13/01/2025

 ARISTA SON 
(3ª Parte)

*En la década de 1970, Arista (2° de izquierda a derecha) y sus Estrellas le aportaron a la noche y a la escena musical bogotana nuevas sonoridades y ritmos musicales. Según palabras de Libia Stella Gómez: le enseñaron a Bogotá a bailar y escuchar el folclor de su tierra. Fueron años muy intensos, en los que, si un fin de semana Arista cantaba para los nadaístas en el bar La Herradura (Calle 72 con Carrera 7), al siguiente se presentaba con Oscar Golden y Billy Pontoni en un show televisivo. FOTO: ¡Fuera Zapato Viejo! IDARTES, Bogotá, 2014.

La publicación en El Guarengue de la semblanza de Aristarco Perea Copete, ARISTA (Yuto, 1930 – Bogotá, 2006), escrita por Libia Stella Gómez, cineasta colombiana que creó y dirigió el documental Arista Son (2011), despertó gran entusiasmo entre fans chocoanos y no chocoanos de diversas generaciones, que lo conocieron y que alcanzaron a bailar su música en Bogotá o en Quibdó. De ellos recibimos diversos comentarios sobre el texto publicado en dos entregas, así como nuevos datos acerca de la vida, la trayectoria y el valor de Arista dentro de la historia musical y cultural del Chocó; algunos de los cuales se pueden leer en la sección de comentarios de El Guarengue-Relatos del Chocó profundo.

Uno de dichos aportes es un breve texto del abogado y artista Américo Murillo Londoño, de reconocida estirpe de músicos y cantantes, quien es además un memorioso cronista de la vida quibdoseña de otros tiempos. Ameriquito, como es ampliamente conocido en Quibdó, escribió para El Guarengue un relato sobre los tiempos en los que Arista convirtió en escenario musical y de la bohemia quibdoseña un sótano del otrora famoso y elegante Teatro César Conto. Esperamos que disfruten este cierre de la serie sobre Arista, nuestro gran sonero y bolerista.

Julio César U. H.

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 Arista y sus Estrellas

Por Américo Murillo Londoño

Aristarco Perea Copete, más conocido como “Arista”, nació en Yuto. Era hijo del comerciante Erasmo Perea, también de esa población, que tenía entre sus actividades principales la compra y venta de oro y en especial de platino. La madre de Arista se llamaba Eufemia Copete Ledesma, y era natural de Tadó.

Desde muy joven, Aristarco tuvo una conexión con la música Cubana, inclinándose por los boleros y sones, teniendo como referente al gran Benny Moré. Cuando Aristarco era un joven, en Quibdó se hablaba mucho de Panamá y particularmente de Colón, que movía mucho comercio a la par que ritmo y rumba; razón por la cual personas conocidas en la localidad se aventuraron por esos lares, entre otros: Aurelianito Ortiz, Ovidio Asprilla Palacios, Leonidas Chaverra Córdoba, Arcelio Mosquera Machado y por supuesto Aristarco, que no se podía quedar atrás.

A su regreso a Quibdó, Aristarco abre una tienda en la esquina de la Carrera 3ª con Calle 25 (Barrio Pandeyuca) frente al Café Andágueda y en las noches, con sus amigos, al son de guitarras interpretaban música variada que concitaba a melómanos reconocidos. Por sus condiciones innatas para el canto, Arista es convocado para formar parte de la agrupación musical en ciernes Los Negritos del Ritmo, para desempeñarse como vocalista junto con Alfonso Córdoba” El Brujo”. En cuestiones de música, Aristarco era muy exigente, ordenado en extremo; por eso lo tildaban de resabiado y, como siempre soñó ser una estrella en la música, se retira de los Negritos del Ritmo y organiza su propia agrupación musical: “Arista y sus Estrellas”.

El antiguo Teatro César Conto, de Quibdó, tenía un sótano, con acceso por la Carrera Tercera, más o menos por donde queda actualmente el pasaje que comunica a la Carrera 4ª. Aristarco tomó en arriendo este lugar, lo adecuó como un bar, ubica mesas, sillas, ventiladores, instala iluminación y organiza una pequeña tarima para los artistas. Al local no lo identificó con nombre alguno, siempre fue denominado como “El Sótano”. Arista se hizo acompañar musicalmente por guitarristas de talla, como Víctor Dueñas Porras, Ciro Murillo y Francisco García (padre)

El Sótano se volvió muy popular, muy frecuentado por amantes de la música y Arista desde la tarima hacía las veces de animador, y desde allí controlaba a los meseros, con micrófono abierto y las maracas en las manos no dudaba en indicarles en qué mesa estaban pendiente del pedido, e instaba a los asistentes a no fumar porque era perjudicial para la salud; en fin, Arista sin duda alguna era un personaje peculiar.

En El Sótano, por su condición de tener un techo bajito, el calor era sofocante, debido a que los ventiladores de poco o nada servían, ya que no había sistema de circulación de aire, y para colmo de males en tiempos de mucha lluvia, que el Atrato se crecía, El Sótano se inundaba debido a que el nivel freático del sector era muy alto. Lo anterior ocasionó que la dicha y el encanto de El Sótano se fuera esfumando y con el público escaseando llegó el ocaso de ese sitio de diversión bien chévere.

El cierre de El Sótano significó para Arista un simple tropezón en la vida, que lo estimuló para soñar y   buscar una nueva oportunidad. Es así como convoca al veterano Neptolio Córdoba y a nuevos talentos, para abrirse paso en Bogotá, tales como Manuel (Manolo) Moreno Valencia, bajista; Juan (Juancito) Maturana Guevara, baterista; Juan de Dios Cuesta, Senén Cuesta Lozano y otros.

El viaje de Arista y sus Estrellas cayó como anillo al dedo ante la colonia Chocoana, que era numerosa y requería de un espacio de diversión propio, diferente a lo que había en la capital, y a fe que Arista lo logró, se posicionó y triunfó.

Finalmente, debo anotar que Don Erasmo, como le decían al padre de Arista, fue un comerciante con sedes en Quibdó y Tadó; una de sus líneas de negocio fue la compraventa de oro y platino, metal éste que le ayudó a posicionarse aún más, económicamente, en razón a que su demanda aumentó en tiempos de la II Guerra Mundial, debido a que ese metal servía para la fabricación de explosivos; dicha guerra culminó en 1945. Erasmo Perea tuvo cuatro hermanos más, entre las cuales se contaba a la educadora Clara Perea de Mosquera, la mamá del médico Jesús Alberto Mosquera Perea (Chucho).


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