lunes, 31 de agosto de 2020


Historia del Platino
Robert Wokittel
Geólogo Minero
1961

Almocafre, herramienta de uso tradicional 
en la minería artesanal del Pacífico colombiano.
Fuente: https://coleccionetnograficaicanh.wordpress.com
/2017/01/08/almocafre-etnia-comunidad-afrocolombiana-2/

A finales del siglo XIX y hasta comienzos del siglo XX, el campesinado chocoano y de otros sitios del Pacífico colombiano consideraba “oro biche” al platino, por lo cual era frecuente que en sus labores de mazamorreo lo desecharan, lo devolvieran al río para que terminara de convertirse en oro o lo vendieran en el pueblo a precio de ganga. ¿Cómo se pasó de esta situación a un escenario en el que el platino devino en uno de los metales preciosos más valiosos, llegando incluso a tener -durante varios años- un costo de mercado mayor que el oro? 

Por su importancia histórica, El Guarengue les ofrece esta Historia del Platino, extractada de un artículo más extenso[1] del Doctor “Robert Wokittel (1886-1970), quien estuvo vinculado a la Escuela Nacional de Minas de Medellín por 11 años, desde 1926 hasta 1937. Una vez finalizó sus actividades con esta institución se dedicó a realizar estudios sobre geología económica en el territorio colombiano por casi 45 años; trabajos que realizó para diferentes instituciones del Estado. Su trabajo, durante los once años de docencia en la Escuela, se enfocó inicialmente en el cuidado y mejoramiento de los Laboratorios de Geología, Mineralogía, Hidrocarburos y Beneficio de Minerales, al mismo tiempo que en la docencia de las asignaturas de Mineralogía II, Mineralogía Microscópica, Geología I, Geología II, Explotación de Minas, Beneficio de Minerales, Geología Práctica e Hidrocarburos I y II[2].

El prestigioso ingeniero chocoano Ramón Mosquera Rivas, quien fuera Gobernador del Departamento del Chocó en 1966 y uno de los más prolíficos pensadores del desarrollo de la infraestructura regional, se graduó en 1935 en dicha Escuela de la Universidad Nacional, donde fue alumno de Wokittel, quien asesoró y presidió su Tesis de Grado, titulada El Istmo de San Pablo, y bajo cuya dirección participó en la famosa excursión científica al Chocó (1934), que dio origen a su tesis.[3]

Batea de uso tradicional en minería artesanal.
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=SKUA4u52QRk

El platino era conocido y usado en América del Sur en el tiempo precolonial, pues en tumbas indígenas en Esmeraldas (Ecuador) se han encontrado joyas de oro con platino. No existen datos sobre el procedimiento usado en la fabricación de éstas. La primera noticia de este metal, encontrado en minas de oro del Darién en el Nuevo Mundo (Nueva Granada) y considerado como infusible e inútil, la da Julio César Scalinger en 1557. Mucho más tarde, en 1720, se menciona en Popayán el empleo de azogue aplicado a la separación de oro y platino, que probablemente provino del Chocó. Este distrito figura entre las primeras regiones auríferas descubiertas por los españoles, y fue descrito en 1513 por Vasco Núñez de Balboa en sus memorias de viajes. Las hostilidades de las tribus guerreras impidieron su desarrollo minero hasta la segunda mitad del siglo XVII. En 1735 menciona Antonio de Ulloa el platino del Chocó como mineral que desvaloriza el oro explotado en los aluviones. Por su semejanza con la plata y para clasificarlo como metal de poco valor se le dio el nombre de platina y más tarde el de platino. Considerando este metal como inútil y para evitar falsificaciones de la plata, la Corona en 1778 ordenó consignar en las cajas reales todo el platino que se sacase, pero sin retribución alguna. Diez años más tarde se pagaron por cuenta de Su Majestad 2 pesos por cada libra de platino. En estos diez años se recogieron en Cauca (Popayán) y el Chocó, por las cajas reales, más de 2.000 kgs de platino, los cuales fueron arrojados distintivamente, por oficiales reales, en presencia de testigos, en los ríos Bogotá y Cauca, y otra parte fue enterrada en el Chocó. Fuera de esto se botaron grandes cantidades de platino por los mismos mineros, sin presentarlas a las cajas reales, o se vendieron a extranjeros que pagaban mejores precios, pues en Europa se prestó desde 1748 alguna atención a este metal a raíz de estudios científicos de sus propiedades físicas y químicas. Apenas al principio del siglo XIX se dio aplicación al platino para recipientes para la concentración de ácidos sulfúricos, y en el año de 1809 se fabricó para tal fin el primer crisol de 12 kgs de peso.

