lunes, 26 de abril de 2021

El primer 1º de mayo de la Sociedad Obrera del Chocó

El primer 1º de mayo
de la Sociedad Obrera del Chocó

“Felicitamos cordialmente a los obreros de Quibdó con motivo de su fiesta, y esperamos que durante ella reinará el más completo y gran despliegue de cultura, para buen nombre suyo y de la ciudad en que actúan”. ABC, edición 2991. Quibdó, 29 de abril de 1935.

Quibdó 1925. Foto: Misioneros Claretianos.

Por diversos motivos de orden político, ideológico y organizativo, hasta hace un siglo aproximadamente, es decir, durante las dos primeras décadas del siglo XX, lo que hoy conocemos como el Día internacional del trabajo o de los trabajadores, tenía en Colombia otro carácter: “Las primeras celebraciones del primero de mayo previas a 1919 se caracterizan por poseer un marcado paternalismo, contrario a lo que se plantea internacionalmente como un día de huelga. Antes de la fuerte influencia de las ideas socialistas, este es un día de fiesta de celebración al trabajo[1]. La Iglesia Católica y el Gobierno, promotores conjuntos de los llamados círculos obreros en contraposición a los nacientes sindicatos, se asociaban para inducir a los obreros a que celebraran el hecho de tener trabajo y rindieran honor al trabajo: “casi como rendir honor al patrón que da el trabajo y a tener que trabajar y entre más [se trabaje] mejor[2].

Se necesitará el transcurso de por lo menos otra década para que el movimiento obrero consolide su fase de constitución organizativa, se fundamente en ideas menos ingenuas y más apegadas a la realidad de las relaciones de producción, y para que las ideas liberales y socialistas tengan la suficiente fuerza para convertir el 1º de mayo en una conmemoración de luchas y logros como la jornada laboral de ocho horas diarias, a modo de inspiración para el crecimiento de una militancia sólida, aguerrida y consciente que dé continuidad a los procesos de reivindicación de los derechos a través de los sindicatos.

Quibdó es para entonces capital de la Intendencia Nacional del Chocó y sede de la Prefectura Apostólica del Chocó. Igualmente, es el domicilio principal o sucursal de un sinnúmero de sociedades comerciales de propiedad de empresarios del Caribe, nacionales, sirio-libaneses o descendientes de ellos, del Gran Cauca y posteriormente de Antioquia, cuando sea inaugurada la carretera Quibdó-Bolívar. Los locales de las casas comerciales funcionan en inmensas y bien construidas casas de madera frecuentemente de dos pisos, el primero para uso comercial y el segundo para vivienda. Tales edificaciones, con elementos constructivos y arquitectónicos tomados de la arquitectura caribeña, como balcones y elementos decorativos, se levantan sobre guayacanes a la orilla del Atrato y ocupan todo el sector céntrico de la ciudad. Desde allí despliegan su gran actividad mercantil de bienes y servicios, para la cual disponen de tráfico fluvial y marítimo regular entre la Costa Atlántica y Quibdó, incluyendo poblaciones del Sinú, al igual que Cartagena y otras ciudades de la región, a través de modernas embarcaciones de carga y de pasajeros. Estos grandes comerciantes y empresarios compran y venden metales preciosos, y son propietarios de prósperas fábricas (de gaseosas, hielo y refrescos, de lámparas y velas, de textiles, de licores, de piedra artificial, bloques, ladrillos, columnas y otra serie de elementos arquitectónicos y de construcción); así como de aserríos y establecimientos agroindustriales, a través de los cuales agencian procesos extractivos de productos maderables y no maderables de los inmensos y pródigos bosques de la región, al igual que la minería por cuenta propia o en sociedad con capitales extranjeros. Las mercancías de última moda, provenientes del Gran Caribe, de Europa y de los Estados Unidos, se comercian de modo corriente en los grandes almacenes de Quibdó, y con ellas llegan el automóvil, la luz eléctrica, imprentas modernas, la radio y la fotografía, la aviación, los artículos decorativos de las casas y unos cuantos elementos más con los cuales, en esta orilla del Atrato inmenso, en un claro de la inmensa selva, se edifica poco a poco una ciudad moderna a cuya prosperidad no le resultan extraños los placeres mundanos e intelectuales de los grandes salones europeos.

