lunes, 23 de agosto de 2021

2 décimas chocoanas

 2 Décimas chocoanas

31 de agosto. Óleo de Honorio Cabraca, pintor de Limón (Costa Rica),
en honor al Día de la Persona Negra y la Cultura Afrocostarricense.
Foto: Nayuribe Montero/Universidad de Costa Rica.

Al igual que en toda la América hispana, las décimas en el Chocó son herencia colonial recreada por la población y utilizada como vehículo lingüístico de carácter artístico, como parte de la tradición oral. En su trabajo sobre la lengua castellana en la región[1], el Maestro Miguel A. Caicedo anotó que las décimas “no solo formaban el repertorio de los bogas en las noches iluminadas, sino también el de los trasnochadores que competían para animar el desvelo en los velorios, últimas novenas, argollamientos y toda clase de recepciones”. Es frecuente el carácter anónimo de su autoría, al igual que su construcción a partir de originales de fuente española, completos o fragmentarios; no obstante lo cual también existen algunas de autor identificado, sobre todo cuando fueron hechas y publicadas en tiempos de auge de la prensa y como parte de intercambios intelectuales en tertulias y cafés de los poblados principales o nacientes centros urbanos.

De la tradición campesina del Chocó, aunque existen versiones de la misma en otras regiones mestizas y negras del continente americano, les ofrecemos en El Guarengue una décima típica de la jocundia y el ingenio popular: Cuando Dios se determina. Y otra de la autoría del intelectual quibdoseño e ingenioso periodista Juan F. Villa, Juancho Villa, recreada en su acento poético y enriquecida en su factura lingüística a partir de una décima originalmente anónima.

Como es de uso en este género, las décimas empiezan con un cuarteto, cada uno de cuyos cuatro versos se convertirá sucesivamente en el final, pie o último verso de cada una de las cuatro décimas que integran el conjunto.

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Cuando Dios se determina
Cuando Dios se determina
a'cabá con los mortales
nara valen los caudales
ni los caldos de gallina.
 
Arregle su matalotaje
lo primero y lo segundo
despídase de este mundo
que se le llegó su viaje,
pues ya no acepta cuestión
ni argumento ni razón
discusión ni palabraje
ni plata ni carta fina
pues no valen dinerajes
cuando Dios se determina.
 
Entonces no vale rey
ni príncipe ni princesa
ni duquesa ni condesa
ni justiciero ni ley,
porque cuando Dios inclina
su sentencia que es divina
sin pedí a nadie permiso
sin fijase en tonos reales
en el momento preciso
acaba con los mortales.
 
Da lo mismo pobre y rico
pues la ley de Dios no escoge
y la muerte ciega coge
al grandote y al chiquito.
Nada valen los millones
ni los bienes por montones,
no se escapa ni si llora
lágrimas de oro a raudales,
pues cuando llega la hora
nada valen los caudales.
 
Por más pechuga que coma
o sopa de huevo aviente
revuelto con lo decente,
cuando la muerte se asoma
ya no le sirven de nada
loj guiso y la carne asada
los tarros del extranjero
las galletas y gelatinas
las sustancias de ojo entero
ni los caldos de gallina.

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Diej riales te mando yo
Diej riales te mando yo
para que hagai tu pulsera
tan bonita como voj
y así mesmo de jullera.
 
Recomendale al platero
que l’haga lo más bonita
que le ponga dos luceros
de broche en la carenita.
También mandale poné
para que quere mejó
un pájaro Diojteré
y una tórtola Chocó.
En juin, pa’ lo que querej,
diej riales te mando yo.
 
Que te lareje bien juina
y con bastante gracejo,
que tenga una golondrina
y un colibrí o tominejo,
un elejuante, un canario,
una peinilla, un espejo,
un tigre y una pantera,
un crucifijo, un rosario
y too lo necesario
para que hagai tu pulsera.
 
Que le ponga materiales
de lo mejó y más costoso,
que no se quere en reposo
ni economice cauralej:
que le ponga pavos reales,
dos aves del paraíso
que hagan juego con tu hechizo,
la mejor obra de Dios;
que quere con buenos visos,
tan bonita como voj.
 
Que pa’ que quere conclusa,
bonita como querej,
le ponga una estrella rusa
y un jueguito de palquéjs.
Que le ponga una paloma
y una elegante tijera
un borojó y una pera
y una pavita cantona,
así cual voj de brincona
y así mesmo de jullera.


[1] Caicedo M., Miguel A. El castellano en el Chocó 500 años. Editorial Lealon, Medellín, abril de 1992. 151 pp. Pág. 115. Los textos base de las dos décimas que se publican también son tomados de esta fuente.

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