Caicedo, de la Universidad Nacional), fue nombrado como ayudante de la Dirección de Obras Públicas de la Intendencia, junto al señor Azarías Valencia como segundo de la oficina. Cuatro días después, el ABC del sábado 20 de septiembre, publicó el siguiente mensaje de Camilo Mayo Córdoba a los obreros de Quibdó:

“Al hacerme cargo del puesto de Ayudante de la Dirección de Obras Públicas de la Intendencia, el obrerismo puede contar y estar seguro de que en mí sólo encontrará un amigo fiel, intérprete de la equidad, y que los trabajos que se presenten serán repartidos equitativamente para evitar que uno solo se los acapare. Obraré en este puesto sin miramientos de pasión para con nadie, teniendo en cuenta que el trabajo que se le da a un obrero no es favor como muchos se lo figuran, sino un derecho, porque en la escala social cada uno ocupa el puesto que le corresponde.

 

Así pues, el suscrito solo pide al obrerismo prudencia en todos sus actos y paciencia, ya que en el estado de postración en que se encuentra la Intendencia, las labores de los trabajos serán muy reducidas, toda vez que, sin dinero en caja, nada podrá hacer la dirección de O. P. para seguir los trabajos y ocupar los brazos que tanto necesitan de ganar el pan para sus hijos. Camilo Mayo C., Ayudante de la D. de O. P.[11] 

Ni la buena voluntad de Camilo Mayo en este mensaje de 1930, al cual se le abona su incipiente reconocimiento del trabajo como un derecho del obrero y no como un favor que se le hace; ni la afable generosidad de la Intendencia al organizar el primer Día del Obrero en el que los trabajadores chocoanos participan sindicalizados, como Sociedad Obrera del Chocó, en 1935; serán, sin embargo, suficientes para garantizar plenamente condiciones favorables al ejercicio y goce de los derechos por parte del entonces llamado obrerismo. 

Una muestra de ello es que, dos semanas después de haber sido constituido, el Sindicato de la Chocó Pacífico es atacado frontalmente por la compañía minera. Lo cual provocará una enconada y fundamentada reacción de uno de sus mentores, el joven estudiante Toribio Guerrero Velásquez, cuyo escrito “El Imperialismo y sus consecuencias fatales para el Chocó” deja claro “que la Chocó - Pacífico atropella al obrerismo que está bajo su inmediata dependencia; sólo por el hecho de haber cumplido con el alto deber de sindicalizarse, motivo éste para ser despojados de los puestos que ocupaban en la empresa. Ello demuestra sin vacilación alguna que el imperialismo va tomando mayores proporciones en el territorio chocoano”. [12]

Primo Guerrero, quien en 1954 lideró la vibrante, admirable y exitosa protesta contra la desmembración del Departamento del Chocó, que no tenía ni diez años de haber sido creado; fue significativo impulsor y pilar del movimiento obrero chocoano. Por tal motivo, como él mismo lo contó en una columna de prensa publicada en mayo de 1973, sería acusado de subversivo y señalado como “un peligroso revolucionario comunista al servicio de Moscú”.


«8 horas de trabajo, 8 horas de recreación, 8 horas de descanso».
Pancarta exigiendo la jornada de trabajo máxima de 8 horas diarias, Melbourne, 1856.
https://en.wikipedia.org/wiki/Image:8hoursday_banner_1856.jpg 



[1] Espinosa Moreno, Nubia Fernanda. El surgimiento de la celebración del Primero de Mayo en Colombia. 1910-1926. Em: Revista GOLIARDOS * Nº XII * I Semestre 2010 * ISSN 2145-986X, Pp. 65-97. Pág. 78.

[2] Idem. Ibidem.

[3] González Escobar, Luis Fernando. Quibdó. Contexto histórico, desarrollo urbano y patrimonio arquitectónico. Centro de Publicaciones Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. Primera edición: febrero 2003. 362 pp. Pág. 186.

[4] Detalles de la creación del sindicato de la Chocó Pacífico pueden leerse en otro artículo de El Guarengue, de enero de 2020: 

https://miguarengue.blogspot.com/2020/01/confluencias-draga-n-2-de-la-compania.html 

[5] González Escobar, Luis Fernando. Libro citado. Pág. 186.

[6] ABC, edición 2991. Quibdó, 29 de abril de 1935.

