El Colegio Carrasquilla de Quibdó
en las memorias de Ramón Mosquera
Rivas
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*Ramón Mosquera Rivas (ca. 1960)-Foto: cortesía Cuenta Chocó. Istmina (1929) y Colegio Carrasquilla (ca. 1950)-Fotos: Archivo fotográfico y fílmico del Chocó. |
Ramón Mosquera Rivas nació en Istmina, el 13 de julio de 1905. Murió en Bogotá, cercano al siglo de vida, el 5 de enero de 2004. Su trayectoria en el sector público fue larga, productiva y ampliamente reconocida. Fue Personero Municipal y Concejal de Istmina; Director General de Obras públicas, Secretario de Hacienda e Ingeniero de la Intendencia Nacional del Chocó; profesor de Aritmética, Álgebra y Geometría en el Colegio Carrasquilla de Quibdó; profesor de Aritmética, Álgebra e Historia Natural en la Normal de Señoritas de Istmina; ingeniero de trazado y construcción de varias vías nacionales; Representante a la Cámara; Ingeniero Jefe del Instituto de Fomento Municipal, INSFOPAL, en el Chocó y en Cundinamarca; Jefe de la División de Minas de este Ministerio; entre otros cargos, además del ejercicio de su profesión de manera independiente durante varios años.
Se desempeñó como Gobernador del Chocó entre el 20 de agosto de 1966 y el 15 de septiembre de 1968, periodo este que fue marcado por dos sucesos significativos de la historia local de Quibdó y la historia regional del Chocó: el gran incendio de Quibdó, del 26 de octubre de 1966, y la Huelga de Agua y Luz, del 22 de agosto de 1967.[2]
Como un pequeño homenaje a la memoria de Ramón Mosquera Rivas, a propósito del 120° aniversario de su nacimiento, y en coincidencia con los 120 años del Colegio Carrasquilla, donde este gran intelectual afrochocoano cursó los primeros cuatro grados de su bachillerato, que eran los que para entonces estaban disponibles en este establecimiento educativo; ofrecemos en El Guarengue este relato de Mosquera Rivas sobre profesores y alumnos del Colegio Carrasquilla en 1923, cuando él ingresa a su primer año de bachillerato, a la edad de 16 años, con una beca de la Intendencia Nacional del Chocó. El texto, conservando el ordinal romano de los acápites transcritos, es tomado literalmente de su libro de memorias autobiográficas: Recuerdos de un hijo de mineros (1985).[3]
IV - Gestor
de los estudios secundarios
En sus comienzos, corría el año 1923 y la única esperanza que vislumbraba en el horizonte era la de ser un sastre pueblerino… Pero saltó el destino a imponer su dictado por medio de quien voluntariamente, sin nadie pedírselo, vino a convertirse en gestor de mis estudios secundarios: don Indalecio Lozano F. Conocía mi aplicación al estudio, pues como Personero Municipal formaba parte del jurado calificador en los exámenes finales de cada año escolar.
Con estos antecedentes, viajó a Quibdó, donde ejercía el cargo de Secretario General de la Intendencia su primo hermano, Jorge Valencia Lozano, ilustre abogado de la Universidad Nacional, y le pidió que se me concediera una beca en el Colegio Carrasquilla de Quibdó, el único plantel educativo de enseñanza secundaria que existía para varones en la Intendencia, Valencia Lozano, Abogado, meritorio gobernante que fue de muchos quilates, excelente profesor de Historia de Colombia, condiscípulo del Dr. Julio César García, fundador de la Universidad La Gran Colombia, quien también fue mi profesor en la Universidad de Antioquia, Valencia Lozano, repito, ordenó la beca y dispuso que se me matriculara inmediatamente. Don Indalecio regresó a Istmina y anunció a mis padres, de quienes era compadre (fue padrino de una hermana mía), el suceso salvador. En cuestión de pocos días fue preparado y realizado el viaje a Quibdó, ya en Semana Santa, lo que indica que ya casi habían corrido dos meses del año escolar.
