lunes, 23 de septiembre de 2024

 Un maestro del cuento: 
el condoteño Carlos Arturo Truque

Carlos Arturo Truque fue un maestro del cuento, un narrador extraordinario, cuyos 25 cuentos le aseguraron un puesto de honor en la literatura colombiana. FOTOS: Archivo El Guarengue.

Nacido en Condoto (Chocó) el 28 de octubre de 1927 y fallecido en Buenaventura (Valle del Cauca) el 8 de enero de 1970, a la edad de cuarenta y dos años, dos meses y once días; el escritor Carlos Arturo Truque Asprilla es un cuentista magistral, con un puesto relevante en la literatura colombiana, dentro de la cual contribuyó significativamente al desarrollo y consolidación de este género. Tan largos sus frutos como corta su existencia, Truque alcanzó a escribir 25 cuentos, que, para fortuna de las letras nacionales, fueron compilados y puestos a disposición del público colombiano en el año 2010, como parte de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, del Ministerio de Cultura.[1]

Un excelente narrador

“Al hablar de Carlos Arturo Truque tenemos que empezar diciendo que estamos enfrentados a un excelente narrador, a un maestro del cuento”[2], escribió el profesor Fabio Martínez, en una publicación de la Universidad del Valle, en 2017. Y tenía toda la razón. Dos años antes, en una entrevista televisiva del programa editorial de esta universidad, el profesor Martínez había expresado: “…Yo pienso que, a partir de la cuentística de Truque, el cuento se vigoriza y se airea mucho en el contexto de la literatura colombiana…”[3].

Arnoldo Palacios (Las estrellas son negras) y Carlos Arturo Caicedo Licona (Glosa paseada bajo el fuego y la lluvia) son los autores de las dos novelas cumbres de la literatura chocoana. Rogerio Velásquez Murillo es el etnógrafo y narrador por excelencia de la tradición cultural del Pacífico y del Chocó. El Maestro Miguel A. Caicedo es cronista de la vida cotidiana del campesinado chocoano y del pueblo grande que era Quibdó cuando él las escribió, a través de sus poesías folclóricas o costumbristas. Carlos Arturo Truque Asprilla es, de lejos, el escritor chocoano de mayor relevancia nacional en el género del cuento y es hora ya de que se le reconozca su puesto en la literatura regional, tal como de alguna manera se ha venido haciendo en la literatura nacional. Su temprana muerte -con seguridad- nos privó del tesoro de una novela cumbre de la región: “Truque se perfilaba como el García Márquez del Pacífico colombiano; sino que, infortunadamente, la muerte lo visitó muy temprano y solamente tuvimos la oportunidad de conocer un volumen de cuentos de este autor”[4].

“No se puede pintar lo que no se conoce”

Sonia Nadezhda Truque.
FOTO: Pijao Editores.

“El cuento exige condiciones especiales, entre ellas una profunda experiencia vital. Porque no se puede pintar lo que no se conoce”, dijo Carlos Arturo Truque en una entrevista de 1960, citada por su hija, la escritora y poeta Sonia Nadezhda Truque, en la semblanza que hizo de su padre en el 2017.[5] Y Truque, Carlos Arturo, sabía de lo que estaba hablando. Conocía la sentencia de Cortázar: «La novela siempre gana por puntos, mientras que el cuento debe ganar por nocaut». 25 veces sucesivas triunfa Truque en el maravilloso cuadrilátero de la lectura, cuando uno se queda a solas con él, sin más árbitros que el gusto y la alegría de leer.

En su meritorio artículo, Sonia Nadezhda Truque presenta una valiosa clasificación temática de la obra de su padre: “La obra de Carlos Arturo Truque es breve pero interesante por la variedad de temas que abordó en sus veinticinco cuentos. Uno de los más señalados es la violencia y la guerra, donde hace muy evidente su posición ideológica, su visión de mundo y del país. Sin embargo, no deja de lado otros tópicos como el origen racial, sobre todo si se tiene en cuenta su condición de mestizo, la negritud, a través del cual recoge tradiciones de sus antepasados negros, la dificultad social, la cuestión afectiva, y finalmente lo religioso”[6].

Los títulos de los 25 cuentos de Carlos Arturo Truque, en el orden en el que aparecen publicados por el Ministerio de Cultura en el tomo V de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, son: Vivan los compañeros, Granizada, La noche de San Silvestre, Sangre en el Llano, El día que terminó el verano, Sonatina para dos tambores, La fuga, La diana, El encuentro, Fucú, El misterio, Martín encuentra dos razones, Dos hombres, Porque así era la gente, La aventura de Tío Conejo, La muerte tuvo cara y sello, José Dolores arregla un asunto, Lo triste de vivir así, El collar, Las gafas oscuras, De cómo Jim empezó a olvidar, Puntales para mi casa, La otra oportunidad, El Pigüita, Longinos.

