16/06/2025

 Resnel Mosquera 

Resnel Mosquera 2018 y 1994. Su magnífica voz y su fluidez verbal, bajo los heterónimos de Rey o Rhey Mosquera, llevaron a este relator chocoano a ser durante varios años un verdadero rey de la narración deportiva en la radio colombiana. Fotos: Cápsulas de Carreño y Semilleros Deportivos.
Durante la década de 1970 y casi toda la de 1980, Quibdó vivió una especie de época dorada de la radio. Desde el amanecer hasta la media noche, las emisoras acompañaban la vida cotidiana de aquel pueblo grande que aún no había sucumbido al caos degradante de lo urbano. Los vecindarios todavía no habían sido comprados para convertirlos en esperpentos arquitectónicos y en parte del inmenso y desaseado ventorrillo, centro comercial o plaza de abastos en el que ha quedado convertido Quibdó. Ecos del Atrato y Brisas del Citará eran el dial de nuestras vidas. En ese panorama, en 1975, emergió y brilló con la luz propia de su voz recia y vibrante, su dicción clara y su tono ajustado, el narrador deportivo Resnel Mosquera, que pronto dejaría a Quibdó para ir en busca de su gloria nacional en una docena de ciudades y en todas las cadenas radiales del país.

Dos buenas noticias

La inauguración de la Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba (UTCH), en marzo de 1972, y la realización de los Primeros Juegos deportivos del Litoral Pacífico, en octubre de 1975; fueron los dos hechos más trascendentales que vivió Quibdó en la primera década posterior al desastre material y moral provocado por el incendio del 26 de octubre de 1966. Por primera vez, el viejo sueño de profesionalización del magisterio chocoano estaba al alcances de quienes habían dedicado su vida a la educación. Y la ciudad tendría, por primera vez también, un estadio y un coliseo, en los que se llevarían a cabo las competencias entre deportistas de Quibdó, Buenaventura, Guapi y Tumaco.

En un tiempo récord -teniendo en cuenta que los Juegos fueron creados por la Ley 10 del 13 de enero de 1975-, [1] de la mano de Wladimiro Garcés Machado y Carlos Díaz Carrasco (el Mono Díaz), Quibdó se alistó para albergar a los deportistas visitantes, para quienes se acondicionó como villa olímpica una parte de las instalaciones del Instituto Femenino Integrado, IFI. Los deportistas locales, en una novedad que nos asombró a sus contemporáneos y compañeros de colegio, también tendrían al IFI como sede de concentración… No podrían salir de allí, a menos que fueran a mostrarle el pueblo a las delegaciones visitantes; no irían al colegio en esos días; y conocerían a cuanta pacífica belleza hubiera llegado hasta las justas… Esa era nuestra versión sintética adolescente de su concentración.

La cancha de la Normal, que desde finales de la década de 1930 se convirtió en el principal escenario futbolístico de la ciudad, especialmente sábados y domingos, fue acondicionada en su trazado y delimitación, se le construyeron un par de graderías en el costado occidental y su contorno se adecuó lo mejor posible como una pista de atletismo. En la primera sección de graderías, ubicadas exactamente frente a la bella casona donde aún funcionaba entonces la Escuela Anexa a la Normal Superior de Quibdó, se construyeron una serie de cubículos, tanto para invitados especiales y dignatarios gubernamentales, como para facilitar el trabajo de las emisoras locales, Ecos del Atrato y Brisas del Citará, que habían sido motivadas e invitadas a transmitir los Juegos… Así mismo, en el barrio de Las Margaritas, se levantó el Coliseo Cubierto, que sería sede de las competencias de baloncesto y voleibol. El ring de boxeo funcionaría en el antiguo barrio escolar.

Los Juegos y la revolución de la radio quibdoseña

Con gran entusiasmo, las emisoras quibdoseñas asumieron la tarea de transmitir las competencias de los Primeros Juegos Deportivos del Litoral Pacífico. Grandes extensiones de cables eléctricos y de conexión de los micrófonos para llevarlos hasta cada uno de los puntos en donde ocurrían las competencias fueron desplegadas por ambas emisoras, especialmente por Ecos del Atrato, cuyo propietario era Efraín Gaitán Orjuela, misionero claretiano, que del entonces pequeño y distante poblado de Bellavista había traído la emisora hasta Quibdó y la había instalado con gran éxito comercial y de programación en un edificio propio en la Alameda Reyes, diagonal a la cárcel.

