lunes, 27 de septiembre de 2021

De devoción colonial a patrimonio de la humanidad

 San Pacho en Quibdó:
De devoción colonial 
a patrimonio de la humanidad

Doce barrios de Quibdó, llamados barrios franciscanos, presiden -sucesivamente y durante un día cada uno- las Fiestas de San Pacho, entre el 21 de septiembre y el 2 de octubre de cada año. Estos doce días constituyen una especie de núcleo territorial de la celebración y forman parte de los casi veinte días que dura en su totalidad la fiesta, la cual empieza el 19 de septiembre con la lectura del bando y concluye el 5 de octubre con el ritual de bajada de banderas, un día después de la majestuosa y solemne procesión religiosa, que es presidida por una vívida imagen del santo que hace casi un siglo fue traída de España y que durante el resto del año permanece en la Catedral que lleva su nombre. Tomás Pérez, Kennedy, Las Margaritas, La Esmeralda, Cristo Rey, El Silencio, César Conto, Roma, Pandeyuca, Yesquita, Yescagrande y Alameda Reyes son los nombres de los doce barrios franciscanos cuyas banderas son batidas incesante y cadenciosamente, al ritmo de la chirimía chocoana, en el desfile del 20 de septiembre, que marca el comienzo de la programación barrial junto con la solemne misa inaugural.

Aunque data de mediados del siglo XVII, cuando Fray Matías Abad celebra una procesión por el Atrato con grupos de indígenas en canoas, en homenaje al santo patrono de la población recién fundada; la Fiesta de San Francisco de Asís o San Pacho, en Quibdó, se empieza a configurar y organizar, del modo como hoy la conocemos, en las tres primeras décadas del siglo XX, especialmente en la de 1920-1930, cuando los Misioneros Claretianos ya se han insertado en la sociedad quibdoseña, adonde arribaron en febrero de 1909 procedentes de España, y han establecido plenamente la estructura eclesiástica de la Prefectura Apostólica del Chocó: “Con la presencia de los misioneros de origen español, la manifestación religiosa y la devoción a San Francisco se va a enriquecer con el aporte que éstos realizan en lo musical, lo teatral y en general en las manifestaciones artísticas asociadas a la fiesta, rasgos que ya se expresan en la segunda década del siglo XX y que tienen como mentor al misionero Nicolás Medrano[1].

A finales de la primera década del siglo XX, recién terminada en Colombia la llamada Guerra de los Mil días y consumada con inicua intervención estadounidense la secesión de Panamá, Quibdó se convierte en capital de la Intendencia Nacional del Chocó y empieza a vivir un rápido crecimiento que terminará convirtiendo aquel pequeño poblado de otrora en un emplazamiento urbano moderno, conectado mercantilmente con el mundo entero, dueño de una activa vida social y cultural: todo un sueño de modernidad. “Es en este escenario de inicios del siglo XX donde la Fiesta de San Francisco de Asís comienza a adquirir relevancia y se convierte en manifestación que le confiere identidad a la población afrochocoana, que representa aproximadamente el 90% de las familias del pequeño poblado, que para ese momento no superaba los 4.000 habitantes y que fundamentalmente era población que mantenía una alta movilidad y estacionalmente vivía en espacios rurales[2].

A la intervención entusiasta y con fines devocionales de los Misioneros Claretianos, se sumarán el entusiasmo y espíritu creativo de mujeres y hombres de los barrios, cuyos liderazgos han ido emergiendo en los espacios festivos populares, paulatinamente configurados por fuera del epicentro de la Carrera Primera, paralela al río Atrato, donde se desarrolla toda la actividad comercial, social y política bajo el control y dominio de las elites. A la dinámica surgida de la suma del entusiasmo misionero y los nuevos liderazgos de arraigo barrial se incorporan también las ideas de equidad social y reivindicación racial de los primeros profesionales negros y mestizos, quibdoseños y chocoanos, que han accedido a la educación superior y que han empezado a ocupar instancias de administración y gobierno regional, además de comenzar a brillar en el escenario político nacional. Será en ese contexto en el que, simbólicamente, la Fiesta de San Pacho devendrá en escenario de protagonismo y predominio de nuevos sujetos sociales, así como en espacio de metafórica disolución temporal y transitoria de las diferencias del plano social en el ámbito y en el lenguaje del carnaval. De este modo, “es hacia la década de los treinta cuando se introducen igualmente otras innovaciones en la fiesta, como por ejemplo la banda de San Francisco de Asís, y se asumen Los Gozos o Himno del Santo. Estas innovaciones tienen la marca de la acción que despliega el misionero y en ello cumple papel importante el Padre Nicolás Medrano, personaje de primer orden en la historia de la fiesta y quien, además de aportar en la configuración de lo básico del ritual en los aspectos de su liturgia, al mismo tiempo introduce elementos asociados al modo como se asume la fiesta en la calle[3].