Colombia fue el único productor de platino hasta el año de 1819, cuando se descubrieron los aluviones platiníferos de los Urales (Rusia), los cuales en poco tiempo cobraron mayor importancia que los de Colombia. En Rusia, para fomentar la minería, se acuñaron en 1828 hasta 1830 monedas de platino de 3,6 y 12 rublos. Pero debido a los grandes cambios de precio de este metal, las monedas no fueron bien recibidas y en 1845 se retiraron de la circulación. Sobrevino entonces una fuerte crisis para la minería de platino en Rusia. Poco a poco se inventaron nuevos usos para el platino en la industria química, en la electricidad, para joyas, en la dentistería, etc., por lo cual la producción de Rusia fue aumentando hasta más de 6.000 kg en el año 1911. Durante la primera guerra mundial y principalmente debido a la destrucción de las dragas y minas en la revolución comunista, disminuyó la producción rusa rápidamente hasta unos 300 kgs en 1921. A raíz de estos acontecimientos se concentró el interés mundial por el platino a los aluviones de Colombia, principalmente del Chocó, que fueron entre los años de 1917 hasta 1923 las principales fuentes mundiales de este metal.

Pozo exploratorio de platino en los Montes Urales, Imperio Ruso, a principios del siglo XX.
Foto: Veniamin Metenkov.

Esta situación y los aumentos de los precios del platino de 50 a 115 dólares por una onza Troy (31.1 gr) dieron un notable empuje a la minería de platino y produjeron una era de prosperidad de grandes proporciones. En esta época se efectuaron mayores exploraciones y se iniciaron explotaciones mecanizadas (dragas) en mayor escala. Mineros y compañías se dedicaron a buscar el platino botado y enterrado en el tiempo de la Colonia, rompiendo calles y destruyendo casas en Quibdó y otros puntos; reconstruyéndolas después se obtuvieron en estas operaciones buenas ganancias. La producción de platino subió de 526 kgs. en 1914 a 1.608 kgs. en 1924.

A raíz de la notoria escasez de platino se hicieron también en otras partes del mundo mayores exploraciones de aluviones y de yacimientos primarios, principalmente en África del Sur y en Canadá. Los estudios dieron muy buenos resultados. Canadá empezó en 1920 a aumentar la producción de platino como subproducto de la minería de níquel y cobre. En África del Sur se explota el platino de rocas ultrabásicas y como subproducto de la minería de oro desde 1925. Estos dos países, con una extracción anual de 12 toneladas cada uno, son hoy los principales productores de platino y de sus metales afines. Más tarde empezó a intensificarse la insignificante explotación de platino (15 kgs. en 1913) en los Estados Unidos. Su producción proveniente de aluviones y refinerías de oro y cobre fue de 775 kgs. en 1956. La producción anual de Rusia Soviética se estima hoy en 3 toneladas.

Desarrollo de la minería de platino en Colombia.

La minería del platino no pudo prosperar en el tiempo colonial, debido al bajo valor que tenía este metal y al desprecio que se le dio en esa época. Su explotación se efectuó forzosamente en los aluviones aura-platiníferos del Chocó al extraer el apreciado oro; el platino fue botado o vendido a precios mínimos. Con la Independencia y debido a la importancia que cobró el platino, al encontrársele varias aplicaciones (en la industria, en la joyería, en la dentistería y en las casas de moneda) empezó a manifestarse un mayor interés por los yacimientos de oro y platino del Chocó, que tenían fama mundial a raíz de unos resultados temporales extraordinarios obtenidos en su explotación a mediados del siglo XIX. Atraídos por su legendaria riqueza, se internaron grupos de nacionales y extranjeros (gente seria y aventureros) en la selva chocoana, los unos con sencillas herramientas, los otros con modernos equipos de esa época (monitores y canalones, bombas de succión, buzos y pequeñas dragas). Los resultados obtenidos hasta principios del siglo XX por las diversas expediciones no fueron, en resumen, muy satisfactorios, lo que se debe a la inclemencia del clima, inexperiencia de los empresarios, defectos técnicos de los equipos, etc. Al fin y al cabo, resultó el equipo criollo como el más práctico y seguro, principalmente la batea manejada por los negros del Chocó, más resistentes al clima que los empresarios blancos.

El desarrollo moderno de la minería de platino del Chocó se inició como consecuencia de las exploraciones hechas desde 1889 por Henry Granger y de las iniciativas del general Castillo, quien consiguió en 1907 concesiones mineras en el río Condoto. La escasez de platino que se presentó durante la primera guerra mundial (desde 1914) dio un gran empuje al respecto. Granger instaló en 1906 una pequeña draga en el río Atrato cerca de Quibdó, que naufragó.

Ruinas del campamento de la Chocó-Pacífico. Andagoya, noviembre 2019.
Foto: Julio César U. H.

