lunes, 20 de junio de 2022

El periodismo y la vicepresidenta

➧Petro y Francia.
Bogotá, noche del 19 de junio de 2022.
FOTO: El Espectador

“Vamos, hermanos y hermanas, a reconciliar esta nación. Vamos por la paz, de manera decidida, sin miedo, con amor y con alegría. Vamos por la dignidad. Vamos por la justicia social. Vamos las mujeres a erradicar el patriarcado de nuestro país. Vamos por los derechos de la comunidad diversa LGBTIQ+. Vamos por los derechos de nuestra Madre Tierra, de la Casa Grande, a cuidar nuestra Casa Grande, a cuidar la biodiversidad. Vamos juntos a erradicar el racismo estructural”. Francia Márquez. Discurso como vicepresidenta electa de Colombia. Bogotá, noche del 19 de junio de 2022.

“La paz es que alguien como yo pueda ser presidente y alguien como Francia pueda ser vicepresidenta”. Gustavo Petro. Discurso como presidente electo de Colombia. Bogotá, noche del 19 de junio de 2022.

“La precandidatura presidencial de Francia, que derivó en la candidatura a la vicepresidencia, que derivará en su vicepresidencia, es posiblemente lo más emocionante que ha pasado, no en los últimos años de la política nacional, ni en las últimas décadas, sino en los últimos dos siglos de la política nacional”. Carolina Sanín. Francia Márquez y la posibilidad de un discurso político con significado. CAMBIO, 2 de abril 2022.

“Francia, para muchos colombianos, es un impensable histórico, alguien que puede funcionar en unos contextos, pero no en otros, ser la vicepresidenta de esta nación, por ejemplo. Aplaudieron cuando ganó el Premio Goldman y repitieron hasta la saciedad que era el equivalente al Premio Nobel en la defensa medioambiental, aceptaron que hablara sobre la contaminación de los ríos por la práctica indiscriminada de la minería, pues estaba dentro de la cuota de sensiblería ecológica de rigor en estos tiempos, pero cuando fue elegida como la llave política de Petro se descolocaron y entonces salieron al ruedo con toda la tribu racista armada de prejuicios que los habita para deslegitimarla. Ha habido de todo, desde las críticas más burdas y groseras, hasta las más sutiles y refinadas”. Javier Ortiz Cassiani. Francia Márquez y los impensables históricos. El Espectador, 31 de marzo de 2022.

¿Será mucho pedirles a los periodistas de Colombia que -así como se pasaron meses enteros preguntándole al nuevo presidente de la república que si iba a aceptar los resultados electorales del 19 de junio- acepten ellos/ellas como una realidad incontrovertible el hecho de que, a partir del 7 de agosto de 2022, Francia Elena Márquez Mina es la nueva Vicepresidenta de Colombia y procedan de conformidad, desde ya mismo, a tratarla como tal, y no como hasta ahora lo han hecho, como una advenediza sin derecho alguno a aspirar a nada, como una curiosidad de museo, como una impreparada, como una inexperta, como una ignorante, etcétera; por el solo hecho de que a ellos/ellas se les antoja que -por ser una mujer negra, de origen humilde y campesino- ella es menos que, por ejemplo, la actual vicepresidenta, Martha Lucía Ramírez, única y exclusivamente porque esta es bogotana, no es negra, nunca conoció la pobreza y no ha pasado mucho trabajo para conseguir empleo, pues desde que se graduó de abogada en la Javeriana no ha hecho más que ocupar puestos públicos en razón de sus múltiples adscripciones políticas…?

¿Será mucho pedirles a los periodistas de Colombia que dejen de estar dándoselas de avispados e inteligentes con Francia, haciéndole preguntas rebuscadas y capciosas acerca de todo lo habido y por haber, para buscarle la caída en cada entrevista? ¿Y que dejen de estar interrumpiéndola a cada rato, en vez de dejarla hablar, como sí lo hacen con los entrevistados a los que les tienen miedo, devoción o respeto? ¿Será mucho pedirles a las periodistas que dejen de estar dándoselas de machitas con Francia y que no la traten como jamás tratarían a Martha Lucía? ¿Será mucho pedirles a los/las periodistas que dejen de estar dándoselas de la RAE o de correctores de estilo con Francia, dudando de sus significados y de sus significantes, como lo hicieron con el vivir sabroso, que descalificaron y malinterpretaron de entrada, en vez de hacer el mínimo esfuerzo de averiguar bien de qué se trataba y por dónde iban tablas…?

¿Será mucho pedirles a los/las periodistas colombianos/as que cuando Francia dice Soy porque somos sepan que ella no está repitiendo un eslogan de campaña inventado por algún publicista extranjero de aquellos que pasan de un bando a otro siguiendo el tintineo de las monedas con las que les pagan, al son de su fama amplificada por los medios, y que quizás sería bueno enterarse -así sea únicamente por Wikipedia- sobre el ancestral origen del postulado y la profundidad de su significado…?

¿Será mucho pedirles a los/las periodistas de Colombia que no pretendan que Francia les haga el trabajo que ellas/ellos deberían hacer y que, en vez de andar disfrazando de osadía y olfato periodístico su ignorancia sobre temas como la minería artesanal, las empresas multinacionales dedicadas a la extracción de recursos naturales, las comunidades negras y sus derechos, los ministerios que en otros países promueven la igualdad social, el cambio climático y los combustibles fósiles, el peso histórico del Norte del Cauca en la vida nacional, el racismo y la discriminación (por mencionar solamente algunos), se dedicaran a documentarse, a leer y a investigar sobre estos temas, y -sobre todo- a pensar antes de hablar y preguntar?

