Como si hoy fuera ayer (II)
El desarrollo del Chocó según Ramón Mosquera
Rivas
“Ramón Mosquera Rivas fue biznieto de esclavos y nieto de manumisos oriundos de la provincia minera del Alto San Juan. Perteneció al pequeño grupo de intelectuales chocoanos negros que nacieron a principios del siglo XX y lograron estudiar en Medellín, Bogotá o Popayán, superando mediante su dedicación y esfuerzos personales la situación de pobreza, marginalidad y exclusión que padecían los afrodescendientes que habitaban los ríos y ciudades del Pacífico. Sorteando múltiples dificultades provenientes de su origen, etnia o color, y pertenencia social, obtuvieron en los años 30 el título de Ingenieros, Abogados o Médicos, y posteriormente consolidaron la primera clase media negra” [1].
Gilma Mosquera Torres,
junio 2013.
Son sorprendentes
la actualidad y la vigencia de los análisis y las propuestas que hizo Ramón
Mosquera Rivas sobre el desarrollo del Chocó, desde sus épocas de estudiante
universitario –cuando dedicó su tesis de grado al Istmo de San Pablo-, así como
durante todo el transcurso y hasta el final de su vida personal y profesional,
como intelectual, político, parlamentario, ingeniero en el sector minero y de
obras públicas, y como Gobernador del Chocó[2].
Al igual que las propuestas de Adán Arriaga Andrade, sobre las cuales escribimos
en El Guarengue hace dos semanas, las de Mosquera Rivas son tan contemporáneas
como si hoy fuera ayer.
“Al acometer la
confección de este trabajo, obedecí al deseo imperioso que me anima desde el
comienzo de mis estudios, de contribuir modestamente a la divulgación de la
tierra chocoana, tan excéntrica en el conjunto colombiano”[3].
Así describe Ramón Mosquera Rivas los propósitos de su tesis de grado como
Ingeniero Civil y de Minas, en la Universidad Nacional, en Medellín, en
noviembre de 1935. Y a fe que lo logra, pues no solamente hace una descripción
inédita de la fisiografía, orografía y geología de la zona delimitada para su
estudio (el Istmo de San Pablo), sino que, además, da cuenta de aspectos
socioeconómicos y políticos que muchas veces son ajenos al interés de los
ingenieros y que prefiguran la gran calidad del liderazgo y del ejercicio
político de Mosquera Rivas, a quien muchos recuerdan porque era el Gobernador
del Chocó cuando un pavoroso incendio destruyó gran parte de Quibdó, en octubre
de 1966.
En un
“Apéndice” de su tesis sobre el Istmo de San Pablo, titulado “Informe
científico sobre la región Quibdó-Buenaventura”, en el acápite V. Higiene[4],
puede leerse lo siguiente:
“El saneamiento de las poblaciones
del Chocó es una de sus más apremiantes necesidades. A este respecto nada se ha
hecho. Sólo ahora empieza la preocupación por dotar a Quibdó de Acueducto y
Alcantarillado. Pero la labor en este sentido debe hacerse extensiva a todas
las ciudades que componen la Intendencia. La actual provisión de agua es
inadecuada y encierra toda clase de peligros.
Sin acueducto y alcantarillado no
se puede pensar en la modernización de la comarca. De aquí la necesidad de
acometer, en cuanto sea posible, trabajos firmes y bajo la dirección de
personas conocedoras del problema”.
Tesis de grado de Ramón Mosquera Rivas, publicada por la Universidad Nacional de Colombia en 2014. |
Escrita hace 85
años, sorprende la enorme vigencia de esa descripción de la situación del
saneamiento básico en el territorio chocoano; al igual que el análisis que hace
–en el mismo texto[5], en
el acápite IV, referido a la Agricultura-, partiendo de constatar que ésta “no
existe en la Intendencia, a pesar de poseer tierras apropiadas para toda clase
de cultivos”, diversidad de climas y suelos feraces. Como si hoy fuera ayer, en
el texto se lee: “actualmente se cultivan, con métodos más o menos
rudimentarios, plátano, maíz, arroz, caña de azúcar, piñas, yucas y muchos
otros productos que se consumen en la comarca”[6].
