22/09/2025

 3 textos históricos sobre las Fiestas 
de San Pacho en Quibdó 

●Quibdó a principios de la década de 1930.
Fotos: Misioneros Claretianos / Archivo El Guarengue.
Del 19 de septiembre al 5 de octubre se celebran en Quibdó, capital del departamento del Chocó, las Fiestas Patronales de San Francisco de Asís o Fiestas de San Pacho, inscritas en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la séptima reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que se llevó a cabo en la Sede de la UNESCO del 3 al 7 de diciembre de 2012.

A propósito de la trigésimo septuagésima séptima (377ª) edición de las fiestas, contando desde su primera celebración, en 1648; ofrecemos en El Guarengue tres textos ilustrativos sobre sus orígenes, su historia y su devenir. El primero, referente al origen de la festividad, es tomado del artículo “La Fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó”, publicado en el volumen 4 de la Revista Colombiana de Folclore, en 1960, por el etnólogo, investigador e intelectual chocoano Rogerio Velásquez Murillo (Sipí, 9 de agosto de 1908-Quibdó, 7 de enero de 1965); un trabajo pionero en cuanto a la documentación de fiestas populares en comunidades afrodescendientes de Colombia y de las relaciones entre raza, religión, política, territorio y poder.

Los otros dos textos son notas de prensa, publicados en el periódico ABC, de Quibdó, en octubre de 1930 y en octubre de 1939: el uno sin autor, como breve crónica a cargo del ABC y el otro firmado por FERMÍN, sin ninguna identificación adicional de su autor. En ambos casos se destaca la creciente importancia popular de las fiestas; lo cual se explica porque su esquema celebrativo y ritual, incluyendo al pueblo sin distingos de ninguna clase y convirtiendo los vecindarios y barrios en escenario privilegiado de las fiestas, data de 1926, cuando se conmemoraban setecientos años de la muerte del santo. 

De modo que, cuando se publican estos dos textos en el periódico ABC, San Pacho vive los primeros años de su periodo formativo contemporáneo, de estandarización de su estructura ritual, producto del trabajo liderado por Balbino Arriaga Castro, Azarías Valencia, Julio Perea Quesada y Raimunda Cuesta, quienes en nombre de la comunidad quibdoseña concertaron cada detalle con el representante de los misioneros claretianos, padre Nicolás Medrano, quien por las mismas fechas estrenará el solemne himno religioso “Gloria a San Francisco de Asís”, popularmente conocido como los Gozos Franciscanos, inmediatamente incorporado al alma franciscana de la ciudad... ¡Bienvenidos, pues, a este breve paseo por las historias de San Pacho en Quibdó!.

Julio César U. H.

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Sobre el origen de la fiesta – Rogerio Velásquez[1]

Rogerio Velásquez.
FOTO: Archivo El
Guarengue

Con el apoyo de don Pedro Zapata de Mendoza, Gobernador de Cartagena, penetró al alto Chocó un franciscano denodado, exminero de plata de Mariquita, conocido con el nombre de fray Matías Abad. Limosnero del Convento de Cartagena, en sus primeros años de apostolado, aunque amigo decidido de la predicación entre los infieles que demoraban en el lejano Darién, partió a aquellos territorios en compañía del Hermano Jacinto Hurtado y de cuatro indios conocedores del idioma de los que se proponía pacificar. Con el visto bueno de los mandatarios civiles y eclesiásticos dejó la Heroica el 24 de agosto de 1648.[2]

"A los nueve días de salir de Antioquia, llegó a la primera población de indios llamada Arquía, que él denominó Santa Cruz de Arquía, donde permaneció quince días instruyendo a los indios en la religión. Llegó luego a Buenavista, donde hizo como en Arquía y continuó más de cincuenta leguas, encontrando muchos poblados de trecho en trecho, en los cuales lo recibieron muy bien. Prosiguiendo su camino, dos leguas antes de llegar al Atrato, le salió al encuentro un capitán con cincuenta indios armados, pero al ver que no llevaba armas ni gente y saber con qué fin iba, le agasajaron mucho y le llevaron a su pueblo, situado a orillas del Atrato, que él llamó San Francisco".[3]

Posesionado de la tierra, dispuso inmediatamente la construcción de la iglesia que no habían logrado ni Sancho el Fuerte, ni Gómez Hernández, el vencedor de los urraos, ni Melchor Velásquez, ni Diego Martin de Ávila, ni Francisco Redondo, ni Melchor Salazar, capitán de los chocóes, ni menos el adelantado de Antioquia, don Juan Vélez de Guevara y Salamanca. En carta a don Pedro Zapata informa cómo se llevó a cabo el levantamiento de la fábrica, los días de trabajo y el número de operarios. Terminada el 4 de octubre, la consagró a San Francisco con la primera fiesta solemne que se hizo en esa tierra, que había constituido una pesadilla para la Corona desde la iniciación de la Conquista.

