lunes, 7 de febrero de 2022

¿Supersticiones?

 ¿Supersticiones?

FOTO: Julio César U. H.

En 1960, Rogerio Velásquez Murillo publicó “La Fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó”, en la Revista Colombiana de Folklore[1]. Este trabajo del gran antropólogo y humanista chocoano es quizás la primera etnografía y descripción completa, publicada, de la fiesta patronal de Quibdó, hoy patrimonio inmaterial de la humanidad.

El artículo de Velásquez está compuesto por diez acápites, numerados en romanos, de I a X. El primero es una descripción del Quibdó de la época, bajo el título Estampa del Quibdó actual (pág. 17- 19)[2]. El segundo es una aproximación histórica a los Orígenes de la festividad (pág. 19-20).  Los acápites III y IV (pág. 20-24) están dedicados a los detalles del comienzo de la fiesta, el 4 de septiembre de cada año; y la División del trabajo, que es una explicación acerca de la distribución diaria de la fiesta en ocho barrios (Cristo Rey, El Silencio, César Conto, San Francisco, El Pandeyuca, La Yesquita, La Yesca Grande y Alameda Reyes) y completos detalles sobre los oficios y funciones que se ejercen en torno a la fiesta. En el acápite V (pág. 24-25), titulado Semejanzas históricas, Rogerio Velásquez hace una comparación entre la fiesta de Quibdó y sus similares del río Telembí, específicamente de Barbacoas, en la mitad de la colonia, para establecer lo que llama “similitudes y parecidos entre las ocurrencias de los esclavos de ayer y los libres de mi tierra” (pág. 24). Las novenas, acápite VI del trabajo (pág. 25-29), son una relación detallada del programa que cada barrio desarrolla en su día, desde la alborada hasta el final del día, e incluye descripciones de los disfraces, las vacalocas, los ritos religiosos y los desayunos que cada barrio ofrece a “los músicos y personas de valía del sector que está en la fiesta” (pág. 28), con indicaciones sobre el menú y sobre las recetas para su preparación. El acápite VII del artículo (pág. 29-30), Ambiente general, describe la combinación entre actividades cotidianas de todo orden y las actividades de la fiesta durante su periodo de celebración. Literatura franciscana es el acápite VIII (pág. 31-32) y en el mismo Don Rogerio se refiere a la gran escasez de textos sobre San Francisco, que lleva a que los celebrantes se vean limitados a pronunciar únicamente la Plegaria simple y el Cántico del hermano sol, pues “ni los jefes de barrio ni la Junta Central poseen materiales serios y abundantes que indaguen la vida y la obra del que tomaron por patrono” (pág. 31). El penúltimo numeral del artículo es dedicado por Velásquez, de modo prolijo, a los acontecimientos del Día 4, último día de la fiesta y día de San Francisco de Asís (pág. 32-34).

El acápite décimo, con el que finaliza el artículo de Rogerio Velásquez sobre las Fiestas de San Francisco en Quibdó publicado en 1960, tiene como título Supersticiones Franciscanas. Dicho título resume la perspectiva del autor sobre las prácticas rituales y devocionales de la religiosidad popular de la gente negra de Quibdó y sus alrededores en torno a San Francisco de Asís y otros santos de su devoción. Avezado antropólogo, en tanto es precursor de los estudios etnológicos sobre comunidades y culturas negras en Colombia, las cuales documentó desde el Chocó en particular y desde el Pacífico en general, Rogerio Velásquez Murillo es también, y sin embargo, hijo intelectual y discípulo de la academia de su tiempo, la que lo formó como profesional; y de sus propias ideas y creencias religiosas formales como militante del partido conservador y, por tanto, ferviente defensor del catolicismo institucional, desde cuya óptica doctrinal toda práctica por fuera de los cánones está exenta de validez e imbuida de paganismo.

En ese contexto, es comprensible que el Profesor Velásquez Murillo, como lo conocían en el Instituto Colombiano de Antropología, invalide -desde el propio título del acápite que a ellas les dedica y desde el primer párrafo- esas prácticas que detalladamente documenta en torno a la religiosidad franciscana de los devotos del santo de Asís:

“Un gran residuo de paganismo se deja ver en torno de San Francisco. Fecundidad y nacimiento, bautismo, enfermedades y muerte están acondicionados a ciertos actos simples que no por tales niegan las supersticiones. En los renglones que siguen vamos a presentar detalles de deformaciones religiosas, debidas, quizás, a la geografía, tradición e imaginación de los que viven las creencias” (pág. 34).