[8] ABC. Idem. Ibidem.

[9] ABC. Idem. Ibidem.

[10] ABC. Idem. Ibidem.

[11] ABC, edición 2279. Quibdó, 20 de septiembre de 1930.


lunes, 19 de abril de 2021

Consejo de seguridad

 Consejo de seguridad

Escudos oficiales de Quibdó y del Chocó. Tomados de: 
http://www.choco.gov.co/departamento/nuestro-departamento 
 http://www.quibdo-choco.gov.co/MiMunicipio/Paginas/Nuestros-Simbolos.aspx

No sabemos si cuando este Guarengue semanal sea publicado, al mediodía del lunes 19 de abril de 2021, ya en Quibdó se habrá llevado a cabo la rueda de prensa con la que suelen culminar los mandos militares y de policía sus repetitivas e inanes reuniones sobre hechos de suma e inocultable gravedad en materia de orden público. En dichas reuniones, autodenominadas consejos de seguridad, es frecuente la presencia del jefe nominal de todos ellos –el Ministro de Defensa Nacional– quien siempre que aparece trae consigo la teatralidad de su mirada desafiante y su cabello medio engominado, su pose de bravura y su tono de presunta autoridad, sus ínfulas de soldado y policía; con todo lo cual más parece un cadete alebrestado por su reciente promoción que un funcionario imbuido de la majestad del Estado y al servicio del bien común de la nación.

Lo que sí sabemos es que, como siempre lo hacen –exhibiendo una compunción que en la realidad están lejos de sentir– policías, militares, ministro, gobernador y alcalde, y otros más, tan convidados de piedra como estos dos últimos, sentados o parados en fila horizontal o en semicírculo –según convenga por aquello del distanciamiento por salubridad– se pronunciarán estentóreamente ante los micrófonos revestidos de transparente vinipel, con palabras y frases vacuas y repetidas que, como hasta ellos mismos lo saben, no se traducirán en acciones reales que pongan fin a esta horrenda y cruenta situación que niega la vida del pueblo quibdoseño, quitándole su honra y despojándolo de sus bienes, incluida la dignidad que es el único bien que la mayor parte de la gente poseía antes de que estos sistemáticos aparatos criminales decidieran convertir a la capital de un departamento de Colombia en la versión más vulgar y atroz de un barrio desolado de una comuna medellinense de los tiempos de aquel régimen del terror de funesta y deshonrosa fama universal.

Unos cuantos galones más de gasolina para unas cuantas motocicletas más en las que parejas de policías puedan recorrer las calles del pueblo que el crimen les permita recorrer: raudos y asustados ante las esquinas peligrosas, lentos, taimados e intimidantes ante los andenes de los vecinos inermes y de los muchachos inocentes… Un centenar o más de lo que en su jerga llaman efectivos regulares, para incrementar la soldadesca que durante un mes a lo sumo caminará sin rumbo por ahí, saludando para congraciarse y pidiéndole papeles a todo aquel que sospechen que en ese momento no los lleva consigo… Unas horas más de toque de queda con una revoltura de excepciones en su cumplimiento, por pandemia o inseguridad...  Unas horas más de ley seca y de restricción de ingreso al comercio básico según números de cédula… Unos cuantos acompañantes o parrilleros menos en las motos de algunas zonas o en toda la ciudad… Unas cuantas promesas más de prontos resultados, algunas de ellas nuevas, en cuanto a judicializaciones y capturas de uno que otro cabecilla de mediana importancia o de uno que otro muchacho en funciones de sicario con salario mensual, unos y otros con alias estrambóticos que parecieran ideados para solaz de las autoridades, a las que tanto les gusta pronunciarlos… Unas cuantas cámaras más, frente a cuyas imágenes unos policías dormitarán por el tedio y otros reirán por el humor gratis de las escenas cotidianas de la gente común cuya vida privada podrán ver en diversos ángulos y varias pantallas… Y, cómo no, los ampulosos y grandilocuentes anuncios de la destinación de puñados adicionales de millones de pesos para continuar alimentando quimeras que solamente son posibles en mentes irresponsables como las de quienes permiten esta debacle, quimeras y falacias como aquella de que si los jóvenes bailan y cantan y practican deportes con apoyo estatal automáticamente quedarán dotados del poder de negarse a ser reclutados por esbirros amenazantes cuando estos los requieran arma en mano…

Así, una más o una menos, son las conclusiones que al público se informan cada vez que se termina un consejo de seguridad, como quien pronuncia un bando o fija un edicto, pues –aunque no hagan ni digan nada que sirva de verdad y se repitan hasta la saciedad– ellos siempre se reservan la última palabra y deciden cuándo se pone el punto final, hasta que un nuevo y más grave hecho los obligue a reunirse nuevamente para volver a concelebrar este ritual insulso e infructuoso, irrelevante e insustancial.

