lunes, 29 de octubre de 2018


Con los ojos del alma
Jesús Abad Colorado, “un aliado de las víctimas, 
de los más débiles y de la verdad”[1].

Las fotografías de Jesús Abad Colorado son la prueba visible y fehaciente de que sí es posible mirar y ver con el alma. Es con los ojos del alma con los que, durante los últimos 25 años como testigo de la guerra en Colombia, Chucho ha encuadrado, compuesto, enfocado, retratado, editado y publicado cada momento, cada instante, cada vida, cada objeto, cada rostro de cada mujer, de cada niña, de cada hombre, de cada niño, de cada joven, de cada anciana y de cada anciano, o sus manos o sus pies o sus huellas o su sombra o sus ojos o sus sonrisas o sus lágrimas o su tristeza o su desolación o su esperanza…

Foto Jesús Abad Colorado.
Esa forma de ver y de mirar, esa perspectiva en blanco y negro, son las que saltan a la vista del espectador mientras ve el documental EL TESTIGO, en medio de una sala de cine presidida por un silencio tan absoluto como el de aquella escena del filme, retratada en su momento por Abad Colorado, durante la cual una niña de diez años contempla asombrada y conmovida la exhumación de los restos de su madre desaparecida en un episodio de guerra. Dirigido por la documentalista y productora británica Kate Horne, con una duración de 76 minutos, el documental fue presentado en salas comerciales de cine del país desde el jueves 25 de octubre hasta ayer domingo 28 de octubre.

Chucho siempre se enfoca en las víctimas, sobre todo en las víctimas civiles. Su mayor aporte al periodismo colombiano es la mirada sobre las víctimas, sobre el dolor de las víctimas: eso es muy de Chucho y es muy también del periodismo que se hizo por esa época en El Colombiano, que fue donde Chucho empezó, cuando El Colombiano abrió la Unidad de Derechos humanos. Entonces, sobre todo, yo creo que el gran aporte de Chucho y que lo llevó a destacarse a nivel nacional y que ha hecho que se fijen en él y que se fijen en su trabajo es ese: esa mirada tan tierna y tan humana que tiene sobre todo tipo de víctimas que ha dejado el conflicto en Colombia[2], explica Juan Carlos Pérez Salazar, Editor de Noticias de BBC Mundo, quien trabajó con Abad Colorado en aquellos años de El Colombiano.

Jesús Abad Colorado en su exposición El Testigo.
Foto León Darío Peláez.
Simultáneamente, está abierta al público en el Claustro de San Agustín en Bogotá, desde el 20 de octubre de 2018 hasta el 28 de enero de 2019, la Exposición EL TESTIGO. Memorias del conflicto armado colombiano en el lente y la voz de Jesús Abad Colorado, producida por la Universidad Nacional de Colombia; una “muestra antológica del trabajo del reportero gráfico Jesús Abad Colorado, tal vez el periodista que ha registrado con mayor rigor el conflicto armado en Colombia. Esta exposición reúne más de 500 fotografías, en blanco y negro y color, muchas de ellas inéditas, que recogen los pasos de este ‘testigo’ tras las huellas de muchas tragedias de la Colombia profunda. Capturadas entre 1992 y 2018, las fotografías narran historias y sucesos de conflicto armado, desplazamiento y reconstrucción del tejido social en diferentes regiones del país, convirtiéndose en denuncia de la realidad de las comunidades que deben asumir su existencia como un acto de resistencia [3].
Foto Jesús Abad Colorado.
“Las fotografías de Chucho son un documento, porque están documentando lo que ocurre, documentando una Colombia oculta, una Colombia que no se cuenta mucho y que desde los medios hemos ocultado: el dolor de los que más sufren. Entonces, cada foto es un documento indispensable, es un documento doloroso, un documento humano; pero, al mismo tiempo es una obra de arte. Sus fotos tienen la profundidad del arte. Su trabajo es Gran Arte, así con esas palabras, con mayúsculas. Lo que tienen en Colombia los grandes fotógrafos del conflicto, los grandes fotógrafos, como son Chucho Abad, Henry Agudelo, León Darío Peláez, es que también cumplen una labor que es artística”[4].