Don Indalecio me matriculó, como acudiente, en el primer año de bachillerato. Todo ello se lo agradezco de por vida. Por eso reflejé tal agradecimiento en mi tesis de grado que escribí para optar al título de Ingeniero Civil y de Minas, otorgado por la Escuela Nacional de Minas en 1935, tesis titulada “Istmo de San Pablo, Estudios Geológicos y Geográficos”. Para ello escribí la siguiente dedicatoria: “Dedico: al esfuerzo de mis padres; a la memoria de Don Indalecio Lozano F., gestor de mis estudios secundarios”.
No peco de mentiroso si consigno esta anécdota: un señor de Istmina, de cuyo nombre no quiero acordarme, no era partidario de que se me adjudicara la beca, ya que había hecho que se la dieran a otro de familia privilegiada y mayores recursos económicos. A la vez, por intermedio de un padre, aconsejó a mis padres que era mejor para ellos que yo continuara acompañándolos en los trabajos de cultivos que hacían… Esa era la situación de la gente negra de todo el Chocó, que no podía aspirar a estudios más allá de la escuela primaria. Afortunadamente para mí, el Dr. Jorge Valencia Lozanos no compartía tan mezquino criterio, Por el contrario, fue el principal impulsor de toda clase de estudios, para todas las castas chocoanas.
V - El
bachillerato
Narrados como fueron los estudios primarios en Istmina, corresponde hacer una síntesis de la forma en que se llevaron a cabo los secundarios, que comprenden dos etapas: la primera tuvo lugar en el Colegio Carrasquilla, considerado como el Alma Mater de los chocoanos, y a la cual se debe una pléyade de profesionales en las distintas ramas del saber humano, como ingenieros, médicos, abogados, químicos, arquitectos, educadores, etc. Por él pasaron hombres de talla nacional, como Diego Luis Córdoba, Adán Arriaga Andrade, Emilio Dualiby, Guillermo Ramos Núñez, Alfonso Meluk, Daniel Valois Arce, Gabriel Meluk Aluma y su hermano Tufik, Aureliano Perea Aluma, Primo Guerrero y tantos otros de mi generación, la siguiente y las nuevas. En tal colegio cursamos los cuatro primeros años de bachillerato, en el magnífico internado que tenía, que sirvió para inculcarnos modales de decencia, compañerismo y solidaridad, a la par que sentimientos de amistad sincera. El cuerpo de profesores estaba constituido por verdaderos maestros de juventudes, que vale la pena enumerar los más destacados.
Don Lisandro Mosquera, anciano blanco de luenga barba canosa, muy bien parecido, trato exquisito, maestro de maestros, por lo cual se le consagró Maestro de la Juventud, en actos oficiales muy pomposos, en 1923. Cuidadoso y severo profesor, de disciplina acrisolada porque deseaba que sus discípulos aprendieran. Sus clases de escritura eran metódicas, y quien no aprendía con él era un “maquetas” desaplicado, al cual acostumbraba a golpear con una “palmeta” o regla de poco espesor, muy usual en aquellos tiempos en todas las escuelas. A quien recibía el castigo le esperaba un “aprende, vagabundo”…
Varios le aprendimos rasgos caligráficos muy característicos, y le ganamos premios de ambas materias, los cuales dejó adjudicados antes de morir ese año. Aún recuerdo una “plana” o tarea que puso en el tablero, y que había que memorizar, lo mismo que todos los versos de la Ortografía de Marroquín: “Revelar va con v escrito, / afín de revelación; / pero sin tal requisito, / es cometer el delito / que se llama rebelión”.
Era payanés, y
llegó al Chocó en la misma época en que lo hicieron los Ángel y los Zúñiga
Ángel, quienes constituyeron familias de gran respeto en la sociedad
quibdoseña, y fueron empresarios notables, pues montaron talleres para la
fabricación de muebles y otros artículos necesarios para el progreso chocoano.
Don Lisandro, según dato suministrado por el amigo Servando Ferrer García,
destacado periodista del Chocó, y también discípulo suyo, fue casado con Doña
Julia Lozano, distinguida dama quibdoseña, quien vendía a los escolares unos
deliciosos caramelos de azúcar, a cinco unidades por un Real, plata vieja, es
decir, el equivalente de una moneda actual de cinco centavos…
[…] Murió en Quibdó en 1923. Había nacido en 1858 y se había graduado en 1879; en el 80 se fue para Quibdó.
