15/09/2025

 Homenaje a Tadó en La Voz del Chocó 
(1939)

*Templo parroquial de Tadó (1929 y 1934) - Panorámica de Tadó (1930), con vista de los ríos San Juan y Mungarrá. FOTOS: Misioneros Claretianos / Scadta / El Guarengue-Archivo.

El 12 de octubre de 1939, el periódico ABC, de Quibdó, publicó en su primera página los textos de las intervenciones de Don Rubén Ospina y Don Senén Mosquera Ledezma en “la audición-homenaje por La Voz del Chocó dedicada a la población de Tadó”.[1] Este programa radial, similar al que hacía un tiempo dedicara la emisora de la Intendencia a la ciudad de Istmina, había sido emitido el 8 de octubre en el acostumbrado horario estelar de las noches dominicales, que concitaba a las audiencias chocoanas, tan las que disponían en sus casas de radios receptores para escuchar las transmisiones, como las que para acceder a las emisiones concurrían a los bares y salones sociales, en donde el aparato de radio ocupaba un puesto central, como elemento esencial del decorado y como fuente de esparcimiento e información. Gracias a la radio, los parroquianos departían en medio de las más recientes músicas, voces, agrupaciones y orquestas de las Antillas, de México, de los Estados Unidos y de otras ciudades de Colombia y de América; se conectaban con el país y el mundo, y recibían información y contenidos culturales de la propia región chocoana, preparados por la emisora de la Intendencia.

Mediante este tipo de audiciones o programas especiales dedicados a la gente y a las reconditeces geográficas, históricas, sociopolíticas y culturales de las provincias del Atrato y del San Juan; La Voz del Chocó, en su calidad de radio pública, aportaba al desarrollo de los propósitos educativos de la Intendencia Nacional del Chocó, que giraban en torno al reconocimiento de un territorio, una cultura y una población con identidad, como bases de un proyecto de región; proceso que fue esencial la reivindicación del reconocimiento nacional del Chocó y su promoción a la categoría departamental; a la vez que contribuía a reforzar la adscripción de la comunidad chocoana a la nacionalidad colombiana.

Por su conocimiento de la ciudad y de la Provincia del San Juan, derivado de su trabajo como funcionario y del origen tadoseño de su mamá, la emisora intendencial convocó a Don Rubén Ospina como orador en su audición de homenaje a Tadó. Dos aspectos principales ocuparon su intervención: por un lado, las bellezas naturales de Tadó y la calidad humana de su gente. Por otro lado, los recientes intentos secesionistas de algunos líderes conservadores de la población, que hasta hacía menos de un mes habían estado promoviendo la anexión de Tadó al entonces Departamento de Caldas, el cual abarcaba los límites de su jurisdicción actual más los correspondientes a las tierras del Quindío y Risaralda que posteriormente serían delimitadas como departamentos. A comienzos de la década que entonces finalizaba, líderes políticos de Tadó e Istmina habían promovido la idea de desintegrar la Intendencia y convertir su territorio en dos comisarías (San Juan y Atrato), propuesta esta que motivó una carta contundente y demoledora del egregio intelectual y periodista, empresario y gran dirigente político Don Delfino Díaz Ruiz, al líder tadoseño Don Emiliano Palacios.[2]

Rubén Ospina había sido agente fiscal e inspector de rentas de la Intendencia, cargos estos que lo llevaron a distintos lugares de la geografía chocoana, incluyendo Buenaventura, Juradó, San Juan, Atrato y el Baudó, lugar este último desde donde escribió varias notas como corresponsal del periódico ABC, fechadas en Pie de Pató, sobre las riquezas, el potencial productivo y el desarrollo de proyectos agrícolas con recursos oficiales, en las feraces tierras baudoseñas.

