25/11/2024

 Oscar Maturana
Una voz olvidada de la poesía afrochocoana
FOTO: Archivo El Guarengue

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Oscar Maturana
Personero y poeta
Julio César Uribe Hermocillo

El Paro Cívico Regional del Chocó del año 1987 (26 al 30 de mayo) será recordado siempre como uno de los más significativos y de mayor trascendencia en la historia de la protesta social chocoana; tanto por los grandes logros que gracias al mismo se obtuvieron para el mejoramiento de las condiciones de vida de la región, como por los factores que los hicieron posibles: el alto nivel organizativo y la diligencia de la fase preparatoria del paro, la claridad y concreción de las reivindicaciones y exigencias, la calidad y legitimidad de las vocerías populares autorizadas, el compromiso y la constancia de las concentraciones y marchas diarias de protesta, la solidaridad de sectores institucionales y privados, entre otros.

Un detalle de aquel glorioso paro que suele pasar desapercibido es la lúcida participación de dos poetas afrochocoanos, ambos sanjuaneños: Isnel Mosquera y Oscar Maturana, quienes con sus voces inspiradas y claras nutrieron la valentía de la población quibdoseña que durante cinco días se concentró multitudinariamente, puntualmente, en las primeras horas de la mañana, en el Parque Centenario; con el atrio de la Catedral como tribuna y la orilla del Atrato como testiga. Arte poética al servicio del pueblo.

“Hoy es veintiséis de mayo / un día de trascendencia / pues a mi pueblo chocoano / se le agotó la paciencia”, tronó la voz de Isnel Mosquera, aquel martes, en el primer día de paro, declamando la primera de las cuarenta y ocho cuartetas de su poesía El Paro Cívico en versos. “Ya con esta me despido / gritando con berraquera / viva nuestro paro cívico: /Isnel Alecio Mosquera”, cerró su intervención quien entonces comenzaba a ser reconocido como el Poeta del Pueblo del Chocó.

Oscar Emilio Maturana Córdoba, un joven de 28 años recién cumplidos, de índole serena, afable y modesto de trato, incluso un poco tímido, ostentaba por esos tiempos la dignidad de Personero Municipal de Quibdó. Lo precedía la honorable fama de activista e integrante del grupo de fundadores del Movimiento Nacional Cimarrón. Y, aunque no todo el mundo lo sabía y más de uno se sorprendía, era ya un magnífico poeta, con su ópera prima publicada: “Bolívar y el despertar negro” (1984) y sus “Recuerdos del Litoral” (1989) en estado bastante avanzado de gravidez.

Quizás porque entendía y asumía la personería en su sentido original de representación de la comunidad y sus derechos, y por delegación comunitaria asumía el cuidado de la buena marcha de los asuntos públicos, Oscar Maturana también prestó su voz a la multitud de aquel pueblo dispuesto a todo para conseguir la atención del gobierno y del Estado colombiano. Sus poemas “La decisión del bocachico”, “Bolívar” y “Lágrimas de un minero”, entre otros, asombraron a más de uno entre el alborotado auditorio enardecido, que halló en sus versos un aliciente adicional y superior para continuar su marcha, para consolidar su protesta, para enaltecer su lucha.

La personería jurídica de la Asociación Campesina Integral del Atrato, ACIA, cuna de la reivindicación étnica y territorial del pueblo negro de Colombia, incluyendo la Ley 70 de 1993, había sido reconocida apenas ocho días antes del comienzo del Paro Cívico de 1987. Gran parte de los sectores y agentes institucionales del Chocó, incluyendo maestros de escuelas y colegios, profesores universitarios, profesionales independientes, políticos de todas las vertientes, periodistas, y también gente negra del común, no veían con buenos ojos la causa étnica y territorial que, desde la ACIA, la OREWA, ACABA y ACADESAN, estaba comenzando a gestarse. Incluso, muchos de ellos no solamente la rechazaban y vilipendiaban, sino que la acusaban de estar infiltrada por cuanta cosa se les ocurrió decir. Un sacerdote católico negro, reputado como intelectual y acolitado por un nutrido grupo de sus colegas de docencia en la Universidad del Chocó, encabezó sin tapujos un movimiento devastador en contra de estas luchas…

Por el contrario, para el poeta y personero Oscar Maturana esta causa era totalmente válida e histórica. De esa materia, de su presente y su futuro, al igual que de la negritud en la poesía y la literatura continental, nacional y regional, se nutrieron decenas de conversaciones que sostuvimos por esos tiempos, de las cuales nació una amistad con la que siempre me honró durante el tiempo que permaneció en Quibdó, cuando tuve también la ocasión de conocer textos originales de su poesía. En una de esas charlas, siempre francas y libres de vanagloria, Oscar Maturana me dijo que esperáramos tan siquiera unos diez años y tendríamos a media humanidad, de la que ahora se negaba a aceptar las luchas étnicas, culturales y territoriales, reivindicándolas como propias y colándose por las rendijas del protagonismo de las mismas… Dicho y hecho.