Jesús Abad Colorado, quien ganó el Premio Nacional de Fotografía 2018, del Ministerio de Cultura de Colombia, nació en junio de 1967 y creció en la Comuna 13 de Medellín, donde años más tarde documentaría para la historia del país esa constelación de violaciones a los derechos humanos que fue la autodenominada Operación Orión; una ocupación militar masiva que fue llevada a cabo hace dieciséis años por el Ejército Nacional en connivencia con grupos paramilitares, en tiempos en los que la actual vicepresidenta era ministra de defensa, era presidente su jefe y el del actual presidente nominal, y era alcalde de esa ciudad el actual gobernador de ese departamento.

Jesús Abad Colorado es egresado del programa de Comunicación Social de la Universidad de Antioquia (Medellín) y “empezó como reportero gráfico del diario El Colombiano, donde permaneció de 1992 a 2001. Es el fotógrafo colombiano que más ha documentado el conflicto armado en Colombia. Fue investigador, entre 2008 y 2013, del Grupo de Memoria Histórica de la CNRR (Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en Colombia). Sus fotografías han hecho parte de exposiciones en Colombia y en el exterior; además de los libros, Relatos e imágenes: el desplazamiento forzado en Colombia, Desde la prisión, Realidades de las cárceles en Colombia, y Mirar de la vida profunda. Ganó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en tres ocasiones, así como los premios internacionales: Caritas, en Suiza por su trabajo comprometido en la búsqueda de la verdad y la justicia social; y el CPJ International Press Freedom Awards, en Estados Unidos, otorgado por el Comité para la Protección de Periodistas; candidato al prestigioso Prix Pictet (premio de fotografía más importante del mundo)[5].

Foto León Darío Peláez.
“Cuando tomé la decisión de narrar la historia de mi país con fotografías, estaba en el segundo semestre de periodismo en la Universidad de Antioquia. Fue en 1987, un año trágico para la universidad, con cerca de 20 profesores y estudiantes asesinados. Y lo hice por miedo de escribir en un país que no respeta la palabra, con la seguridad de dejar un testimonio, así varias personas banalizaran la decisión. Me decían que para manejar una cámara no se necesitaba estudiar periodismo” [6].

Usando como hilo narrativo la propia historia de violencia que padeció la familia de Abad Colorado, el documental EL TESTIGO combina acertadamente las dolorosas historias de sus fotografías con el regreso del reportero y fotoperiodista a aquellos lugares, familias y sujetos que fueron retratados por él en los tristes momentos de la guerra. Es así como aquella niña de 10 años a quien se le fue el alma viendo desenterrar a su mamá en compañía de su abuela, quien finalmente la cría a ella y a sus tres hermanitos, es ahora una adulta embarazada a quien el dolor no ha abandonado, como se lo confiesa a Chucho durante su visita, ahora como amigo de la familia. O la pareja cuyo matrimonio se celebra en medio del dolor de un pueblo del Oriente antioqueño destruido por una bomba y que Abad Colorado retrata en una de sus fotografías emblemáticas, tiene ahora un hijo y una hija adolescentes; y su bella hija da testimonio de que el amor de su mamá y de su papá ha dado frutos y que por eso pueden tener esperanza.
Foto Jesús Abad Colorado.
El mismo fotógrafo que en su trabajo periodístico retratara el horror y la crueldad, regresa ahora incluso a la ya inexistente finca en donde fueron asesinados su abuelo y su tío, acompañado por su tía, quien fue testigo de la atrocidad y quien, más de 50 años después, reza con Chucho en una iglesia vacía y le cuenta que ya perdonó; pero, que el mal recuerdo durará lo que dure la vida. La mamá de Chucho, poco antes en la narración del documental, ha rezado con él tomado de su mano la plegaria franciscana por la paz: ¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz! Que allí donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa, ponga yo perdón; […] Porque dando es como se recibe; olvidando, como se encuentra; perdonando, como se es perdonado; muriendo, como se resucita a la vida eterna.