Foto: JCUH




lunes, 12 de abril de 2021

Recordando al Poeta del Mar

 Recordando al Poeta del Mar
-4 poemas de Helcías Martán Góngora-
Imagen: Instituto Caro y Cuervo.

Bardo de los esteros, vate de los ríos, juglar de la selva y de su gente, el intelectual, escritor y poeta Helcías Martán Góngora (Guapi, febrero 27 de 1920-Cali, abril 16 de 1984) es una voz oceánica por la universalidad de su palabra luminosa y vasta; es una voz mareña por la cercanía cómplice a la vida cotidiana de su tierra y sus paisanos del Pacífico caucano, del Pacífico colombiano. Martán Góngora, cuyo centenario -el año pasado- hubiera merecido más bombos y platillos, más cununos y guasá, más marimba y más guarapo, es el Poeta del Mar. A su memoria inmensa, este pequeño recordatorio para los lectores de El Guarengue: cuatro capítulos de sus portentosos Evangelios, en el 37º aniversario de su muerte.

Los poemas fueron tomados de un volumen publicado por el Ministerio de Cultura como parte de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, en el que se juntaron dos poemarios de Martán Góngora Evangelios del hombre y del paisaje y Humano litoral. Este volumen puede obtenerse en: https://babel.banrepcultural.org/digital/collection/p17054coll7/id/10/rec/9

 
La canoa
La canoa es el principio y el fin de las distancias.
Abecedario de la lejanía, cómo es de fácil aprender en ella
la lección del paisaje. Sobre su vientre hondo el nativo se siente
como en el corazón del universo.
Todos los hombres ribereños la aman. Las doncellas la quieren,
porque saben que es el vehículo que ha de traerles el ósculo
esperado. Los niños la veneran, porque comprenden que es
el mejor juguete.
 
La canoa es el agua, que va donde el deseo lo ordena.
Por eso:
Bendigamos, hermanos de la costa,
a la canoa, que es nuestra mujer,
la que vela en la noche con el boga
y en el día labora junto a él.
Canoa marinera, de chachajo,
de chimbuza, de cedro o tangaré,
que en lino azulino de los mares
borda rutas de antigua intrepidez,
aguja que en los ríos cose viajes
con hilo de agua de la fe,
la imbabura que sueña en los esteros
entre nubes nocturnas de jején.
Bendigamos, hermanos, la canoa,
amén.

El canalete
Porque el canalete es el campeón de las jornadas…
En la diestra del boga, hiere el vientre castísimo del agua;
impulsa la canoa y le rinde su ayuda, como si fuera su hijo.
Porque el canalete es una madera, cuya sabiduría yo deseo
para muchos hombres, y es criollo, sin la falsa aristocracia del remo…
El canal…ete tiene un nombre fluyente y sabe navegar, por ello:
 
Bendito sea el canalete del pescador,
el canalete de los bogas
y la mulata en la flor.
Bendito el canalete
libertador,
que acorta la distancia
del mar menor.
El canalete tiene
forma de corazón,
por eso los mareños
son como son:
hombres que nunca niegan
su corazón.
Bendito el canalete,
porque nació
de la misma madera
que el leñador quiso hacer
la canoa
del pescador
y el potrillo
de la mulata en flor.
 