Esta ingente actividad comercial y productiva genera una creciente demanda de mano de obra, tanto de oficios conocidos en la región chocoana como de oficios que la población deberá aprender para poder acceder a un mercado laboral que a sus ojos se muestra casi ilimitado como fuente de ingresos monetarios. El camino hacia el nacimiento del obrerismo en el Chocó ha sido abierto y por él transitarán no solamente los pobladores de Quibdó e Istmina, que son los grandes centros urbanos, sino también sectores rurales que empezarán a migrar hacia estas ciudades, así como se emplearán en los establecimientos productivos que serán instalados en sus propios campos, como el Ingenio de Sautatá en el Bajo Atrato, los aserríos del Medio Atrato y los centros de producción minera en el San Juan.

Como fruto de tan activa y profusa dinámica económica, desde la segunda década del siglo XX, la ciudad vive un sueño de permanente progreso material e incluso intelectual quizás sin par en su historia. Dicho sueño, pleno de modernidad, acarrea, sin embargo, el ahondamiento de las diferencias sociales y de la exclusión racial de la gente negra e indígena, incluso con un cierto grado de institucionalización o tácita normalización de las asimetrías. En respuesta al evidente desequilibrio surgen con vigor los primeros liderazgos autóctonos de contenido político regional, popular y racial. Regional en cuanto a su visión del territorio del Chocó -quizás por primera vez en su historia- como una unidad geográfica y cultural; popular por su visión de clase, que conlleva una opción por los menos favorecidos de la naciente sociedad regional; y racial por su reivindicación y defensa de la población negra como la mayoritariamente excluida de los beneficios del proceso -en curso- de construcción de región y su articulación consciente a la nacionalidad colombiana.

Aviso publicitario de los años 1920.
Foto: Archivo fotográfico y fílmico del Chocó.

Las ideas socialistas en boga dentro del panorama político nacional son estudiadas y asumidas por chocoanos como Andrés Fernando Villa (Aristo Velarde), Higinio Garcés, Alfonso Meluk, Diego Luis Córdoba y Primo Guerrero, entre otros; quienes encuentran mayor afinidad en el socialismo que en el liberalismo como fundamento para sus raciocinios, pensamientos y prospectivas sobre la situación de la región y por ello las adoptan como base de su pensamiento político y del liderazgo innovador fundado en las premisas de región, clase y raza antes descritas.

Tales ideas y liderazgos impulsan los movimientos sociales en el Chocó, que empiezan a ser “cimentados ideológicamente en la década de 1920 y con intentos de organización en la década del 30 y en el 40”[3]. De este modo, se empiezan a concretar los procesos organizativos obreros. En la noche del 11 de noviembre de 1934, en el caserío de La Vuelta, perteneciente al entonces Corregimiento de Lloró, del Municipio de Quibdó, es constituido el primer sindicato de trabajadores de la empresa minera Chocó Pacífico. Tres jóvenes intelectuales, aún estudiantes universitarios en ese momento, conciben y llevan a cabo el proceso educativo y formativo previo de los trabajadores, como base para la fundación del sindicato: Toribio Guerrero Velásquez, Fernando Martínez V. y Marco Tulio Ferrer S.[4]. Meses después, el 24 de julio de 1935, es reconocida jurídicamente “la Sociedad Obrera del Chocó, afiliada a la Confederación de Trabajadores de Colombia”. Y, a comienzos de la década del 40, se conforma “el Sindicato de Lavanderas y Planchadoras, que en 1944 era presidido por Cenobita Velásquez. En el mismo año del 44 se constituyó el Sindicato de Albañiles y Ayudantes, presidido por Pascual Padilla”.[5]

