26/05/2025

Un crimen de lesa afrocolombianidad. 
En memoria de KUNTA KINTE:
Eulides Blandón García 


“Kunta estaba convencido de que la violencia no era alternativa en los momentos actuales. El trabajo de concientización y organización era prioritario. Kunta jamás conspiró contra nadie. Fue un genuino luchador cívico”.[1]

FOTOS: Periódico Citará, 1993.

Hoy, cuando el cada vez más deteriorado Parque Centenario, de Quibdó, pareciera albergar las ruinas de la Historia del Chocó, ante los ojos de todo el mundo, sin que autoridad ni institución alguna diga o haga algo respecto de tal ignominia patrimonial; uno no puede menos que recordar que el primer y único uso comercial digno de este espacio antonomástico de la chocoanidad se lo dio Eulides Blandón García, quien instaló en la esquina suroriental del parque un quiosco donde él mismo atendía una librería, revistería, distribuidora de periódicos locales, regionales y nacionales, provisto de una greca para la venta de café; amén de un conversadero sinigual sobre la realidad nacional y la realidad regional del Chocó y del Pacífico, con énfasis en los temas de las comunidades negras de allí y de toda Colombia.

Kunta Kinte

Hijo del patriarca conservador chocoano Jeremías Blandón Castro y de la señora Aureliana García, Eulides nació en Bagadó, el poblado mayor de la culta, elocuente y docta estirpe del torrentoso Andágueda, el 5 de diciembre de 1949.[2] Durante por lo menos los últimos 10 años de su vida, consiguió que todo el mundo lo conociera como Kunta Kinte, en homenaje al protagonista de la maravillosa y precursora historia, contada por Alex Haley, de una familia africana que, desde el siglo 18 hasta el 20, padece la diáspora forzada hacia América, transita por el oprobio de la esclavitud y vive paso a paso cada uno de los hitos emancipatorios de una nación teóricamente fundada en la libertad, pero siglo a siglo cada vez más lejana de dicho ideal.

El título #1 de la colección BEST SELLERS, de la Editorial Oveja Negra, publicado en Colombia en 1984, fue RAÍCES, de Alex Haley. Roots: The Saga of an American Family, era su título original en inglés y había sido publicado en 1976 en los Estados Unidos. Esta novela, monumental para quienes la leímos cuando apenas comenzábamos la universidad, tenía como protagonista a Kunta Kinte, un personaje sinigual, que se consolidó hasta niveles heroicos cuando -a comienzos de la década de 1980- RTI Televisión trajo a Colombia la serie estadounidense de ABC (1977) basada en el libro, la cual se había convertido en sonoro e inesperado éxito internacional.

Ocho capítulos, que actualmente podría uno ver en una sentada de fin de semana en las plataformas de streaming, pero que entonces se transmitían semana a semana los domingos, conformaban la serie. En Quibdó, donde aún no era nada buena la señal de televisión, las transmisiones semanales de Raíces fueron motivo de apresuramientos y carreras entre uno y otro televisor, de uno u otro vecindario, cada domingo, para no perderse ni un segundo de tan maravillosa producción. Lágrimas, estupor, rabia, y en el fondo -sin que uno ni siquiera lo supiera- conciencia, trajo a nuestras vidas Raíces, la serie de TV, cuya fabulosa historia y cuyos fabulosos actores nos transportaron hasta las más indignas páginas de la historia de la humanidad. Algo invaluable a tan temprana edad. Como invaluable fue la figura de Eulides Blandón transmutado en Kunta Kinte.

Militancias

Kunta nació -lo cuenta Ventura Díaz Ceballos- “en el Cabezón de Los Maturanas, un lugar paradisíaco, ubicado al margen derecho del río Andágueda, en la confluencia con la quebrada de El Trúntago”.[3] Su infancia transcurrió a orillas de aquellas turbulentas corrientes donde el viajero experimenta la desventura del aluvión y la pavura del remolino de unas aguas tan espléndidas y cristalinas, frescas e imponentes, como sobrecogedoras e inescrutables.

En la conciencia de sus orígenes, nacieron y crecieron las raíces del compromiso social, político y étnico de Eulides Blandón García, Kunta Kinte. Y así transitó por todos los escenarios posibles del ejercicio político, desde los más convencionales, como los concejos municipales, hasta las organizaciones comunitarias y populares, y los movimientos políticos de masas, el Movimiento Nacional Cimarrón y la Alianza Democrática M-19.