Fray Gregorio Arcila Robledo, al hablar de esta conmemoración, escribe: "Fray Matías, con buenos modales y óptimo trato, se ganó el afecto de los innumerables naturales que pululaban en el corazón de nuestra provincia de oro; en terreno regalado por el capitán de nuestra Orden, les levantó su buena iglesia a la vera del majestuoso río, y una vez terminada, con las dificultades y carencia de todos los elementos indispensables que bien se deja comprender, hizo la solemne dedicación a nuestro Padre San Francisco de Asís, enarbolando él, a la cabeza del desfile de canoas, la sagrada imagen del Seráfico Padre; un cacique iba adelante tocando una campanilla, después el grueso de los neófitos por él catequizados, marchaban pausada y devotamente, mientras fray Matías entonaba, cantando las letanías de la Santísima Virgen Inmaculada: "Madre Inmaculada, ruega por nosotros".[4]

Doña Julia Herráez S. de Escariche, refiriéndose al mismo asunto, declara: "Ese día, como festividad de San Francisco, hubo procesión por el río en quince canoas, yendo fray Matías en medio con un Cristo y una imagen de San Francisco; al llegar a la iglesia desembarcaron todos y penetraron en ella; hincados de rodillas, fray Matías cantó Tedeum, terminando la fiesta con una buena comida "donde tuvimos pescado".[5] Desde esa fecha hasta hoy, Atrato ha continuado la devoción. Jesuitas y capuchinos, dominicanos o mercedarios, carmelitas o sacerdotes seculares la han respetado y propagado. Creada la Prefectura Apostólica del Chocó, en enero de 1909, y establecidos los Hijos del Corazón de María como directores espirituales de la región, la memoria de San Francisco ha ganado en profundidad y en extensión sobre los hombres y la tierra.

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Las fiestas de San Francisco, Patrono de Quibdó
–Periódico ABC, martes 7 de octubre de 1930–

Quibdó, iglesia parroquial, 1930.
En primer plano, templete en homenaje
a César Conto Ferrer, Parque Centenario. 
FOTO: Misioneros Claretianos. 
Archivo El Guarengue.

La fiesta del patrono de la ciudad va tomando día por día mayores ímpetus. Los que se mantenían al margen hoy participan de ella, y todo promete que en los años venideros tendrá resonancia que ni siquiera se imaginan.

Gentes de todos los contornos, con la proximidad de la fiesta –única de Quibdó– acuden presurosos a participar de ella. Y los nativos que pueden hacerlo, costean viajes, no importa la distancia, para desempeñar ciertos papeles que les tocan, en sus barrios. Los festejos de San Francisco han tomado algo más de tres días. Nadie ha tenido en cuenta los agudos momentos porque atraviesa el país y la fiesta se hizo con esplendor no visto.

Como números de sensación vimos el descenso efectuado desde la torre del reloj al parque del Centenario por la aplaudida artista señora Teresa Medina de Echavarría, del Circo Imperial de Variedades. Se usó para ello una manila en vez del cable de acero que se acostumbra, y estuvo a punto de sufrir grave percance por haber cedido la cuerda más de lo esperado. Este número, que dio muestras del gran valor de esta artista, conquistole a la compañía el aprecio de todas las capas sociales que, con entusiasmo no registrado antes, han llenado el cupo de su teatro provisional para presenciar las tres funciones que llevan hasta ahora dadas. Para Quibdó ha sido una fortuna la llegada del circo en horas en que ni siquiera se podía contar con la diversión cinematográfica.

La procesión que la lluvia impidió el sábado, se verificó el domingo con gran solemnidad. Los barrios. como siempre, vistieron sus mejores galas, luciendo, ante todo, magníficos trabajos ejecutados por hábiles manos de mujer.

La bendición de los campos ayer, desde la colina de la Virgen, solemnísima, y las artillerías no cesaron en sus descargas en todos estos números. En el acto habló en nombre de la junta organizadora de las fiestas el señor Balbino Arriaga Castro. Su oración versó sobre 'la ley' y al final fue muy aplaudido.