Por su parte, Don Senén Mosquera Ledezma, tadoseño de nacimiento y de corazón, era un reconocido músico, que había dirigido la Banda municipal de Istmina y que había sido uno de los primeros talentos chocoanos en complementar sus conocimientos musicales con apoyo estatal, en una escuela de música creada para Istmina y Tadó, que fue dirigida a partir de 1918 por el maestro Luis F. Cáceres, del Conservatorio Nacional. Centró su alocución en hacer una apología de las virtudes humanas, naturales y espirituales de Tadó y su gente, mediante un panegírico colmado de alusiones a la historia y la mitología universal, que por bien traídas muestran que el maestro Senén Mosquera tenía amplias lecturas y vasto conocimiento de estas materias. Notoria fue en la intervención de Don Senén Mosquera su capacidad para la oratoria en general y para la muy en boga retórica parnasiana de la época. Décadas después, la fama de Don Senén sería heredada —aunque no en el campo musical ni en la elocuencia oratoria por su hijo del mismo nombre, quien sería una de los más grandes porteros del fútbol colombiano.

En ambos discursos, el de Ospina y el de Mosquera, se menciona y exalta la figura del sacerdote chocoano Demetrio Salazar Castillo, natural de Sipí, quien estuvo al frente de las parroquias de Nóvita y Tadó. En esta última lo encontrarían a su llegada en 1909 los Misioneros Claretianos, en cuyo informe misional de 1929, preparado para la Exposición Universal de la Industria, en Barcelona, se leen palabras elogiosas en su honor, tales como las siguientes: “Para conocer el precio de su labor, bástenos saber que Tadó es la parroquia del Chocó más religiosa, tiene el mejor templo y la generosidad de sus habitantes es proverbial en tratándose de obras del culto. La estimación y cariño que se ha granjeado con su carácter amable, paciente y compasivo, es muy grande, y más de una vez lo han demostrado en sentidos memoriales sus feligreses. Hoy, a pesar de sus muchos achaques, trabaja incansable; y a todas horas del día o de la noche está a disposición de sus feligreses. Dios le conceda todavía muchos días de vida”.[3]

Al igual que los contenidos del programa de homenaje a Istmina, que publicamos en El Guarengue hace unas semanas,[4] reproducimos los textos del homenaje a Tadó por su valor histórico y documental para conocer y comprender las perspectivas sociopolíticas, culturales y territoriales de una época que definiría la vida institucional del Chocó y su posicionamiento en el escenario nacional.

Julio César U. H.

Primera página del periódico ABC, Quibdó, 12 de octubre de 1939. 
Hemeroteca del Chocó / El Guarengue.

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Palabras de Don Rubén Ospina

Distinguidos radioescuchas: por lo cordial y sincera, no pudimos declinar la gentil invitación que nos han hecho el gobierno de la Intendencia y los distinguidos directores de esta emisora, para ofrecer este sencillo homenaje de simpatía a los habitantes de Tadó, la ciudad que florece y engalana el vasto territorio de la Provincia del San Juan.

Infortunadamente, quien habla no podrá corresponder plenamente a esa confianza, porque la invitación fue apenas notificada dos horas antes de iniciarse esta audición, sin que mediara el lapso suficiente para intentar acotaciones e incursiones por los senderos de la Historia de este rico municipio.

Demetrio Salazar Castillo, eximio 
sacerdote chocoano que durante 
más de dos décadas fue Párroco 
de Tadó. FOTO: Misioneros 
Claretianos (1929) / El
Guarengue.

En Tadó, donde se enseñorea la hidalguía y la pujanza de sus hombres, existe una gran consagración y capacidad para el trabajo. Allí la majestuosidad de la segunda arteria fluvial del Chocó se desliza iracunda para rendirse reverente en la inmensidad del gran Océano. La frescura del riachuelo La Platina que lo circunda convida con sus cristalinas aguas a un solaz esparcimiento. Donde no hay lisonja ni dobleces, sino cordialidad, caridad y patriotismo. Donde la imponencia de su templo religioso ha llevado a tierras lejanas la noticia de que es uno de los mejores de la República. Donde la hermosura y honestidad de sus mujeres, la sencillez de sus costumbres, es incontrovertible. Donde la rectitud de sus calles, la fertilidad de sus prados se han conquistado una irrevocable y colectiva simpatía. Donde el fervor católico impulsado y defendido por esa cumbre de austeridad e inteligencia, el reverendo padre Demetrio Salazar, es inexpugnable. Donde no hay vencedores ni vencidos, sino un solo sentimiento de cohesión, de fraternidad y de progreso.

