lunes, 10 de septiembre de 2018


Del amor y la amistad

Y vieron los comerciantes asociados en Fenalco que el mes de septiembre no redituaba para ellos como los demás meses del año, porque era un mes totalmente ordinario en lo laboral, exento de lunes festivos y sin ningún motivo especial para el incremento del consumo. Y entonces convirtieron, hace casi 50 años, el antiguo Día de los novios en el Día del amor y la amistad, y prescribieron que se celebrara -todos los años- el tercer sábado de septiembre. Y lo amenizaron desde el principio con una creciente avalancha de elementos de estrategia comercial, promoción y publicidad usuales en los demás casos ya establecidos (días del padre y de la madre, por ejemplo). Y así septiembre, sin perder su ordinariez laboral y sin quebrantar su abstinencia de lunes festivos, tuvo también su día importante de celebración, jolgorio y consumo; por obra y gracia de Fenalco, la casa de origen del ministro que actualmente ostenta la cartera de la defensa nacional con cara de bravucón y pendenciero, como si de defensa no fuera, sino de guerra y pelea.

De este modo, de los sentidos regalos de los novios y las novias, inspirados más en el amor y en la pasión naturales que en la reacción al bombardeo publicitario de los comerciantes y mercachifles; pasamos a las tarjetas y esquelas de mensajes prefabricados y con motivos diferenciados para hombre o mujer: carros, animales, pipas, libros, veleros, para el primer caso; flores y atardeceres para el segundo. En ambos casos con mensajes impersonales y pretendidamente universales.

Ese renglón de la expresión romántica y de amistad alcanzó una de sus cúspides comerciales con las famosas tarjetas Timoteo, nacidas en Bogotá en 1984; así como tuvieron su época las llamadas credenciales, que fueron una versión plástica de las tarjetas y esquelas de papel, hechas del tamaño de una tarjeta de crédito, lo cual motivó su nombre. Las postales, con o sin mensaje preimpreso, tuvieron también su apogeo: atardeceres en sitios indeterminados, parejas de cuerpo entero o en primer plano casi siempre a contraluz, así como senderos florecidos, bucólicas escenas de campos y animales y sembradíos de trigo, fueron, entre otros, los motivos principales de las postales.

Hasta que entramos en la era digital y todo lo anterior quedó atrás y el mercado de los mensajes de amor y amistad, cómo no, se trasladó a este nuevo escenario; al igual que se institucionalizó el juego del Amigo secreto, que ha llegado a niveles insospechados de reglamentación, empezando por el costo mínimo del regalo. Por esta vía, paulatinamente se dejó de hablar de un día y hoy se habla del mes del amor y la amistad.

Durante este mes, Fenalco estimula de mil maneras el consumo y publica los resultados de su encuesta anual sobre diversos tópicos de la celebración. Así, en la encuesta de 2017, se estableció que los colombianos le compran regalos de amor y amistad preferencialmente a esposo(a), novio(a): 50%; y a su amigo(a) secreto(a): 35%. También se concluyó que, en orden de preferencia, los regalos preferidos son: ropa y calzado (25,3), invitación a comer (21.0%), chocolate o dulces (19.1%), bisutería y joyas (12.3%), seguidos por cosméticos, rancho y licores, tecnología, tarjetas, flores, viajes y pasajes, y -en el último lugar- un artículo que también tuvo su momento de ridícula gloria: los peluches (3.0%). En estos regalos se gastan menos de 50 mil pesos, en el 41% de los casos; entre 50 y 100 mil en el 27%, entre 100 y 200 mil en el 21% y en el 11% de los casos una suma superior a los 200 mil pesos.

Y así vamos, entre mediciones y promociones, entre descuentos y ofertas comerciales, entre planes prediseñados para enamorados o amistados, para amistados enamorados o para enamorados amistados, entre montos mínimos de regalos de amigo secreto cada vez más astronómicos y reglamentos oficinescos cada vez más estrafalarios, entre precios insólitos de ramos de flores que parecen reimportados del San Valentín de Miami…al ritmo de Fenalco (la fuerza que une), que ya no solamente nos guía por los vericuetos mercantiles del amor y la amistad, sino que nos provee de ministros, como Sabas ayer y Guillermo hoy, en el primer y tercer mandato del Mandamás; mientras sus ventas siguen aumentando entre 20% y 40%, en el llamado fin de semana del amor y la amistad, cuyo sábado mercantil se prolonga hasta un poco más allá de la medianoche, debido a la recién introducida estrategia de las ciudades despiertas, que consiste en que esos templos del consumo que son los centros comerciales venden hasta la 1 o 2 de la madrugada del domingo.

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Sin embargo, nos queda la poesía, para nuestra fortuna existencial, para relativizar esta determinación mercantil y para cantarle (con vino o sin él, con aguardiente o ron, con whisky o con cerveza, o solamente con agua helada) al amor, inspiración de todo el bien del que somos capaces; y a la amistad, inefable fraternidad entre parientes que no lo son.


Para el amor, Jorge Artel, Sor Juana Inés de la Cruz y Mario Benedetti y un atrevido yo que quiere compartir con ustedes, de entre todos sus poemas, dos.































Para la amistad, Miguel Hernández y Joan Manuel Serrat.



Por el amor y la amistad, mirándonos a los ojos: ¡Salud!


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