lunes, 29 de abril de 2024

Unas cuantas preguntas 
sobre los planes de desarrollo en el Chocó

★Perspectivas. FOTOS: Julio César U. H. - 1. Malecón de Quibdó. 2. "Historia de la Ley 70", mural de Fredy Sánchez Caballero (fragmento). 3. Río Quito.

¿Por qué no acotar los planes de desarrollo del Chocó y de sus municipios, orientándolos hacia la solución real de problemas históricos de calidad de vida y garantía de derechos de la población; y después de eso, ahí sí, pensar en cuanta hiperbólica cosa se nos ocurra?

¿Qué tal si, en vez de hacerle el juego a la megalomanía desarrollista, que tiene más de falacia y de entelequia que de realidad; los planes municipales y departamental de desarrollo del Chocó, y sus equivalencias en el Plan Nacional de Desarrollo, se convirtieran en una apuesta gubernamental colectiva y sencilla, seria y sistemática, orientada a la creación de condiciones elementales de dignidad humana para la vida cotidiana de la gente, empezando por resolver sus necesidades básicas insatisfechas…?

¿No debería ser una meta de los planes de desarrollo del departamento y de la totalidad de sus municipios que -hasta en el último pueblo del Chocó, aquel que ni en los mapas municipales figure- la gente dejara de alumbrarse y cocinar con lámparas de querosín o con velas, no tomara más agua impotable ni tuviera que utilizar el río, la quebrada o el patio de su casa como servicio sanitario y botadero de basura, y que nadie se acostara con hambre…?

¿No debería ser un compromiso sagrado de la Presidencia, de la Gobernación y de las alcaldías que el acceso universal y gratuito a educación pertinente y de calidad, y a servicios de salud expeditos y oportunos, en todos los niveles; se tradujera en realidades como la desaparición del analfabetismo en el Chocó, el incremento de la cantidad y calidad de talentos nativos idóneos prestando sus servicios profesionales en la tierra que los vio nacer, y la disminución efectiva de muertes causadas por enfermedades que pueden prevenirse o atenderse de modo oportuno y eficaz?

¿La seguridad alimentaria, la producción agropecuaria basada en sistemas ancestrales de producción, los ingresos provenientes de un trabajo decente y la disponibilidad de tiempos de ocio creativo para el cultivo de la tradición cultural en todas sus expresiones; no deberían ser -de modo cierto y concreto- parte de los pilares de la planificación del desarrollo local y regional del Chocó y sus municipios?

¿No debería dársele prioridad en los planes de gobierno a la construcción de caminos vecinales, carreteras municipales y regionales, calles y avenidas urbanas; y al cuidado permanente de los ríos, como vías troncales del sistema circulatorio de la vida y de la gente en el Chocó; por encima de vías interoceánicas y otras quimeras de vieja data?

¿No deberían el gobierno nacional, las alcaldías municipales y la gobernación del Chocó empeñarse a fondo para ponerle fin de una vez por todas a la fraudulenta e inhumana soberanía ejercida por delincuentes de toda laya y condición, y por grupos armados al margen de la ley, que hacen y deshacen con la vida de la gente en los barrios y en las calles de ciudades como Quibdó, y en los ríos y las mares, los deltas y los esteros, de las comunidades rurales de las subregiones del Chocó, violando con su presencia, con sus armas y sus acciones todos y cada uno de los derechos humanos, los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, y los derechos de los pueblos?

¿Garantizar la vida y los derechos de la gente no debería ser una condición sine qua non de cualquier propuesta de desarrollo, y esta premisa no debería incluir -sin menoscabo alguno- la posesión efectiva y el usufructo integral de sus territorios de propiedad colectiva por parte de los pueblos indígenas y de las comunidades negras?

¿No deberían los planificadores estatales del desarrollo local y regional del Chocó tener conciencia plena y total conocimiento de que los resguardos indígenas y los territorios colectivos de comunidades negras no tienen como fin principal la ejecución de megaproyectos de supuesta utilidad nacional e internacional, sino el sustento de la vida y el bienestar de estas comunidades y pueblos, desde sus propias miradas y en el marco de sus realidades y de su historia social, cultural y ambiental…?

¿Es tan difícil aceptar que ningún desarrollo es humano si no incluye a la gente, que ningún desarrollo es sostenible si no preserva la naturaleza; que humano y sostenible no son simples adjetivos comodines para adornar palabreríos detrás de los cuales se oculta la codicia del gran capital, que conduce sin remedio a ecocidios y etnocidios irreparables…?

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