09/06/2025

 Epistemologías de la Manigua  

“Pocas veces tiene uno la oportunidad de aprender con intelectuales senti-pensantes como Jhonmer Hinestroza Ramírez, el último ombligado y nieto de la última partera de la familia, doña Virginia Córdoba Palacio, en Arenal. Desde una praxis ribereña centrada en la libertad, el amor y la belleza, Jhonmer nos comparte una profunda reflexión anticolonial, antirracista y antipatriarcal sobre la sociedad faloblancocéntrica colombiana”. Denisse Roca-Servat. Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia. 28 de julio, 2023.[1]

Sin estruendo alguno, como suele hacer sus cosas, Jhonmer Hinestroza Ramírez se graduó de Doctor en Ciencias Sociales en la Universidad Pontificia Bolivariana, UPB, de Medellín (Colombia), a principios de 2023. Su tesis de grado, laureada -Summa Cum Laude-, se titula “EPISTEMOLOGÍAS DE LA MANIGUA: genealogía de su esclavización en el Chocó, Colombia”, y una vez publicada, como parte del reconocimiento académico, fue uno de los libros más vendidos de la Editorial UPB.

Previamente, en su carrera académica, Jhonmer se había graduado de una Maestría en Lingüística (2014), de la Universidad Nacional de Colombia, en convenio con la Universidad Tecnológica del Chocó, UTCH, la misma institución donde cursó su Licenciatura en Español y Literatura (2010); luego de graduarse de Maestro en la Normal Superior de Quibdó.

Jhonmer tiene la parsimonia del río en cuya orilla nació y el ímpetu callado de quien sabe -como el río- para dónde va, y para hacerlo no necesita vociferar: le bastan el entusiasmo y el profesionalismo, la persistencia y la humildad personal e intelectual. Pionero en Quibdó de la promoción de las artes y las letras con enfoque étnico, desde la Corporación Cuenta Chocó–Rogerio Velásquez Murillo, con sus programas de promoción de la lectura, su sala de lectura, su biblioteca y hace poco su Librería Bagatá (al frente del Colegio Carrasquilla, de Quibdó), las 12 ediciones de su Festival de Arte y Literatura Indígena del Chocó, INDIAFRO, cuya 13ª edición se realizará a finales de octubre del presente año; Jhonmer Hinestroza Ramírez ha trabajado con dedicación y generosidad -lejos de la fatuidad y de la vanidad personal- por la causa cultural y étnica del Chocó; apoyado siempre por Doris Raga, su esposa y compañera y cómplice, siendo ambos un ejemplo para su hija y su hijo, que ya han comenzado a vincularse a las actividades de su padre y su madre.

Con esos admirables atributos, que tanto bien le han hecho a Quibdó y al Chocó a lo largo de más de una década, Jhonmer Hinestroza Ramírez escribió, en la página de agradecimientos de su tesis de doctorado y en el libro publicado por la UPB, que recogió su magnífico trabajo de investigación, estas bellas palabras, que retratan su magnanimidad:

Los sueños se riegan con amor y se apuntalan con guayacanes como los que yo he tenido. Jhon Edinson Hinestroza Ramírez inició esta historia aquel día en que me impulsó a aplicar a la Convocatoria para la Formación de Alto Nivel-Doctorado Nacional para el departamento del Chocó, administrada por la Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba, quienes hicieron una valiosa labor para que yo llegara a esta página. La Universidad Pontificia Bolivariana fue el suelo seleccionado para sembrar el sueño: Doctor en Ciencias Sociales. En tiempo de fuertes nubarrones, José Roberto Álvarez hizo suyo este sueño y lo protegió. Doris María Raga Rivas, compañera de vida y mi gran tesón. Zahily Ashanty y Mateo Alí, una bocanada de oxígeno, esperanza e inspiración. Mis padres: Rosa Nelly Ramírez y Agapito Hinestroza, seres incondicionales e imperecederos. Denisse Roca Servat, me siento privilegiado y orgulloso de que también me hayas elegido. Tu trabajo fue artesanal, intelectual y de cuidado. En los tiempos en que decaí no faltó tu voz. Eres una directora ejemplar, humana, sabia. Eres el ideal para un tesista.[2]

Y también con esos admirables atributos, que forman parte de una inteligencia puesta al servicio de la chocoanidad, con Rogerio Velásquez Murillo como inspiración y con la Generación de la Dignidad[3] como referente fundamental, Jhonmer Hinestroza Ramírez escribió los textos siguientes, que forman parte de su tesis doctoral, y los cuales han sido seleccionados y editados por El Guarengue-Relatos del Chocó profundo, de la Introducción de su trabajo de investigación.

