lunes, 28 de junio de 2021

Una idea enteca

 “Una idea enteca”

Don Delfino Díaz Ruiz, líder político chocoano de la primera mitad del siglo XX.
Fotos: Facebook Gonzalo Díaz Cañadas. Archivo Fotográfico y Fílmico del Chocó.
 

La unión de las provincias del Atrato y el San Juan en un organismo administrativo denominado Intendencia Nacional del Chocó, a partir de enero de 1907, es un hecho de gran trascendencia en la historia regional, pues se rompen así los lazos de total dominio y dependencia que sometían a la tierra chocoana a los designios políticos y económicos del Gran Cauca. Desde la perspectiva de algunos visionarios de la época, este hito es, a la vez, un paso previo en el camino hacia la departamentalización, que era vista como la cima o meta final de la anhelada autonomía política y administrativa. Cuatro décadas y decenas de debates públicos, con la intervención de una pléyade de prohombres que protagonizaron los primeros proyectos políticos de región, habrán de transcurrir para que el Chocó adquiera por fin su categoría de departamento, en la cual está próximo a cumplir 75 años, sin que nadie esté totalmente seguro, por lo menos en la percepción, de los beneficios reales de este cambio para su gente y la región.

Lo cierto del caso es que el camino hacia la categoría departamental del Chocó no fue precisamente plano, ni recto, ni pavimentado. Los miembros de las élites caucanas, desde Cali y Popayán, nunca terminaron de aceptar que tanta riqueza como había en esas tierras, en donde incluso muchos de sus hijos habían nacido, ya no estuviera totalmente a su disposición. Y por ello, entre otras maniobras, promovieron y apoyaron divisiones internas de índole política y territorial entre los líderes chocoanos que, por primera vez, intentaban pilotear la canoa de su propio destino, desde los centros poblados más importantes de la región: Istmina y Quibdó, reforzándoles la idea de que la manera de resolver su vieja disputa por el predominio político regional era disolver la intendencia en dos comisarías, bajo la creencia de que así cada quien ejercería su cuota de poder sin subordinaciones hacia la contraparte.

Dicha intentona de desestabilización del proyecto político de unidad chocoanista, que venía creciendo al abrigo de la Intendencia como símbolo de cohesión y autonomía, fue desestimada y conjurada por un grupo de líderes en ese momento claramente comprometidos con la causa de la departamentalización del Chocó, como Jorge y Reinaldo Valencia Lozano, Emiliano Rey Barbosa, Gregorio Sánchez, Heliodoro Rodríguez, Gonzalo Zúñiga, Salomón Salazar, Alfonso Meluk Salge y Delfino Díaz Ruiz; quienes por todos los medios a su alcance: reuniones, debates y conferencias, estudios jurídicos y políticos, charlas y conversaciones, cartas y artículos de prensa, lograron consolidar entre las dirigencias de ambas provincias la idea superior de alcanzar la categoría departamental como el summum de la autonomía regional.

Precisamente, en ese sentido, Don Delfino Díaz Ruiz sintetiza en cinco párrafos sencillos y directos la inconveniencia de tomar el atajo de las dos comisarías para zanjar la disputa entre el Atrato y el San Juan, en una carta fechada en Cali y dirigida a Don Emiliano Palacios, líder tadoseño. Hace 91 años, el 1º de julio de 1930, en su edición Nº 2227, bajo el título: Delfino Díaz R. combate la tesis de la división de la intendencia en dos comisarías. “De la actual forma de gobierno debemos pasar a departamento”, el periódico quibdoseño ABC publica la mencionada carta, cuyo texto es el siguiente:

Cali, junio 26 de 1930.

Don Emiliano Palacios – Tadó

 

Parece mentira que a estas horas, en que los organismos políticos y administrativos que imponen la república, buscan anhelosos las fórmulas que resuelvan la necesidad de sostenerse más y más, para sanar los fines que a cada uno competen en la nueva vida de progreso que palpita por los ámbitos del país, surja entre nosotros los más débiles la idea enteca de fraccionar el territorio del Chocó, que es hoy una intendencia nacional, con muchas características del departamento, en dos ridículas y nulas comisarías.

 

El Chocó dejará de ser intendencia en un futuro más o menos remoto, para convertirse en departamento; pero el Chocó no permitirá nunca una norma política administrativa que encierre un franco retroceso. No es la primera ocasión en que surge ese amago; pero ya sabe usted que cuantas veces él ha tomado forma, otras tantas ha sufrido amarga derrota. ¡Qué honor el que corresponderá a los partidarios de formar con el Chocó dos míseras comisarías sin derecho ninguno, sin voz en las Cámaras, sin importancia política!

 

Desde que el General Reyes tuvo el acierto de formar la Intendencia del Chocó, este pueblo ha mejorado sensiblemente, en todo sentido, bien que no todo lo que pudiera porque desdichadamente no todos los elementos capacitados con que cuenta esa tierra están a su servicio, como debieran, sino que, triste es decirlo, muchos de ellos se dedican a causarle descrédito y a procurar su ruina. Basta dirigir una mirada retrospectiva para convenir en que una vez arrancadas las provincias del Atrato y San Juan del enorme acuerdo del Cauca grande, se inició una era de progreso y bienestar. La educación pública, que se concretaba a cuatro o seis escuelas, tomó incremento formidable y el mismo año de 1907 funcionaron 50 o más establecimientos de primeras letras.

 

La administración pública, perturbada por la actitud partidarista de los prefectos y alcaldes, que obraban a sabiendas de que los protegía la más completa incomunicación con la capital, se transformó en un rodaje eficiente, bajo la mirada atenta del Jefe de la Intendencia. Las rentas de la región fueron todas a sus arcas, para las necesidades públicas, mientras sus productos emigraban enantes a llenar las arcas de las entidades que por causas múltiples no podían dedicarnos la más pequeña atención.

 

Nuestro atraso proverbial comenzó a ceder ante el impulso interesado de los hijos de la tierra, penetrados de la necesidad de progresar. Probado está que el Chocó en su actual forma de gobierno ha caminado hacia adelante, mientras anduvo siempre como el cangrejo cuando fue apéndice de otros organismos. Delfino Díaz R.

Don Delfino Díaz Ruiz fue un egregio intelectual y periodista, empresario y gran dirigente político de su época. Ocupó los cargos de Secretario de Gobierno y de Hacienda de la Intendencia, Presidente de la Junta de Hacienda intendencial, Intendente, juez de circuito, parlamentario, Alcalde de Quibdó y, además, coronel de la Guerra de los Mil días. Uno de sus hijos, Delfino Díaz Mendoza, quien en octubre de 1930 lo sucedió como Cónsul ad honorem de la República de Panamá en el Chocó, fue a su vez el padre del inolvidable Mono Díaz (Carlos Manuel Díaz Carrasco), cuyos hijos, los hermanos Díaz Cañadas, continúan actualmente el ejercicio de la tradición periodística de la familia, siguiendo el ejemplo de su padre, de su abuelo y de su bisabuelo.

Delfino Díaz Ruiz.
Foto: Archivo Fotográfico y Fílmico del Chocó

 

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