La celebración del Día del Obrero, los días 30 de abril y 1º de mayo de 1935, es uno de los primeros actos de la entonces naciente Sociedad Obrera del Chocó. El lunes 29 de abril de 1935, el periódico ABC, de Quibdó, informa con evidente entusiasmo: “Mañana será la fiesta de los obreros. En esta ciudad habrá grandes festejos. Con inusitado entusiasmo se ha comenzado a celebrar desde hoy el Día del Obrero, de conformidad con el siguiente programa…[6]. Los actos que se llevan a cabo son evidentemente más del tinte oficial o paternalista señalado al principio de este artículo, que del carácter reivindicativo y afirmativo de los derechos de los trabajadores, que posteriormente va a caracterizar al 1º de mayo en todo el mundo. Así podemos verlo en el programa de celebración desarrollado.

El martes 30 de abril de 1935, víspera de la Fiesta del Obrero, el programa -publicado por el periódico ABC- incluye “Música por las calles de la ciudad”, a las 12 del día. Y a las 7 de la noche un “Paseo de antorchas integrado por los distintos gremios de trabajadores de la localidad”, acto en el cual “llevará la palabra desde el balcón del Concejo el señor Rafael Tobón H.”. El desfile fue acompañado por la Banda de San Francisco, que interpretó el Himno del Obrero, una composición de Germán Arango y Miguel Vicente Garrido, con arreglo musical de la propia banda. Finalizado el desfile, se llevó a cabo un “baile público en el Teatro Quibdó, ofrecido por la Intendencia al obrerismo”[7].

El Día del Obrero, 1º de mayo, los festejos empezaron a las 8 de la mañana, con una misa campal "contratada por la Intendencia", a la cual asistieron “las autoridades, cuerpos colegiados y representantes del obrerismo”. A las 10 de la mañana, se jugó una “formidable partida de foot-ball, galantemente obsequiada por los equipos ‘Aguilas’ y ‘Buitres’, integrados por estudiantes del Colegio Carrasquilla”[8]. Y así finalizó la mañana.

A la 1 de la tarde, empezó el recorrido, por “las principales calles de la ciudad”, de “la carroza simbólica del trabajo, acompañada por la Banda de San Francisco. En este acto y frente al Palacio Intendencial, el obrero señor Fernando Martínez llevará la palabra a nombre de la Sociedad ante el señor Intendente”[9]. Culminado el desfile, a las 3 p.m., la Sociedad Obrera del Chocó se reunió en sesión solemne, con orden del día especial, “en la casa del señor Luciano Quejada... Abrirá la sesión el señor Onofre Mena R. con frases alusivas al momento. A las 4 p.m., Gran desfile de gala ofrecido por la Intendencia a la Sociedad Obrera y al obrerismo en general. Este acto será frente al local de sesiones de la Sociedad”[10]. La celebración del Día del Obrero en Quibdó, el 1º de mayo de 1935, se cerró a las 8 de la noche, con “Cine público obsequiado por la Intendencia, frente al teatro Quibdó”.

Un poco menos de cinco años antes, el 16 de septiembre de 1930, Camilo Mayo Córdoba, padre del primer arquitecto negro graduado en Colombia (Camilo Mayo Caicedo, de la Universidad Nacional), fue nombrado como ayudante de la Dirección de Obras Públicas de la Intendencia, junto al señor Azarías Valencia como segundo de la oficina. Cuatro días después, el ABC del sábado 20 de septiembre, publicó el siguiente mensaje de Camilo Mayo Córdoba a los obreros de Quibdó:

“Al hacerme cargo del puesto de Ayudante de la Dirección de Obras Públicas de la Intendencia, el obrerismo puede contar y estar seguro de que en mí sólo encontrará un amigo fiel, intérprete de la equidad, y que los trabajos que se presenten serán repartidos equitativamente para evitar que uno solo se los acapare. Obraré en este puesto sin miramientos de pasión para con nadie, teniendo en cuenta que el trabajo que se le da a un obrero no es favor como muchos se lo figuran, sino un derecho, porque en la escala social cada uno ocupa el puesto que le corresponde.

