lunes, 1 de noviembre de 2021

La ciudad de los sueños apagados

La ciudad de los sueños apagados

“Por el boulevard de los sueños rotos
moja una lágrima antiguas fotos”
Joaquín Sabina

En Quibdó, 126 niños y jóvenes han muerto asesinados durante los primeros diez meses del año 2021. Sumados los del año 2020, la cifra se acerca a 300 y, contados desde 2015, el total es de 585. De modo que la tasa anual de homicidios de la capital del Chocó durante la última década ha sido entre dos y cuatro veces mayor al promedio nacional y más del doble que la de Buenaventura. En la región del Pacífico colombiano, solamente Tumaco supera estas tristes y fúnebres cifras. 

Además de las penurias propias de la pobreza multidimensional en la que viven 4 de cada 10 de los 120.000 habitantes de Quibdó, 84.000 de los cuales han sido víctimas del conflicto armado; los barrios y comunas con mayores problemas en la ciudad fueron convertidos -desde hace un poco más de veinte años- en centros de operaciones de las estructuras armadas y operativas ligadas a la explotación ilegal de oro y de madera, el microtráfico y la extorsión al comercio y a sectores profesionales y de servicios (por ejemplo, el transporte terrestre y fluvial) con algún nivel de solvencia económica. Aprovechándose de la escandalosa situación de carencia material de la población, especialmente de la clásica “falta de oportunidades” de empleo y educación para la juventud, dichas estructuras fueron sometiendo paulatinamente a la gente a su accionar y a sus dinámicas, controlando su vida cotidiana en todos los sentidos, imponiendo el terror y el miedo, y convirtiendo la pobreza y la exclusión en factores de proclividad a las actividades delincuenciales. 

Disputas territoriales y ajustes de cuentas forman parte de esta situación, que conlleva enfrentamientos armados en medio de los cuales van cayendo uno a uno muchachos y muchachas cuyas vidas no alcanzaron a ser ni siquiera un proyecto, porque ni el Estado nacional ni sus propias autoridades regionales y locales -a las cuales ayudaron a elegir bajo la promesa de que su vida mejoraría- fueron o han sido capaces de construir para ellos alternativas y soluciones reales, más allá de lugares comunes y estériles como el espejismo de la conformación de clubes deportivos o grupos de baile bajo el supuesto de que estos, por sí solos y como por arte de magia, alejarán a los jóvenes de la delincuencia y de la muerte; como si la delincuencia y la muerte no detentaran el poder que el Estado no tiene en cada rincón de los maltrechos barrios donde la vida hace mucho tiempo dejó de ser un derecho y se convirtió en el indigno premio mayor de una lotería inhumana cuyo sorteo se lleva a cabo todos los días, mientras que gobernantes y autoridades siguen empeñados en exhibir un poderío policial y militar que en la práctica no pasa de ser una especie de ladrido a la luna.

Para recordarnos el dolor de este drama y mostrarnos algunos de los rostros de las casi seiscientas vidas humanas asesinadas en los últimos años, este viernes 29 de octubre de 2021, desde el atardecer y el crepúsculo hasta el comienzo de la noche, por la Carrera Primera de Quibdó -organizados por los colectivos Jóvenes Creadores del Chocó, Black Boys Quibdó y Explosión Dance- desfilaron centenares de jóvenes vestidos de negro y portando retratos de decenas de sus coetáneos muertos en medio de esta guerra, tan ajena como impuesta, que no deja pelechar la vida ni florecer los sueños en esta orilla del Atrato. Galería de sueños apagados se denominó el bello y conmovedor acto simbólico en el que se mezclaron la valentía de la juventud quibdoseña y su vehemente repudio a tanta crueldad; el luto y el duelo por los muertos y la afligida memoria colectiva de amistades, vecinos y parientes. 


Bajo el claroscuro del poniente de este viernes triste, nada más triste que las tristes lágrimas de las madres, brotando de sus almas ya para siempre adoloridas, contemplando y abrazando -en una especie de atrateña Pietá de Miguel Ángel- el retrato de esos hijos que de sus entrañas nacieron y que vivir más no pudieron porque a bala, a machete y a cuchillo las impunes estructuras criminales se los impidieron.



[1]Todos los datos son tomados de: Universidad de los Andes (2021). La distribución espacial del delito urbano en Quibdó 2014- 2019. Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CESED). Documento temático #21. 51 pp.

9 comentarios:

  1. A este artículo, no le sobra ni una coma. Felicitaciones Julio Cesar.

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  2. Julio César gracias por decir lo que importa sobre la niñez en el Chocó en tan excelente escrito.

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    1. Gracias por leer El Guarengue. Es una situación muy triste esta de la niñez y la juventud de nuestra tierra.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo con el enfoque del autor: la falta de presencia estatal, que no sea militar y de policía que ya hasta sobra, y de cumplimiento de los programas de gobierno de las autoridades regionales, es lo que tiene sumida a la juventud chocoana en el abismo. Necesitamos votar y elegir bien, tanto a nivel regional como nacional. No más abandono.

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  4. Cruda y dura realidad. El Chocó en la mayoría de sus municipios existen diferentes clases de injusticias.

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  5. Gracias Julio César por mantenernos al día con tan valiosa información ante esta dura y cruel realidad. Que la Sangre de Cristo proteja nuestro terruño y le dé Luces a nuestros gobernantes para orientar este barco a la deriva.

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  6. Muchas gracias por tan importante información. Yo le agregaría algo a nosotros como Colombianos como chocóanos nos falta mucho sentido de Pertenencia. Porque esta tierra no tiene dolientes igual que nuestro país. Es de todos y es de nadie.

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