Todos nos sentíamos tan modernos viendo tal despliegue y oyendo la jerga de la radio… Nunca como en el incendio de 1966, las “líneas de 500”, como llamaban los locutores a las líneas telefónicas, habían sido tan trascendentales en la vida de la ciudad. De su buen funcionamiento dependían las transmisiones. Eliécer y Marcial Cuesta Allín eran dos de los técnicos u operadores de sonido que hacían posibles aquellas transmisiones. Nadie los conocía tanto como a los locutores, pero eran tan famosos como ellos. Algunas de las voces principales eran Gustavo Vélez Henao, Emil Nauffal Dualiby, Eliabel Enrique Angulo García y Falconery Ruiz Cano. Y entre ellos, despuntando apenas, pero rápidamente convertido en el centro de las transmisiones de Ecos del Atrato, un joven del barrio Medrano, de Quibdó, cuyas lomas habían sido siempre graderías y miradores de la cancha de fútbol de la Escuela Normal. Un joven que había empezado a estudiar la Licenciatura en Idiomas en la UTCH: Resnel Mosquera Córdoba, quien rápidamente se convertiría en la estrella radial de los Primeros Juegos deportivos del Litoral Pacífico colombiano.

Resnel Mosquera en Caracol Pereira (años 80). Pista atlética, graderías y cabinas de transmisión del Estadio de la Normal, Quibdó, octubre 1975, Primeros Juegos Deportivos del Litoral Pacífico. FOTOS: Cápsulas de Carreño. Archivo fotográfico y fílmico del Chocó.

El Rey Mosquera

Impostada hasta el nivel necesario para hacerse tan clara, audible y sonora como llegó a serlo en Ecos del Atrato, la voz radial de Resnel Mosquera nos guio, por lo menos a los muchachos de colegio de la época, por los intríngulis y detalles atléticos y reglamentarios de los torneos de fútbol, basquetbol, voleibol y boxeo de los Juegos. Cuando no lo oíamos en los grandes y viejos transistores de las repisas de nuestras casas o de las casas vecinas, lo escuchábamos en unos radios de pilas pequeñitos, de un tamaño equivalente a la mitad de un teléfono celular promedio de hoy, que vendían en almacenes de la Carrera Tercera, de Quibdó, y que varios de nosotros pudimos comprar con los denarios que -por generosidad de nuestras madres, a quienes entregábamos lo ganado- nos quedaban de nuestro oficio de vendedores de chance.

Las fantasías de Memo Arbeláez, Froilán Londoño y Papora, en el mediocampo de la selección chocoana; o las hazañas de Eulalio (Lalo), Solís y Zipotarro, defendiendo el equipo y saliendo desde atrás como trombas; hasta poner a correr, como si se tratara de los 100 metros planos, al Poli González; todas y cada una de estas memorables jugadas, fueron narradas con sinigual eficacia por Resnel Mosquera, quien desde el primer momento nos pareció el mejor reemplazo de Alberto Piedrahíta Pacheco, en cuya voz habíamos oído en nuestra primera infancia, los domingos a las 3:30 de la tarde, los partidos de Millonarios y Santafé que se jugaban en el Campín de Bogotá.

A través de las narraciones de Resnel Mosquera en Ecos del Atrato, oímos por primera vez en la radio qué era lanzar en sostenido (jump shoot), en qué consistía pivotear y cuáles eran las diferencias entre un armador y un alero. Qué era un uppercut, un clinch y un jab. Qué era una retención y cuándo rotaban los jugadores en un partido de volibol. Cada tecnicismo de cada deporte Resnel Mosquera lo pronunciaba y lo utilizaba como si toda la vida hubiera vivido entre todos y cada uno de aquellos deportes. Mosquera se había aprendido los reglamentos básicos de cada uno y en cada ocasión hallaba la manera más amena y descriptiva de contar a través de los micrófonos lo que sucedía en los escenarios de competencia. Y así, poco a poco, se convirtió en el rey de la radio deportiva de Quibdó, el rey Mosquera, que después de ido de su barrio y de su pueblo, de su audiencia y de su emisora, en busca de horizontes más amplios para su voz y su talento, sería Rey Mosquera primero y Rhey Mosquera después, pero rey al fin y al cabo. Sin dejar de ser Resnelth Mosquera Córdoba, que era su nombre oficial.

Covid

A mediados de octubre de 2020, Resnel Mosquera pasó una temporada en el Hospital General de Caldas. El COVID 19 intentó llevárselo. Una noche de tantas, uno de sus hermanos recibió el parte médico correspondiente, mientras el Rhey confrontaba a la muerte en una UCI.

“En la noche de hoy le informamos que el paciente Rhesnelt Mosquera Córdoba, identificado con CC 11790410, hospitalizado en esta institución en la habitación 301A se encuentra en las siguientes condiciones:

 

-Durante el día pasó en estables condiciones de salud.

-Continúa con soporte de oxígeno.

-Presentó una glucometría alta ahora, por lo que tuvimos que poner dosis de insulina.

-Ha tolerado muy bien la dieta y duerme a intervalos largos.

