San Pacho
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La gran Fiesta Patronal
Miguel A. Caicedo
San Francisco de Asís, il poverello,a quien tanto venera el pueblo entero,es para nos la bendición del cielo,defensor sinigual, buen compañero.Permitidme que rápido os expliqueque Francisco Briceño esta ciudad fundóy en su honor para el santo y el caciquela llamó San Francisco de Quibdó.Luego la fe creció desmesurada,después de aquel incendio del Convento,cuando la gente muy desesperadatuvo una gran idea de momentoy por sublime inspiración divina,en una acción que resultó genial,a San Francisco puso en una esquinaallá cerquita de la Catedraly antes de que la llama lo atacara,en forma inusitada, extraña o rara,el viento sur se agigantó valientey demostrando un inmenso poderíohizo del fuego una columna ardiente,la convirtió en un arco y la clavó en el río.
En alabanza del Todopoderosoel poblado, la selva, el agua, el agro,en un estado excepcional, gozoso,vieron la realidad de ese milagro;porque fue el cielo el que de esa maneraal pueblo triste le tendió la manoy evitó la desgracia de la ciudad entera,que amó ya mucho más al Gran Hermano.
Y desde entonces, mejor dicho, de antaño,testimonio de amor intenso fuela fiesta que celebra cada añoel pueblo lleno de esperanza y fe.Maravillosa es la celebraciónque acrecienta el espíritu cristianoque nos lleva con alma y corazóna la veneración del sacro hermano.Treinta días de goces populares.Todos los barrios de la capital,con sus disfraces espectaculares,en un extraordinario carnaval,compiten en comparsas y mensajesque en el ánimo encienden la esperanzadiseñada por crítica y paisajes,entre cánticos, himnos y alabanzas.
Y, luego, esa nutrida procesión,que una cosa es contar y otra es el verla,y darse cuenta por observaciónque no hay calle que pueda contenerla.Entonces nadie piensa ya en los charcos,ni en tantos huecos, ni en calor, ni nada,y recorren con él todos los arcos,sin quitar de su rostro la mirada.Muy bella es esa gran demostraciónde amor y fe al santo cada díay ese ejemplo tan fiel de adoraciónrebosante de paz y de alegría.
Pero, tiene también su lado así,como dijo el amigo de la tienda;quedan tantas preñadas por ahícomo lo afirman que deja la subienda.Y la creencia ha hecho de ese viciouna réplica del becerro de oroy lo juzga del santo beneficiosin pensar en conciencia ni decoro.Aseguran que el santo, muy propicio,alcanza cada año del divinal tesorola gran resurrección. Dice la genteque es algo que ya tiene comprobadoque vuelven a nacer en el siguientetodos los que murieron el pasado.**********
La gran Fiesta Patronal
Miguel A. Caicedo
San Francisco de Asís
-Apartes de la Carta Encíclica Laudato Si’del
Papa Francisco sobre El cuidado de la Casa Común-[1]
10. No quiero desarrollar esta encíclica sin acudir a un modelo bello que puede motivarnos. Tomé su nombre como guía y como inspiración en el momento de mi elección como Obispo de Roma. Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.
11. Su testimonio nos muestra también que una ecología integral requiere apertura hacia categorías que trascienden el lenguaje de las matemáticas o de la biología y nos conectan con la esencia de lo humano. Así como sucede cuando nos enamoramos de una persona, cada vez que él miraba el sol, la luna o los más pequeños animales, su reacción era cantar, incorporando en su alabanza a las demás criaturas. Él entraba en comunicación con todo lo creado, y hasta predicaba a las flores «invitándolas a alabar al Señor, como si gozaran del don de la razón».[2] Su reacción era mucho más que una valoración intelectual o un cálculo económico, porque para él cualquier criatura era una hermana, unida a él con lazos de cariño. Por eso se sentía llamado a cuidar todo lo que existe. Su discípulo san Buenaventura decía de él que, «lleno de la mayor ternura al considerar el origen común de todas las cosas, daba a todas las criaturas, por más despreciables que parecieran, el dulce nombre de hermanas »[3]. Esta convicción no puede ser despreciada como un romanticismo irracional, porque tiene consecuencias en las opciones que determinan nuestro comportamiento. Si nos acercamos a la naturaleza y al ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, si ya no hablamos el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestras actitudes serán las del dominador, del consumidor o del mero explotador de recursos, incapaz de poner un límite a sus intereses inmediatos. En cambio, si nos sentimos íntimamente unidos a todo lo que existe, la sobriedad y el cuidado brotarán de modo espontáneo. La pobreza y la austeridad de san Francisco no eran un ascetismo meramente exterior, sino algo más radical: una renuncia a convertir la realidad en mero objeto de uso y de dominio.
12. Por otra parte, san Francisco, fiel a la Escritura, nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad: «A través de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se conoce por analogía al autor» (Sb 13,5), y «su eterna potencia y divinidad se hacen visibles para la inteligencia a través de sus obras desde la creación del mundo» (Rm 1,20). Por eso, él pedía que en el convento siempre se dejara una parte del huerto sin cultivar, para que crecieran las hierbas silvestres, de manera que quienes las admiraran pudieran elevar su pensamiento a Dios, autor de tanta belleza.[4] El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza.
El Papa Francisco firma la Encíclica Fratelli tutti, el sábado 3 de octubre, en la tumba de San Francisco de Asís. Twitter: @Pontifex_es |
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