En agosto y parte de septiembre, algunos amigos ignorantes de lo que el Gobierno de la Intendencia se preocupa por el Municipio concibieron la idea suicida de desintegrar la familia chocoana para buscar alojamiento en el vecino departamento de Caldas. Pedían doce o trece puntos que ellos consideraban sustantivos para el desarrollo del lugar, pero les bastó oír las exposiciones de los representantes del gobierno, leer desprevenidamente los presupuestos fiscales para la vigencia en curso, y vislumbraron sin esfuerzos que esos reclamos eran extemporáneos, porque estaban condensados y previstos en el plan de realizaciones efectivas y oportunas.

Liquidado el movimiento federativo por íntima convicción, compenetrados los defensores de que las aspiraciones del gobierno eran dar participación a todos los pueblos, atendiendo a su categoría y situación, limaron las asperezas y tornaron a sus labores. Aglutinados con nosotros mañana, por medio de la carretera Apía – Pueblo Rico – Tadó – Istmina – Quibdó, sellaremos con un estrecho abrazo el intercambio espiritual, moral, intelectual y económico de las dos provincias. Tenemos centinelas que vigilan por la soberanía e integridad terrígena y ellos son Victorino García, Pedro Manuel Mosquera, Rogelio Mayolo, los Delgado, Copetes y muchos otros, para quienes enviamos hoy gratos recuerdos.

Este modesto homenaje preparado especialmente para dedicarlo a Tadó en el día de sus fiestas patronales tuvo que posponerse por irregularidades insalvables. Normalizado ya todo, corresponde ahora a la orquesta “Ondas Nativas” subrayar con sus notas melodiosas nuestra palabra de cordialidad, felicitación y entusiasmo.

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Palabras de Don Senén Mosquera

Tadoseños: antes de deciros mi palabra de fervor y parabién, permitidme que os invite a elevar nuestras almas hasta el cielo en memoria de aquel hombre preexcelso, que se fue cuando menos lo esperamos y a quien nunca lloraremos suficientemente, Demetrio Salazar Castillo, y guardemos un minuto de silencio en homenaje del gran muerto.

Compromiso irrenunciable de filial cariño este que me presta oportunidad para decir pocas palabras en homenaje a mi pueblo natal, con ocasión del bello festival que se está desarrollando en esta hora jubilosa, como una demostración del elocuente afecto del Chocó a uno de sus pueblos.

Alcibíades Garcés
Valencia. Archivo
Fotográfico y Fílmico
del Chocó.

Y porque si algún sentimiento resplandece con destellos infinitos en ese pueblo cuyo nombre suena hoy en todos los oídos es el de la gratitud, sea entonces mi primera invocación expresar a nombre de Tadó y como genuino representante de esa cara tierra la voz del más sentido agradecimiento al organizador y alma de ello, Don Alcibíades Garcés, locutor oficial de esta emisora, corazón noble y generoso que ha desterrado de su ceño el egoísmo torcedor y quiere a Tadó como a su propia tierra; a los oferentes y ejecutores de esta hermosa fiesta, cuyo recuerdo resonará eternal como los bronces de la Basílica ante los hechizos del tiempo, en el corazón del tiempo que la recibe.

Tadó, ¡tierra de mi amor y mis sueños! Los ojos de mi alma te contemplan dulcemente recostada sobre esa bella estribación de la cordillera de los Andes, que como una reina destronada parece desgajar en tu presencia sus guedejas de oro y gemas para que poses en ellas tus pies de soberana.