 

Así pues, el suscrito solo pide al obrerismo prudencia en todos sus actos y paciencia, ya que en el estado de postración en que se encuentra la Intendencia, las labores de los trabajos serán muy reducidas, toda vez que, sin dinero en caja, nada podrá hacer la dirección de O. P. para seguir los trabajos y ocupar los brazos que tanto necesitan de ganar el pan para sus hijos. Camilo Mayo C., Ayudante de la D. de O. P.[11] 

Ni la buena voluntad de Camilo Mayo en este mensaje de 1930, al cual se le abona su incipiente reconocimiento del trabajo como un derecho del obrero y no como un favor que se le hace; ni la afable generosidad de la Intendencia al organizar el primer Día del Obrero en el que los trabajadores chocoanos participan sindicalizados, como Sociedad Obrera del Chocó, en 1935; serán, sin embargo, suficientes para garantizar plenamente condiciones favorables al ejercicio y goce de los derechos por parte del entonces llamado obrerismo. 

Una muestra de ello es que, dos semanas después de haber sido constituido, el Sindicato de la Chocó Pacífico es atacado frontalmente por la compañía minera. Lo cual provocará una enconada y fundamentada reacción de uno de sus mentores, el joven estudiante Toribio Guerrero Velásquez, cuyo escrito “El Imperialismo y sus consecuencias fatales para el Chocó” deja claro “que la Chocó - Pacífico atropella al obrerismo que está bajo su inmediata dependencia; sólo por el hecho de haber cumplido con el alto deber de sindicalizarse, motivo éste para ser despojados de los puestos que ocupaban en la empresa. Ello demuestra sin vacilación alguna que el imperialismo va tomando mayores proporciones en el territorio chocoano”. [12]

Primo Guerrero, quien en 1954 lideró la vibrante, admirable y exitosa protesta contra la desmembración del Departamento del Chocó, que no tenía ni diez años de haber sido creado; fue significativo impulsor y pilar del movimiento obrero chocoano. Por tal motivo, como él mismo lo contó en una columna de prensa publicada en mayo de 1973, sería acusado de subversivo y señalado como “un peligroso revolucionario comunista al servicio de Moscú”.


«8 horas de trabajo, 8 horas de recreación, 8 horas de descanso».
Pancarta exigiendo la jornada de trabajo máxima de 8 horas diarias, Melbourne, 1856.
https://en.wikipedia.org/wiki/Image:8hoursday_banner_1856.jpg 



[1] Espinosa Moreno, Nubia Fernanda. El surgimiento de la celebración del Primero de Mayo en Colombia. 1910-1926. Em: Revista GOLIARDOS * Nº XII * I Semestre 2010 * ISSN 2145-986X, Pp. 65-97. Pág. 78.

[2] Idem. Ibidem.

[3] González Escobar, Luis Fernando. Quibdó. Contexto histórico, desarrollo urbano y patrimonio arquitectónico. Centro de Publicaciones Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. Primera edición: febrero 2003. 362 pp. Pág. 186.

[4] Detalles de la creación del sindicato de la Chocó Pacífico pueden leerse en otro artículo de El Guarengue, de enero de 2020: 

https://miguarengue.blogspot.com/2020/01/confluencias-draga-n-2-de-la-compania.html 

[5] González Escobar, Luis Fernando. Libro citado. Pág. 186.

[6] ABC, edición 2991. Quibdó, 29 de abril de 1935.

[8] ABC. Idem. Ibidem.

[9] ABC. Idem. Ibidem.

[10] ABC. Idem. Ibidem.

[11] ABC, edición 2279. Quibdó, 20 de septiembre de 1930.


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