Decisiones
➧Foto: Awake Travel. |
Llegada la hora de las decisiones, cómo no, Fajardo tiene derecho a decidirse por el voto en blanco en las elecciones definitivas para la presidencia de Colombia, de este domingo 19 de junio de 2022, en vez de alinearse con uno u otro de los dos candidatos en contienda. Eso no está en discusión, ni más faltaba, pues cada uno es dueño de sus decisiones, así estas pertenezcan a la clase ni fu ni fa. Pero sí da lástima -sobre todo por el mismo Fajardo, quien tanta decencia vive pregonando- que un tipo como él, que se autodenomina profesor, que es exalcalde y exgobernador, y que tiene un doctorado en matemáticas, haya llegado al ejercicio de ese derecho simple y llanamente porque lo despreció el candidato al que buscó -guiado únicamente por su aversión hacia el otro- y con el cual sostuvo, como él mismo lo dijo, una “fallida conversación, con final abrupto, patán y grosero”[1]. Fajardo sabía, y aun así se arrimó a esa orilla electoral tan perversa como maniquea, que el exalcalde de Bucaramanga que se hace llamar ingeniero, e hizo obedecer a la prensa hasta en ese nominativo sentido, es una especie de versión reencauchada de Moreno de Caro, carece de “una propuesta que permita visualizar cómo sería su gobierno” y no es más que “una nebulosa por la que habría que votar prácticamente a ciegas”[2]. No obstante, apenas lo vino a reconocer ahora, cuando no le resultó su plan de alianza con él.
Igualmente, aunque su decisión sea más un rechazo que una adhesión, están en todo su derecho de hacerlo quienes hayan decidido no votar por Petro y Francia basados en la misma sinrazón de Fajardo -su aversión hacia Petro- y en la aceptación del cuento -que se tragaron sin masticar siquiera- de la lucha anticorrupción, esa vieja cantaleta que hasta los más corruptos -como el canalla innombrable- han usado de carnada para atraer incautos. Y así se comporten de modo tan cándido y necio que pretenden que uno les crea que es cierto que ese montón de clichés, de lugares comunes y de frases efectistas que profiere a diestra y siniestra el imputado, y frecuentemente emputado, exalcalde de la capital de Santander constituyen propuestas políticas reales y apropiadas para la situación en la que nos deja el país la corriente del ahora mentor de este candidato, el ubérrimo titiritero que uno a uno fue desechando sus propios muñecos electorales y terminó refugiado por pánico en esta grotesca figura tan nociva para la democracia como él mismo lo ha sido durante los últimos veinte años.
Sin embargo, el hecho de que elegir cómo y por quién votar sea un derecho que libremente puede ejercer cualquier ciudadano no exime a este ciudadano de la obligación moral de no mentir, de no engañar y de no engañarse a sí mismo sobre realidades básicas de la democracia, sobre conceptos que forman parte del abecé político que cualquier elector consciente debería conocer, como el manido tema de la corrupción, espejismo recurrente al que siempre se llegará ante la ausencia de ideas y pensamientos, de propuestas y programas. “La corrupción que tanto anuncia que combatirá no se da por ausencia de normas, sino porque hay gente que no las acata y hasta se ufana de ello a gritos, como en el audio de Rodolfo Hernández que circula por las redes sociales”, anota el connotado profesor de Derecho y exministro Yesid Reyes Alvarado, cuyo padre fue uno de los faros morales de la democracia en Colombia: Alfonso Reyes Echandía[3]. La escritora y profesora Carolina Sanín lo recalca así: “La corrupción no es la raíz de todos los males en Colombia. La corrupción es un efecto del desconocimiento de los derechos y el desconocimiento de que lo público es de todos y de todas… Entonces, la raíz de la corrupción está en la erosión de los bienes y los derechos. No es la corrupción la raíz de los males y del empobrecimiento de lo que es de todos, sino el efecto de esos males”[4]. Si uno no comprende esto, mal hace en erigirse en heraldo y adalid de algo tan engañoso como ese insostenible postulado. Esto sí que es un salto al vacío, este sí que es un cheque en blanco.
La libre decisión del voto por cualquiera de los dos candidatos no exime al ciudadano de leer con juicio lo que propone en realidad su candidato; por el contrario: lo obliga, así pase por encima de esta obligación. Pero, pues, no nos digamos mentiras: la lectura y el análisis no son precisamente una costumbre en la derecha colombiana del común que hoy corre cual perrito faldero detrás del candidato que les da más de lo mismo: gritos y amenazas, frases impactantes y vacías de sentido, consignas de macho promedio colombiano, insultos y descalificaciones. Así como les gusta, como si la vida nacional fuera una telenovela de narcos en donde cada frase debe ser adobada con una palabrota y un desafuero; y como si no se tratara en realidad de la vida de todos puesta en grave peligro precisamente por quienes con este estilo dominan a la masa amorfa de votantes desde hace dos décadas, desde los predios de una hacienda feudal y desde los confines de ciudades y regiones que odian cualquier cambio y prefieren llevarse el país por delante, prevalidas de su odio, porque no consiguieron imponerle al país un “comentarista de lugares comunes y exalcalde de Medellín […] a quien ni tres expresidentes, la mermelada de Duque, ni las maquinarias de todos los partidos tradicionales de Colombia trabajando juntas, lograron convertir en opción viable”[5].