Deplorable, inexplicable, es el olvido en el que se ha sumido en el Chocó, su tierra, a Oscar Maturana, cimarrón y poeta, poeta y cimarrón; así como a su breve, pero intensa y maravillosa obra, que el intelectual afrocolombiano Carlos Alberto Valderrama Rentería bautizó como “Cimarronería poética”, título del libro del cual fue editor académico, y en el cual se compendiaron los poemas de dos obras de Oscar Maturana, que fueron clasificadas por el Profesor Valderrama en categorías bastante dicientes y bien logradas, que conforman cada uno de los capítulos del libro publicado en abril de 2022. Un libro que contribuyó de invaluable manera a la preservación y difusión de la poesía de Oscar Maturana.

“Los poemas que aquí entregamos hacen parte de los trabajos “Bolívar y el Despertar Negro” y “Recuerdos del Litoral”, de Oscar Emilio Maturana Córdoba. Hemos decidido cambiar el orden de la edición original y organizar los poemas por temáticas. Le llamamos Cimarronería poética no solo porque su autor fue uno de los miembros más importantes del Movimiento Cimarrón en Colombia, sino porque también estos poemas enuncian y evocan el pensamiento cimarrón que cuestiona y señala, con rigor, las herencias del sistema esclavista que no permite que los afrocolombianos sean verdaderamente libres en Colombia. La importancia que tienen para el autor las discusiones, temas y denuncias raciales que hace en estos trabajos poéticos le valieron para que el afroamericano Laurence Prescott lo llamará “El Poeta de las Negritudes”. Carlos A. Valderrama.[1]

Laurence E. Prescott (1943-2016), prestigioso investigador y docente afroamericano de la academia estadounidense, pionero en estudios literarios sobre autores afrocolombianos, escribió sobre Oscar Maturana:

“Entre los jóvenes poetas negros que nos han llamado la atención sobresale el chocoano Oscar Maturana, autor de un folleto titulado “Bolívar y el despertar negro”. Por su brevedad, por su engañosa sencillez, por su inspiración en asuntos históricos, populares y racionales, este opúsculo de doce poemas nos recuerda los “Cantos populares de mi tierra” de Candelario Obeso. Pero la poesía de Maturana es de una actualidad inconfundible e impresionante. Exhibe libertad en la forma y la organización, y revela una fuerte conciencia racial y una visión más amplia del negro que abarca el presente, el futuro y el pasado, además de lo euroamericano, lo colombiano y lo africano”.[2] Laurence E. Prescott (1994).

Oscar Maturana fue, sin ninguna duda, uno de los más preclaros militantes del cimarronismo conceptual y uno de los activistas más comprometidos de los movimientos sociales afrocolombianos y del antirracismo en Colombia. “En su adiós, Óscar Maturana me recordó la larga duración del racismo y que, para demolerlo, urge no bajar la guardia”, escribió el antropólogo Jaime Arocha en 2016, a pocos días de su muerte, en su columna del diario El Espectador ("Adiós, Oscar". 29 de febrero de 2016).

Poeta insigne de la región chocoana y de la nación afrocolombiana, cuyas profundas convicciones y consistente militancia se reflejaron en su obra poética, sin detrimento alguno de su estética; Oscar Maturana tiene un lugar bien ganado en el parnaso colombiano y un puesto asegurado en la Biblioteca de la Chocoanidad, que algún día habrá de hacerse realidad.
Carátula y portada interna de la reedición de dos libros de poemas de Oscar Maturana, bajo el título Cimarronería poética (abril 2022), con edición académica del Profesor Carlos Alberto Valderrama. 

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Oscar Maturana en palabras de su hija
Dora Maturana
Presentación del libro Cimarronería Poética, abril 2022
[3]

Dora Maturana.
Foto tomada de su cuenta
de Facebook

Hace algunos meses recibí la llamada del profesor Carlos Alberto Valderrama para hacer una reedición de los libros “Bolívar y el Despertar Negro” y “Recuerdos del Litoral”, escritos por mi padre, Oscar Maturana. Me llenó de alegría saber que la obra poética de mi padre, escrita hace más de 20 años y que por diversas razones no fue tan difundida en su momento, tendría un nuevo aliento. Estoy plenamente convencida de que los nuevos lectores quedarán sorprendidos por la vigencia de los temas abordados en cada uno de los poemas y la frescura en el lenguaje utilizado por el autor a pesar del tiempo transcurrido.

