lunes, 8 de abril de 2024

 Cinismo

FOTO: Julio César U. H./El Guarengue
I

Sórdidos y crueles, desalmados e inhumanos, llevan décadas enseñoreados en el Chocó rural y urbano. No ha habido pueblo, por minúsculo e invisible que sea en los mapas oficiales, donde no hayan devastado cada momento, escenario o fragmento de la vida de la gente, inerme y aterrorizada por su sordidez infinita y su crueldad inagotable. No ha habido vida, por pequeña que sea, a la que no hayan mancillado con su procacidad y su impudicia, con su obscenidad y su desvergüenza.

No ha habido río ni quebrada a los que no le hayan desdibujado y opacado su diafanidad y transparencia, a los que no les hayan deshonrado la corriente con la huella de muerte de sus botas y sus manos manchadas de sangre. No ha habido playas ni mares a las que no les hayan interrumpido acremente su silencio y su eternidad de arena y sal… No ha habido monte ni manglar al que no le hayan profanado la biodiversidad de su paz.

Prevalidos de su poder, tenebroso y desmedido, han pisoteado y pervertido a su antojo cuanta cosa se les ha ocurrido, incluida la noción de territorio, que convirtieron en palabra vana, huera, insustancial.

II

El 1° de abril fue un muchacho de 20 años, que junto a un grupo de amigos y vecinos iba de la comunidad de San Agustín hacia la de Buenas Brisas, a jugar fútbol. El 6 de abril fue un adulto de 39 años, en la comunidad de Cañaveral. Las tres comunidades en el municipio de Sipí (Chocó), en el suroriente del departamento, en límites con el Valle del Cauca. El primero, Yan Carlos Asprilla Mosquera, perdió una pierna. Juan Jaime Lemus Mena se llama el segundo y sufrió graves heridas en ambas piernas, en una mano y en un brazo. En ambos casos, la Mina Antipersona o Antipersonal (MAP) que atentó contra sus vidas, aunque no los mató, sembró esquirlas de espanto en su alma, que quizás nunca se puedan remover. 

III

El 4 de abril se conmemoró el “Día internacional de sensibilización contra las minas antipersonal”. Algunos datos relevantes a propósito de esta conmemoración son los siguientes.

A nivel nacional, según la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y su programa AICMA (Acción integral contra minas antipersonal), a 29 de febrero de 2024, “se han registrado 12.429 víctimas por minas antipersonal y munición sin explosionar, siendo 2006 el año más crítico, pues se presentaron 1224 víctimas, el mayor número en toda la historia de Colombia”. En uno de cada cinco casos las víctimas han fallecido.[1]Esta oficina y dicho programa son encargados del desarrollo de tres estrategias, que organizaciones como ACADESAN, en el Chocó, han venido reclamando con urgencia para sus territorios colectivos: Desminado Humanitario (DH), Educación en el Riesgo de Minas (ERM) y Asistencia Integral a las Víctimas (AIV).​

Según Naciones Unidas, a nivel mundial, “crear una Mina Antipersona puede costar 1 dólar, mientras que el coste de eliminarla del terreno puede llegar a cifras superiores a los 1000 dólares. Más de 143.000 personas han muerto o han resultado heridas a causa de la explosión de minas antipersona u otro tipo de artefactos terrestres entre 1999 y 2020. Se han destruido más de 55 millones de minas antipersona almacenadas entre 1999 y 2022”[2]

IV

Cuando les conviene, citan y hasta invocan el Derecho Internacional Humanitario (DIH), el derecho de gentes (“como si fueran gente”, decía hace muchos años la inolvidable Zulma Cornelia). Como si todo el mundo no supiera que -hijos espurios de la desmesura de la guerra- su único anhelo es ejercer poderes de dueños y señores de cuantas tierras asaltan; y para hacerlo no paran mientes en la vida de la gente. Y por ello poco les importa sembrar de muerte los campos, los montes, las pequeñas trochas y hasta los caminos culebreros de la región.

Cinismo se llama eso. Y el diccionario lo define así, en las dos acepciones en las que ellos lo practican: “Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. / Impudencia, obscenidad descarada”[3].

V

“Chocó: miserable paraíso”, titula la revista Cambio una publicación del jueves 4 de abril, donde presenta el testimonio de “María, una intrépida viajera bogotana de más de 50 años, [que] no dudó en aceptar la invitación de Diego Rosselli para explorar las subregiones del Baudó y del San Juan, en Chocó, durante los días de Semana Santa”. (Ver: “Chocó: miserable paraíso”. Revista Cambio. País, 4 de abril 2024. https://cambiocolombia.com/pais/choco-miserable-paraiso).  

La publicación es firmada por Olga Sanmartín, quien, retoma las palabras de “la intrépida viajera bogotana” o la “bogotana aventurera” -como también llama a su fuente única- para ir desgranando conclusiones tan tajantes como melodramáticas sobre el Chocó, Quibdó, el río San Juan, Sipí, Pie de Pató, Puerto Meluk, Pilizá y Pizarro. Conclusiones que se diluyen en el melodrama folletinesco de los adjetivos y epítetos, a falta de fundamentos adicionales a la voz evidentemente adolorida de María, que pareciera (quién como ella) haber encontrado en la periodista y en la revista una especie de muro de lamentaciones, de hombro en el cual llorar sus desdichas acerca de unas vacaciones que se imaginaba diferentes, o de tribuna en la cual compartir algunas páginas de su diario de citadina sorprendida por la realidad.