Castillo, al no obtener resultados satisfactorios con un pequeño montaje hidráulico, vendió su concesión a la Anglo-Colombian Development Co., subsidiaria de la Consolidated Gold Field Co. de Inglaterra. Esta compañía levantó en 1912 un campamento en Andagoya y trajo en 1913 una draga que empezó a trabajar en 1915 en el río Condoto. En seguida surgieron protestas y oposiciones de Granger, respaldado por la Pacific Metal Co. de Nueva York, y de otros, quienes habían conseguido en el mismo terreno títulos mineros anteriores a la entrada de la Concesión Castillo. El lío fue arreglado por negociaciones de la Anglo-Colombian Development Co. y la Pacific Metal Company, fundándose al respecto en los Estados Unidos la South American Gold and Platinum Company, que a su vez formó para las operaciones en el Chocó una subsidiaria, la Compañía Minera Chocó-Pacífico. Esta compañía, la principal productora de platino y de oro del Chocó, instaló en 1920 la segunda draga, en 1923 la tercera, en 1932 la cuarta, en 1937 con otra compañía la quinta, y en 1938 la sexta draga.

En las dragas se cambió posteriormente el equipo de calderas (combustibles: leña y aceite) y de motores Diesel por el de motores eléctricos que reciben su fuerza de una amplia red eléctrica. Para tal fin y con la obligación de suministrar energía a los Municipios vecinos, la compañía construyó en los años de 1922 a 1923 una central hidroeléctrica en La Vuelta, en el curso bajo del río Andágueda. Dos turbinas con sus generadores, instalados en 1923 y 1928, tienen capacidades de 1.000 kw. cada una. Más tarde se instalaron en Andagoya, el centro de administración de la Chocó-Pacífico, varios generadores eléctricos movidos por motores Diesel. Las dragas fueron reformadas para darles mayores capacidades de explotación y mejores condiciones de recolección de oro y platino; tienen hoy capacidades de 100.000 a más de 300.000 yardas cúbicas por mes cada draga. Aparte de las dragas, la compañía trabaja en menor escala con equipos hidráulicos (monitores y elevadores).

Poco después de la compañía Chocó Pacífico se instaló en la región de Condoto la British Platinum and Gold Corporation. Entre las dos empresas surgieron varios pleitos sobre títulos mineros que por decisiones de la Corte Suprema fueron ganados en su mayor parte por la Chocó-Pacífico. Así a la compañía inglesa le quedaron sólo áreas muy limitadas para explotar. Ella operó en los años de 1921-1927 una pequeña draga cerca de Opogodó, durante poco tiempo otra draga en Bazán, cerca de Condoto, y suspendió sus actividades en 1927.

En 1925 se organizó la Neguá Company (inglesa) con un pequeño capital. Inició operaciones con dos dragas de succión muy pequeñas en el tributario meridional del río Neguá, unos 15 km. arriba de su confluencia con el río Atrato. El producto es principalmente oro.

La mecanización en mayor escala de la explotación de los aluviones, iniciada en 1915 con la primera draga grande y continuada con las instalaciones de 5 potentes dragas más, significa un valioso progreso de la minería del Chocó, que se debe a las iniciativas y a la organización de la Compañía Minera Chocó-Pacífico. Esta empresa, con sus equipos, su organización y sus reservas de aluviones, está capacitada para producir grandes cantidades de platino y oro por muchos años.

Con la modernización de la minería, que permite explotaciones de grandes masas con bajos costos por unidad, era de esperarse que se formara una especie de monopolio de las compañías potentes para el platino. Sin embargo, se presenta en el Chocó el caso muy interesante de que, aun al aumentarse la producción de la Chocó-Pacífico, pequeñas empresas y los mazamorreos producían, y producen, con elementos muy rudimentarios, la misma o mayor cantidad de platino que las dragas. Estimativamente se dedican en el río San Juan y en sus tributarios unas 25.000 personas (hombres y mujeres) a las tareas de mazamorreo. Sus herramientas son: la batea, la batelta o el cacho, la pala, el almocafre, el barretón y últimamente la batea mecánica "Denver" (cuna minera).

Robert Wokittel y egresados de 1935 de la Escuela Nacional de Minas,
durante una excursión científica en las montañas de Santander.
Fuente: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-36302017000200055#B3



[1] Wokittel, Roberto. En: Geología Económica del Chocó. Bibliografía Geológica – Minera del Chocó. Publicado en Boletín Geológico, Vol. VII Nos. 1-3, páginas 119-162. Informe Nº 1.275. Servicio Geológico Nacional. Bogotá, 1961.

[2] Yohana Josefa Rodríguez-Vega, Yobenj Aucardo Chicangana-Bayona. La enseñanza de la geología en la Escuela Nacional de Minas de Medellín, 1910-1937. Boletín de Ciencias de la tierra, Nº 42, Medellín, enero-julio 2017.

[3] Sobre el ilustre Doctor Mosquera Rivas y sus estudios de geología, en El Guarengue, “Confluencias”:

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