Para MinCultura, desde Quibdó
*Quibdó ayer y hoy (2020, 1930, 1962). FOTOS: Julio César U. H., Misioneros Claretianos, Archivo fotográfico y fílmico del Chocó. |
Dicho esto, necesario para subrayar que deberíamos enfocarnos en asuntos menos baladíes, sería bueno saber qué tiene previsto el actual Ministerio de Cultura para unos cuantos asuntos de vital importancia en esta materia en Quibdó, una población actualmente desdibujada por la zozobra y el miedo de la violencia que se apoderó de ella desde hace varias décadas, y siempre en ese lamentable estado de pronóstico reservado que se deriva de la falta de atención seria y real a sus problemas, así como de la profunda ausencia de gobernanza y de actuación institucional coherente con su pésima situación.
Empecemos por decir que, en Quibdó hoy, la cultura no cuenta con un espacio de esos convencionales, que existen y funcionan bien hasta en municipios muy pequeños y poco conocidos de rincones ignotos del país: una casa de la cultura. La que fue establecida hace más de treinta años terminó convertida en un puesto más de comercio ocupado por toda suerte de mercachifles del desaseado, caótico y extenso mercado público o galería comercial en que convirtieron a la parte céntrica de Quibdó los capitales advenedizos y nativos, que compraron y tumbaron las antiguas residencias y edificios de otros usos para construir en su lugar -con la evidente complicidad oficial de funcionarios y entidades que otorgan los permisos de construcción- infames y deslucidos cajones de cemento, sin la más mínima nota arquitectónica, sin el menor recato en la invasión del espacio público y el irrespeto a las normas de urbanismo; para albergar una cantidad absurda e inimaginable de hoteles, residencias de paso y prenderías, al igual que decenas de pesquerías, pollerías, farmacias, abarrotes, legumbrerías, negocios de apuestas y juegos de azar, fritanguerías, queseras, panaderías, carnicerías, bodegas, etcétera; como si se tratara de una gigantesca central de abastos y no de una ciudad con por lo menos tres siglos de historia continua, capital de un departamento de Colombia y eje institucional de referencia de toda una región de significativa diversidad biológica, étnica y cultural.
Quibdó, Casa de la Cultura. Vista general del edificio y detalle de su aviso en la fachada. FOTOS: Julio César U. H. |
¿Existe alguna propuesta de parte del actual Ministerio de Cultura, y de sus entidades u oficinas pares del departamento del Chocó y del municipio de Quibdó, para recuperar, dignificar y dinamizar ese espacio que pudo haber sido y no fue un escenario útil y apropiado para motivar e impulsar el movimiento artístico y cultural de la ciudad? ¿O no hay propuesta y nos tocará asistir al derrumbamiento completo de esa casa de la cultura, cuando el deterioro múltiple culmine su labor, que está bastante adelantada? Si así fuera, mientras el ministerio se convierte en #MiCASa (así suelen escribirlo en las redes sociales institucionales), esta ciudad capital no tendrá ni siquiera una casa de la cultura.
Por otra parte, y a propósito de escenarios culturales para Quibdó, cabe preguntar si, en lugar de ser en San Pacho y en diciembre una fritanguería pública y un espacio de alquiler a todo tipo de ventas estacionarias, y de modo permanente una inmensa cantina al aire libre y una improvisada pista para clases privadas e infantiles de patinaje; el actual Parque Manuel Mosquera Garcés no podría convertirse en un sitio de memoria histórica, con mobiliario urbano adecuado, señalética histórica y cultural, en donde -además de informar quién era el distinguido chocoano a quien se homenajeó bautizando el parque con su nombre- se revivieran y narraran, de formas creativas, incluyendo elementos gráficos, fotos, planos, textos y placas conmemorativas, hitos claves de la historia de la ciudad y de la región. Este espacio podría complementarse con el del Malecón Jairo Varela Martínez, que se dotaría de otra muestra permanente de elementos históricos y culturales, con un espacio especial para la música chocoana, en honor al fundador del Grupo Niche, a cuyo homenaje está dedicado el malecón.