¿Solamente porque María, quien “aún lleva consigo el peso de esta experiencia brutal”, les contó sus cuitas, vinieron a saber en la revista Cambio que en el territorio del San Juan (departamento del Chocó) pasan cosas así? ¿Ni siquiera su inmenso interés por la narración de su fuente única llevó a esa revista a preguntarse qué pasa allá realmente, por qué pasa, hace cuánto pasa, qué tienen para decir al respecto quienes han habitado históricamente dichos territorios, sus autoridades étnicas y sus organizaciones propias, como el Consejo Comunitario General del San Juan, ACADESAN, y el Foro Interétnico Solidaridad Chocó (FISCH)? ¿Ni siquiera se les ocurrió que la Defensoría del Pueblo o las organizaciones defensoras de derechos humanos y de cooperación internacional que, cotidianamente acompañan y apoyan a estas comunidades en la búsqueda de salidas a una de las crisis humanitarias más profundas y prolongadas de la región y el país, que supera los límites de una mala experiencia turística, tendrían mucho para decir…? 

La vacuidad de la gran prensa colombiana, que se embolsilla millones por publicidad y suscripciones, pero no es capaz de invertir unos cuantos pesos en pagar editores que controlen la solidez y calidad narrativa de sus publicaciones, su real trascendencia y su validez como testimonios sobre realidades tan dolorosas como la que casi caricaturescamente pintan en esta publicación de la intrépida María y su diligente vocera Olga.

VI

“Continúa la crisis humanitaria en Medio San Juan, Istmina, Nóvita, Sipí, Litoral del San Juan y Buenaventura, en territorio de ACADESAN... Estamos perdiendo la vida y la cultura del pueblo negro del San Juan”, expresó el Consejo Comunitario General, ACADESAN, en un comunicado del 10 de febrero de 2024, en el que -por enésima vez- denunciaba y exponía públicamente el agravamiento de la crisis humanitaria de la región por enfrentamientos entre grupos armados en sus comunidades, desplazamiento forzado de numerosas familias, confinamiento de las comunidades y otras violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario.

“Solicitamos de manera urgente el desminado humanitario para estas comunidades, al igual que reiteramos la necesidad de un cese al fuego multilateral que involucre a la totalidad de actores armados presentes en el territorio. Sin cese multilateral al fuego, las comunidades seguiremos sufriendo los horrores de la guerra y las humillaciones que vienen con el desplazamiento forzado y el confinamiento"; declaró el Consejo Comunitario General del San Juan, ACADESAN, en su comunicado público del 5 de abril de 2024, a raíz de la explosión de una mina antipersona en una comunidad del municipio de Sipí.

El Defensor del Pueblo - Regional Chocó, Luis Enrique Murillo Robledo, expresó que la siembra de minas antipersona en el municipio de Sipí equivale a un secuestro colectivo de todas las comunidades del territorio.

José Hésmer Mosquera, líder histórico y uno de los fundadores de ACADESAN, escribió el 10 de febrero de 2024, en un comentario a la publicación en Facebook del comunicado de su organización sobre el agravamiento de la crisis humanitaria en el San Juan: “Yo sigo creyendo y diciendo que detrás de esta guerra están las multinacionales con los macroproyectos mal llamados de desarrollo que tienen planeados para ejecutar en la Costa Pacífica. Para mí que fuerzas políticas internacionales están patrocinando estos actos para que nosotros les dejemos libre el territorio para tales fines. Amanecerá y veremos”.[4]


[1] Oficina del Alto Comisionado para la Paz. AICMA. Estadísticas de Asistencia Integral a las Víctimas de MAP y MUSE. Fecha de corte: 29 de febrero de 2024

https://www.accioncontraminas.gov.co/Estadisticas/Paginas/Estadisticas-de-Victimas.aspx

[2] ONU. Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas, 4 de abril. https://www.un.org/es/observances/mine-awareness-day

1 comentario:

  1. Gracias por expresar la rabia e impotencia que sentimos colombianos y colombianas, ante los hechos violentos que generan las acciones demenciales de delincuentes terroristas, disfrazados algunos, de movimientos políticos.
    Ante todo lo que nos expones, es difícil evitar caer en la desesperanza. La información acerca del numero de victimas por minas antipersonas, ocurridas hasta febrero de 2024, es increíble, cuando de está hablando de paz.
    Otro aspecto de la realidad actual, que genera impotencia, es la manipulación de la información que diariamente hacen los periodistas de medios de comunicación masiva. Son un obstáculo para lograr un cambio estructural, sea cual sea, el color del político que lo proponga.
    Continua expresando lo que la mayoría callamos, colombiano del Pacifico.

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