Y concluye que “un determinante decisivo para la agricultura chocoana es la
cuestión vial. Es de dominio público el problema que para la Intendencia
encierra la carencia de vías de comunicación. Sin duda alguna, a ello debe su
retraso en todos los ramos”[7].
Tal cual como ocurre hoy.
Años después de
su grado universitario, cuando ya había vivido algunas de sus más importantes
experiencias de servicio público en el orden regional y nacional, el ingeniero
y político chocoano Ramón Mosquera Rivas analizó con mayor detenimiento lo
referente a lo que en su tesis llamó la cuestión vial, como determinante del
escaso desarrollo del Chocó. En un artículo titulado “¿Qué impide el progreso
del Chocó?”, publicado en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Colombia hace
más de cuarenta años, en 1979, escrito cuando ya contaba 74 años de edad[8],
Mosquera Rivas anotaba con lucidez: “ningún colombiano medianamente instruido
puede justificar el abandono en que el Gobierno Nacional mantiene al Chocó,
región privilegiada en recursos naturales de toda índole” y esbozó lo que
consideró “un programa de infraestructura que requiere el futuro desarrollo del
Chocó, en beneficio de Colombia”[9].
Estampilla conmemorativa del 8º Congreso Panamericano de Carreteras. El croquis incluye trazado de la Carretera Panamericana a través del Chocó. Foto: http://lasmemoriasdegonzo.blogspot.com /2011/03/pasadopresente-y-futuro-de-la-via-al.html |
“Sin duda
alguna la carencia de carreteras es factor primordial para detener el
desarrollo en cualquier latitud del mundo”[10],
explica Mosquera Rivas, al referirse al detallado inventario de vías no
construidas en ese momento en el Chocó, el cual coincide con la actualidad en
muchos aspectos; por ejemplo, en cuanto al estado de vías claves como la que
une a Quibdó con Bolívar (Antioquia), rumbo a Medellín, cuyo inconcluso proceso
de construcción ya casi alcanza un siglo, o la carretera al mar, que uniría a
gran parte del Chocó con su porción del Litoral Pacífico; pero, cuya
construcción está abandonada y a cambio hay quienes andan ofreciendo un puerto que
dizque no afectará a nada ni a nadie.
Hoy, como ayer
escribió Mosquera Rivas, los tres grandes ríos del Chocó, Atrato, San Juan y
Baudó, requieren trabajos de limpieza en sus bocas y dragado para la
normalización de sus canales navegables, obstaculizados por el desperdicio de
trozas de la extracción forestal y por las palizadas que sobrevienen después de
las tormentas y diluviales aguaceros de la región. Igualmente, Mosquera Rivas,
en el artículo en mención, explica con detalle los efectos de la extracción
industrial de oro en la región del San Juan, así: “El dragado de la Chocó
Pacífico durante más de 60 años en la explotación de metales preciosos, desde
Dipurdú hasta más arriba de Tadó, en el San Juan y en el Río Condoto, hasta
sobrepasar la ciudad de ese nombre, en el Río Tamaná y su afluente el Opogodó,
el dragado, repito, depositó en los cauces de todos ellos gran cantidad de
piedras, cascajos y arena, que en tiempo de sequía hacen imposible la
navegación, aún en lanchas”[11].
