lunes, 13 de agosto de 2018

Posesionados, posesos y poseídos

"Oscuros y difíciles tiempos se acercan, Harry.
Muy pronto todos tendremos que decidir
entre lo que es correcto y lo que es fácil".
Harry Potter y el cáliz de fuego.

A Doña Lina no le cabía el alma en el cuerpo. Al ungido, que a veces se asemejaba al niño pulcramente disfrazado que protagoniza la obra escolar ante la mirada radiante de orgullo de sus padres, no le cabía el cuerpo entre la banda presidencial. A los jueces de las altas cortes no les cabían en la cabeza el estupor y el desconcierto porque los habían ubicado en el gallinero y no en el palco. A los vecinos de asiento del sátrapa no les cabía la lambonería en sus aplausos frenéticos y sus vulgares vivas. Al presidente del senado no le cabían la rabia en las palabras ni la satisfacción en la cara mientras leía su proclama de guerra, plagada de agravios e injurias, denuestos y ultrajes, improperios e invectivas, vituperios y oprobios, embustes, ficciones y patrañas.



Julián Gallo Cubillos no lo podía creer cuando no lo dejaron entrar porque no traía la invitación, aunque presentó su credencial de senador. Los militares que sostenían los paraguas para que los oradores y la esposa del ungido no se mojaran sostenían su propia batalla contra el viento feroz y contra el pudor de verse reducidos a tan prosaica misión. El sátrapa asistía extasiado y exultante -con la socarronería plantada en su cara- al espectáculo de su propia unción por interpuesta persona, a la exitosa conclusión de la primera parte de su nefando dispositivo de retorno a la autocracia, al totalitarismo, al despotismo, a la omnipotencia, al cesarismo de su poder, ese poder que es su chifladura fundamental, la más cultivada obsesión de su mente tan trastornada como fiera, espantosa, airada, torva, terrible y pavorosa es su mirada.


Y fue así como empezaron los cuatro primeros años -de veinte o más que pueden llegar a ser, si la decencia y el buen juicio no regresan a Colombia- del regreso al poder del sátrapa delirante y su corte sumisa, servil, mansa y obediente; 674 días después de haber ordenado a sus súbditos que le dijeran no a un país en paz y 51 días después de haberse consumado su disposición de que eligieran como títere principal de este teatro de guiñol a ese bisoño y maleable ungido que, a ratos, no entendía qué era lo que hacía ahí sentado, pensando quién sabe qué, mientras su correligionario, el bachiller, fusilaba al viento y a la plaza y al propio Bolívar, con sus pregones o perdigones de ruindad, vileza, infamia, bajeza, ignominia, abyección, canallada, mezquindad; en nombre de la misma pandilla, caterva, cuadrilla, banda, chusma, camarilla o gavilla grosera, obscena, ordinaria, zafia, cochina, chabacana y ramplona que ha actuado desde el congreso nacional -durante los últimos ocho años- de manera instintiva y primaria, siempre en busca de revanchas, venganzas, desquites, represalias; de modo siempre agresivo, belicoso, provocador, ácido, acre, agrio, mordaz, áspero, brusco, descortés, rudo, violento, grosero, antipático y beligerante.

A raudales bajaban los vientos desde los cerros orientales hasta esta plaza tutelada por Simón Bolívar desde la estatua que fue ejecutada por Pietro Tenerani a mediados del siglo XIX. Las gotas gruesas y repentinas de una lluvia que nunca fue tormenta, a pesar del vendaval de palabras del bachiller ante quien juró el ungido cumplir las obligaciones de su nuevo y sorpresivo empleo, caían como piedras sobre la gente, sobre las sillas, sobre los paraguas y también sobre las banderas; una de las cuales, de Colombia, se descolocó hasta quedar a media asta, posiblemente por los mismos motivos por los que a Doña Lina no le cabía el alma en el cuerpo.

3 comentarios:

  1. No sobrò ninguno de los epitetos,y calificativoscon los que describes a los "protagonistas de tu escrito.
    Dios quiera te equivoques y no sea tanto el tiempo que predices pasaremos bajo la férula.

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  2. Descarnada radiografía de un instante fatal de nuestro presente... Ojalá y el Tiempo nos alcance para ver Florecer la primavera de un nuevo país ... Un abrazo Colombiano ..!

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  3. Al menos al fin Robledo entiende, un poco tarde se me hace a mí, que se puede ceder un poco a cambio de mucho. Petro y él son esperanza.

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