“Un hospital
de primera clase,
digno
de cualquier ciudad de Colombia”
Un cuarto de siglo, tres intentos previos, dos primeras piedras y unos cuantos intendentes nacionales del Chocó se necesitaron para que el Hospital San Francisco de Asís, de Quibdó, en donde hoy funciona el Colegio Santacoloma, fuera definitivamente inaugurado y dado al servicio como “un hospital de primera clase, digno de cualquier ciudad de Colombia” [1], el domingo 3 de febrero de 1935, en una ceremonia cuyo acto central fue “una misa campal, con asistencia de las autoridades civiles y eclesiásticas y elementos de todas las capas sociales” [2].
En dicho acto, se extrañó la presencia del
Padre Nicolás Medrano, un Misionero Claretiano que durante muchos años fue Párroco
de Quibdó, posición desde la cual puso gran empeño y dedicó bastante tiempo
para contribuir a la concreción de tan magna obra, que, según decían sus
amigos, había sido una idea suya. Medrano se había marchado de Quibdó cinco
meses atrás, en cumplimiento de un nuevo encargo de su congregación religiosa y
luego de una serie de nutridas y entusiastas despedidas, que incluyeron
acompañarlo en el tramo inicial de su viaje, hasta el kilómetro 17 de la vía de
Quibdó hacia Antioquia.
En efecto, el Padre Medrano –desde el
púlpito del templo parroquial de Quibdó, actual Catedral, y mediante
conversaciones directas con la gente- promovió desde el año 1910 la idea de
crear un hospital bien organizado en la ciudad. De inmediato, la Intendencia
acogió la idea y, conjuntamente con el misionero, conformó una junta para el
efecto y dispuso un auxilio económico para empezar a materializarla. Ese dinero
fue utilizado para comprar una casa, en la Alameda Reyes, que en ese momento se
consideró adecuada para empezar la construcción. “Aquella casa pertenecía al señor Medina, jefe de ebanistas del taller
de los señores Zúñiga & Ángel. Pero se observó bien pronto que no servía
para el objeto” [3],
por lo cual fue vendida.
Nicolás Medrano, misionero claretiano, fue uno de los más entusiastas promotores de la construcción del Hospital San Francisco de Asís, de Quibdó |
Ya había transcurrido más de una década
desde que la idea del hospital fuera concebida y puesta en marcha y todavía no
pasaba de serlo, cuando el recién posesionado Intendente Nacional del Chocó,
Miguel Vargas Vásquez, gestionó un nuevo auxilio económico para intentar -por
tercera vez- la anhelada construcción. Así, en octubre de 1924, coincidiendo
con las festividades por la repatriación de los restos de César Conto Ferrer [6],
“se colocó la primera piedra de un nuevo
edificio, de cemento, por los lados de la Avenida Istmina, detrás del monumento
a Tomás Pérez. Vargas Vásquez dejó señalada la partida para acometer la obra” [7].
Antes de que fuera nuevamente acometida la
construcción en el nuevo sitio elegido, personal de la oficina pública de
Higiene, otros funcionarios de la Intendencia y un grupo de ciudadanos notables
de la ciudad, introdujeron una discusión acerca del lugar donde debía
construirse el hospital y propusieron que se hiciera en las afueras de la
ciudad, en un sitio donde circulara aire fresco y puro, rodeado de vegetación,
lejos de las residencias de las familias quibdoseñas; es decir, “en una de las colinas que rodean a la ciudad”.
Vicente Martínez Ferrer, quien reemplazó de modo interino al Intendente Vargas
Vásquez, “miró con simpatía la idea, y se
puso a su servicio. Con él se escogió el terreno, que es el mismo donde
actualmente se levanta el Hospital. Hubo polémica ardorosa. Los Reverendos
Padres Misioneros, en una hoja que publicaban por entonces, y en periódicos
políticos que en sus talleres se editaban, calificaron de defectuoso el sitio
escogido. La ciencia dictaminó entonces que era precisamente lo contrario: había
aires puros, y los desagües salían hacia el norte de la ciudad” [8].