“Una clara intención racial”

Cinco de los 25 cuentos dan cuenta de la experiencia vital de Truque en lo que hoy, más de medio siglo después de haber sido escritos estos cuentos, conocemos como lo étnico y lo territorial. Su hija lo reseña así: “Por otra parte, como lo señalamos antes, como segundo tema recurrente en sus cuentos, hay una clara intención racial, al poner de manifiesto el tema de la negritud. En los cuentos “Sonatina para dos tambores”, “La aventura de Tío Conejo” “Fucú”, “El Pigüita” y “De cómo Jim empezó a olvidar” abordó el tema racial como un ajuste de cuentas con su origen mestizo: hijo de padre blanco y madre negra. También se nota la intención de reivindicar a todos los sectores marginados de una sociedad como la colombiana, de mentalidad oligárquica, racista y excluyente”.[7]

Óyeme, Chocó

Hace 70 años, en septiembre de 1954, el Departamento del Chocó, que todavía no cumplía ni siquiera una década de vida institucional, se debatía entre la desaparición y la repartición. En Quibdó, en Condoto, en Istmina, se protestaba, se marchaba, se cantaba Lamento chocoano, de Miguel Vicente Garrido; para impedir que Rojas Pinilla saciara la codicia de Antioquia, el Viejo Caldas y el Valle del Cauca, entregándoles a pedazos el Chocó. Simultáneamente, en Bogotá, viviendo afugias y en medio de la persecución de la dictadura a la intelectualidad colombiana, Carlos Arturo Truque bregaba con denuedo y dignidad por su familia, por su arte, por su vida. Su gran amigo, Manuel Zapata Olivella, lo socorrería material y espiritualmente.

Gabo y Truque. 1954.
FOTO: El Tiempo

En ese momento, el escritor chocoano es premiado en el Concurso de Cuento de la Asociación de escritores y artistas de Colombia, en julio de 1954; en el que un jurado compuesto por Hernando Téllez, Rafael Maya, Próspero Morales Pradilla, Daniel Arango y José Humberto García, le otorga el primer premio a Gabriel García Márquez, por su cuento Un día después del sábado; el segundo premio a Guillermo Ruiz Rivas, por su cuento Por los caminos de la muerte; y el tercer premio a Carlos Arturo Truque, por su cuento Vivan los compañeros. Este cuento de Truque es un clásico del género en la literatura de la violencia colombiana, que para entonces comenzaba a nacer. Una autoridad tradicional del cuento en Colombia, el autor de la primera antología del género en el país: Eduardo Pachón Padilla, refiriéndose a este cuento, anota: “para mí es uno de los grandes cuentos colombianos, antológico por su pureza, por su ternura, por tantos motivos que tienen los cuentos bien logrados y que habla de un personaje del que no se había hablado en los cuentos de la violencia, ni antes ni después: El estudiante incorporado a la guerrilla”.[8]

Truque, un cuentista magistral

Refiriéndose al escritor mexicano Juan Rulfo, Eduardo Galeano anotó: "Dijo lo que tenía que decir en pocas páginas, puro hueso y carne sin grasa, y después guardó silencio"; en alusión a un hecho que le daría a Rulfo tanta fama como su calidad literaria: sus publicaciones se reducen a una colección de 17 cuentos (El llano en llamas, 1953) y una novela (Pedro Páramo, 1955), amén de El gallo de oro, que él clasificó como cuento, pero cuyo mayor reconocimiento provino de sus diversas versiones cinematográficas, con guion de García Márquez una de ellas.

De Carlos Arturo Truque podría decirse lo mismo que de Juan Rulfo. Sus cuentos son pura sustancia narrativa. “Algunos críticos como Cyrus Stanley en Estados Unidos y Peter Schultze-Kraft en Alemania, que se han encargado de traducirlo y divulgarlo en sus respectivos países, lo consideran un cuentista a la altura de Horacio Quiroga y Filiberto Hernández. En Colombia sabemos de él, gracias al conocido crítico Eduardo Pachón Padilla, que en su tiempo lo incluyó en sus necesarias antologías literarias. Truque, quien en la actualidad es más estudiando en la academia norteamericana que en la nuestra, fue víctima en su época de la exclusión, y en más de una ocasión, fue estigmatizado por ser pobre, negro y comunista”[9].

Los cuentos de Carlos Arturo Truque contribuyeron a la modernización del género en la literatura colombiana y a la introducción de temáticas sociales, políticas, históricas, regionales, étnicas y raciales en la narrativa nacional; conservando, por así decirlo, la pureza del género, la narración por encima de todo, sin concesión alguna a la consigna o al discurso; y con una capacidad enorme de construir personajes memorables en unos cuantos párrafos y de retratar entornos y paisajes, sensaciones y sentimientos, que se le quedan a uno grabados en el alma, como ocurre siempre cuando se leen todos o uno cualquiera de sus veinticinco cuentos.