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Introducción a las Epistemologías de la Manigua

Jhonmer Hinestroza Ramírez.

Nací en Arenal [4] bajo el cobijo del río Atrato, Chocó-Colombia. Virginia Córdoba Palacios, mi abuela y partera de mi nacimiento, murió en 1996, sin saber leer ni conocer la fecha de su nacimiento. Ella fue la última partera, y yo el último ombligado[5] de la familia. En la escuela aprendí a leer las letras, pero me quedé con pocos conocimientos sobre la manigua. Estos conocimientos nunca tuvieron lugar en el aula. Me quedé sin el conocimiento de las plantas; no aprendí a cantar alabaos. Nunca supe cuándo aprendí a nadar, parece que nací siendo un baldudo.[6] Formo parte de la primera generación de mi familia que fue a la universidad. También, soy el padre de una primera generación familiar que le teme al río con sus hijos. La educación me hizo un extraño en la manigua, pero tras años de formación crítica y trabajo comunitario[7] he adquirido otros lentes con los cuales percibir mi ser ribereño, en un sentido que enaltece. Es así como hoy, la educación representa una ventana a otro mundo, sin desterrarme del mío.

[…]

En Arenal, mi padre me llevaba a mí y a mi hermano a pescar en canoa al alba. En la noche anterior se habían dejado dispuestos en el río los copones o trasmallos.[8] Los pescados pequeños eran devueltos al río. Nunca le tuvimos miedo al río, a pesar de que había momentos en que estaba repuntado[9] o aun de noche. Trabajábamos en la mina de la familia. Había tiempo para la cacería de aves y animales de monte. Se cortaba una planta y se sembraba otra. Todo lo proveían el monte y el río. Las noches estaban amenizadas por los cuentos de tío Conejo y tío Tigre, refranes, versos y coplas.

La falta de un sistema educativo de calidad y los problemas socioeconómicos hicieron de la escuela un aparato que “desombligaba”[10] a los renacientes de su territorio. Los profesores alentaban (y aún lo hacen), a los padres a “sacar” a los estudiantes que les veían aptitudes para el estudio. Esto le sucedió a mi familia en la década de los noventa. El profesor de mi hermano mayor le recomendó a mi padre enviarlo a Quibdó, lo cual generó después el traslado de toda la familia. El regreso al territorio rural es catalogado como un fracaso. Las desigualdades socioeconómicas hacen del traslado o nombramiento de un maestro en las zonas rurales un castigo. El año en que mi madre se trasladó a Quibdó me cambiaron el profesor. Nadie guiaba mis aprendizajes. Ese año fui de los mejores del curso, y con ello, fui llevado a cursar estudios en la Escuela Anexa a la Normal de Varones de Quibdó. Los conocimientos de la manigua no hicieron parte de la escuela, por el contrario, había que reprimirlos. En este momento tenía siete años; posteriormente, me distancié de mi territorio. 

