23/12/2024

 Comercio y publicidad en Quibdó 1930-1934
(Segunda Parte)


El 2 de enero de 1932, en la primera página de su N° 2.513, el periódico ABC, de Quibdó, publicó un mensaje de Año Nuevo fechado el día anterior y dirigido a la ciudadanía por Emiliano Rey Barbosa, bajo el título: Alocución del señor Intendente Nacional del Chocó.

“Conciudadanos: Honrado con la confianza del gobierno que preside el Excelentísimo Señor Presidente de la República, doctor Enrique Olaya Herrera, me presento ante vosotros en mi carácter de Intendente Nacional del Chocó, a daros en el año que hoy principia mi saludo cordial con mis votos fervientes por la prosperidad y bienestar de esta importante y rica sección de la Patria”. Así comenzaba el mensaje del Intendente Rey Barbosa, quien a continuación aludía directamente a la crisis económica regional, nacional y mundial que entonces se vivía: “A causa de la depresión económica y fiscal que sufre el universo entero, se encuentra hoy el territorio chocoano en dificultades que nunca había experimentado, ni en los años de 1921 y 1922, cuando la situación del país sufrió una recia sacudida y las instituciones bancarias vieron que sus sistemas se venían abajo a causa del pánico y la desconfianza”[1].

Al igual que el resto de Colombia, la ciudad de Quibdó y toda la región chocoana vivían entonces los efectos de la crisis mundial del capitalismo, que había comenzado con la catástrofe del mercado de valores de Nueva York, en 1929, y que se prolongaría por lo menos hasta mediados de la década de los años 30. Especialmente graves eran las repercusiones en la Provincia del San Juan, en particular en Condoto[2].

Con todo y su gravedad, aquella crisis fue usada como argumento publicitario en un ingenioso y sugestivo aviso publicado en el ABC del 15 de febrero de 1930, titulado: “Victrolas en el Pasaje Bechara”, cuyo texto era el siguiente: “No le tema a la crisis. El pasaje Bechara, interesado en que el espíritu alegre del público no decaiga y la flor de su ilusión nunca se marchite, ha logrado establecer la subagencia de los afamados productos Víctor Talking Co., de Camden, Estados Unidos. Acaba de recibir la primera gran remesa consistente en un lote considerable de Victrolas Ortofónicas en todos los tamaños y estilos, mil discos fabricados en el mes pasado, siendo sobreentendido que son lo último en materia de arte musical. Agujas de gran resonancia, en cajitas de 200 cada una y a precios desconocidos en la plaza. Todo de acuerdo con la mala situación. Doble la hoja de la tristeza y no hago caso de la crisis”.[3]

Si bien no fue posible que la población del Chocó, como lo sugería el aviso, doblara la hoja de la tristeza y mucho menos que ignorara la crisis, lo que sí sucedió es que entre 1930 y 1934, como puede constatarse en el periódico ABC, de Quibdó, el comercio local siguió bastante activo y su oferta publicitaria fue profusa. Obviamente, solo sectores de la aristocracia local podían seguir accediendo con regularidad al surtido variado del comercio quibdoseño.

En la publicidad de la época, el texto de los avisos de prensa era básicamente narrativo e informativo. Eran por lo general enunciaciones textuales de la oferta comercial disponible, complementadas con frases o lemas motivacionales orientados a destacar la novedad y exclusividad de los productos, sus marcas y su procedencia extranjera, al igual que la honradez y seriedad de los comerciantes, como argumentos de venta.

En el caso de los productos de salud, su efectividad inmediata, derivada de sus propiedades casi milagrosas, y el respaldo de autoridades civiles o del médico propietario de la botica, fueron argumentos recurrentes en la publicidad difundida en Quibdó a principios del siglo XX; como podremos verlo en los ejemplos que se presentan a continuación y en las reproducciones de los avisos originales que acompañan esta edición navideña de El Guarengue - Relatos del Chocó profundo.[4]

Médicos y boticas

Para entonces, dos médicos ofrecían sus servicios a través del periódico ABC, de Quibdó: Hernán Perea Quesada, “Médico-Cirujano”, quien atendía “enfermedades tropicales y venéreas”, en su consultorio del costado occidental del Parque Centenario, de 2 a 5 p.m. Y Fausto Domínguez Arango, quien -más que sus servicios- publicitaba ampliamente su botica o farmacia en términos como los siguientes: “Despacho esmerado de fórmulas. Surtido variado y permanente de drogas extranjeras y del país. Precios módicos”.