Parque Manuel Mosquera Garcés y Malecón Jairo Varela-FOTOS: Julio César U. H. |
Monumentos en homenaje a César Conto Ferrer y Diego Luis Córdoba. Parque Centenario, Quibdó. FOTOS: Julio César U. H. |
Nada mal le vendría a la memoria histórica de la ciudad de Quibdó remozar, resignificar en su intencionalidad y funcionalidad simbólica, y redireccionar en sus usos sociales, estos tres espacios públicos ya existentes -los dos parques y el malecón- situados todos en la histórica Carrera Primera, que desde la época republicana y con la creación de la Intendencia del Chocó, se convirtió en epicentro y fuente de dinámicas históricas que marcaron para siempre lo que fue y sería la ciudad y su población. Habría que conocer si el actual Ministerio de Cultura de Colombia ha pensado algo al respecto o qué propuestas similares tiene sobre los escenarios culturales de Quibdó. Y si sus pares en la Alcaldía de Quibdó (Oficina de Cultura y Turismo) y en la Gobernación del Chocó (Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte) tienen en mente algo al respecto para el año de gobierno de que les resta.
El Centro de Memoria, Documentación y Materialidades Afrodiaspóricas Muntú Bantú, recientemente cerrado por fuerza de las amenazas y extorsiones contra sus directivos e instalaciones; debidamente apoyado para ese fin, sería un inmejorable núcleo de articulación y coordinación de todo lo necesario para que su enfoque de la diáspora y del poblamiento negro del Chocó en general y de Quibdó en particular le dé sentido y perspectiva a las muestras permanentes y temporales que podrían exhibirse en el Parque Manuel Mosquera Garcés, el Malecón Jairo Varela y el Parque Centenario; con los contenidos históricos mencionados y la dimensión étnica y cultural transversalmente presente, con aportes de organizaciones como consejos comunitarios mayores de comunidades negras y organizaciones indígenas, y oenegés locales con experiencia significativa en la promoción y realización de diversas actividades y eventos culturales con enfoque étnico. Del mismo modo que el llamado “Convento”, edificio patrimonial que fue la casa de los Misioneros Claretianos, de la Prefectura apostólica y del Vicariato apostólico, y es hoy sede de la Diócesis de Quibdó; bien podría consolidarse como un escenario complementario a la hora de adelantar actividades promocionales y educativas relacionadas con los demás sitios mencionados, pues su ubicación, contiguo al malecón y también a la orilla del río Atrato, en la carrera 1ª, reforzaría la semiología de este conjunto de ambientes recuperados para algo más edificante que la venta de baratijas y chucherías, que para eso ya tienen todas las calles y el resto del centro de la ciudad.
La Agencia Cultural del Banco de la República en Quibdó sería un magnífico complemento en estas labores, por su experiencia de más de tres décadas promoviendo una oferta cultural, a veces casi solitaria en la ciudad, y por la calidad y mantenimiento de sus escenarios de reunión y exposiciones. Y, cómo no, los espacios y agendas culturales de la Biblioteca Pública Departamental Arnoldo de los Santos Palacios Mosquera, situada al frente del aeropuerto El Caraño, muy bien le vendrían a los propósitos indicados… Todo ello, lo dicho y lo implícito, es cuestión de coordinación de voluntades, esfuerzos, compromisos, recursos y agendas propias, bajo la batuta del MinCultura, la Alcaldía y la Gobernación, y con el apoyo de consejeros oficiales y no oficiales en las diversas áreas; para insuflarle nuevos alientos al movimiento cultural de la ciudad, a ver si así -desde el cultivo y solaz espiritual y la memoria histórica y cultural- se aporta a la paz total que se necesita, la cual va más allá de retomar el poder que en la ciudad hoy tiene la delincuencia.