Don Manuel A. Santacoloma, procedente de una distinguida familia caldense, varios de cuyos miembros se establecieron en el Chocó, y fueron elementos valiosos en la enseñanza, la política y el comercio. Tomamos los nombres de Rubén Santacoloma, quien fue Intendente del Chocó, su hija Lucila; Edgardo, eficiente funcionario de la rama judicial, y Enrique, comerciante, político y parlamentario conservador. Ambos hermanos, sobrinos de Don Manuel, fueron muy estimados por la sociedad chocoana.
Volviendo a Don Manuel A. Santacoloma, informo que fue excelente Rector del Colegio Carrasquilla, y me cupo el honor de estar interno bajo su rectoría. Profesor de Gramática Castellana, era estricto y disciplinado Maestro de Juventudes, domo Don Lisandro Mosquera. Murió en un lamentable accidente de tráfico en las calles de Quibdó, atropellado por un vehículo que conducía el Dr. Jorge Valencia Lozano. Este accidente causó tremenda consternación y sensación en la ciudadanía por la importancia de los personajes afectados.
Don Abraham González Zea, natural de Medellín, Rector destacado y meritorio profesor de Castellano. Recuerdo su interés porque los estudiantes al escribir no cayperamos eb el que galicado… Sus arengas para mantener la disciplina y fomentar el aprovechamiento de los alumnos eran consideradas aburridoras, por lo largas y repetidas; pero en realidad dejaron saldo favorable para el estudiantado. Como anécdota, tenemos el uso frecuente que hacía de unas largas botas de campaña para evitar que le picaran los zancudos en las piernas, cuestión que causaba hilaridad entre los estudiantes…
Don Jorge Fernández, magnífico profesor de Matemáticas, especialmente Aritmética y Álgebra Elemental, de quien aprendimos la importancia de esas materias. También antioqueño vinculado muchos años al Chocó. Sus enseñanzas nos sirvieron para la terminación del bachillerato en el Liceo de la Universidad de Antioquia. Su memoria es de gratísima recordación.
Don José María Díaz Díez fue Inspector Escolar de la Intendencia, y como tal me tocó conocerlo cuando yo hacía el quinto año de primaria en Istmina. Por orden del Director de la escuela, nos tocó acompañarlo a visitar las escuelas rurales de San Pablo Adentro y El Plan de Raspadura, adonde se llegaba por una trocha bastante buena. Ambos son caseríos de mineros. Me viene a la memoria el nombre de la maestra Reyes de Valdés, quien pocos años después murió en el río Andágueda, cuando se dirigía en canoa a regentar una escuela. Sus hijos Raúl y Tomás viven en Quibdó.
Profesor muy bueno de francés, idioma que hablaba y escribía correctamente, porque había sido Hermano Cristiano y residió varios años en Francia. Hicimos buenos progresos en esa lengua, que nos sirvieron en los estudios superiores en la Escuela Nacional de Minas de Medellín, ya que la mayoría de los textos allí eran en inflés y en francés.
Don Carlos Mazo, el gran cantor del río Atrato, quien escribió el poema antológico a nuestro caudaloso río. Diserto profesor de Literatura, muerto prematuramente en Antioquia por intemperancia alcohólica. Su muerte fue pérdida irreparable para la poesía colombiana, y en el Chocó causó profundo sentimiento de pesar.
Doctor Fausto Domínguez, Médico chocoano y también Profesor de francés, quien hizo sus estudios de medicina en Francia. Cabeza visible de muy connotada familia de la sociedad quibdoseña. Muchos fueron sus discípulos, pero no tuve el honor de serlo.
Don Julio C. Zúñiga, Profesor de inglés, primer curso, de quien aprendimos las bases de ese idioma, para continuarlas en Medellín. Fue un alcalde meritorio de Quibdó, pues dio una organización seria a la Administración. Al lado suyo figuró también, como Profesor del curso segundo, Don Julio Perea Quesada. Tampoco fui su alumno, pero los aprovechados de sus lecciones alcanzaron buen número y aprendizaje notable.