Su magia inagotable

Uno oye, en Sonatina para dos tambores, la voz del río y de la selva y de la mar, en la fiesta de Santa Bárbara del Rayo, en Timbiquí, hasta que se apaga tristemente en la respiración trunca de Damiana y en la euforia irresuelta de Martín, envuelto en la añoranza de sus amores, tendido sobre una paliadera al cobijo de la selva y de la música de la fiesta... Uno lagrimea con las ausencias de padre y madre del Pigüita en una playa de Buenaventura, en donde juegan fútbol los muchachos, en donde el Bambocha manda como quiere, en donde el Pigua intenta hallar a su padre, con la única seña de su pelo de candela y sus ojos azules… Uno ríe con la proverbial astucia del tío conejo, que seguramente Truque alcanzó a escuchar en la oralidad de su primera infancia en Condoto… Uno sufre con la tristeza de la vieja balandra del Capitán Torreblanca, oxidada y varada en una playa del Pacífico, porque le cayó fucú después de que el amor y la pasión lo llevaran a violar un antiguo tabú, que conduce a que no haya marinero alguno en aquel puerto que quiera hacer parte de su tripulación… Uno se compunge con la honda tristeza de míster Jim en aquel poblado de aquella playa de aquella mar, donde al son de la lluvia, al calor del sol, al ritmo del viento y de las noches de aguardiente, encuentra cómo diluir una pena de la que nadie sabe, pero todos intuyen… Uno queda en la desolación más sublime cuando, un instante antes de morirse, Florito cumple el sueño de su vida: leer, pues hasta ahora solamente había aprendido a distinguir los nombres y sonidos de las letras del abecedario. Y, moribundo feliz, lee por primera vez: «Vivan los compañeros» … La magia narrativa de Carlos Arturo Truque es inagotable.

Carlos Arturo Truque “era una persona muy responsable en literatura, era culto y, sobre todo, él hizo descubrir una región que en el folklore era conocida, pero en la literatura era inédita. Me refiero al departamento del Chocó”.[10] En una Biblioteca de la Chocoanidad, la colección dedicada a los cuentos y relatos no podría llevar un nombre diferente al suyo.



[1] Truque, Carlos Arturo. VIVAN LOS COMPAÑEROS. CUENTOS COMPLETOS. Ministerio de Cultura de la República de Colombia, Biblioteca de Literatura Afroamericana, Tomo V. 2010. 212 pp. En: https://babel.banrepcultural.org/digital/collection/p17054coll7/id/4

Para una visión panorámica de su vida y su trayectoria, se puede leer: Carlos Arturo Truque: Tan largos sus frutos como corta su existencia. El Guarengue, 22 de octubre de 2018: https://miguarengue.blogspot.com/2018/10/carlosarturo-truque-tan-largos-sus.html

[2] Martínez Fabio (Prólogo). Universidad del Valle-Programa Editorial. Carlos Arturo Truque, Valoración crítica. Compilador: Fabio Martínez. Edición digital: septiembre 2017. 137 pp. Pág. 11. En: https://libros.univalle.edu.co/index.php/programaeditorial/catalog/view/69/32/1435

[3] Entrevista al Profesor Fabio Martínez, en el programa Tiempo de Letras, una producción del Programa Editorial de la Universidad del Valle. En: https://www.youtube.com/watch?v=f2IIvcKdKwI (publicado el 19 de agosto de 2015).

[4] Ídem. Ibidem.

[5] Truque, Sonia Nadezhda. Colombia a corazón abierto. En: Carlos Arturo Truque, Valoración crítica. Compilador: Fabio Martínez. Universidad del Valle-Programa Editorial. Edición digital: septiembre 2017. 137 pp. Capítulo 13, pp. 103-115. Pág. 108. Consultado en:

http://revistas.univalle.edu.co/omp/index.php/programaeditorial/catalog/view/69/32/1227-1 En este texto se puede leer completa la aleccionadora entrevista que Truque responde sobre el cuento como género literario.

[6] Ibidem. Pág. 110.

[7] Ibidem. Pág. 111.

[8] Palabras de Eduardo Pachón Padilla, el 28 de octubre de 1987, en la casa de la Amistad Colombo Checoslovaca, con motivo del 60° aniversario del nacimiento de Carlos Arturo Truque. En: Universidad del Valle-Programa Editorial. Carlos Arturo Truque, Valoración crítica. Compilador: Fabio Martínez. Edición digital: septiembre 2017. 137 pp. Pág. 90.

[9] Ibidem. Pág. 2.

[10] Pachón Padilla, Eduardo. Discurso citado. En: Universidad del Valle-Programa Editorial. Carlos Arturo Truque, Valoración crítica. Compilador: Fabio Martínez. Edición digital: septiembre 2017. 137 pp. Pág. 89.

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