Además de identificarse como agente de la Droguería Pasteur y como “Agente general en el Chocó” del “Polvo Maravilloso San Rafael, para curar toda clase de heridas que no sean cancerosas”, la botica del Doctor Domínguez vendía también “Cameras, o vasos para enfermos, esmaltadas, Píldoras de Witt para los riñones y el famoso Cordil Celebrina, de Ultrice, concentrado”; del cual una cucharadita equivalía a una cucharada sopera, "con los mejores efectos".

La Farmacia Ángel y la Botica Popular completaban la oferta de productos medicinales en la ciudad de Quibdó de los años 1930. Un “surtido siempre renovado y fresco”, que incluía “medicinas de patente a los más bajos precios de la plaza”, era la base de la oferta comercial de la Farmacia Ángel, cuyo aviso se publicaba en el mismo recuadro del Aserradero Ángel. La Botica Popular ofrecía un “reconstituyente especial para mujeres y niños de salud delicada”, de nombre Alvina; y “Asaya neural, para hombres cansados”.

La Librería y Papelería de ABC ofrecía también productos de este ramo, como el cosmético Aceite de Linaza, y el “Curativo Pulmonar: Lo mejor contra gripa, catarros, tos, afecciones de los bronquios en general”, fabricado por Laboratorios Román, de Cartagena, que se anunciaba como “de sabor agradable” y se expendía también en todas las boticas de Quibdó, según el aviso del periódico ABC.


“Específico Indio: Inmejorable benefactor de la Humanidad”

Había otra serie de productos que se ofrecían a través de avisos publicitarios en el famoso periódico local ABC que no contaban con información respecto a su expendio; como si su publicidad fuera pagada por las casas comerciales que los producían y comerciaban al por mayor en Quibdó.

Entre varios, uno de los que más llama la atención es el denominado Específico Indio, “preparado por J. M. Fuentes L., Cartagena”, anunciado mediante un vistoso y extenso aviso, que incluye -además de un texto descriptivo de las amplias bondades que del producto publicitan los anunciantes- un “certificado del Alcalde Municipal de la Provincia de Veraguas, República de Panamá”, fechado el 1° de junio de 1932.

El texto sobre las propiedades del producto empieza diciendo que el Específico Indio es “Inmejorable benefactor de la Humanidad”. Y a renglón seguido afirma que “no puede existir dolor donde se usa esta poderosa medicina”; pues “como remedio interno y externo es el mejor que se conoce para reumatismo agudo y crónico, cólicos, neuralgias, mordeduras de animales ponzoñosos”; además de ser “profiláctico y curativo de la viruela, dengue, enfermedades del estómago, fiebres amarilla y palúdica”. Como si todo lo anterior fuera poco, el Específico Indio “es considerado como Rival de la Quinina [y] su poder curativo se siente inmediatamente”. Todo un milagro de la farmacéutica de la época.

El “certificado” del Alcalde de Veraguas, Ernesto Sierra M., incluido en el aviso, relata con detalles la milagrosa curación de “Pedro Quintero y Victorino Yáñez, mordidos por culebras sumamente venenosas”, a quienes el propio alcalde les suministró el Específico Indio, “obrando esta gran medicina de una manera rápida como jamás he visto otra igual”. Más que un certificado, el texto atribuido en el aviso al alcalde de Veraguas (Panamá) -la tierra de Cipriano Armenteros- tiene tono testimonial de prosélito en trance de ceremonia. Su remate es la siguiente descripción: “Es preciso advertir que Pedro Quintero votaba [sic] sangre por la boca, narices y oídos y tenía cuatro grandes manchas negras en el cuerpo, desapareciendo todos estos males, en el término de 6 a 8 horas contadas desde el momento en que se comenzó a dar el famoso como excelente Específico Indio, tal como lo indica la receta que acompaña cada frasco”.

“Los atletas necesitan Mentholatum…

…para masajes antes y después de los ejercicios, para aliviar torceduras y golpes y alejar todo peligro de infección”. Así comienza otro de los avisos publicitarios de productos medicinales sin indicaciones de expendio ni respaldo médico local, publicados en el periódico ABC, de Quibdó, en las ediciones de comienzos de los años 1930. “Produce alivio y flexibilidad a los músculos cansados y doloridos”, añade. Y remata olímpicamente: “Los campeones del mundo tienen siempre a la mano y usan el famoso e inimitable Mentholatum”. En otro aviso, el Mentholatum ofrece alivio para dolores de cabeza y neuralgias: “¡Ay mi cabeza! Los dolores y neuralgias se calmarán pronto con Mentholatum”.