Don Víctor M. Domínguez y Gómez, pariente del médico arriba citado, Inspector Escolar, Director de Instrucción Pública de la Intendencia, escritor y poeta distinguido en el Chocó y otras partes del país. Como profesor nuestro de Literatura, tuvo grande influencia en nuestra formación, hasta el punto de que muchos del curso tercero, intentamos hacernos periodistas, y nos dedicamos a elaborar periódicos manuscritos, de circulación interna en el Colegio. Recuerdo que yo me constituí en director de uno que bauticé con el nombre de El Combatiente. Se trataba de dar noticias del plantel y discutir temas concernientes al Chocó y la educación. Nuestro profesor, Domínguez y Gómez, nos alentaba, y fomentaba escritos literarios para ejercitarnos. Una vez hizo un concurso sobre un tema libre, en el cual participé con una composición titulada El viejo y el bastón. Merecí sus elogios porque algunos rasgos onomatopéyicos y de prosa rimada le dieron cierto timbre de sonoridad. Esta afición por la Literatura la abandoné durante el estudio de la Ingeniería.
Debo anotar que este profesor era oriundo de Tadó, lo mismo que Gerardo García Gómez, Abogado, quien fuera distinguido Secretario de Gobierno de la Intendencia, cuyo nombre se perpetúa con un puente a la salida de Quibdó, por la carretera que conduce a Istmina.
Don Santiago Caro, oriundo de Bogotá, viajó al Chocó como Contador de las grandes casas comerciales, como las de K & B Meluk y Antonio Asprilla Arango, de Quibdó e Istmina. Tenía todas las características del “cachaco”. Recibimos buenas lecciones de contabilidad, la necesaria enseñanza del pénsum de bachillerato. Era cordial con los alumnos de su curso. Hay una anécdota con el discípulo Isacio Caicedo Blancón, quien alguna vez se enfurruscó con el profesor por cierta corrección que le formuló, y este le dijo: “¡Ala! No se caliente, joven”. Lo que nos hizo conocer el “ala”, “alita” bogotano. Y yo tuve un recuerdo suyo cuando, en 1973, hice una excursión en compañía de mi esposa y otros compañeros, por capitales y ciudades europeas.
Al llegar a Madrid, tuvimos necesidad de efectuar cambio de dólares por pesetas. En el sector de los bancos lo primero que vi fue el nombre Banco Credit Lionet, el cual nos había mencionado en asientos ficticios de contabilidad, cátedra de la cual era profesor. Eso me emocionó sobremanera…
Doctor Jorge Valencia Lozano, sobresaliente miembro de la sociedad de Quibdó, donde nació. Secretario General y después Intendente del Chocó, parlamentario ante el Congreso Nacional, excelente Profesor de historia patria, materia que dominaba… La Administración Valencia Lozano es una de las mejores que ha tenido el Chocó, no solo por su honradez, sino por las buenas obras públicas que construyó. Fomentó los estudios secundarios y profesionales, además de los primarios, para todas las clases sociales. Sin distingo de razas, en todas las regiones de nuestra patria chica.
Doctor Heliodoro Rodríguez, Médico y General de la Guerra de los Mil días de comienzo del presente siglo. Calificado profesor de Historia Natural, a quien le merecí el premio de esa materia. Guerrero valiente, estratega formidable, adelantó la campaña al lado del General Luis Padilla.
Fue el primer Intendente liberal cuando sobrevino el cambio del régimen conservador que duró 45 años, por el de Concentración Nacional, del Dr. Enrique Olaya Herrera en 1930. Gobernó con ecuanimidad. Entre los nombramiento que hizo, recuerdo yo siendo estudiante, fue el de Tesorero Subalterno de Rentas en Istmina, al conservador Francisco León Orozco, antioqueño radicado y casado en el Chocó mucho antes de esos acontecimientos. Entre sus funciones estaban la de recaudar las rentas intendenciales y administrar la Fábrica de Licores que funcionaba en Istmina. Honesto y eficiente funcionario hasta su muerte, acaecida en 1961. Sobra decir que las muertes del Intendente Rodríguez y Don Pacho León Orozco constituyeron duelo general para los chocoanos.
