lunes, 12 de abril de 2021

Recordando al Poeta del Mar

 Recordando al Poeta del Mar
-4 poemas de Helcías Martán Góngora-
Imagen: Instituto Caro y Cuervo.

Bardo de los esteros, vate de los ríos, juglar de la selva y de su gente, el intelectual, escritor y poeta Helcías Martán Góngora (Guapi, febrero 27 de 1920-Cali, abril 16 de 1984) es una voz oceánica por la universalidad de su palabra luminosa y vasta; es una voz mareña por la cercanía cómplice a la vida cotidiana de su tierra y sus paisanos del Pacífico caucano, del Pacífico colombiano. Martán Góngora, cuyo centenario -el año pasado- hubiera merecido más bombos y platillos, más cununos y guasá, más marimba y más guarapo, es el Poeta del Mar. A su memoria inmensa, este pequeño recordatorio para los lectores de El Guarengue: cuatro capítulos de sus portentosos Evangelios, en el 37º aniversario de su muerte.

Los poemas fueron tomados de un volumen publicado por el Ministerio de Cultura como parte de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana, en el que se juntaron dos poemarios de Martán Góngora Evangelios del hombre y del paisaje y Humano litoral. Este volumen puede obtenerse en: https://babel.banrepcultural.org/digital/collection/p17054coll7/id/10/rec/9

 
La canoa
La canoa es el principio y el fin de las distancias.
Abecedario de la lejanía, cómo es de fácil aprender en ella
la lección del paisaje. Sobre su vientre hondo el nativo se siente
como en el corazón del universo.
Todos los hombres ribereños la aman. Las doncellas la quieren,
porque saben que es el vehículo que ha de traerles el ósculo
esperado. Los niños la veneran, porque comprenden que es
el mejor juguete.
 
La canoa es el agua, que va donde el deseo lo ordena.
Por eso:
Bendigamos, hermanos de la costa,
a la canoa, que es nuestra mujer,
la que vela en la noche con el boga
y en el día labora junto a él.
Canoa marinera, de chachajo,
de chimbuza, de cedro o tangaré,
que en lino azulino de los mares
borda rutas de antigua intrepidez,
aguja que en los ríos cose viajes
con hilo de agua de la fe,
la imbabura que sueña en los esteros
entre nubes nocturnas de jején.
Bendigamos, hermanos, la canoa,
amén.

El canalete
Porque el canalete es el campeón de las jornadas…
En la diestra del boga, hiere el vientre castísimo del agua;
impulsa la canoa y le rinde su ayuda, como si fuera su hijo.
Porque el canalete es una madera, cuya sabiduría yo deseo
para muchos hombres, y es criollo, sin la falsa aristocracia del remo…
El canal…ete tiene un nombre fluyente y sabe navegar, por ello:
 
Bendito sea el canalete del pescador,
el canalete de los bogas
y la mulata en la flor.
Bendito el canalete
libertador,
que acorta la distancia
del mar menor.
El canalete tiene
forma de corazón,
por eso los mareños
son como son:
hombres que nunca niegan
su corazón.
Bendito el canalete,
porque nació
de la misma madera
que el leñador quiso hacer
la canoa
del pescador
y el potrillo
de la mulata en flor.
 
Venid amigos
Venid, amigos, y bendecid conmigo el tronco del árbol del cual
un día el artesano rústico construyó el cununo y el tamboril
trasnochador y ronco, porque ya son muchas las noches que ha
repetido su canción monótona.
Venid, amigos, y bendecid el animal que nos donó su cuero
para el bombo porque así quiso hermanarse con el árbol.
Venid, amigos, y bendecid a la humilde mata de achira,
a la mazorca noble, que nos legaron sus granos para hacer el guasá;
al cañuto de guadua también, como el cauce del río de la melodía.
Y oíd, que el negro canta:
 
Tum… Tum… del tambor
responde el cununo,
su hermano menor.
Y el negro cantor
Inicia –montuno–
su canto mejor.
Bendigamos, amigos, la marimba armoniosa.
La marimba mulata y africana.
Y poned el corazón en los oídos:
 
La marimba gime, ¡marimba africana!
la marimba canta ¡marimba mulata!
La marimba tiene dentadura blanca
–teclado sonoro– y la voz delgada.
La marimba llora al negro a quien ama
y en sus melodías le desnuda el alma
La marimba ríe como una muchacha
a quien requirieran de amores con cantas.
Cuando muere un niño el velorio encauza,
preludia la salve con sones de lágrimas…
En la Nochebuena su voz nos embriaga,
cuando el bunde inicia o la juga ensaya…
¡Marimba que gimes en el Mar del Cauca,
Marimba que ríes dentro de mi alma…!
 
Guarapo
Naciste en los trapiches y tu alma es casta y es dulce blancura de las cañas.
Tu corazón es verde como los cañaverales en sazón,
por eso nos embriagas de esperanza. Pero tu piel es mulata,
como la miel y como el ron, ¡guarapo, hermano mío!
Guarapo, fiestero incorregible, que siempre vas a misa los domingos
con tu traje aplanchado y tu camisa azul; que en Navidad tocas
el bombo, agitas el guasá o melificas en la marimba;
que por allá, por los días de la Patrona, Nuestra Señora la Purísima,
prendes la llama de los trabucos y mueves el badajo armonioso
de las campanas, porque acudan los fieles y también los infieles
a la iglesia.
Guarapo, que le enseñas la más bella postura al currulao;
que te evades vertiginosamente con la juga o que te quiebras
con ritmo coreográfico perfecto en el bunde; que eres la prima
de la guitarra serenatera y la canción más dulce del enamorado;
que ya tienes con rubor a la luna porque conoces todos
los secretos de la noche.
Guarapo, que aumentas el caudal de las aguas bautismales;
que te mezclas a todas nuestras lágrimas, en el velorio y el entierro;
que vas a trabajar al corte del minero, al monte con el agricultor,
y sales al mar en la canoa de los pescadores; que te emborrachas
con el negro y el mulato y gritas ¡Viva Colombia!,
en los días de gozo de la patria.
Guarapo, hijo natural de la familia del coñac, del brandy,
de la champaña, del whisky, de la cerveza y del aguardiente;
guarapo mulato como la miel y como el ron, hermano mío.
 

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