Venid amigos
Venid, amigos, y bendecid conmigo el tronco del árbol del cual
un día el artesano rústico construyó el cununo y el tamboril
trasnochador y ronco, porque ya son muchas las noches que ha
repetido su canción monótona.
Venid, amigos, y bendecid el animal que nos donó su cuero
para el bombo porque así quiso hermanarse con el árbol.
Venid, amigos, y bendecid a la humilde mata de achira,
a la mazorca noble, que nos legaron sus granos para hacer el guasá;
al cañuto de guadua también, como el cauce del río de la melodía.
Y oíd, que el negro canta:
 
Tum… Tum… del tambor
responde el cununo,
su hermano menor.
Y el negro cantor
Inicia –montuno–
su canto mejor.
Bendigamos, amigos, la marimba armoniosa.
La marimba mulata y africana.
Y poned el corazón en los oídos:
 
La marimba gime, ¡marimba africana!
la marimba canta ¡marimba mulata!
La marimba tiene dentadura blanca
–teclado sonoro– y la voz delgada.
La marimba llora al negro a quien ama
y en sus melodías le desnuda el alma
La marimba ríe como una muchacha
a quien requirieran de amores con cantas.
Cuando muere un niño el velorio encauza,
preludia la salve con sones de lágrimas…
En la Nochebuena su voz nos embriaga,
cuando el bunde inicia o la juga ensaya…
¡Marimba que gimes en el Mar del Cauca,
Marimba que ríes dentro de mi alma…!
 
Guarapo
Naciste en los trapiches y tu alma es casta y es dulce blancura de las cañas.
Tu corazón es verde como los cañaverales en sazón,
por eso nos embriagas de esperanza. Pero tu piel es mulata,
como la miel y como el ron, ¡guarapo, hermano mío!
Guarapo, fiestero incorregible, que siempre vas a misa los domingos
con tu traje aplanchado y tu camisa azul; que en Navidad tocas
el bombo, agitas el guasá o melificas en la marimba;
que por allá, por los días de la Patrona, Nuestra Señora la Purísima,
prendes la llama de los trabucos y mueves el badajo armonioso
de las campanas, porque acudan los fieles y también los infieles
a la iglesia.
Guarapo, que le enseñas la más bella postura al currulao;
que te evades vertiginosamente con la juga o que te quiebras
con ritmo coreográfico perfecto en el bunde; que eres la prima
de la guitarra serenatera y la canción más dulce del enamorado;
que ya tienes con rubor a la luna porque conoces todos
los secretos de la noche.
Guarapo, que aumentas el caudal de las aguas bautismales;
que te mezclas a todas nuestras lágrimas, en el velorio y el entierro;
que vas a trabajar al corte del minero, al monte con el agricultor,
y sales al mar en la canoa de los pescadores; que te emborrachas
con el negro y el mulato y gritas ¡Viva Colombia!,
en los días de gozo de la patria.
Guarapo, hijo natural de la familia del coñac, del brandy,
de la champaña, del whisky, de la cerveza y del aguardiente;
guarapo mulato como la miel y como el ron, hermano mío.
 

lunes, 5 de abril de 2021

2 crónicas del ABC

 2 Crónicas del ABC

Fotos tomadas de: "Bodas de Plata Misionales de la Congregación
de Misioneros Hijos del I. Corazón de María en el Chocó,
1909-1934. Quibdó".

Una adivina de 12 años, del Corregimiento de Santa Rita, a quien el cronista equipara a una antigua sibila, predice que los ríos Iró y Condoto tendrán enormes inundaciones a partir del 5 de julio de 1930… Meses después, una noche de baile en Pacurita, el sábado 25 de octubre de 1930, lo que comienza como un juego entre dos primos se convierte en una pelea de la que ambos resultan heridos, por lo cual son detenidos y conducidos a Quibdó para que los atiendan los médicos y la Ley… Detalles de ambos sucesos fueron publicados en el periódico ABC, de Quibdó, un medio que durante sus tres décadas de existencia registró desde asuntos trascendentales de la política regional hasta detalles de la cotidianidad, de la vida social, de las costumbres, y hechos curiosos de aquellos días. Notas tipo crónica, de extensión variable, algunas de ellas firmadas por sus autores, constituían el material periodístico del ABC.


El ABC fue fundado por Reinaldo Valencia Lozano y entre 1914 y 1944 alcanzó 3.950 ediciones, que se imprimían en los talleres gráficos de su propiedad, en una imprenta que había sido traída desde Nueva York. Su periodicidad varió conforme a circunstancias económicas, políticas o personales: semanal, día de por medio, diaria; y durante la primera guerra mundial llegó a circular en dos ediciones, matutina y vespertina. Además de su fundador, quien lo dirigió durante la mayor parte de su existencia, el periódico ABC fue dirigido también por Guillermo Henry C., Francisco Córdoba M. y Francisco T. Maturana.

