Mola con diseño de sol. Diseño y arte: mujeres del pueblo Guna de Panamá. X: @womensart1
Atrato De
atrateñas orillas atardece
colmada la
memoria mía ribereña
memoria quibdoseña
memoria de
aquel río sosegado por
los crudos dolores de la
cruda historia que
incesante arrastra en
su lacustre andar...
Marañón Mientras
descansaba de la faena de la creación vio
Dios que le hacían falta una lisura y un color Ideó
entonces las hojas y las flores del árbol de marañón Y pobló
con ellas las orillas de los ríos del Chocó
Helados Rezumaban
leche los helados que hacía mi mamá los
helados que congelaba en copitas de aluminio y con
palitos de guadua que yo mismo le labraba Tenían
coco puro, coco sabroso, rallado el coco, suave
a los dientes y al gusto celestial, los
helados que preparaba mi mamá, pequeños
iceberg de leche y coco cuya
existencia y precio se anunciaban en
letreros escritos con tiza blanca y bella letra… Helados
de leche y coco, no de afrecho, me explicaba ella También
de chocolate, de leche y cocoa de dos franjas de colores, de
guayaba rosada y de guayaba agria, de
lulo y de borojó, de badea y de piña, de
cuanta fruta se le ocurrió… No
existían todavía los
helados de la quinta en esa calle de Quibdó.
Zapatería Más
de una vez leímos juntos el editorial de El Siglo Más
de una vez leímos juntos el periódico El Campesino Más
de una vez leímos juntos las cartillas de ACPO Y más
de una vez oímos juntos a Radio Sutatenza Zapatero
de blanco entero, menos sus zapatos negros Quibdó, barrio Pandeyuca, el señor Clímaco, un patio rebosante de marañones, caimitos, guamas y zapotes, una niña y un niño, mi hermanita y yo.
Trasteo Empaqué
tantas veces esta casa para trastearla, que a veces me parecía que nunca
fue una casa, que no había pasado de ser más que un montón de enseres y cachivaches, aunque casi todos necesarios, más de uno sobreviviente de algún recuerdo o integrante
de alguna colección de esas que uno va armando con el tiempo -sin siquiera saber
que lo ha estado haciendo- desde que guardó el primer pocillo sin asa, el primer
cuchillo sin mango, el primer vaso sentido, la primera botella de agua bendita
del santuario del santo eccehomo de Raspadura, el primer ramo de la semana santa, la primera
lección de la vida, el primer periódico de ayer, la primera carta y el primer libro, el primer cuaderno escolar y el diploma de 5° de primaria de la Escuela Anexa a la Normal... Eran aquellos tiempos en los que aún llovía durante los mismos meses y los mismos días cada año, y el río traía sin falta los bocachicos fritos del desayuno, los charres cocidos con queso de la sopa del almuerzo y el dentón ahumado con plátano cocido de las cinco y media de la tarde en el andén...
"Helados"...los imaginé, los saboreé en mi mente y se me hizo agua la boca, un sabor de helado mezclado con el sabor la nostalgia de aquellas exquisiteces que preparaban nuestras madres, aquellas que nos esperan en otra dimensión
Hola Julio César! Qué bellos recuerdos, ya plasmados en tu poesía que huele a Quibdó total. Gracias por compartir y recrear una bonita época en Quibdó. Saludos.
Buenos dias, eres magnífico por la pluma que esgrime tus remembranzas, qué agilidad con la tinta, tu pluma es de ACERO; quisiera que fuera de platino para que muchas GENERACIONES de esta u otra galaxia la disfruten, bendecido dia gratitud eterna.
Excelente evocacion Julio Cesar, que fina prosa, trajo a mi memoria, zapateros de Quibdo, como el "Cacha" Alcides, en la 5a con 29, Ramiro Garcés, futbolista de la Selección Chocó y entrenador de esa disciplina deportiva, tan antiguos como Clímaco Garcés (Clímaco pegao) Y como no recordara al Dr. Jose Ángel Cordoba "Chango" , uno de los primeros Agrónomos del Chocó, quien trajo a nuestra tierra la semilla de la fruta que nosotros los Chocoanos denominamos erróneamente Marañón y que es de la familia de la poma rosa , originaria del Himalaya. Mil gracias Julio Cesar, por recrearnos la memoria.
Recordado jovencito. Como siempre, eres un genio para escribir y detallas tan bien las cosas que casi se siente el olor y sabor de lo que describes. Siento mucha nostalgia de mi Chocó y su gente. Un abrazo fuerte. Gloria T.
"Helados"...los imaginé, los saboreé en mi mente y se me hizo agua la boca, un sabor de helado mezclado con el sabor la nostalgia de aquellas exquisiteces que preparaban nuestras madres, aquellas que nos esperan en otra dimensión
ResponderBorrarBueno, bien traído, Acucioso, Delicado y Finamente Hilvanado escrito. Me Gustó...!!!!!
ResponderBorrarFelicitaciones y un Afectivo Abrazo.
Salim Bechara
Hola Julio César! Qué bellos recuerdos, ya plasmados en tu poesía que huele a Quibdó total. Gracias por compartir y recrear una bonita época en Quibdó. Saludos.
ResponderBorrarJorge Valencia V.
Buenos dias, eres magnífico por la pluma que esgrime tus remembranzas, qué agilidad con la tinta, tu pluma es de ACERO; quisiera que fuera de platino para que muchas GENERACIONES de esta u otra galaxia la disfruten, bendecido dia gratitud eterna.
ResponderBorrarEudoro Casas
Gracias Julio por esas gratas reminiscencias, que juntan corazón y nostalgia por nuestro Chocó del alma.
ResponderBorrarPacho V.
Volver al pasado para alargar la vida . Gracias por este viaje retrospectivo a un tiempo mejor, pleno de felicidad y ensueño.
ResponderBorrarLascario Barboza Diaz
Excelente trabajo, Julio. César, recoge nuestra historia hecha poesía.
ResponderBorrarGracias por compartir su riqueza literaria.
Yadira Murillo Valencia
Excelente evocacion Julio Cesar, que fina prosa, trajo a mi memoria, zapateros de Quibdo, como el "Cacha" Alcides, en la 5a con 29, Ramiro Garcés, futbolista de la Selección Chocó y entrenador de esa disciplina deportiva, tan antiguos como Clímaco Garcés (Clímaco pegao)
ResponderBorrarY como no recordara al Dr. Jose Ángel Cordoba "Chango" , uno de los primeros Agrónomos del Chocó, quien trajo a nuestra tierra la semilla de la fruta que nosotros los Chocoanos denominamos erróneamente Marañón y que es de la familia de la poma rosa , originaria del Himalaya.
Mil gracias Julio Cesar, por recrearnos la memoria.
Recordado jovencito. Como siempre, eres un genio para escribir y detallas tan bien las cosas que casi se siente el olor y sabor de lo que describes. Siento mucha nostalgia de mi Chocó y su gente. Un abrazo fuerte. Gloria T.
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