Y de este modo, con la oración maternal que (lo cuenta Abad Colorado en el documental) es la mayor fuerza que lo sostiene en sus tribulaciones y peligros en el trabajo; a uno le queda claro que, por más duro o imposible que parezca, es el perdón el que obra en la lesa humanidad de la guerra procesos de restitución de su dignidad. Y así se va yendo la narración del documental, sin que uno pueda despegar ni un segundo los ojos de la pantalla ni siquiera para parpadear cuando las lágrimas empañan la mirada, ni siquiera para carraspear con el fin de espantar la tristeza, como único recurso cuando no se tiene la privacidad para llorarla a todo dar.

“Jesús Abad no se olvidaba de las personas que fotografiaba, se iba con el dolor compartido; pero, volvía con unas fotos para regalar, con información que recogía para ayudar; volvía con un abrazo y a esas víctimas las convertía en sus amigos. Era su forma de trabajar: ir reconstruyendo hechos, yendo y viniendo, tomando fotos y tomando notas, publicando historias periodísticas, ya no noticias, desenmascarando victimarios y también soñando con un país en paz. Todo eso se refleja en sus fotografías, en los huérfanos de San José de Apartadó, en el Cristo Mutilado de Bojayá, en el niño arreglando cadáveres en San Carlos, en las cientos de madres marchando con las fotos de sus hijos y esposos desaparecidos”[7].

Y entonces uno recuerda lo que Jesús Abad Colorado le dijo a El Tiempo, hace unos días:

“No estoy dejando un testimonio de mi país y sus gentes para que piensen en la calidad del fotógrafo. Trato de que quienes vean las fotos de lo que nos ha pasado hagan una reflexión, que entendamos que deberíamos ponernos no solo en los zapatos de esas víctimas que han sido humilladas y ofendidas, sino que nos pongamos en su piel y su memoria. Eso hablaría mejor del corazón de quienes opinan”[8].

Foto Jesús Abad Colorado.
Y uno piensa, mientras ve el documental, que eso es literalmente y absolutamente y maravillosamente cierto. Y que, por eso, como lo dijo Vanguardia, de Bucaramanga, así haya sido en la sección de entretenimiento y farándula, ‘El Testigo’ es un documental que todos los colombianos deben ver[9]. Y uno implora, para sus más recónditos adentros, que el presidente nominal que tenemos -por obra y gracia de la secta de la eterna presidencia- acepte la invitación que le hace Guillermo González Uribe, en su artículo “El testigo”: presidente Duque, la guerra es imposible de ocultar, y desista de desmantelar el Centro de Memoria Histórica, renuncie a sepultar el proceso de paz y entienda que –así su patrón le haya ordenado a él y a todos sus correligionarios dar por artículo de fe la inexistencia de la misma-, “la realidad de la guerra colombiana está profusamente documentada; ya es imposible ocultarla[10].

Foto Jesús Abad Colorado.
Y entonces uno agradece que exista el trabajo de Jesús Abad Colorado. Y celebra uno que
él pueda mirar los estragos de la guerra con los ojos del alma, dejando constancia de la realidad real. Y en su yo más profundo uno deplora y hasta maldice, inevitablemente mientras transcurre el documental, que la mediocridad y el arrodillamiento dominen la escena del periodismo nacional; que en lugar de periodismo lo que haya sea el perífono genuflexo de un sátrapa de chanclas y tonito de Yonofuí y que, por esa vía, se pregonen la banalización y tergiversación de los imaginarios sobre el conflicto armado interno en la Colombia profunda, y se azucen cotidianamente las monstruosidades de la guerra. Todo ello valiéndose de la torva reedición de las mentiras que repetidas mil veces se convierten en verdades, las cuales, en esta era de rótulos y eufemismos, son fake news.