Ofrecemos a los lectores de El Guarengue dos muestras del material del ABC, publicadas hace más de 90 años, en Quibdó. En la primera, se narra el caso de la joven adivina de Santa Rita de Iró que predice con detalles una inundación de los ríos Condoto e Iró. En la segunda, se cuentan las incidencias de una agresiva riña entre dos jóvenes durante un baile de sábado en Pacurita.

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 La sibila de Iró

Entre los antiguos existía la creencia de que ciertas mujeres tenían la facultad de pronosticar lo que había de suceder. A estas mujeres se las llamaba por los romanos Sibilas. De mayor poder que las profetisas, eran tenidas como oráculos y daban en el templo sus pareceres.

Nosotros aquí en el Chocó también tenemos nuestra sibila de color canela cuyos pronósticos son por cierto aterradores y espeluznantes. Su nombre es Valeriana, nació en el caserío de Santa Rita de Iró y sus doce años cabales los ha pasado sumida en la meditación y en un voluntario aislamiento. No habla con nadie y sólo a duras penas, a fuerza de repetidas preguntas, suelta unas cuantas respuestas para darnos a conocer pronósticos de colosales proporciones. Sus revelaciones siempre las hace a los sacerdotes.

Según las revelaciones de la sibila, uno de los principales acontecimientos que se verificará del 5 de julio en adelante será una formidable inundación en los ríos Iró y Condoto. Según la sibila Valeriana, el río se saldrá de madre y hará grandes destrozos en las habitaciones, sementeras y demás propiedades situadas en las riberas de ese río. La afluencia de aguas en las cabeceras del citado río que nace gemelo con el Condoto, contribuirá también a desbordar este río que, al decir de la sibila, alcanzará a inundar toda la hoya, desde El Paso hasta su desembocadura en el San Juan. El agua del río Condoto, desbordado, subirá hasta la segunda grada del atrio de la iglesia de esta última población.

Para Condoto será muy desastrosa esta próxima inundación que se avecina. Es muy posible que toda la zona edificada en los terrenos de la isla sea arrasada por las aguas y para colmo de males destruido el elegante barrio colombo-italiano, cuyas lujosas construcciones son el ornato de la ciudad. Por lo visto, los que queden vivos irán a contar el cuento a Palestina, bajo San Juan, montados o encaramados en los techos de sus respectivas casas y con los patos, gallinas y chivos que logren salvar de la formidable embestida del río.

Mario Andrade Ferro
ABC, Quibdó, julio 5 de 1930
Edición Nº 2230

 Dos heridos a machete en un baile en Pacurita

Principiaron jugando a la "lucha chocoana" y terminaron a palo y navaja. La alcaldía investiga el asunto.

En la mañana de hoy fueron conducidos a la ciudad por un agente del inspector de policía de Pacurita dos hombres llamados Abraham Buenaños y Baldomero Romaña, ambos jóvenes de 20 a 22 años de edad, mostrando algunas heridas producidas con navaja y garrote. Nos dijo Belisario Buenaños, promotor del baile que se verificaba en su casa en la noche del sábado, que como a eso de las doce, y cuando él se hallaba de lo más despreocupado, los dos muchachos mentados, primos hermanos, se dieron a probar sus fuerzas en lucha romana (cosa del todo reprochable en esta clase de funciones y que todavía se acostumbra entre nuestros campesinos), en la cual sufrió una fuerte caída Baldomero, en donde según parece se produjo algunas heridas en la cara con una botella que se quebró en la caída.

Al levantarse de allí, ya no se trataba de un juego y Abraham tomó un palo que tenía a cierta distancia y se lo descargó a Baldomero en la cabeza, causándole una herida profunda y privándolo del conocimiento. Cuando los concurrentes vieron que se trataba de pelea en la propia sala en que danzaban alegremente y había uno sin sentido, intervinieron, pero precisamente cuando se levantaba Baldomero, armado de una navaja, y de un salto le corrió una fuerte cortada en la mejilla izquierda y otra en la pierna del mismo lado, ambas de alguna gravedad, máxime cuando sólo hoy fueron traídos a ponerlos en manos de los facultativos.

ABC, Quibdó, octubre 27 de 1930
Edición Nº 2301