En cuanto a lo
que llama “Vías interoceánicas”, el artículo de Ramón Mosquera Rivas se refiere
a los canales que se mencionan en el Himno del Chocó (“tus dos mares, tus
canales, con Napipí y Truandó”) y enfatiza la importancia del segundo, así como
el intermitente interés de los Estados Unidos en el mismo. Igualmente descarta,
con argumentos técnicos, la construcción del denominado Canal del Cura,
conocido como Canal Atrato-San Juan, que uniría a Quibdó con Istmina utilizando
el Istmo de San Pablo como punto de articulación de los dos grandes ríos. En
este punto, Mosquera Rivas rememora la aventura del famoso Capitán Francisco
Ospina Navia en su travesía por dicha ruta[12]:
“Bueno es anotar […] el recuerdo
del legendario "Canal del Cura", de la época colonial, construido en
el "Arrastradero", hoy Istmo de San Pablo, y la odisea del Capitán
Ospina Navia, quien en la chalupa "Tayrona" hizo la travesía entre
los dos océanos, pasando por el canal de Panamá, Buenaventura, el San Juan a
Istmina, arrastrándola en el Istmo, bajando el río Quito hasta Quibdó, el
Atrato -aguas abajo- y costeando el Atlántico hasta Cartagena y Santa Marta,
punto de partida”.
En relación con
la minería en el Chocó, Mosquera Rivas rememora en su artículo de 1974 un plan
que él mismo elaborara, en 1961, cuando trabajó como ingeniero en el Ministerio
de Minas, y al cual se había refirió extensamente en un artículo de 1978,
dedicado exclusivamente al tema minero. Tal plan, en palabras de su autor, “consiste
en ayuda técnica a pequeños y medianos mineros, por medio de prospección de
aluviones auroplatiníferos, con taladros Ward, suministro de maquinaria
arrendada, principalmente Moto-bombas, herramientas, y creación de cooperativas
mineras”[13].
Respecto a “los
bosques maderables del Atrato, San Juan, Baudó y Litoral Pacífico”, la
propuesta de Mosquera Rivas, en su artículo de hace 41 años, es también de una
sorprendente vigencia y aplicabilidad, pues considera que el aprovechamiento
forestal debe hacerse bajo fuerte vigilancia y control gubernamental, con
impuestos suficientes y con planes de reforestación. Así mismo, vigentes y
actuales, son su diagnóstico y sus propuestas en cuanto al recurso pesquero, que
bien podrían firmarse hoy:
Quibdó, enero 2019. Foto: Julio César U. H. |
“RECURSOS NATURALES
ICTIOLÓGICOS
No tiene discusión la necesidad de
aprovechar el alto potencial ictiológico que posee el Chocó en ambos litorales.
Dichas riquezas las saquean barcos extranjeros, especialmente en las costas
Chocoanas. Es poco lo que sacan los pescadores nativos para sustento familiar y
enviar al interior. La falta de un regular transporte aéreo ha hecho fracasar
varias cooperativas; de allí que muy contadas veces Satena, única empresa que
viaja a Solano, transporta productos pesqueros, básicos para la provisión de
proteínas necesarias a la alimentación humana. El remedio para este mal es la
vigilancia permanente de la Armada Nacional en las costas, por medio de
patrullas de sus unidades adecuadamente dotadas de armas; montaje de plantas
enlatadoras, y fundación de cooperativas pesqueras, amén de servicio aéreo por
lo menos dos veces semanales a Bahía Solano”[14].
La lucidez de
este gran intelectual chocoano llega hasta el final de este artículo, con otro
párrafo que –escrito hace más de 40 años- pareciera haber sido publicado esta
mañana, refiriéndose a los recursos hidráulicos del Chocó[15]:
“Nadie ignora en Colombia el gran
potencial hidráulico del Chocó, con sus grandes ríos que pueden generar energía
eléctrica por millones de kilovatios. Sabemos de estudios de factibilidades,
adelantados en las bocas del San Juan sobre el particular. Esta infraestructura
tendrá que realizarla el país en futuro no lejano para aumentar la capacidad
energética ante la crisis del petróleo”.
Diez años más
tarde de la publicación de este artículo sobre el desarrollo del Chocó, Ramón
Mosquera Rivas publicó, en la misma revista de la Sociedad Geográfica de
Colombia, a propósito de la que entonces se denominó Segunda Expedición Botánica,
encabezada por la Universidad Nacional de Colombia, un entretenido texto
titulado “Hierbas medicinales del Chocó”[16].