Este enfoque inicial de Rogerio Velásquez, en el acápite X de su trabajo sobre la fiesta de San Francisco en Quibdó, ha sido ampliamente corregido y superado por las nociones contemporáneas de los estudios sobre el Hecho religioso, dentro de los cuales las prácticas devocionales y rituales de la gente, los artículos doctrinales de su fe, la parafernalia de sus celebraciones y la estética y producción material del conjunto de su religiosidad son interpretaciones esencialmente válidas, expresiones de su riqueza cultural en la que incorporan el canon romano tradicional. En el caso de grupos étnicos, estas manifestaciones han entrado a formar parte de lo que se conoce como procesos de inculturación y son materia de valoración e inclusión en iglesias locales inculturadas, para las cuales la estructura cultural de un pueblo o comunidad no riñe con la religión, sino que dialoga con ella y se entrecruza, desde su propia complejidad, pues, como lo expresara Mircea Eliade, por la misma época del escrito de Rogerio Velásquez, “no se encuentra en ninguna parte una religión simple, reducida a las hierofanías elementales”[3]

Luego de este comentario, reproducimos para los lectores de El Guarengue el texto de Rogerio Velásquez Murillo titulado Supersticiones franciscanas,  que forma parte de su artículo “La Fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó” y que constituye un repaso breve de algunas de las prácticas rituales y devocionales de la religiosidad popular de la gente chocoana de la época, desde la mirada etnológica de este destacado investigador nacido en Sipí (9 de agosto de 1908) y fallecido en Quibdó (7 de enero de 1965), cuya obra es un compendio de historia y cultura negra de la región chocoana que abrió a Colombia los ojos sobre las realidades de esta comarca.

JCUH

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Supersticiones Franciscanas
Rogerio Velásquez Murillo
En “La Fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó” (Revista Colombiana de Folklore, 1960)

Un gran residuo de paganismo se deja ver en torno de San Francisco. Fecundidad y nacimiento, bautismo, enfermedades y muerte están acondicionados a ciertos actos simples que no por tales niegan las supersticiones. En los renglones que siguen vamos a presentar detalles de deformaciones religiosas, debidas, quizás, a la geografía, tradición e imaginación de los que viven las creencias.

a) Fecundidad. Desde mucho antes de nacer el niño, ya es objeto de solicitudes religiosas. Después del matrimonio de los padres, el público muestra interés para que la simiente comience a latir en el vientre de la recién casada. Transcurridos unos meses sin que se note su existencia, los mayores, por no oír las pullas y bromas de sus amigos, recurren al médico oficial o al curandero del caserío para que determinen lo necesario. Cuando las medicinan fallan, se echa mano de polvos de efigies de San Francisco para que, ingeridos en tragos mañaneros, produzcan la fecundidad. Esta práctica es común en los ríos Munguidó, Cabí, Quito, Tutunendo, Neguá, y en pueblos como Quibdó, Beté, Riosucio y Acandí.

b) Nacimiento. El nacimiento se cumple al pie de los altares hogareños. La Virgen del Carmen, San Ramón Nonato, San Francisco de Asís y otros lo presiden. Si hay demoras y dificultades, aparecerán las oraciones. Las más comunes son las del Carmen, San Ramón y San Francisco, que se recitan a puerta cerrada, con velas en las manos de comadronas y ayudantes. Bañadas las imágenes, el agua se utiliza en bebedizos y fricciones, en tanto que la enferma besará por tres veces la figura cuyo rezo se invoca.

La oración a San Francisco es la siguiente: "El Señor te bendiga y te guarde; el Señor te muestre su rostro y tenga misericordia de ti; vuelva el Señor su rostro hacia ti y te conceda la paz. El Señor bendiga a este tu siervo. Amén".

