Con los pies sobre la tierra y la verdad por
delante:
La paz y el desarrollo
como compromisos éticos
de la comunicación y el periodismo[1]
-PRIMERA PARTE-
Este 8 de diciembre se cumplieron
106 años de la publicación del primer número o primera edición del periódico ABC, decano
de la prensa moderna en el Chocó. El Guarengue rinde homenaje a su preclara impronta y al
legado de su fundador, Reinaldo Valencia Lozano. En dos partes, publicamos este
escrito, que fue presentado como ponencia en el Primer Congreso Internacional
de Comunicación para el Chocó. REPENSANDO LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN EL
DEPARTAMENTO DEL CHOCÓ. Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba.
Quibdó, 2-4 de mayo de 2019.
Las lecciones del ABC
Entre 1913 (8 de diciembre) y 1944,
Reinaldo Valencia Lozano editó, dirigió y publicó en Quibdó 3.950 ediciones del
periódico ABC, con una periodicidad que varió conforme a circunstancias económicas,
políticas o personales: semanal, día de por medio, diaria; y durante la primera
guerra mundial circuló en dos ediciones, matutina y vespertina. Desde su
periódico, Valencia fue cabeza visible de una pléyade de intelectuales “como Daniel Valois Arce y Rogerio Velásquez
(el primer antropólogo negro en Colombia) y políticos como Diego Luis Córdoba,
Ramón Lozano Garcés, Adán Arriaga Andrade o Manuel Mosquera Garcés, entre
otros, que determinaron la configuración de una “conciencia de la personalidad
colectiva” chocoana, definida desde un “ser geográfico, étnico, histórico y
político bien diferenciado”, como lo anota Luis Fernando González[2].
Efraín Gaitán Orjuela, quien vivió más de
40 años en el Chocó, durante los cuales ejerció el periodismo de múltiples
maneras, afirmó hace diez años: “Hasta el
momento ningún periódico chocoano ha logrado superar al de Reinaldo Valencia en
cuanto al número de ediciones: 3.950. Pasarán muchos años, quizá más de un
siglo, para que una publicación lo alcance. Si Chocó 7 días, que es en la
actualidad el periódico que está saliendo más asiduamente, no dejara de hacerlo
ninguna semana, gastaría 77 años para llegar a la edición 3.950”.[3]
Don Reinaldo, como lo llamaban en el Quibdó
de su época, era hermano de Jorge Valencia Lozano, considerado uno de los
gobernantes más pulcros, ordenados, progresistas y dignos que ha tenido el
Chocó; un Intendente Nacional “en cuya
administración (1927-1930), por ejemplo, se hizo el trazado de la carretera
Quibdó-Tutunendo-Medellín, se adelantó la construcción de la Cárcel Anayancy,
del Cementerio San José, Telecom (antiguo); por igual, la construcción del
Colegio Carrasquilla, de la Normal de señoritas de Istmina, del Hospital San Francisco;
se mejoraron calles y escuelas de la ciudad y se le dio gran importancia e
impulso a los asuntos culturales”[4].
El ABC registró, durante sus tres décadas
de existencia, la vida completa del Chocó y de Quibdó, incluyendo aquellos
asuntos trascendentales de la política regional, como la rivalidad
interprovincial entre el San Juan y el Atrato, que incluía ideas como convertir
la intendencia en dos comisarías; y la lucha por convertirla en un departamento
que reemplazara la pérdida de Panamá, al decir de algunos de los escritores del
ABC. Aunque algunos autores[5]
han documentado cómo en el ABC se privilegió una visión de clase, en detrimento
de la visión racial, e incluso se escribieron artículos desfavorables hacia elementos
negros de las clases bajas o populares, invisibilizadas por la élite económica
y social descendiente de la mulatocracia
reinante; otros reconocen que es en el ABC en donde la cuestión racial empezó a
aparecer, a través de la pluma de personajes como Ramón Lozano Garcés, Diego
Luis Córdoba y Alfonso Meluk: “A partir
de los años 1930 surgió una ruptura en el discurso de la prensa regional, la
cual se manifestó en la introducción paulatina del tema racial. El término
“raza negra”, por ejemplo, que no era de uso frecuente en la prensa chocoana
antes de los años de 1930, empezó a ser mencionado regularmente. Este cambio
temático reflejaba una transformación en el perfil social de aquellos
redactores de los periódicos, especialmente los del A.B.C.”[6]
A estas alturas de nuestra historia
regional, ya todos sabemos que conseguir la transformación en Departamento de
la antigua Intendencia Nacional del Chocó no fue una tarea ni un logro
individual; sino un largo y tortuoso proceso de reivindicación y negociación
política en todos los ámbitos sociopolíticos, diplomáticos, económicos y
culturales, incluyendo el activo papel de la prensa. José E. Mosquera lo resume
así, refiriéndose a Reinaldo Valencia y a su ABC: “El impulso del proceso de departamentalización del Chocó fue una de sus
principales banderas desde las páginas editoriales del ABC. De manera que, el
ABC se convirtió en la tribuna de la lucha de Valencia y de Dionisio Ferrer,
Heliodoro Rodríguez, Francisco Córdoba, Armando Meluk, Emiliano Rey, Delfino
Díaz, Julio Perea Quesada, Alfonso Meluk, Adán Arriaga Andrade, Salomón Salazar
y Guillermo Henry Cuesta para que el Chocó fuera erigido departamento”[7].