Lavol

Pero, no solamente el Curativo Pulmonar, el Específico Indio, el Polvo Maravilloso San Rafael, el Mentholatum, Alvina y Asaya Neural hacían milagros, según la publicidad de estos productos en el periódico ABC, de Quibdó, en la primera mitad de la década de 1930, poco antes de que se inaugurara el Hospital San Francisco de Asís.

Con la ilustración de una niña acongojada sobre cuyas erupciones en la piel cae una gota del milagroso remedio, otro aviso del diario ABC, de Quibdó, indica: “para obtener el alivio inmediato del ardor y escozor del eczema, úsese Lavol. Pruebe unas cuantas gotas sobre la piel”.

A pesar de todo

A pesar de la enorme crisis, Quibdó conserva a principios de los años 1930 su carácter cosmopolita. El río Atrato, que lo une indisolublemente al Caribe, es la conexión permanente del Chocó con el mundo y con la modernidad que por esa región llega también al interior del territorio de Colombia. En la publicidad que las casas comerciales divulgan en el periódico ABC es evidente dicha conexión, de donde deriva la familiaridad de la sociedad chocoana de entonces con el mundo allende las fronteras del país.

Boato y lujo

Un aviso de Abdalá Bechara & Cía. pregona y presume coloquialmente la abundancia y la variedad: “reviéntese la cabeza pensando qué no habremos traído en materia de mercancías y novedades para usted y su familia”. Don Raúl Cañadas V. anuncia, entre otras mercancías, vajillas europeas: “Platos hondos y pandos, floreados, de Checoeslovaquia”. Emilio Yurgaqui ofrece “el mejor reloj de bolsillo y de pulsera: Ferrocarril de Antioquia”. Edmond Y. Manasseh “despacha cualquier artículo que se necesite de la capital, a precios reducidos”, mientras que Vélez & Cía. ofrece “artículos de lujo para regalo o su uso personal”


Azar, placer y guerra

La Rifa Comercial del Magdalena pregunta a los lectores del ABC de Quibdó: “¿Desprecia la fortuna? De sábado a sábado toca a sus puertas”, y les promete, en una clara alusión a la crisis económica: “con un pequeño desembolso puede usted pasar de las estrecheces de hoy a la holgura de mañana”. Del mismo modo que, aludiendo a la guerra entre Colombia y Perú, ocurrida entre 1932 y 1933, la Librería ABC publica un aviso publicitario de una marca de tabacos o cigarros con el siguiente texto: “Estalló la Guerra!! Cigarros Foch y Santander! Al por mayor y al detal en la Librería ABC”… Un fondo creado por el gobierno para recoger donaciones en todo el país, destinadas a solventar los gastos de dicha guerra, publica también avisos en el diario ABC: “Apoye la Defensa Nal. Contribuya al Fondo de Defensa Nacional”.

Ocio y diversión

En materia de ocio y “vida social” en Quibdó, un famoso establecimiento de la época: El Encloche, se presenta como “el rendez-vous de la gente elegante, el mejor establecimiento en su clase con que cuenta la ciudad”. Resume así su oferta comercial: “Confitería. Cervezas Aguila y Bavaria frías. Helados de frutas tropicales, todas las noches. Espacioso salón de billares”. Y pondera su atención a la clientela: “El trato exquisito que este lugar de esparcimiento dispensa a sus clientes no tiene rival”.

En el mismo ramo, el Club Colombia, cuyo propietario es Leoncio Ferrer C., con un aviso más modesto, también se elogia lo suficiente como para atraer clientela: “Establecimiento de billar y juegos permitidos. Cultura para con los clientes. El establecimiento más popular de Quibdó”.