Finalizando la tercera década del siglo XX, el peso específico de la fiesta se ha incrementado de modo significativo y evidente. Los rituales de vecindario y de fraternidad barrial introducidos a la fiesta por los sectores populares terminan siendo reconocidos y refrendados, validados y asumidos, por parte de la iglesia y de la nueva dirigencia regional de origen negro y mestizo, así como por sectores progresistas de las elites. Ello incide positivamente en el posicionamiento de las fiestas dentro del calendario anual de la sociedad quibdoseña, con suficiente prestancia para que su celebración motive vacaciones intendenciales, como las que ordena el entonces Intendente del Chocó, Heliodoro Rodríguez, mediante la promulgación del Decreto N° 254 de 1930 (1° de octubre), por el cual se conceden vacaciones con motivo de las festividades de San Francisco: El Intendente Nacional del Chocó, en uso de sus atribuciones legales, decreta: Artículo único. Con motivo de las festividades del Santo Patrono de la ciudad de Quibdó, San Francisco de Asís, decláranse en vacaciones las oficinas públicas los días 3 y 4 del presente mes. Publíquese y ejecútese[4].

El martes 7 de octubre de 1930, en un artículo titulado Las fiestas de San Francisco Patrono de Quibdó, el emblemático periódico quibdoseño ABC, del ilustre Don Reinaldo Valencia Lozano, publicó un balance o resumen de la celebración de la fiesta de ese año, que corrobora lo dicho sobre el progresivo aumento de su importancia, su expansión a toda la sociedad y las mejoras evidentes en su estructura y organización:

“La fiesta del patrono de la ciudad va tomando día por día mayores ímpetus. Los que se mantenían al margen hoy participan de ella, y todo promete que en los años venideros tendrá resonancia que ni siquiera se imaginan. Gentes de todos los contornos, con la proximidad de la fiesta –única de Quibdó– acuden presurosos a participar de ella. Y los nativos que pueden hacerlo costean viajes, no importa la distancia, para desempeñar ciertos papeles que les tocan, en sus barrios. Los festejos de San Francisco han tomado algo más de tres días. Nadie ha tenido en cuenta los agudos momentos por los que atraviesa el país y la fiesta se hizo con esplendor no visto.

 

Como números de sensación vimos el descenso efectuado desde la torre del reloj al parque del Centenario por la aplaudida artista señora Teresa Medina de Echavarría, del Circo Imperial de Variedades. Se usó para ello una manila en vez del cable de acero que se acostumbra, y estuvo a punto de sufrir grave percance por haber cedido la cuerda más de lo esperado. Este número, que dio muestras del gran valor de esta artista, conquistóle a la compañía el aprecio de todas las capas sociales, que con entusiasmo no registrado antes han llenado el cupo de su teatro provisional para presenciar las tres funciones que llevan hasta ahora dadas. Para Quibdó ha sido una fortuna la llegada del circo en horas en que ni siquiera se podía contar con la diversión cinematográfica.

 

La procesión que la lluvia impidió el sábado, se verificó el domingo con gran solemnidad. Los barrios, como siempre, vistieron sus mejores galas, luciendo, ante todo, magníficos trabajos ejecutados por hábiles manos de mujer. La bendición de los campos ayer, desde la colina de la Virgen, solemnísima, y las artillerías no cesaron en sus descargas en todos estos números. En el acto habló en nombre de la junta organizadora de las fiestas el señor Balbino Arriaga Castro. Su oración versó sobre 'la ley' y al final fue muy aplaudido.

 

Las fiestas concluyeron con un último rugido del Goliat, cañón de la época de los españoles, que se conserva y dispara en muy determinadas fechas. La banda de San Francisco alertó a la ciudad con magníficos estrenos musicales y en cuanto a las murgas, que con frecuencia salían a las calles, pusieron una nota alegre en todos los semblantes.

 

Felicitamos a la junta organizadora de estos festejos en honor del patrono de Quibdó y muy especialmente al Reverendo Padre Miró, párroco de la ciudad, por sus esfuerzos que a cada momento puso en acción para que la fiesta resultara digna de Quibdó y de su patrono”[5].

No en vano las ideas contemporáneas de equidad social e inclusión racial -de origen liberal e incluso socialista- agenciadas por los primeros dirigentes e intelectuales autóctonos de la región, los mismos que promovieron para la intendencia el proceso llamado de departamentalización, empezaron a permear la sociedad local y regional de Quibdó y el Chocó, y a generar rasgos primigenios de conciencia de derechos en la población, a partir de la segunda década del siglo XX. El influjo de estas nuevas ideas dio cabida a las expresiones culturales, musicales y folclóricas del pueblo raso y de sus artistas de todos los estratos. Progresivamente, dichas expresiones vernáculas, conjugadas con las reminiscencias españolas de los misioneros y los aires modernistas de las elites, se irán integrando a los rituales oficiales de la fiesta patronal. Así, además de escenario colectivo de celebración, gradualmente inclusivo de los sectores secularmente marginados de la sociedad, las Fiestas patronales de San Francisco de Asís o de San Pacho, en Quibdó, se tornaron también en espacio transaccional entre clases y sectores, durante cuya celebración solamente importa rendir homenaje a tan alta hierofanía como es el santo, bajo cuya inspiración y por unos días todos se desean paz y bien y se tratan como hermanos, evocando la fraternidad y el espíritu franciscano.


[1] Plan Especial de Salvaguardia de las Fiestas de San Francisco de Asís en Quibdó. Fundación Fiestas Franciscanas de Quibdó/Ministerio De Cultura. Quibdó, junio 2011.

[2] Ídem. Ibidem.

[3] Ídem. Ibidem.

[4] Vacaciones intendenciales por fiestas franciscanas. Periódico ABC, Quibdó, 2 de octubre de 1930.

[5] Las fiestas de San Francisco Patrono de Quibdó. Periódico ABC, Quibdó, 7 de octubre de 1930.

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