De manera, pues, que cuando uno quiere
saber qué se comía y qué se bebía en Quibdó, cómo se vestía y cómo se divertía
la gente, quién y adónde viajaba, con quién y para qué; o hacerle seguimiento a
las acciones de la Intendencia Nacional del Chocó, como la construcción de
obras y la dirección de la educación pública, el fomento de la agricultura, la
reglamentación de impuestos locales y regionales, la coordinación de acciones con
el gobierno nacional para beneficio regional e, incluso, los hechos de violencia,
que obviamente eran diferentes y más escasos que ahora…; durante la primera
mitad del siglo pasado, que tanto marcó la historia de la ciudad y de la
región, basta leer el ABC, en el Archivo Nacional de Colombia, en Bogotá. Obviamente,
ello no quiere decir que con esa sola fuente puede uno reconstruir la historia
regional del periodo mencionado; pero, sí puede uno, con bastante precisión,
delinear el boceto que le permitirá entenderla y abordarla. Testimonio luminoso
de ello son los trabajos del Doctor Luis Fernando González Escobar, de la
Universidad Nacional de Colombia, a quien le debemos, aprovecho para decirlo,
gran parte de lo que sabemos acerca del Chocó en el siglo XX, entre otros
periodos y temáticas que él ha abordado, como la historia urbana y
arquitectónica de Quibdó, por ejemplo.
Dos lecciones básicas nos quedan de la
historia periodística del ABC, pertinentes para los efectos de esta exposición
y de este Seminario: 1) la dignidad del periodista como condición indispensable
para el ejercicio de su profesión y 2) la responsabilidad de la prensa como
parte de la memoria histórica de las sociedades.
La primera lección señalada, o sea, la
dignidad profesional, está cimentada en al menos cuatro postulados éticos,
fundamentales como guías del ejercicio del periodismo y de cualquier otra forma
de comunicación social: (i) el compromiso irrestricto con la verdad, que no solamente
en la guerra es la primera víctima; (ii) la independencia, sobre todo de
conciencia y de pensamiento, que permita afrontar con altura las coacciones políticas,
sociales o económicas; (iii) la ecuanimidad, entendida como equilibrio y
rectitud en los juicios, como defensa frente a la tentación de no pensar antes
de hablar; (iv) la conciencia plena de que el periodismo materializa la
libertad de expresión con un fin fundamental: garantizar el derecho a la
información que tiene la gente; por lo cual debe tener primacía sobre la libertad
de empresa.
De la segunda lección del ABC, que es la conciencia
institucional y personal que la prensa debe tener sobre su función histórica,
se derivan algunas de las mejores prácticas del ejercicio periodístico
profesional: (i) el impecable manejo de las fuentes de información, que nos
habilita para huir a tiempo de las verdades oficiales, de las verdades a
medias, de la información filtrada por el criterio de los intereses
particulares, de las mentiras disfrazadas de verdades; (ii) la rigurosidad, como
garantía de calidad y profundidad de la información, por encima de la
inmediatez; como práctica inherente e implícita y como condición sine qua non del
ejercicio profesional, que propicie y favorezca siempre la investigación adecuada
de los datos, la elección acertada de los géneros periodísticos apropiados, el
mejor de los enfoques posibles; (iii) el respeto permanente y sistemático de
una especie de principio de distinción entre información, comentario y opinión,
que nos permita eludir -con diligencia y oficio- la seducción perniciosa de los
sesgos, a la hora de elegir las palabras para titular y encabezar, las imágenes
para ilustrar y los adjetivos para ponderar; (iv) el uso correcto, amplio y
creativo de esa herramienta básica de trabajo que es la lengua materna, en
nuestro caso el Español de Colombia, pues no es admisible un periodismo con limitaciones
en su expresión lingüística, dado que estas reducen su eficacia comunicativa.
[1] Ponencia en el Primer Congreso Internacional de Comunicación para
el Chocó. REPENSANDO LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN EL DEPARTAMENTO DEL CHOCÓ. Universidad
Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba. Quibdó, 2-4 de mayo de 2019.
[2] González Escobar, Luis Fernando. Quibdó, la afrópolis del Atrato. En:
[3] "Estoy en el Chocó por rebelde y por servir a los más
pobres". Apartes de una entrevista realizada por Amílcar Cuesta al
presbítero Efraín Gaitán Orjuela en el año 2009. Chocó 7 días, Edición N° 802,
Quibdó, marzo 18 a 24 de 2011.
[4] Rivas Lara, César. El Chocó de ayer. En: http://cuentachoco.co/el-choco-de-ayer/
[5]Hernández Maldonado, Juan Fernando. La chocoanidad en el siglo XX.
Representaciones sobre el Chocó en el proceso de departamentalización
(1913-1944) y en los movimientos cívicos de 1954 y 1987. Trabajo de grado.
Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Sociales, Carrera de
Historia. Bogotá. 2010.
[6] Mena Abadía, Brenda. Discursos sobre un Chocó olvidado.
Representaciones sobre raza y región en la prensa chocoana en la primera mitad
del siglo XX. Trabajo de grado como Historiadora. Escuela de Ciencias Humanas.
Universidad del Rosario. Bogotá, abril 2016.
En:
[7] Mosquera, José E. Reinaldo Valencia, un líder visionario. El Mundo,
Medellín, 16 de octubre de 2014.
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