Luego de describir plantas del Chocó y sus usos medicinales, demostrando un
amplio conocimiento de la sabiduría popular chocoana en la materia, Mosquera
Rivas finaliza con lo que llama “Nuestra Petición: “Que la UN haga los estudios
de los recursos naturales en los tres reinos con grandes reservas que están
esperando ser incorporadas a la economía nacional, y las cuales son la
esperanza del progreso del Chocó, ya que sus hijos son patrióticos guardianes
de la soberanía de Colombia”; una muestra de la perspectiva y visión que
orientaron su quehacer durante toda su trayectoria pública.
Ramón Mosquera
Rivas fue padre, entre otros, de la famosa arquitecta Gilma Mosquera Torres y
del actual Rector de la Universidad Tecnológica del Chocó. Su vida y su obra
son una especie de epítome de la generación que protagonizó la época más
gloriosa de la política regional en el Chocó, en tiempos en los que el bien
común era el norte de las acciones, cuando las capacidades intelectuales y
morales eran -de modo excelso- puestas exclusivamente al servicio del bienestar
y el desarrollo del Chocó y su gente. Quizás sea de ahí de donde provenga la
actualidad de sus escritos, análisis y propuestas, que son tan vigentes como si
hoy fuera ayer.
[1] Mosquera Torres, Gilma. Prólogo a: Mosquera Rivas, Ramón (2013). El
Istmo de San Pablo. Medellín, Universidad Nacional de Colombia, 141 pp. Pág. 9.
[2] Hay autores como Pietro Pisano (2014) que consideran que Ramón
Mosquera Rivas fue el primer gobernador negro del Chocó, pues, desde esa
perspectiva, Adán Arriaga Andrade era mulato. En su valioso libro sobre
liderazgo “negro” en Colombia, Pisano anota al respecto: “En una región en
donde las diferencias de color tenían un gran significado, el nombramiento del “mulato”
Adán Arriaga Andrade como primer gobernador dejó la sensación de que las antiguas
oligarquías seguían en el poder. La exclusión de personas negras del cargo más
alto del nuevo departamento siguió hasta 1966, cuando el “negro” Ramón Mosquera
Rivas fue nombrado gobernador”. En: Pisano, Pietro (2014). Liderazgo político
«negro» en Colombia 1943-1964. Centro Editorial de la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Nacional de Colombia. 260 pp. Pág. 173.
[3] Mosquera Rivas, Ramón (2013). El Istmo de San Pablo. Medellín,
Universidad Nacional de Colombia, 141 pp. Pág. 21.
[4] Ibidem, pág. 87.
[5] Ibid. Pp. 85.
[6] Ibid. Pág. 85
[7] Ibid. Pág. 86
[8] Ramón Mosquera Rivas nació en Istmina, el 13 de julio de 1905; y
murió en Bogotá, próximo a cumplir 100 años, el 5 de enero de 2004.
[9] Mosquera Rivas, Ramón
(1974). ¿Qué impide el progreso del Chocó? Boletín de la Sociedad Geográfica de
Colombia Número 114, Volumen 34, 1979. Pág. 4
[10] Ibidem, pág. 1.
[11] Ibidem, pág. 2
[12] Ibidem, pág. 3
[13] Ibidem, pág. 3
[14] Ibidem, pág. 4
[15] Ibidem, pág. 4
[16] Mosquera Rivas,Ramón. Hierbas medicinales del Chocó. Boletín de la
Sociedad Geográfica de Colombia Números 119-120, Volumen 37.
1984-1985. 2 pp.
Se podria dragar la quebrada San Pablo entre Istmina y Yuto en un trayecto de 60 kilometros aproximadamente y quedaria los dos oceanos unidos, al mismo tiempo aprovechando la extraccion de los recursos mineros y vegetales, lo que crearia empleos, ocupacion vigilada y en diez años se estaria navegando.
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