lunes, 22 de junio de 2020


¿Un cementerio sin sepulturas?
Pórtico de acceso al único cementerio de Quibdó. Foto: Chocó 7 días.

A fines del año 1926, luego de cuatro años de construcción, fueron enterrados los primeros muertos en el Cementerio San José, de Quibdó, capital de la entonces Intendencia Nacional del Chocó. Por las calles de la ciudad ya circulaban automóviles, había servicio de luz eléctrica y hacía tres años había acuatizado el primer hidroavión en la orilla del Atrato. La Carrera Primera, entonces Calle de la Paz, había sido pavimentada tres años atrás y tanto el cemento como los elementos constructivos vaciados en concreto, por ejemplo, columnas, eran ya de uso corriente en las obras civiles de aquella ciudad que, al decir de algunos viajeros, era un claro de modernidad en medio de la selva.

Cuando el cementerio fue inaugurado, aún faltaba terminar su portada o pórtico, con un diseño de forma trapezoidal por su inspiración egipcia y rematado por una clepsidra o reloj de agua y por una guadaña, como expresiones simbólicas de la eternidad y del paso de la muerte, y como sellos historicistas de su diseñador, el gran arquitecto de Quibdó en la primera mitad del siglo XX, el ingeniero catalán Luis Llach Llagostera, quien llegó a la ciudad procedente de Cartagena y dejó su impronta en una vasta y exquisita obra constructiva, que se extendería a Centroamérica, en particular a Costa Rica, donde también sus obras son de culto y forman parte del patrimonio nacional.

A la sazón, Quibdó contaba ya una década de progreso material sostenido, visible en las obras públicas y en el incremento de pequeñas industrias, construcciones de casas y establecimiento de locales comerciales que expendían productos procedentes de los Estados Unidos, de Inglaterra y de Francia, los cuales entraban a la ciudad en los vapores de carga y pasajeros que circulaban por el río Atrato, procedentes de Cartagena, ciudad en donde la mayoría de las casas y sociedades comerciales tenían sus sedes principales. Tal prosperidad se cimentaba en el hecho histórico de que, a partir de 1916, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial y de la situación política interna de Rusia por la Revolución Bolchevique (1917), el Chocó pasó a ser el mayor productor mundial de platino, desplazando a la región de los Montes Urales, cuya producción se paralizó por dichas causas. De modo que “el precio del platino le permitió al Chocó, y a Quibdó en particular, incorporarse en igualdad o en mejores condiciones a la dinámica de la economía nacional, que entonces se fundamentaba en los mercados regionales. Este hecho favoreció a las ciudades del Caribe y a las ubicadas en las arterias fluviales que conectaban con el mismo, como es el caso de Quibdó[1].

El Cementerio San José fue inaugurado el 26 de octubre de 1926, con una capacidad de 60 bóvedas, con una planta de diseño oval proyectada así por Llach debido a las condiciones del terreno. La construcción, que incluyó ladrillos fabricados por la Compañía Industrial Quibdoseña, estuvo a cargo de Rodolfo Castro Baldrich, el famoso ingeniero empírico que también participó en la construcción del Hospital San Francisco de Asís, en el trazado del camino de Quibdó a Bolívar (Antioquia) y en la primera etapa constructiva del Colegio Carrasquilla, entre otras obras significativas, y quien llegó a ser Director de Obras Públicas de la Intendencia.

Por los mismos días en los que el Cementerio San José fue inaugurado, el Consejo Administrativo de la Intendencia ordenó suspender los trabajos de construcción del Hospital San Francisco de Asís, habida cuenta de que se adelantaban sin el cumplimiento de los requisitos, pues los planos y presupuestos definitivos de la obra no contaban con su aprobación. Fue entonces cuando la misma Intendencia contrató al ingeniero alemán E. Altman, quien se encontraba trabajando en una empresa de ingeniería contratada por el Gobierno Nacional para adelantar diseños de vías desde el Chocó hacia el Valle y otros departamentos, para que elaborara los planos con todas las condiciones necesarias; hecho lo cual, las obras del Hospital se reanudaron, luego de que Altman entregara los planos, en marzo de 1927.

La ubicación del cementerio formaba parte de los propósitos de expansión de la ciudad hacia esa zona, contemplados en el llamado Plan de Urbanización del Barrio Norte, así como pretendía dar comienzo a un polo de crecimiento hacia el oriente de la ciudad, junto con el Hospital y con la apertura de la nueva conexión del camino hacia Antioquia, que antes de eso estaba definido por la Alameda Reyes hacia Las Margaritas y pasando por las estribaciones de la Loma de San Judas.