En el centro, a la izquierda del orador con el micrófono, que es Marco Tobías Cuesta (QEPD), aparece Eulides Blandón García, Kunta Kinte, en una de las manifestaciones con las que cada día comenzaban las protestas del Paro Cívico departamental del Choco, de 1987; en el atrio de la Catedral San Francisco de Asís, en Quibdó. FOTO: Archivo fotográfico y fílmico del Chocó.

Su papel en la organización y desarrollo del paro cívico de 1987 en Quibdó es significativo. No solamente porque, junto a Marco Tobías Cuesta, Jesús Lozano Asprilla, José María Valencia Barco, Eduardo Henry Salas y Mercedes Moya Moreno, Kunta fue parte de su planeación y organización; sino porque, políticamente visionario como era, fue él quien aproximó el movimiento cívico a la floreciente causa campesina y étnica que caminaba y navegaba por los montes y las aguas de las comunidades negras del Atrato medio. Su presencia en el Foro de Buchadó, en junio de 1987, a dos semanas de concluido el paro cívico, fue deslumbrante para los campesinos atrateños, que comenzaban a foguearse en la palestra regional y nacional, y que habían sentido ya el desprecio de la intelectualidad universitaria y urbana de Quibdó, incluida la izquierda. Kunta, por el contrario, brindó su inteligencia, su energía y su simpatía a este evento fundacional de la entonces menospreciada causa de las luchas de las comunidades negras del Chocó y de Colombia, que conducirían a la Ley 70 de 1993. Un evento en donde, por primera vez, la institucionalidad pública regional y nacional terminó reconociendo la existencia de las comunidades negras como sujetos históricos con derecho al manejo comunitario de los bosques y a la protección de sus territorios ancestralmente ocupados y poseídos desde hacía por lo menos siglo y medio de poblamiento libre del Atrato.

“Llenemos de contenido político nuestra negritud”

La consigna de Eulides Blandón García, Kunta Kinte, “llenemos de contenido político nuestra negritud” resumió su propuesta de “estrategia para la lucha política de todos los afrocolombianos”. Una estrategia tan sencilla como profunda, que consistía básicamente, como lo resumió Ventura Díaz Ceballos, en “dejar a un lado el espontaneísmo y elevar la lucha a los niveles más altos de la política. Superar la lucha meramente reivindicativa económica y apuntar al poder autónomo de las comunidades negras. Buscar los elementos comunes que unan el accionar de los pueblos negros en Colombia y América para transformarlos en una plataforma política. Rescatar el sentido humanístico de la política como “el arte de hacer amigos” y administrar la cosa pública en beneficio del público”.[4]

De la “tigritud” de Wole Soyinka a las “tigritudes” de Kunta Kinte

Lector aplicado e inteligente de historia, economía, política y literatura, Eulides Blandón García, Kunta Kinte, halló inspiración política en una idea del escritor, poeta, dramaturgo y académico nigeriano, de estirpe yoruba, Wole Soyinka, quien apenas tenía 52 años cuando le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura, en 1986: “El Premio Nobel de Literatura de este año es para el escritor africano Wole Soyinka, de Nigeria. Con poco más de cincuenta años, cuenta con una extensa y variada producción literaria y se encuentra en la flor de la vida como escritor”, expresó la Academia sueca en el comunicado de prensa donde anunció la designación.[5]