Por fuera de la escuela aprendí que la élite colombiana ha empleado la literatura para construir el imaginario de nación monocultural alrededor de las gestas de los criollos y valores hispánicos. La literatura, a su vez, constituye un campo de reivindicación epistémica de intelectuales negros como Candelario Obeso, Jorge Artel, Arnoldo Palacios, Teresa Martínez, Rogerio Velásquez, etc. Estos escritores, pese a sus aportes, continúan siendo marginales en el canon de la literatura colombiana. En el 2010, el Ministerio de Cultura publicó la Biblioteca de literatura afrocolombiana, la cual contiene una colección de textos de algunos de estos autores. La publicación de estos textos representa una demanda histórica de las organizaciones negras. Sin embargo, en Quibdó, algunas colecciones adornan las rectorías; otras se están dañando en lugares donde no van a conseguir un lector. El canon dominante habita las aulas sin que estos escritores encuentren un lugar. Esto nos muestra que la solución al racismo es más compleja que solo llevar libros a las escuelas. Tener la piel negra no implica el dominio ni el interés sobre la cultura e historia negra. El conocimiento que nuestros niños y niñas reciben en el sistema educativo niega e inferioriza su ser ribereño.

El Chocó es el departamento colombiano con más población negra, porcentualmente, en relación con el número de sus habitantes. El censo de 2005 estimó que Colombia tenía 4.311.757 que se autorreconocían [11] como población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera, mientras que el censo de 2018 arrojó 2.982.224, lo cual significa un descenso de 30,8% (Departamento Nacional de Estadística, 2018). En el caso del Chocó, pasó de 286.011 a 337.696,[12] de un total de la población de 457.412 habitantes. En estos tiempos, la gente negra es quien dirige las instituciones educativas y de gobierno. Sin embargo, la escuela no es un espacio de diversidad epistémica. Encontramos personas negras que re-producen y defienden el pensamiento occidental como única forma de producir conocimiento; ya que, según Freire (1968/s.f.), “los oprimidos son ellos y al mismo tiempo son el otro introyectado en ellos, como conciencia opresora” (p. 27). En concordancia, el racismo no se aborda aquí como un asunto restringido a la piel: blanco (superior) contra el negro (inferior), sino como una racionalidad colonial que esclaviza otras formas de conocimiento.

[…]

En la ciudad de Quibdó, la etnoeducación se circunscribe a la conmemoración del Día nacional de la afrocolombianidad, en aplicación de la ley 725 de 2001. El 21 de mayo, los estudiantes y algunos docentes en Quibdó se “visten de afros” para ir a las instituciones educativas. Se danza, se venden jugos y comidas de la región. Cuando Zahily Ashanty -mi hija- cursaba preescolar, la profesora les solicitó a los padres que, por ser el día de la afrocolombianidad, “cada niño que traiga una fruta y que vaya vestido de afro”. Las niñas y docentes pueden soltarse el cabello sin ser burladas o expulsadas por “estar mal presentadas”; a algunos niños o niñas les ponen peluca simulando el “cabello natural afro”. No hay límite en la creatividad en el arreglo del cabello, pero solo ese día, pues los demás días del año lectivo, la institución vuelve con sus normas y restricciones. 

Las conquistas jurídicas en defensa y reivindicación de los derechos de los afrocolombianos[13] no han transformado el sistema educativo en un espacio de justicia epistémica y cognitiva global. En medio de esta situación, esta investigación plantea realizar un estudio genealógico para comprender las diferentes maneras en que las políticas epistémicas coloniales perviven, se legitiman e institucionalizan a lo largo del tiempo, reproduciendo la jerarquía racial y cultural del conocimiento moderno occidental, en detrimento de las epistemologías de la manigua de los ribereños en el Chocó, Colombia.

Por lo tanto, la pregunta de investigación que guiará este estudio es la siguiente: ¿Cómo perviven, legitiman e institucionalizan las políticas epistémicas coloniales que re-producen la jerarquía racial y cultural del conocimiento científico, en detrimento de las epistemologías de la manigua de la gente ribereña, desde una aproximación genealógica en el caso del Chocó, Colombia?



[1] Denisse Roca-Servat fue quien dirigió la Tesis de Doctorado de Jhonmer

[2] Hinestroza Ramírez, Jhonmer. Epistemologías de la manigua: genealogía de su esclavización en el Chocó, Colombia / 1ª edición – Medellín: UPB. 2023 – 269 páginas. (Colección Ciencias Sociales, 25)

ISBN: 978-628-500-109-3 (versión digital). Pág. 8.

[4] Arenal es un corregimiento del municipio de Atrato, Chocó – Colombia.