Oscar Emilio Maturana Córdoba nació en el año de 1957, en el corregimiento de Santa Cecilia, un pequeño pueblo escondido en las montañas entre los departamentos de Risaralda y Chocó. Hijo de Senciona Córdoba y Vitalino Maturana, fue el mayor de 8 hermanos y padre de 5 hijos, dentro de los que me encuentro yo, Dora Maturana. Mi padre vivió su infancia en Istmina - Chocó. Creció escuchando a mi abuela entonar cantos tradicionales afro y, aunque no heredó su talento para cantar, sí tuvo una gran facilidad de palabra. Quienes tuvimos la oportunidad de escucharlo declamar sus versos, nos deleitábamos con ese majestuoso uso de su don poético que utilizaba para difundir mensajes políticos y sociales.

Posteriormente, se trasladó al Lorica - Córdoba de los hermanos Zapata Olivella, donde realizó sus estudios de bachillerato. Se graduó como técnico agrónomo, forma­ción académica que le permitió trabajar como docente de bachillerato en las ciudades de Santa Rosa de Cabal y Pereira. Culminó su carrera universitaria como abogado en la ciudad de Bogotá. Se desempeñó como Secretario Gene­ral de la Contraloría y Personero Municipal en la ciudad de Quibdó; Fiscal local en las ciudades de Pereira, Bahía Solano, Istmina y Cali, donde falleció en el año 2016.

Vivir y trabajar en Pereira, una ciudad del centro del país, de tradición cultural paisa, que para la década de 1980 ya ofrecía a sus habitantes unas condiciones de vida muy superiores a las que él había conocido en su amado “pue­blito”, como describía él mismo a su natal Santa Cecilia en su obra Recuerdos del Litoral, le permitió observar por sí mismo la gran desigualdad entre territorios afro y no afro; [lo cual,] aunado a incómodos episodios personales y profesiona­les de racismo, lo llevó a cuestionarse sobre las raíces de dichas situaciones. Emprendió así un activismo social y académico que dio como fruto la publicación de su primer libro, Bolívar y el Despertar Negro, cuando tenía 27 años. En este escrito plasma todas sus inquietudes con respecto a acontecimientos históricos, raciales y de género.

La admiración que tenía mi padre por los abogados y activistas afrocolombianos, como Sofonías Yacup, Nazly Lozano y Diego Luis Córdoba, a quien dedica su poema “Recordando a un Cimarrón”, le llevaron a decidirse a estudiar Derecho; pero su carácter revolucionario hizo que fuera expulsado tras su primer año en la Universidad Libre de Pereira, por organizar y participar de una protesta estudiantil. A pesar de este tropiezo, siguió creyendo con más firmeza en la justicia, el poder del pueblo y la igualdad racial, por lo que se trasladó a la ciudad de Bogotá para culminar su carrera de Derecho.

Fue mientras estudiaba en Bogotá que conoció y se relacionó con otros jóvenes estudiantes negros provenientes principalmente de territorios del Pacífico: Valle, Cauca y Nariño, con quienes compartía el interés por los temas raciales. A mi padre le llamaba profundamente la atención escuchar las anécdotas de sus compañeros sobre las similitudes en las condiciones de las personas negras en territorios tan distintos y tan distantes. A principios de los años de 1990 decidió irse a recorrer el Pacífico. Incluyó lugares como Tumaco, Guapi, Buenaventura y Bahía Solano. De estas experiencias surgió su segunda obra, Recuerdos del Litoral, un compendio de poemas dedicados al bocachico, la canoa, la palma de chontaduro, y por supuesto a los soldados negros que participaron en la Guerra de los Supremos y que él, en un digno reconocimiento, llamó “Los Patriotas del Patía”.

Mi padre siempre fue un estudiante ejemplar y un profesional destacado. También fue un gran crítico del sistema judicial colombiano, asunto al que dedicó dos de sus obras: La antijuridicidad en el peculado, en el año 1997, y una disertación que hoy está perdida, que en su momento llamó El color de la Justicia.

Agradezco a la Universidad Icesi y a la Alianza 4U por su interés en visibilizar a los escritores afrocolombianos mediante esta antología y por la oportunidad de dirigirme a los lectores con la presentación de la obra poética de mi padre. Es un merecido reconocimiento a sus aportes a la causa social afrocolombiana.