Dado que se dio al servicio sin terminar las obras finales de embellecimiento, el Consejo Administrativo de la Intendencia Nacional del Chocó, mediante el Acuerdo Nº 7 del 24 de octubre de 1928, aprobó la inversión de hasta 800 pesos para el cementerio, en el mismo capítulo de Obras Públicas en el que se incluyeron 36.000 pesos “para trazado y construcción de la carretera Quibdó-Bolívar”; 10.000 pesos “para la construcción de los hospitales de San Francisco de Quibdó y Nuestra Señora de las Mercedes, de Istmina”; y 6.000 pesos “para construcción del nuevo Colegio de Carrasquilla de Quibdó, y mejoras en la plaza del mismo nombre”. Este Acuerdo, suscrito por Jorge Valencia Lozano, como Intendente y Presidente del Consejo Administrativo de la Intendencia, fue aprobado mediante el Decreto 2088 de 1928, suscrito por el Presidente de la República, Miguel Abadía Méndez, y por su Ministro de Gobierno, Enrique J. Arrázola.[2]

Templete del Cementerio San José, de Quibdó. Foto: Julio César U. H., junio 2018.
Casi un siglo después de inaugurado el Cementerio San José, de Quibdó, sus administradores informan -a finales de abril de 2020- que en el mismo solamente se dispone de 100 bóvedas y que el 20% del predio estaría disponible para construcción de nuevas sepulturas. A principios de junio, la disponibilidad se redujo a 50 bóvedas para la inhumación o entierro de cadáveres. Hace 5 días, en un “Comunicado sobre la situación actual del cementerio San José, del municipio de Quibdó, en el contexto del colapso del sistema de salud y el alto índice de homicidios en la ciudad”, emitido por la Diócesis de Quibdó y firmado por el Párroco de la Catedral (que tiene a su cargo la administración del camposanto) y por el Obispo diocesano, se informa detalladamente sobre la incapacidad del cementerio para albergar los muertos por venir, si las cifras siguen como vienen durante el año y, especialmente, por la combinación entre homicidios o muertes violentas y fallecimientos por Covid-19 y por otras causas. Se anuncia en el comunicado que, para afrontar la situación, se ha acordado construir 700 bóvedas: “la parroquia Catedral San Francisco de Asís realizará la construcción de 200 bóvedas, y las otras 500 estarán bajo la responsabilidad de la Alcaldía de Quibdó y la Gobernación del Chocó[3].

Según los reportes de la Secretaría de Salud de la Gobernación del Departamento del Chocó, hace un mes, el 21 de mayo de 2020, había 80 casos confirmados de contaminación por Covid-19 en el Chocó, de los cuales 63 correspondían a Quibdó. Un mes después, ayer 21 de junio, la misma fuente informa que en total hay 995 casos positivos, de los cuales 891 corresponden a Quibdó. Es decir, que en el lapso de un mes el Chocó ha tenido un incremento mayor al 1.100% (mil cien por ciento) en los casos positivos. Y en Quibdó, comparando la población total (aproximadamente, 130.000 habitantes) y los casos actuales, se puede decir que hay por lo menos un enfermo por manzana.

No será la aguapanela con limón y bicarbonato de sodio la toma milagrosa que nos salve de los muertos que resultarán de tan impresionante situación, los cuales se sumarán a los muertos en hechos violentos, a los 70 homicidios que, según el comunicado de la Diócesis, han ocurrido en lo que va del año 2020. La situación es literalmente grave, preocupante, tan escandalosa que perturba la paz de los sepulcros. Un siglo después, Quibdó está a punto de tener un cementerio sin sepulturas.

Foto: Julio César U. H.



[1] Orozco M., Fernando y Luis Fernando González E. Quibdó, sueño y realidad arquitectónica. Banco de la República, Área Cultural – Quibdó, 1994. 36 pp. Pág. 13.

[2] DIARIO OFICIAL. AÑO LXIV. Nº 20954. 26 NOVIEMBRE. PAG. 4. DECRETO 2088 DE 1928 (octubre 24). Por el cual se aprueba el Acuerdo número 7 del Consejo Administrativo de la Intendencia del Chocó.

[3] Diócesis de Quibdó-Gobierno Eclesiástico. Comunicado sobre la situación actual del cementerio San José, del municipio de Quibdó, en el contexto del colapso del sistema de salud y el alto índice de homicidios en la ciudad. 2 pp. Pág. 2.

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