[5] Al recién nacido o renaciente, al momento de nacer, se le aplica en la herida del ombligo un material vegetal, mineral o animal. Se estima que el ombligado obtiene las características de lo que se le aplique y así se le vincula para siempre al territorio.

[6] El baldudo es un pez de agua dulce que se encuentra en el río Atrato.

[7] Tuve mi primer acercamiento a la historia del pueblo negro y el racismo cuando participé del II Encuentro de Estudiantes Universitarios Afrocolombianos (ENEUA). En el 2009 participé en Bogotá del Encuentro Nacional de Estudiantes de Literatura y Áreas Afines (REDNEL). Fui invitado a participar de una mesa de literatura afrocolombiana. En ese entonces todavía cursaba la Licenciatura en Español y Literatura en la Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba (UTCH). De estas reflexiones nació en el 2012 el 1er. Festival de Arte y Literatura Afro e Indígena del Chocó, IndiAfro. En el 2014 surge la Corporación Cuenta Chocó – Rogerio Velásquez Murillo. Cuenta Chocó es una entidad sin ánimo de lucro de carácter académico, investigativo y cultural, dedicada a promover la lengua, historia, cultura y literatura afro, indígena y chocoana.

[8] Los copones y trasmallos son artes de pesca utilizadas en el Atrato.

[9] Significa que el río está aumentando su caudal, es decir, creciendo.

[10] El ombligamiento es una práctica de los pueblos indígenas y afrodescendientes del Chocó al momento del nacimiento de un ser humano, la cual busca extender el aliento divino en el cuerpo de este y vincularlo al territorio.

[11] Las organizaciones étnicas calificaron lo sucedido como una masacre estadística perpetrada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). El DANE señala como efectos causales el sociológico, cultural, orden público y operativos: capacitación de los censistas, sensibilización y cobertura.

[12] Lo cual significó un incremento de este grupo poblacional, en el departamento chocoano, de 18,7%.

[13] ART. 55 Transitorio de la Constitución Política de 1991, Ley 70 de 1993, Ley 115 de 1994 - Título III - Cap. II, Decreto 804 de 1995, Decreto 2249 de 1995, Decreto 1122 de 1998, Ley 725 de 2001, Decreto 140 de 2006.

 

5 comentarios:

  1. Muy buenos días mi apreciado, cuánta verdad en sus escritos, mi admiración y respeto. Jhommer para mí, es otro César Rivas, quien con tanto conocimiento, nunca se ufana de nada, al contrario, con su andar lento y hablar pausado, pasa desapercibido en la muchedumbre, Pero quien se detiene a escucharlo, descubre el caudal profundo de sus apreciaciones y algo muy importante que le resalto, su trabajo constante por rescatar y dar a conocer el acervo cultural afro-indígena de nuestro territorio. Es un trabajo invaluable que muestra su identidad y sentido de pertenencia, por lo propio.
    Felicitaciones a usted apreciado, por resaltar y reconocer a estos grandes personajes, que con sus aportes vienen cambiando esa imagen del Chocó y de su gente.

    Susana Moreno - Red Étnica de Escritores Chocó.

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  2. Saludos. Me sumo a la perspectiva decolonial desde mi profundo ser y hacer. Desde mi tesis doctoral, también. La discusión continúa.

    Ana Julia Chaverra - UTCH

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  3. Me gustan, sobremanera, los detalles plasmados aquí, sobre parte de las vivencias ancestrales y parte de los admirables éxitos de mi amigo Jhonmer Hinestroza Ramirez. Un aplausos de pie, para él.

    Y otro aplauso de pie, largo y muy sonoro, para tí, mi admirado amigo, un escritor con estilo propio, cuya pluma tiene un brillo excepcional, que imparte una placentera sesibilidad; un deseo innegable de seguir leyendo lo que saca de tu alma, tu fina pluma.

    Gracias por compartir. Abrazo.

    Emilia Caicedo Osorio

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  4. Hola, Julio César. Gracias por notar estos nuevos valores nuestros. Adelante juventud! Saludos.

    Jorge Valencia Valencia

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