La cántiga impecable de las canciones de tus ríos, casi siempre cristalinos, y puros como una sonrisa de querube, semeja los acordes melodiosos de las liras órficas arrullando el sueño de Eurídice. De los jardines en flor de tus campos y praderas, el hálito sutil de mil coronas viene a ti como un regalo de la ninfa de los bosques y tu figura gentil exhala entonces los perfumes de la princesa oriental de la leyenda. ¡Un coro son los cantos de tus aves! Centinelas pudibundos de su carroza imperial, el San Juan con el Platino visten alegres su clámides esmeralda para tenderla a tus pies como signo de honor y vasallaje.

Los colores iridiscentes de tus crepúsculos matutinos saludan en ti a la Sultán despierta al dulcísimo tintín de las esquilas de su palacio de cristal; el sol de mediodía corona de luz las sienes sudorosas de los hijos que laboran tu progreso y el índigo borroso de las lejanías vespertinas recoge el último suspiro del dios Helios, que se va llorando por dejar a su reina… para dar paso a la escala de seda de sus ensoñaciones…

¡Y entonces duermes, oh cara tierra mía! Y veo cómo, en el tálamo nupcial de cortinajes blondos en que descansa tu olímpico donaire, surgen, como el misterio de las sombras, ondinas vagabundas, que cual cefirillo encantador penetran en tu lecho para dejar en él los pebeteros de sándalo que envidiare Cleopatra la inmortal.

Y admiro cómo al silencio de tus noches de ópalo y gasas, y el amor de mística grandeza, vase efectuando munífico y sedeño el misterio fecundo de la creación fantástica… Y sueñan entonces tus hijos para ti días de esplendor, de riqueza y poderío. Te contemplan extasiados mayestática y sublime, coronando la cima del Himalaya de su pensamiento y se regocijan sonrientes admirando a tus hermanas…quemar en tus altares el oro, la mirra y el incienso que merece la princesita azul de la comarca sanjuaneña.

¡A todo tienes derecho, tierra mía! Porque la sonrisa de tus mujeres es música y es luz. Porque la brisa que acaricia sus mejillas es perfume. Porque el rayo de oro de las pupilas de tus vírgenes es faro que ilumina tus senderos. Porque tus hijos tienen hambre de justicia. Porque eres grande, generosa y altiva. Porque es tu seno asilo milagroso para todos los hijos de la patria y de la humanidad. Y porque tus hijos elevamos hoy a las alturas el solemne juramento de quemar a tus puertas nuestras naves para no volver atrás antes de entregarte a la posteridad grande, noble, altiva y digna.

Tadó, cuna de mi alma, que así te vea siempre el más insignificante de tus hijos.

Quibdó, octubre 8 de 1939.


[1] La Audición-Homenaje por la Voz del Chocó dedicada a la población de Tadó. ABC, Quibdó, octubre 12 de 1939 – Año XXVI - Número 3551. Director-Propietario: Reinaldo Valencia. Encargado de la Redacción: Miguel Ángel F.

[2] Sobre la propuesta de convertir la intendencia en dos comisarías, se puede leer en El Guarengue “Una idea enteca” (28.06.2021): https://miguarengue.blogspot.com/2021/06/una-idea-enteca-don-delfino-diaz-ruiz.html

[3] Informe de los Misioneros Claretianos de la Prefectura Apostólica del Chocó 1909-1929. 329 pp. Pág. 110.

[4] Entre el fuego y el agua: La Historia de Istmina en La Voz del Chocó (1938). https://miguarengue.blogspot.com/2025/07/entre-el-fuego-y-el-agua-la-historia-de.html

1 comentario:

  1. aunque no lo mientan mucho en los sectores academicos del Chocó, Senén Mosquera hizo grandes aportes a la cultura de nuestra región

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