¿Será mucho pedirles a las/los periodistas de Colombia que, así como les pareció mucha gracia que Martha Lucía “se convirtiera” en la primera mujer en ocupar la vicepresidencia de Colombia, le dieran la importancia que tiene al hecho histórico de que -por primera vez en la historia nacional desde que existe el cargo- una mujer negra es elegida como vicepresidenta de la república; y que, en vez de solamente e insulsamente preguntarle a Francia o al presidente electo qué significa esto para ella y para él, buscaran unos analistas bien poderosos en cuanto a conocimientos en la materia y los entrevistaran con tiempo y ganas, para ofrecerle al país una visión seria y rigurosa de este hecho, para que a mucha gente le quedara claro que la elección de Francia es -más que una curiosidad o una rareza- un aporte trascendental y sin antecedentes al avance de la democracia colombiana…?

¿Será mucho pedirles a los periodistas y las periodistas de Colombia que venzan la tentación de hacerle a Francia preguntas que, aunque les parecen ingeniosas, son en realidad anodinas, como esas en donde la ponen casi a jurar sobre sus biblias que no solamente las comunidades negras, sino también los indígenas y el resto del país, son su gente, o a aclarar que la minería no solamente es un problema en su tierra natal, o que también hay madres solteras y empleadas domésticas que no son negras, y así sucesivamente…?

¿Será mucho pedirles a los/las periodistas del país que dejen de llamar “polémicas declaraciones” o “puntos de vista diferentes” a los insultos racistas, a las descalificaciones clasistas, a los improperios motivados en el origen territorial y el género, que se lanzan contra Francia, y que opten por nombrarlos como se debe; así como que dejen de darle a dichas afrentas la importancia, reproducción y amplificación que no le dan a lo que ellas significan, a las consecuencias que implican, al racismo que conllevan, al clasismo del cual nacen, a la exclusión que las origina y a la desmesura y el odio que las provoca…?

¿Será mucho pedirles a los/las periodistas nacionales que recuerden que Colombia es un país multiétnico y pluricultural no solamente para efectos de conmemoraciones oficiales y declaraciones de buenas intenciones, sino fundamentalmente para los fines constitucionales y legales para los que fue hecho ese reconocimiento expreso en la Constitución, fines estos que incluyen la posibilidad de que los pueblos y grupos étnicos aspiren en igualdad de condiciones a cargos de representación y elección del Estado, como la vicepresidencia que acaba de obtener Francia; y que no olviden que hablar de racismo y machismo no contradice la democracia ni es nocivo para ella, que expresar la existencia de opresores y oprimidos no es promover el odio, y que ambas cosas fortalecen en vez de debilitar la estructura política y social del país…?

¿Será mucho pedirles que, como parte del respeto que la vicepresidenta se merece, no se les vaya a ocurrir preguntarle -posando de simpáticos y “humanos”- qué va a hacer ella con el sueldo, cómo se va a seguir vistiendo, dónde va a vivir en Bogotá, con quién y cómo, con marido o sin él, y todo ese montón de majaderías y necedades que les parecen tan cálidas y que ya deben haber pensado para sus entrevistas de esta semana, pero que nunca le preguntarían a Martha Lucía ni a María Fernanda ni a Paloma…?

¿Será mucho pedirles que acepten de una vez por todas que Francia no es una aparecida a la que se le ocurrió como un embeleco meterse a la política, sino que llegó a ella como parte de una larga y fructuosa carrera de liderazgo y procesos organizativos, étnicos, campesinos, territoriales y de género; y que ella también -si es que tanta falta les hace este requisito- tiene suficientes estudios formales, además de su provechoso discipulado en la escuela de la vida, en “la gran universidad de la Palabra enseñada a la sombra de los baobabs”, como la denominaba el nunca del todo admirado Amadou Hampâté Bâ[1], a quien tanto le debe la cultura universal…? ¿Y de paso pedirles que acepten que ella no tiene la infalibilidad del Papa de Roma, esa que ni él mismo tiene…?

¿Será mucho pedirles que por un momento se sienten a pensar en las implicaciones que tiene su trabajo para la sociedad y que entiendan que pedirles todo lo anterior no es pedirles concesiones ni favores, ni tratamientos especiales ni condescendencias, ni nada parecido para Francia, sino simple y llano respeto, como el que se merecía cuando era candidata y no se lo proporcionaron, como el que se merece ahora que es vicepresidenta y por la majestad de su cargo deberían proporcionarle, por el bien del país, de su imperfecta democracia y de su futuro, y por el bien del periodismo que tan bajo cayó en la campaña electoral que ayer finalizó…? ¿Y de paso pedirles que, por su propio provecho profesional, se pongan a la altura del momento histórico de Colombia que les está tocando documentar y relatar...?

Espero que no. Gracias por su atención.

Francia en la noche del triunfo electoral.
Bogotá, 19 de junio de 2022
FOTO: El Espectador.



[1] Sobre esta referencia, se puede leer, en El Guarengue, ‘Dachi Bedea’:

https://miguarengue.blogspot.com/2019/02/dachibedea-nuestravoz-caserio-embera.html

4 comentarios:

  1. Ojalá estas letras lleguen a ese mundillo, tan desconectado de esa realidad de pais que quieranlo o no, te dran que enfrentar; y de paso, tambien a muchos no periodistas, incluidos muchos afros que aun suguen la voz del amo. Será posible?

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  2. Excelente. Ojalá lo leyeran los periodistas de rcn, caracol y CM&

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