-Continúa en manejo por medicina interna.”

https://capsulas.com.co/oraciones-por-la-salud-del-narrador-rhey-mosquera/

Pero no lo consiguió. El COVID 19 no consiguió llevarse a Resnel. Sí lo afectó. Tanto que anda casi retirado de la narración deportiva, aunque no imposibilitado para hacerla. De esa experiencia, brutal, de confrontación con la muerte, quedó el siguiente testimonio, una especie de Resnel según Rhey

“Soy Rhey Mosquera, un hombre con inicios en la radio en 1972 y que en diciembre de 1977 recibe licencia de locución del Ministerio de Comunicaciones, lo que me da la alegría y la fuerza para dejar mis estudios universitarios de idiomas y partir de casa. En abril de 1978 llegué a Montería donde inicié una larga carrera en los medios de comunicación del país, al punto de trabajar en todas las cadenas radiales y en once ciudades. Después de Montería pasé por Medellín, Barranquilla, Pereira. Bucaramanga, Cúcuta, Villavicencio, Bogotá, Ibagué, Santa Marta, Quibdó y Manizales. De las 11 ciudades en qué viví, repetí en siete de ellas. Por ejemplo, en Bogotá estuve 17 años, no corridos.

[…]

Ya al final de mi carrera buscaba trabajar en Pereira para quedarme allí definitivamente, pero no resultó la opción laboral y se me presentó la posibilidad, que ahora bendigo, de venir a trabajar a Manizales, ciudad en la que no había trabajado.

[…]

Doy gloria a Dios por haberme dado la oportunidad de quedarme en Manizales. Todavía cuando voy por la calle la gente me pregunta que cuándo regreso, qué por dónde estoy transmitiendo y eso me llena el alma, gracias Manizales. ¡De aquí solo me saca Dios! Manizales Dios te bendiga”.[2]

A lo largo de su carrera como narrador deportivo, Resnel Mosquera hizo parte de los más importantes equipos de trabajo radial del país, como el Trabuco Todelar (1992-1993) y NotiSuper Deportivo (1995). Fotos: Cápsulas de Carreño.

Las narraciones deportivas de Resnel Mosquera en Ecos del Atrato, de Quibdó, nos alegraron la vida de muchachos y nos ayudaron a comprender la dimensión de aquellos Primeros Juegos deportivos del Litoral Pacífico colombiano. Gracias a su potente voz, que en el estadio de la Normal se salía de la cabina de transmisión hasta las graderías, vivimos aquellos Juegos con tanto fervor y alegría que terminamos sintiéndolos como nuestra versión regional de los juegos olímpicos, incluyendo el orgullo de patria chica por el triunfo rotundo de la delegación local.

11 comentarios:

  1. Resnel Mosquera es de Pie de Pató, hijo de un señor de nombre Severo Mosquera. Muy pequeño lo trajeron a Quibdó, sí. Y otro prospecto del mismo pueblo fue el goleador de la Selección Chocó de ese momento, de apellido Angulo. La mejor época de toda la historia del fútbol chocoano, cuando se celebraba el campeonato del Pacífico colombiano.

    Esildo Pacheco Mosquera

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    1. De buena fuente el dato: el papá se llamaba realmente Plácido Mosquera Zúñiga.

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  2. Hola, Julio. Qué bien esta nota sobre Resnel... Lo alcancé a conocer con Julio Edgar Cuesta, muy talentosos, de la escuela de Ecos del Atrato.

    Gonzalo Díaz Cañadas

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  3. Siií....Resnel Mosquera Córdoba es aún un gran narrador deportivo. En estos momentos su salud está un poco afectada ....Dios permita se restablezca pronto ...

    Dorita Caicedo Osorio

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  4. Muchas gracias por compartirlo. El gran Resnel Mosquera, periodista y amigo.
    Víctor Raúl Mosquera

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  5. Hola, Julio César. Gracias por exaltar a un valor chocoano que mostró calidad, profesionalismo y mucho oficio en la locución deportiva. En Pereira disfruté de sus logros. Saludos.

    Jorge Valencia V.

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  6. Al gran Rey Mosquera, tuve la fortuna de conocerlo en persona hace dos años, cuando en el lanzamiento de la tercera versión de la Copa Colonia, le hicimos un homenaje por su larga trayectoria en la radio deportiva. Lo trajimos a Quibdó desde Manizales.Todo un personaje, con una potente voz que todavía retumba y suena con total nitidez desde los microfonos.

    Saludos y abrazo al gran Rey.

    Wagner Mosquera Palacios

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  7. Muy decente y buena persona Resnel, profeta en muchos lugares. Tenía un buen manejo del idioma inglés y fuimos exaltados al grado de bachilleres en el Colegio Carrasquilla en 1975. Muy merececido este homenaje a este hijo del Alto Baudó.
    Fuerte abrazo para el Rey.
    Lascario Alberto Barboza Diaz

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  8. Excelente biografía del Rey Mosquera.

    Darío Cújar Couttin

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  9. Importante exaltar en vida a l@s Chocoan@s que han aportado en cualquier campo al bienestar de su pueblo.
    Fui su vecino en Medrano,década del 80.
    Saludos especial

    Euripides Salas Figueroa

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  10. Qué bueno conocer de cerca la historia del Rey Mosquera, uno de mis narradores preferidos en esas épocas gloriosas del Nacional y también de otros deportes. Gracias Julito por compartir.

    León Darío Peláez

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Sus comentarios son siempre bienvenidos. Gracias.