La anterior está recomendada para los partos principalmente. Se hacen cruces al llegar a rostro, paz y bendición. Si en el Atrato tiene un fin específico, en los ríos San Juan, Tamaná, Sipí, Ibordó, Andágueda y Baudó sirve contra los demonios, tentaciones, rayos, pestes, mal de corazón, peligros de mar y tierra, asechanzas de enemigos, tempestades, incendios, calenturas, muertes repentinas, etc., etc.

c) Primeros cuidados. Mientras se bautiza al infante, se extremarán los cuidados con el chico. Las brujas estarán rondando la casa para beber de su sangre, morder su cadera, brazos, piernas. Unas hojas de ruda debajo de la almohada; unos alfileres o una navaja sin usar en forma de cruz, o un poco de sal molida cerca de la cuna, detendrán el avance de las machorras. Lavar en agua bendita el cuerpo del recién nacido es acción saludable recomendada en los ríos Atrato y San Juan.

Con lo anterior se llamará al recién nacido, si es hombre, José, o María, si es mujer. No se le dirá moro, que es igual a hereje, judío, mahometano. Con el nombre se le ciñen medallas o escapularios de San Francisco de Asís o de la Virgen del Carmen; además, cuentas de coral o ámbar, granos de incienso o ajo, que evitan el mal de ojo. Una lámpara encendida en el cuarto de la parturienta o el llanto continuo de la criatura, son suficientes para barrer la influencia de los malos espíritus.

d) Bautismo. Escogidos los padrinos, viene el sacramento del bautismo. Puede hacerse en la casa o en la iglesia. En cualquier lugar que se realice, no rezarán los padres, pues ello, además de quitar validez al acto, acarrea malas consecuencias al pequeño. Las oraciones se pronunciarán despacio, sin equivocarse, para que el diablo no persiga al nuevo cristiano. El número de los bautizados con el nombre de Francisco es de 3.128 en la sola provincia del Atrato, según los censos eleccionarios.

e) Enfermedades. Colocado el chocoano en un medio inclemente, tiene que tender los ojos a los genios que tutelan la salud. En estos casos procede con emoción peculiar, con amor y temor, con fe, en la misma forma de quien realiza algo bueno y de contenido divino. Para soltar los conjuros, el oficiante debe estar sin pecados cercanos de sexualidad, sin enfermedades visibles y con facultades mentales colocadas en buen orden.

Agua bendita, incienso, mirra y ramo consagrado, son elementos usados con frecuencia. Agua en que se ha lavado a San Francisco, oraciones, telas tocadas con reliquias del mismo, escapularios y medallas del umbriense entran en las curaciones. Son muchas las promesas que se pagan y las mandas que se hacen para recobrar la salud. De cien casas visitadas en Quibdó, 2% pagan beneficios del Santo yendo a misa con hábito franciscano, descalzas y con cilicio en la cintura.

f) Calamidades públicas. Pestes, inundaciones, sequías, son tratadas con rogativas. En Tadó, cuando los víveres están muy escasos o muy caros, se saca la imagen de San Francisco, rodeada de gajos de plátano, mazorcas de maíz, trozos de yuca o ñame, etc., para que haga el milagro de componer la situación. En Quibdó, el primer extinguidor de incendios es San Francisco.

g) Muerte. Toda persona de Atrato desea ser enterrada con el hábito de San Francisco. Para ello, lo hacen saber a sus familiares y amigos con anticipación, a fin de que les proporcionen este último consuelo. Con el vestido franciscano, se dice, el cielo está más cerca.


[1] Velásquez Murillo, Rogerio. “La Fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó”. Revista Colombiana de Folklore, volumen 4, 1960. Pp. 16-37.

https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2910695/

[2] Todas las menciones a las páginas hacen referencia al texto reseñado en la cita anterior.

[3] Eliade, Mircea. Tratado de historia de las religiones. Ediciones Cristiandad. Madrid, 1964. 272 pp. pág. 18-19.

2 comentarios:

  1. Esta información es un reliquia, gracias por compartirla.
    Leo exhorto a seguir contribuyendo a la difusión de tanto interés para todas y cada una de las personas que podemos acceder a ella.
    Saludos.

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    1. Gracias por el comentario y la positiva valoración de El Guarengue. Aquí seguiremos, al servicio de la causa histórica y cultural.

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