Aún con la vehemencia de la oposición liderada por el Padre Medrano,
acostumbrado como estaba a intervenir en todo tipo de asuntos de la ciudad y a
imponer su criterio siempre que lo dejaran; la Intendencia tomó la que
consideró la mejor decisión.
Insistentes, los opositores a dicha
decisión alegaron también que lo inaccesible del sitio escogido y los costosos
banqueos de tierras que se requerirían para adecuar los terrenos y para
construir la vía de acceso elevaban excesivamente e inconvenientemente los
costos de la obra. “A pesar de las
críticas, la decisión sobre el sitio escogido se mantuvo”; y, el 9 de
agosto de 1926, se colocó la primera piedra en el lugar “donde se iría a levantar ahora sí definitivamente el Hospital de San
Francisco de Asís…acto en el cual el poeta antioqueño residenciado en Quibdó,
Carlos Mazo, pronunció una oración a la caridad” [10] .
Empezaron entonces los trabajos de
construcción. Pero, como lo explica detalladamente Luis Fernando González [11],
no habían transcurrido tres meses cuando el Consejo Administrativo de la
Intendencia, en octubre de 1926, ordenó suspenderlos por incumplimiento de
requisitos, pues los planos y presupuestos definitivos no contaban con su
aprobación. En estas circunstancias, y para subsanar lo faltante, la misma
Intendencia contrató al ingeniero alemán E. Altman para que hiciera los diseños
definitivos del hospital, cuyos planos fueron entregados en marzo de 1927, a un
costo de $300, incluidos en el total de $12.000 destinados para las obras.
Altman formaba parte de una empresa de ingenieros que, en esos días, visitaba
Quibdó como parte de un contrato nacional de diseño de algunas vías
interdepartamentales que debían comunicar al Chocó con el Valle y otros
departamentos.
Un decreto intendencial del 21 de marzo de
1927 ordenó reanudar las labores de construcción del hospital, bajo la
supervisión de la Dirección de Obras Públicas de la Intendencia, a cargo de
Leonidas Chaux Ferrer, y con sujeción a los planos elaborados por Altman. Dos
años después, el 30 de julio de 1929, el hospital fue inaugurado por Jorge Valencia
Lozano, quien -luego de un lapso de interinidad- había sido nombrado Intendente
en propiedad. El acto incluyó un elocuente y florido discurso del Padre Nicolás
Medrano.
Jorge Valencia Lozano, uno de los gobernantes históricos del Chocó. |
Ello
explica por qué los gobiernos que sucedieron al de Jorge Valencia Lozano poco o
nada hicieron o pudieron hacer para poner en funcionamiento la magnífica y
completa obra que era el Hospital; a tal punto de descuido que, como lo informó
el periódico ABC en febrero de 1935, en su edición de la víspera de la
inauguración definitiva, del hospital “desaparecieron
camas, colchones, y otros elementos, que hace unas cuantas semanas, en avisos
públicos, reclamaba la Alcaldía, pero que retienen aún en su poder elementos de
significación de esta capital, sin que se les dé un ardite reintegrarlos” [13].