Las fiestas concluyeron con un último rugido del Goliat, cañón de la época de los españoles, que se conserva y dispara en muy determinadas fechas. La banda de San Francisco alertó a la ciudad con magníficos estrenos musicales y en cuanto a las murgas, que con frecuencia salían a las calles, pusieron una nota alegre en todos los semblantes.

Felicitamos a la junta organizadora de estos festejos en honor del patrono de Quibdó y muy especialmente al Reverendo Padre Miró, párroco de la ciudad, por sus esfuerzos que a cada momento puso en acción para que la fiesta resultara digna de Quibdó y de su patrono.

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El de Asís
–Periódico ABC, jueves 12 de octubre de 1939–

Periódico ABC, Quibdó. 12 de octubre de 1939. Hemeroteca del Chocó / El Guarengue.

Nosotros hemos adivinado en la sangre misma de este pueblo de Quibdó una consagración irrevocable al culto de San Francisco de Asís, que en cada año que sucede parece cobrar mayor entusiasmo y no menos esplendor. Desde el 4 de septiembre por la noche, llega a los habitantes el anuncio recordatorio del patrono al son de músicas alegres y bajo el estampido del cañón. Entonces, la conciencia colectiva despierta y se dispone a ejecutar los preparativos de la fiesta, acoplando energías y esfuerzos supremos. Es que el fervor de los quibdoseños es fuerza que impulsa el espíritu y le hace sobrepasar hasta el infinito, por su Dios y por su Santo.

Y el proceso genial y simpático del novenario, con sus músicas regionales y la invariable vacaloca, ponen en las almas contento y alegría infinitos y forman un capítulo de nuestras costumbres que vamos legando a las generaciones futuras como el génesis de nuestro propio vivir. Es esta la fuente de un cristalizado de armonía conjunta, que concentra almas y confunde corazones en torno de la memoria de quien tocó los dones sobrenaturales sobre el pedestal de la mansedumbre.

Por eso el 4 de octubre culmina en esta villa la fiesta esplendorosa y magnífica, que enloquece a los fieles y los impulsa a exteriorizar todo el sentimiento bajo los arcos triunfales que dan paso al Santo por todas las calles como el rey soberano que recorre sus dominios y los bendice. Todo sonríe y todo lo hermoso acude a esta romería triunfal del patrono de Asís, como sediento de beber en la fuente pura de la caridad y del dulce consuelo, el amor sublime que acerca las almas y las eleva hasta el Cielo.

Así hemos recogido las impresiones de esta bella fiesta que cada año tiene mayores atractivos y abre un círculo más extenso a la consagración y al fervor, que son como los lazos de una estrecha unión entre los quibdoseños y marcan con caracteres imborrables pasajes de amor y de ternuras, que en muchas ocasiones al año siguiente se recuerdan con lágrimas en memoria de los que ya se fueron. Pero este pueblo tiene la fortaleza en el alma y con resignación, firme y decidido, todo lo entrega y todo lo rinde a San Francisco en una profesión de fe insuperable como que El todo lo recibe y todo lo espera.

Así será siempre, porque las directivas de las festividades cuentan con elementos de decisión inquebrantable, como don Alcibíades Garces, los hermanos Valencia y otros, que sin escasear ponen para su esplendor todo el acervo de sus energías materiales y espirituales y se entregan de lleno a la solución de inconvenientes y a salvar obstáculos que a otros de menos harían vacilar y aun retroceder. Bien por estos centinelas de la vanguardia franciscana.

Y para este pueblo, que año tras año fomenta con mayor entusiasmo el día de su santo, entonamos un himno de alabanzas y le deseamos un futuro de todas las venturas.

FERMÍN. Octubre de 1939.


[1] Velásquez Murillo, Rogerio . 1960. “La Fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó”. Revista Colombiana de Folklore, volumen 4, 1960. Pp. 16-37. https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2910695/

[2] Contraloría. 1943.Geografía Económica de Colombia. Chocó. Imprenta Nacional. Bogotá.

[3] Herráez S. de Escariche, Julia. 1946. Don Pedro Zapata de Mendoza, Gobernador de Cartagena de Indias. Imprenta y Litografía I.G.A.S.A. María Auxiliadora, Sevilla.

[4] Arcila Robledo, Gregorio. 1951. Los Franciscanos en Colombia. Imprenta Nacional, Bogotá.

[5] Herráez S. de Escariche, Julia. Op. cit.

1 comentario:

  1. Gracias, Julio César. Un saludo muy Franciscano, ¡Paz y Bien!
    Jorge Valencia V.

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