Oscar Maturana en el lanzamiento de su libro
"Afrodescendientes en la Independencia", octubre 2012.
FOTO: Facebook Oscar Maturana.

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Cuatro poemas de Oscar Maturana 

La decisión del Bocachico
Decía tío Bocachico
cuando en palacio paseaba,
si yo fuera gobernante
el derroche se acababa,
tanto lujo innecesario
tanto malgastar dinero,
mientras mis bocachiquitos
se mueren de desespero.
Pero esto se acabará,
lo juro por mi sombrero...
Le dijo tía Bocachica
quien lo escuchaba en silencio,
debes estar convencido
desde muy remotos tiempos
que no se cambian las cosas
solo con el pensamiento,
no muere el pez por la boca
en estos modernos tiempos,
¡lucharemos por el cambio
o caeremos en el intento!


Canoíta
Canoíta mensajera
que viajas de puerto en puerto,
tú sigues siendo efectiva
en estos modernos tiempos,
tú te encuentras anclada
en el alma de mi pueblo.
Desde los tiempos remotos
en vida de mis ancestros
has estado allí presente
transportando así a los nuestros
asumiendo un compromiso
en el momento preciso,
por el mar y por el río.
Contigo yo me deslizo
por eso es que no te cambio
por los transportes modernos,
ni el carro, el tren o el avión
han podido reemplazarte,
y aunque yo no soy cantante
me has obligado a cantarte.


Pintor
Réplica de los Angelitos Negros

Pintor, no pintes iglesias,
tampoco “angelitos negros”
¡pintor, pinta Cimarrones,
que son héroes de mi pueblo!
Pintor, no pintes el cielo,
la tierra será tu reino,
píntame a Benkos Biojó
como vive en mi recuerdo
Pintor, píntale a la historia
sus héroes indios y negros.

Los patriotas del Patía
Por las montañas del Cauca
luchando con valentía,
se impusieron majestuosos
los patriotas del Patía.

Combatieron la colonia
cuando patria no existía,
fueron negros cimarrones
los patriotas del Patía.

Acompañaron a Obando
los patriotas del Patía,
con ellos ganó batallas
sin ellos todas perdía.

Las guerras de independencia
al igual que los “mil días”
tuvieron como soldados
los patriotas del Patía.


[1] Contraportada del libro: Maturana Córdoba, Oscar Emilio, 1957-2016. Cimarronería poética / Oscar Maturana Córdoba / Carlos A. Valderrama (editor académico) – Cali: Editorial Icesi, Editorial EAFIT, Editorial Cesa, Editorial Uninorte, 2022. 104 páginas. ISBN 978-628-7538-36-8

[2] Laurence E. Prescott (1994) en ‘Bolívar y el despertar negro’, poemario de Oscar Maturana. Citado en: Cimarronería poética, 2022 (obra citada).

7 comentarios:

  1. Justo reconocimiento a un hombre serio, comprometido con las luchas sociales y étnicoterritoriales; a un excelente ser humano.
    J. Elías Córdoba V.

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  2. Recuerdo a Oscar por su prudencia y arrojo cimarrón . Conozco un poema convertido en canción titulado lágrimas de un minero en el que aparecía un estribillo que decia: Llorá, llorá minero, llorá llorá.
    Lascario Barboza Díaz

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  3. Mi buen amigo, su partida tan súbita fue un duro golpe para todas las personas que tuvimos la oportunidad de ser su amigo. Gracias por rotrotraer su vida y obra.
    Mary Grueso Romero

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  4. Excelente recuerdo de Oscar Maturana. Ayer estuvimos con Rudecindo Castro recordando a Oscar Maturana cuando se lo llevamos al Baudó, con otro maestro del cimarronismo contemporáneo: Chonto Abigaíl Serna Arriaga.

    Esildo Pacheco Mosquera.

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  5. Maestro Julio, gracias por hacer lo que hace. Nunca había escuchado sobre este autor. Leer para liberar!
    Ana Julia Chaverra.

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  6. Hola Julio César! Gracias por recordar a éste insigne AMIGO. Personaje en toda la extensión de la palabra. Saludos.

    Jorge Valencia Valencia

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  7. Gracias por ir revelando poco a poco en el “guaico”, a personajes relevantes, que en mi caso no recordaba.
    Mi recuerdo es vago aún, pero sé que traerlo a cuento ahora, seguirá revelándome acerca de él y de otros que merecen ser recordados.

    Valentín Enoc Guerrero Córdoba.

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