lunes, 29 de noviembre de 2021

Cantares de los tres ríos

 “Cantares de los tres ríos”

Rogerio Velásquez Murillo en Bogotá (1957).
Y una imagen de la publicación original
de sus Cantares de los tres ríos (1960).

En 1960, bajo el título “Cantares de los tres ríos” y clasificadas por temáticas y tendencias, Rogerio Velásquez publicó un compendio de 750 coplas recogidas, transcritas, compiladas y revisadas durante varios años de trabajo. Un homenaje a la picaresca popular, a los juglares de los pueblos del Atrato, el San Juan y el Baudó, del Pacífico chocoano y del lejano Darién; a los poetas populares negros que con sus versos -originales o parafraseados de coplas castellanas- engalanaron las noches de ocio y de fiesta, de velorio o celebración, consiguieron amores y de sus pérdidas se malhayaron, y de cuatro en cuatro versos pregonaron sus ideas sobre la vida y la muerte, sobre el presente y el pasado, sus pensamientos, vivencias y sueños.

 

“Son coplas lejanas en el tiempo, muchas en la verdad, en tanto que otras brillan por sí mismas por aquilatar sensaciones, sopesar sentimientos y delimitar el yo de la familia que las usa en sus azares cotidianos. El lírico frustrado que aparece a diario en el chocoano de todas las jerarquías, irrumpe en el escenario universal con este haz de cuartetas que evocan con fidelidad un pasado que no parecía ser el alba transparente de días nuevos”, anota Rogerio Velásquez, en la primera sección de este trabajo, que forma parte del conjunto de investigaciones con las cuales quien fuera el primer antropólogo negro en Colombia inauguró en el país -hace más de medio siglo- los estudios sobre comunidades y culturas afrocolombianas. En próxima ocasión, ofreceremos en El Guarengue una muestra de las introducciones que para cada grupo de coplas escribió Rogerio Velásquez.[1]

 

Por ser la primera vez
que en esta casa yo canto,
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo.


Es mi novia la palanca,
mi padrino el canalete;
mi pariente la batea
y mi hermanito el machete.
 
Para plátanos, Arquía;
para maíz, Bojayá;
para muchachas bonitas,
Tutunendo con Neguá.
 
Para plátanos, Purricha;
para cocos, Pilizá;
para mujeres bonitas,
no hay como Togoromá.
 
Dios hizo el cielo y la tierra
y los santos de Israel;
pero jamás ha podido
hacer otro igual a Él.
 
Argumento, argumentico,
argumento, argumentando,
si Dios está en todas partes,
¿por qué no lo estás tocando?
 
Quien espera, desespera.
dice el oro en la balanza;
el que espera con paciencia
tarde que temprano alcanza
 
Dime ya si es que me quieres.
no me andes atormentando,
que no eres purgatorio
para tenerme penando.
 
¿De qué te vienes riendo,
cuerpito descoyuntado,
ojitos de haber dormido,
boquita de haber besado?
 
Las estrellas en el cielo
no se cansan de alumbrar,
así no me canso yo
de ponerte voluntad.
 
El bejuco cuando nace
nace hojita por hojita,
así principia el amor:
palabra por palabrita.
 
Es tanto lo que te quiero,
y lo que te quiero es tanto,
que si no fuera pecado
te adorara como santo.
 
Para la oreja, la plata;
para la garganta, el oro;
pa’ las muchachas bonitas
el cariño y el buen modo.
 
Tus ojos son dos luceros,
tu boca es un alelí,
y tus manitas dos rosas
que nacieron para mí.
 
Una estrella se ha perdido
y en el cielo no aparece,
por tu ventana se entró
y en tu cara resplandece.
 
Mis ojos lloran por verte,
mi corazón por amarte,
mi boca por darte un beso,
mis brazos por estrecharte.
 
Mientras más hondo está el pozo,
más clara se pone el agua;
mientras más te alejas tú
más te siguen mis palabras.
 
El que agravia escribe en agua;
el agraviado, en arena;
cuando el que agravia se olvida,
el agraviado se acuerda.
 
Tengo un dolor no sé dónde,
nacido de no sé qué,
sanaré yo no sé cuándo,
si me cura no sé quién.
 
La yerbabuena florece
por la senda de los ríos,
amores encontrarás
pero no como los míos.
 
No pienses que yo te quiero,
porque te miro la cara,
muchos entran a las tiendas,
miran y no compran nada.
 
Palmita de chontaduro,
cogollito de aguacate,
si me habrías de olvidar
para qué me sonsacaste.
 
Venga acá, señor galán,
lo que le digo es muy poco:
si usté no tenía palanca
para qué buscaba potro.
 
A la muerte no le temo
ni porque la halle en la calle,
porque sin mando de Dios
la muerte no mata a nadie.
 
Nunca en mi vida confío
en ceguera de los viejos,
porque si cerca no ven
con la mente ven muy lejos.
 
Una mujer me pidió
para pascua una camisa,
no quiero vestir altar
para que otro diga misa.
 
Si vas para Atrato abajo
lleva tu toldo seguro,
que de día pica el mosco
y de noche es el zancudo.
 
La luna salió preñada,
un lucero la empreñó,
qué bravo se puso el sol
cuando la luna parió.
 
Un negro conservador
es música que no suena,
es como un parche en la espalda
cuando el dolor es de muela.
 



[1] Entre otros artículos publicados anteriormente en El Guarengue sobre esta figura extraordinaria de la antropología colombiana, puede leerse:

https://miguarengue.blogspot.com/2021/01/recordando-rogeriovelasquez-rogerio.html

2 comentarios:

  1. Gracias por informaciones tan valiosas. Espectacular conocer el pensamiento creativo de nuestros escritores chocoanos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por su lectura y el comentario. Sí, es vital conocer a nuestros referentes intelectuales y culturales.

      Borrar

Sus comentarios son siempre bienvenidos. Gracias.