Compra de nóminas

Dos comerciantes de Lloró, Augusto Ríos G. y Arturo Paz R. también anuncian sus negocios en el periódico ABC, de Quibdó, en la década de 1930. Ríos “ofrece a su numerosa clientela, en el Barrio Atrato de Lloró, un bello surtido recientemente renovado, de mercancías, como paños, driles, telas para vestido de mujer, de todas clases, especial para la Fiesta de San Antonio que se celebrará en este lugar, finas y ordinarias, a precios sumamente bajos”. También ofrece “drogas de patente y del país completamente frescas”; al igual que “víveres a precios de competencia, rancho y adornos de fiesta de toda clase. Acuda usted y su familia, en materia de lujo”. Finalmente, Augusto Ríos G. anuncia una actividad que cobró auge en la época, a raíz de la crisis económica: la compra de nóminas nacionales e intendenciales; además de la “compra de oro en polvo, oro legal y platino”.

Por su parte, Arturo Paz R. se anuncia como “Comerciante-Comisionista”: “En su casa de comercio de Lloró vende toda clase de víveres frescos, mercancías, drogas y medicinas, rancho, abalorios, perfumes y ferretería”. Y al igual que su competencia, “Compra oro en polvo, platino, pieles y nóminas intendenciales y nacionales”.

Sastrería, flores y cirios

En la Calle 4ª – N° 10, se encuentra la sastrería de Gorgonio Palacios A., donde “una práctica de más de diez años es garantía absoluta para el cliente” y se “acepta la devolución de toda obra que no satisfaga”, pues “el buen vestir es señal de distinción”.


Dos damas de la sociedad quibdoseña de principios de los años 1930 completan esta selección de avisos publicitarios que aparecían en el periódico ABC. En la Carrera Primera, Rita María Valencia ofrece “flores naturales y flores artificiales de bellísimas clases” y advierte a su clientela que “haga sus encargos el día antes”. Mientras que Doña Eva de Carrasco ofrece “Cirios y lazos propios para Primera Comunión, bellísimos” y acabados de llegar.

De todo como en botica

Todo ello y mucho más se ofrece a principios del siglo XX en los avisos publicitarios del periódico ABC, que se publicó en Quibdó entre 1913 y 1944, y alcanzó casi 4.000 ediciones; de modo que por sus páginas pasó la vida de la ciudad y la región durante tres décadas, así como las plumas más brillantes de la naciente intelectualidad del Chocó, que dignificaron la región y la llevaron con prestancia a los escenarios políticos, sociales, académicos e institucionales de Colombia. De todo, como en botica, se anunciaba, se vendía y se compraba en aquel Quibdó y aquel Chocó que vieron nacer a sus más brillantes hijos.

"Raudales de buena ventura"

“Conciudadanos: que el nuevo año sea pródigo en beneficios para la Patria, que el Chocó se encauce por una franca corriente de engrandecimiento, y que para vosotros en particular derrame el cielo raudales de buena ventura”, concluye el mensaje de Año Nuevo de Emiliano Rey Barbosa (Intendente Nacional del Chocó entre diciembre de 1931 y diciembre de 1935) publicado por el periódico ABC, de Quibdó, el 2 de enero de 1932. Casi un siglo después, El Guarengue - Relatos del Chocó profundo se suma a la esencia de los anhelos del Intendente Rey Barbosa en su mensaje de Año Nuevo.



[1] ABC, Diario de la Tarde. Año XIX. N° 2.513. Propietario: Reinaldo Valencia. Quibdó, enero 2 de 1932. Hemeroteca del Chocó: https://utch.edu.co/nueva/inicio-hemeroteca

[2] Detalles de aquella crisis económica pueden leerse en “Doble la hoja de la tristeza y no haga caso de la crisis”. La Gran Depresión en el Chocó, 1930: https://miguarengue.blogspot.com/2022/04/doblela-hoja-de-la-tristeza-y-no-haga.html

La primera parte de este trabajo sobre comercio y publicidad en Quibdó 1930-1934 fue publicada por El Guarengue en julio de 2022:

https://miguarengue.blogspot.com/2022/07/hasta-que-llegaron-los-paisas-comercio.html

[3] Periódico ABC, Quibdó, edición Nº 2136. 15 de febrero de 1930.

[4] Todos los avisos fueron reproducidos y sus textos transcritos literalmente de diversas ediciones del periódico ABC, entre 1931 y 1934, digitalizadas por el proyecto Hemeroteca del Chocó, dirigido por el Comunicador Social e investigador Gonzalo Manuel Díaz Cañadas, creador también del Archivo fotográfico y fílmico del Chocó. https://utch.edu.co/nueva/abc


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