Teatro César Conto en reconstrucción. Quibdó. FOTO: Douglas Cújar/Chocó 7 días. |
Existen más, muchos más, aspectos y áreas, temáticas y sectores del mundo cultural sobre los cuales debería el MinCultura, llámese así o como sea, venir hasta Quibdó y contarle a la chocoanidad cuáles son sus planes, no solamente para la clásica socialización, sino, sobre todo, para el diálogo y la concertación. En música, hay algunos puntos claves, como el fortalecimiento de la capacidad institucional y la agenda de presentaciones de la Orquesta sinfónica libre de Quibdó y sus magníficos coros, y la revisión y fortalecimiento de espacios y estrategias de las escuelas de formación musical; al igual que un trabajo concienzudo para la recuperación de la chirimía chocoana, venida a menos y envuelta en un marasmo en el que los músicos nuevos a duras penas repiten lo existente, ya que por lo general -apelando a las cosnsabidas fusiones y mezclas- optan por adaptar al formato de la chirimía ritmos en boga de escasa o dudosa calidad musical, pero posicionados por el facilismo comercial; dejando así estéril el campo de nuevas composiciones y notas de impronta vernácula que tan siquiera evoquen aquellas que hicieron inmortales a músicos como Antero Agualimpia, Oscar Salamandra, Neptolio Córdoba, Esnodio Figueroa, Mario Becerra, Augusto Lozano y Panadero.
El abandonado campo de la creación literaria, que promueva el talento narrativo local y potencie la tradición oral u oralitura; de la mano con el afianzamiento y la extensión de planes de promoción de la lectura ya existentes. La restauración de la danza folclórica tradicional y sus relatos históricos asociados en el vestuario, los decorados, movimientos y planos. Los estímulos a la creación y difusión de obras narrativas de carácter documental e histórico, incluyendo formatos tanto escritos (grandes reportajes, crónicas, relatos, artículos, entrevistas, textos testimoniales) como audiovisuales (cine, televisión, radio, podcasts). Y la estructuración cuidadosa de una colección o biblioteca de autores chocoanos, que rescate y difunda esta parte perdida e ignota de nuestro patrimonio… son otros elementos de suma importancia para estructurar una oferta cultural digna, decente, coherente y sistemática para Quibdó, que supere la dispersión y el simple activismo.
MinCultura
o MiCASa, para el caso es lo de menos, el Ministerio de Cultura de Colombia le
debe a Quibdó y al Chocó algo más que unas cuantas dádivas de apoyo a unas cuantas
acciones desarticuladas y más cercanas a la promoción de las manifestaciones
folclóricas como espectáculos de masas, que a la valoración y cultivo reales de
las tradiciones, las artes, los saberes, los tiempos y los espacios que dan
forma a la cultura en la ciudad y en la región. Ahora es la hora de comenzar a
cubrir este rubro de la deuda histórica de Colombia con esta tierra, el cual
tiene tanta importancia como el de la infraestructura y los servicios sociales,
y todas las demás reivindicaciones del desarrollo material de la región que
desde hace casi medio siglo se vienen arañando en cada paro cívico.
[1] Aunque, al parecer, aún no se ha
oficializado el cambio de nombre del Ministerio, pues en su web y en su Twitter
oficiales aún se llama Ministerio de Cultura (MinCultura), en los trinos de la
cuenta oficial y en los de la ministra Ariza, en Twitter, es frecuente el uso
corriente de MiCASa (escrito así, tal cual), refiriéndose a este
ministerio.
[2] Acerca de la historia del Teatro César
Conto, de su proceso de reconstrucción y de su inminente reapertura, publicamos
en El Guarengue, el 4 de febrero de 2019, Matinal y Matiné, Vespertina y
Noche, Doble y Cine Continuo..., que puede leerse en: https://miguarengue.blogspot.com/2019/02/matinal-y-matine-vespertinay-noche.html
Mejor propuesta cultural, imposible. Se está llegando la hora del cultivo del conocimiento, las tradiciones, las ideas, el reverdecimiento de la tradición popular empírica y viva. Necesitamos mucho azadón para quitar la maleza representada por la cultura de la muerte. Siga así maestro que su voz será escuchada y sus escritos serán faro u oscuridad para las nuevas generaciones, dependiendo de lo que ellas elijan: La indignidad o la vida.
ResponderBorrarLascario Alberto Barboza Diaz
Es Ahora que el Chocó debe comenzar a exigir lo que la nación le debe por sus aportes materiales y culturales en el transcurso de la historia económica y cultural del País.
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