Si leyeran el programa del candidato del que ahora son áulicos, el exalcalde piedecuestano al que le celebran cada ocurrencia sin siquiera fijarse en lo que esta significa para la suerte del país si estuviera en sus manos; se darían cuenta, por ejemplo, que para él los pueblos o grupos étnicos, las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, los pueblos indígenas y Rom, no son sujetos de derechos en sí mismos o por sí mismos, en razón justamente de su etnicidad, de su historia, de su ancestralidad y de su estructura cultural, sino que lo son como un ítem más, fundamentalmente numérico, en una lista que él denomina Minorías, junto a “las minorías sexuales y de género y la población en situación de discapacidad”, como puede leerse en la página 26 del documento publicado en su web[6]. Una clasificación que habla por sí sola y deja claro que es una mirada de desvalimiento hacia las etnias la que anima su mención en este programa. Por ello, este candidato eligió a quien eligió como su fórmula vicepresidencial, después de que no le aceptara el encargo una periodista de apellido Ochoa que por sus salidas verbales es casi una versión femenina de él; en una designación que tiene poco de inclusión y de reconocimiento, y mucho de efectismo y de cosmética política, y que fue calculada para tratar de contrarrestar el efecto genuino de representación étnica, social, territorial y de género de la fórmula vicepresidencial de su oponente.
Cinco generalidades, dentro de las cuales aparece -cómo no- la consulta previa y una frase que se lleva el campeonato absoluto en el ranking del no decir nada con apariencia de estar diciendo mucho: “Propiciar los espacios de diálogo entre los pueblos indígenas y las comunidades NARP (negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras)” [SIC], constituyen las propuestas de este candidato en un tema tan fundamental para Colombia: cinco asteriscos de una enumeración vaga en una columna de la página 27 de su programa, a nombre de un movimiento que se autodenomina dizque “Liga de Gobernantes Anticorrupción”, así en plural, como prefigurando (quizás porque Beccassino es adivino) lo que iba a pasar en materia de fidelizaciones, como las de los almacenes de cadena con sus clientes a través de los puntos y tarjetas. “¿Ustedes creen que Hernández ofrece una ideología, un programa que merezca fidelidad y no solo la expectativa de algunas moronas de poder?”[7], pregunta un curtido columnista de prensa. El Profesor Reyes Alvarado advierte con lucidez: “…elegir un presidente que se limpie el culo con la ley es poner en riesgo el Estado de derecho”[8].
La inmensa maquinaria de propaganda electoral del régimen de gobierno, orquestada por el propio presidente y encabezada por la prensa envilecida, que resignó su papel en la sociedad frente a la fatuidad y la lisonja, porque ello le reporta ganancias económicas y poder político en el Estado, está jugando a tres bandas, de modo peligroso para la democracia nacional. Por un lado denigra de Petro porque sí y porque no. Por el otro alaba a su contendor y le celebra cualquier babosada que profiere. Y remata magnificando el voto en blanco, como lo hizo en sus interpretaciones de las últimas encuestas, en un acto de inocultable promoción del mismo, para evitar que la indecisión de muchos se transforme en votos no favorables al bufón que tienen como candidato. No hay derecho a tanta mendacidad. No estamos jugando a las sombras chinescas, sino decidiendo parte del futuro de una nación.
No hay que ser seguidor ferviente y ciego de Petro, ni creer que Francia -por lo auténticos que son su representatividad y su liderazgo- carece de defectos, ni que ella y él todo lo hacen bien; para entender que el escenario actual no es como nos quieren hacer creer: que se trata de escoger entre dos males el menor o que hay un cielo y un infierno entre los cuales elegir. Bien puedan: voten por su candidato chocarrero, que en su derecho están. Pero, por respeto a la democracia que dicen defender, la inteligencia y la dignidad del pueblo colombiano paren ya de ofender.
[1] Sergio Fajardo. Mi voto el 19 de junio. En: https://sergiofajardo.co/noticias/mi-voto-el-19-de-junio/
[2] Idem. Ibidem.
[3] Yesid
Reyes Alvarado. Limpiarse el culo con la ley. 11 de junio 2022.
En: https://cambiocolombia.com/articulo/poder/limpiarse-el-culo-con-la-ley
[4] Carolina
Sanín. Colombia: de la envidia al falso sacrificio. 11 de junio 2022.
En: https://cambiocolombia.com/opinion/puntos-de-vista/colombia-de-la-envidia-al-falso-sacrificio
[5] Daniel Coronell. MINGILINSKI. 12 de junio 2022.
En: https://cambiocolombia.com/opinion/los-danieles/mingilinski
[7]
Daniel Samper Pizano. Solteros contra casados. 12 de junio 2022.
En: https://cambiocolombia.com/opinion/los-danieles/solteros-contra-casados
[8]
Yesid Reyes Alvarado. Limpiarse el culo con la ley. 11 de junio 2022.
En: https://cambiocolombia.com/articulo/poder/limpiarse-el-culo-con-la-ley
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