Estudió Periodismo; pero, se graduó como reportero al lado de las lágrimas y la sangre de campesinos y colombianos humildes en los rincones más alejados de nuestra geografía. Trabajó sus primeros años como empleado en un medio; pero, pronto entendió que necesitaba alas, no quería discutir con editores, y comenzó su carrera desde la orilla de la independencia, guiado por sus instintos y la educación que de niño había recibido de sus padres. Eso bastó para dedicarse por más de 25 años a documentar el dolor humano en el conflicto colombiano. Ya las víctimas tenían nombre y tenían historia, ya no sólo era el muerto, sino el drama que había en cada familia y lo que seguía incluso diez años después, lo que normalmente no hacían los medios[11], cuenta León Darío Peláez[12], el fotoperiodista del más asombroso sentido común y del detalle siempre extraordinario; el que a cada realidad por dura que sea es capaz de encontrarle un lado amable y sacarle una sonrisa; el más franciscano y fabuloso retratista de San Pacho en Quibdó; el ojo avizor de las crudas realidades sociales; el retratista de la gente... Aunque León jura que lo suyo no es la palabra (sencillo, modesto y generoso como siempre), retrata así, con palabras, a su colega y amigo:

“El trabajo de Jesús Abad Colorado es el de un periodista que aprendió a narrar y a contar historias con fotografías en una época en que las letras y la palabra tenían más respeto y credibilidad. Fue el reportero que dejó de realizar el simple registro noticioso y humanizó el oficio volviéndose aliado de las víctimas, de los más débiles y de la verdad, que es la esencia del periodismo.
Foto Jesús Abad Colorado
 “Las fotografías de Chucho, como le gusta que le digan, son las de un hombre común, víctima también del conflicto y del desplazamiento, que ve en las personas que fotografía ese grito de desesperanza que los empuja al abismo del desarraigo, y hace que esas imágenes sean la memoria de muchas generaciones que no merecen volver a vivir momentos tan terroríficos” [13].

Cuando finaliza EL TESTIGO, nadie se levanta de su asiento en la sala de cine: todo el mundo permanece sentado hasta que los créditos terminan, entra el personal de aseo y las luces se encienden. Tampoco ahora el silencio es ocupado por muchas palabras. Más bien, sí, por muchos pensamientos. “Este testimonio fotográfico es una forma de luchar contra la guerra y el olvido”[14].


[1] Frase de León Darío Peláez, Editor de Fotografía Documental de Publicaciones Semana, en entrevista realizada el 27 de octubre de 2018.

[2] Entrevista a Juan Carlos Pérez Salazar, 28 de octubre de 2018.

[4] Juan Carlos Pérez Salazar, Editor de Noticias de BBC Mundo. Entrevista, 28 de octubre de 2018.

[5] El testigo. Memorias del conflicto armado colombiano en el lente y la voz de Jesús Abad Colorado. Op. cit.

[6] ‘La fotografía es una reserva maravillosa de la memoria’: Jesús Abad. El Tiempo, 19.10.2018. En: https://www.eltiempo.com/cultura/arte-y-teatro/abre-exposicion-el-testigo-de-jesus-abad-colorado-en-bogota-283412

[7] Entrevista a León Darío Peláez, 27 de octubre de 2018.

[8] ‘La fotografía es una reserva maravillosa de la memoria’: Jesús Abad. El Tiempo, 19.10.2018. En: https://www.eltiempo.com/cultura/arte-y-teatro/abre-exposicion-el-testigo-de-jesus-abad-colorado-en-bogota-283412

[10] González Uribe, Guillermo. “El testigo”: presidente Duque, la guerra es imposible de ocultar. El Espectador, 27.10.2018, Columnista invitado. En: https://www.elespectador.com/opinion/el-testigo-presidente-duque-la-guerra-es-imposible-de-ocultar-columna-820478

[11] Entrevista a León Darío Peláez, 27 de octubre de 2018.

[12] León Darío Peláez es Editor de Fotografía Documental de Publicaciones Semana. Entre sus innumerables trabajos están las fotografías de las Fiestas de San Pacho en Quibdó, con las cuales documenta la Unesco la incorporación de esta fiesta en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Ver: https://ich.unesco.org/es/RL/fiesta-de-san-francisco-de-asis-en-quibdo-colombia-00640

[13] Entrevista a León Darío Peláez, 27 de octubre de 2018.

[14] Jesús Abad Colorado, en el Discurso de aceptación del Premio internacional a la libertad de prensa 2006, otorgado por el CPJ (Comité para la protección de los periodistas). En:


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