Don Gabriel Gallego, con cuyo nombre cierro esta reseña, es natural de El Carmen de Atrato, es decir, chocoano. Durante los años que estudié en el Carrasquilla él desempeñaba el cargo de Director de la Escuela Anexa a tal plantel, por lo tanto no fue mi profesor. En cambio, fueron muchos sus alumnos que aprendieron las primeras letras con su ayuda; hoy forman parte de la pléyade de profesionales de que se enorgullece el Chocó. Debemos recordar que entonces no existían ni la Escuela Normal de Varones de Quibdó ni la Escuela Normal de Rurales, para Señoritas, de Istmina. Por eso funcionaba la Escuela Anexa del Carrasquilla para formar maestros para el servicio de la Intendencia.
VI - Alumnos
del Carrasquilla en 1923
Cabe dar algunos nombres que integraban los cuatro cursos de bachillerato en 1923. Y lo hacemos porque la mayoría de ellos se hicieron profesionales y otros fueron eficientes funcionarios públicos al servicio de la antigua Intendencia del Chocó, y los que sobreviven al Departamento. Hasta donde me ayuda la memoria, puedo citar los siguientes:
CURSO PRIMERO: Andrade Astié Luis Carlos (“Chimilor”), Aluma Domínguez Manuel, Arriaga Rentería Efraín, Becerra Juan Antonio (“El poeta”), Caicedo Blandón Isacio, Carrasco Posso Manuel José, Carrasco Posso René, Córdoba Juan del Rosario, Díaz Mendoza Gonzalo, Garcés Valencia Alcibíades, González Arnulfo, Guerrero Alejandro, Hinestroza Eleuterio, Hinestroza Jorge, Lozano Garcés Ramón, Luna Garrido Juan Bautista, Mayo Córdoba Julián, Mosquera Rivas Ramón, Moreno Manuel Ventura (“Tarahumare”), Padilla Ruiz Emiliano, Palacios Manuel, Palacios Mosquera Emiliano, Palacios Medardo, Palacios Luis A. (“Palé”), Palacios Palacios Carlos, Rojas Pedro José, Valencia Ibáñez Víctor.
CURSO SEGUNDO: Arriaga Rentería César, Astié Alejandro, Barrios Ferrer Rafael, Domínguez Arrunátegui Ángel María, Ferrer Ibáñez Benjamín, Ospina Rubén, y otros que no recuerdo.
CURSO TERCERO: Dualiby Maluk Carlos (Carlitos), Figueroa Villa Julio, Mosquera Garcés Luis, Ramos Núñez Guillermo, Valois Arce Daniel Benicio.
CURSO CUARTO: Arriaga Andrade Adán (viajó a Medellín), Córdoba Diego Luis, Conto Córdoba Wilfrido, Dualiby Perea Emilio, Garcés Luis Alberto, Meluk Yates Armando, Mosquera Garcés Manuel (viajó a Medellín), Paz Arriaga Pompeyo, Rentería Roberto, Valdés Ortiz Roberto.
Hasta aquí llegan mis recuerdos. Seguramente hay otros nombres y apellidos que no retengo en la memoria. Pero también fueron profesionales y el que menos magnífico servidor público.
[1] Sobre este tema, pueden leerse en El Guarengue:
*La Generación de la dignidad - https://miguarengue.blogspot.com/2024/05/la-generacion-de-la-dignidad-ramon.html
* 75 años de vida departamental - https://miguarengue.blogspot.com/2022/10/75-anos-de-vida-departamental-choco.html
[2] Otros textos sobre Ramón Mosquera Rivas publicados en El Guarengue-Relatos del Chocó profundo:
*Como si hoy fuera ayer (II). El desarrollo del Chocó
según Ramón Mosquera Rivas
https://miguarengue.blogspot.com/2020/03/como-si-hoy-fuera-ayer-ii-el-desarrollo.html
* 3 sucesos históricos del Chocó en la Gobernación de
Ramón Mosquera Rivas
https://miguarengue.blogspot.com/2024/09/3-sucesos-historicos-del-choco-en-la.html
* Confluencias - https://miguarengue.blogspot.com/2020/01/confluencias-draga-n-2-de-la-compania.html
[3] Ramón
Mosquera Rivas. Recuerdos de un hijo de mineros. Medellín-Colombia, 1985.
Editorial Difusión. 229 pp. Pág. 22-32.