Adán Arriaga Andrade, uno de los chocoanos más destacados en el ámbito político nacional. |
Camilo Mayo
Córdoba, dirigente cívico y político, uno de los primeros comerciantes negros
exitosos y notables de la ciudad, padre del primer arquitecto negro graduado en
Colombia (Camilo Mayo Caicedo, de la Universidad Nacional), resumió el valor de
las gestiones gubernamentales de los intendentes Valencia Lozano y Arriaga
Andrade en relación con el hospital, en un escrito que publicó en el periódico
ABC, en abril de 1935, es decir, poco menos de tres meses después de la
inauguración de dicha obra:
“Ningún
Intendente del Chocó se había interesado tanto y sinceramente por la masa que
este gobierno [el de Adán Arriaga Andrade], y vamos a demostrarlo con honradez
como es nuestra norma. El otro Intendente progresista, el Dr. Jorge Valencia
Lozano, a quien sería injusticia negar todos los esfuerzos que realizó durante
su gobierno, en beneficio de los obreros mediante el desarrollo de grandes
obras públicas, y becando a muchos desagradecidos de toda clase, tuvo el feliz
pensamiento de la construcción y terminación del Hospital de San Francisco de
esta ciudad, lo que logró terminar y arreglar con todos los enseres necesarios,
luego se quedó ahí cerrado esperando un Intendente de buena voluntad sincera
que lo diera al servicio. Hoy en día gracias a este caballero [Adán Arriaga
Andrade], que es orgullo del Chocó, ya tenemos este Hospital prestando un gran servicio,
no a la clase alta sino a los más humildes de esta democracia, porque somos los
más pobres y los que más necesitamos de tratamientos, ya que por falta de
recursos se le moría a uno su doliente antes del tiempo y a nuestro juicio este
solo acto vale la pena de agradecer”[15].
Adán Arriaga
Andrade completó pues la gesta de Jorge Valencia Lozano y de sus predecesores
en el campo de la salud pública de la ciudad. El Doctor Borda Mendoza y su
equipo médico y de enfermería tendrían su primera prueba de fuego transcurridos
escasos tres meses de la apertura del hospital, cuando una epidemia de gripa o
influenza amenazó con hacer estragos en Quibdó y el número de enfermos creció
tanto que rebasó el centenar que el hospital estaba en capacidad de atender
normalmente. No obstante, gracias al trabajo conjunto del personal de la Dirección
Intendencial de Higiene y del Hospital San Francisco de Asís, esta crisis sanitaria pudo ser airosamente conjurada.
Escalera de acceso al antiguo Hospital San Francisco de Asís, de Quibdó, hoy Colegio Santacoloma. Imagen tomada de: |
[1] Periódico ABC. El Hospital. Edición 2949, 2 de febrero de 1935.
Reproducido en: http://www.choco7dias.com/1006/choco_ayer.html
[2] Ibidem, Periódico ABC.
[3] Ibidem, Periódico ABC.
[4] Actual Barrio Kennedy.
[5] Periódico ABC. El Hospital. Edición 2949, 2 de febrero de 1935.
Reproducido en: http://www.choco7dias.com/1006/choco_ayer.html.
[6] Ver al respecto El dilecto hijo de Quibdó, en: https://miguarengue.blogspot.com/2019/07/el-dilecto-hijo-dequibdo-monumento-en.html
[7] Periódico ABC. El Hospital. Edición 2949, 2 de febrero de 1935.
Reproducido en: http://www.choco7dias.com/1006/choco_ayer.html
La ubicación a la cual hace
referencia el artículo del ABC corresponde hoy a un sector adyacente al Colegio
Carrasquilla, en el Barrio El Silencio. La Avenida Istmina es la actual Carrera
9ª.
[8] Ibidem, Periódico ABC.
[9] González Escobar, Luis Fernando. Quibdó, contexto histórico,
desarrollo urbano y patrimonio arquitectónico. Centro de publicaciones
Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, febrero 2003. 362 pp. Pág. 275.
[10] Ibidem, pág. 276.
[11] Ibidem.
[12] Periódico ABC. El Hospital. Edición 2949, 2 de febrero de 1935.
Reproducido en: http://www.choco7dias.com/1006/choco_ayer.html
[13] Ibidem, Periódico ABC.
[14] Ibidem, Periódico ABC.
[15] Mayo C., Camilo. Vale más el bien general que el bien particular. Periódico
ABC edición 2987, abril 23 de 1935. http://www.choco7dias.com/1078/choco_ayer.html
Excelente Julio .Nuevamente un placer leer todas estas experiencias por las que ha pasado nuestro terruño abrazo fraterno.
ResponderBorrarjesus erwin