Wole Soyinka 1986 y 2005.
FOTOS: The Nobel Foundation y Festival de Poesía de Medellín.
En una entrevista de televisión para el canal Showtime, refiriéndose a la situación de los países del continente africano y a la influencia que en su liberación tuvo el movimiento francés de la negritud, dos de cuyos fundadores fueron Aimé Césaire y Léopold Sédar Senghor; el Nobel Soyinka acuñó una frase que rápidamente hizo carrera: “el tigre no proclama su tigritud cuando salta sobre su presa”, con la cual relativizaba las proclamas de identidad o pertenencia racial que no estuvieran acompañadas de acciones concretas de reivindicación y ejercicio de derechos. En el año 2005, en una entrevista hecha por el poeta colombiano Juan Manuel Roca, mientras participaba en un festival de poesía en Medellín, el Premio Nobel Wole Soyinka explicó el sentido y el contexto de su frase: “Decíamos que la filosofía de la negritud necesitaba ser fortalecida por la acción de la negritud, lo que iba a permear la cultura, la política, los programas económicos, de manera total el renacimiento de las naciones africanas… Para resumir, lo que nosotros entendimos fue que la negritud era un fenómeno histórico, un instrumento de acepción de la identidad que necesitaban los negros francófonos como respuesta a esa necesidad de convertirse en negros franceses, porque el colonialismo francés fue diferente al colonialismo británico. Los franceses querían convertir a los africanos en francesitos y francesitas, así que la negritud fue un instrumento histórico inevitable y en la medida en que comprendimos esto, comenzamos a unir los extremos, los de la negritud, la tigritud y lo que estaba en medio empezó a desaparecer”. [6]

Propugnando por una acción política decidida, unitaria, concreta, Kunta Kinte, creó entonces la Fundación Cultural Tigritudes, cuando estaba recién desvinculado del Movimiento Nacional Cimarrón, entre 1985 y 1986. La inspiración de Wole Soyinka fue la que resumió en su consigna de que había que llenar de contenido político la negritud; lo cual abarcaba no solamente las necesarias proclamas de principios e ideario, sino que también se extendía a la construcción conceptual y política de la propia identidad afrocolombiana y afrochocoana; así como a la recuperación, documentación, difusión y apropiación de las expresiones culturales propias, entre otras estrategias. De hecho, él mismo, cuando iba a las zonas rurales, recogía material de la tradición oral de las comunidades; como las grabaciones de alabaos que hizo de una noche de velorio en Muchichí, actualmente corregimiento del municipio de Bagadó, con las cuales nos explicó a Gonzalo de la Torre y a mí su planteamiento sobre la diferencia de tonalidades y coros entre el canto andaguedeño y el canto atrateño. Tales acciones, convertidas en programas comunitarios, deberían ser la base, decía Kunta, de la más feroz lucha antirracista por los derechos de la gente negra del Chocó y de Colombia. El tigre no podía seguir proclamando su tigritud, debía saltar sobre la presa.

Nunca más

No fue fácil la vida de Eulides Blandón García, Kunta Kinte. Compleja desde su niñez, valiente desde su juventud. A pulso, como se dice, Kunta consiguió estudiar unos cuantos semestres de Economía, en la Universidad del Valle, y allí dio comienzo a sus búsquedas políticas y a sus aventuras comerciales de puro y llano rebusque. Aventuras estas que no tenían otro fin que la supervivencia, pero que -con su sonrisa más optimista y la gala de su verbo- Kunta presentaba como pequeñas empresas (hoy las llamarían emprendimientos), gran parte de las cuales llegaban a su fin cuando el surtido terminaba en las manos y en los bolsillos vacíos de sus clientes más necesitados.

Su trasegar político y su militancia le costaron la vida. Kunta Kinte “fue desaparecido un 5 de enero de 1991, en un viaje entre Buenaventura y Cali, nunca se conoció su paradero final”.[7] Nunca más lo volvimos a ver y la mayoría de sus contertulios, amigos y compañeros de charlas y reuniones, de sueños comunes y lecturas compartidas, ni siquiera recordamos la última conversación, el último saludo, el último libro del cual hablamos, la última idea compartida sobre la causa que nos unía… Fue un crimen de Estado. En ello coinciden su biógrafo y amigo Ventura Díaz Ceballos, al igual que todas las fuentes en donde se registra el injusto final de su existencia, trunca a los 42 años que había cumplido hacía un mes cuando los señores de la muerte cometieron ese crimen de lesa afrocolombianidad… “¿Cuándo vuelve el desaparecido? / Cada vez que lo trae el pensamiento / ¿Cómo se le habla al desaparecido? / Con la emoción apretando por dentro”.

Publicación del Acuerdo de Buchadó, firmado en junio de 1987 entre la Asociación Campesina Integral del Atrato, ACIA, Codechocó, el DNP y el proyecto DIAR. La firma de Kunta Kinte (Eulides Blandón García), como representante del Movimiento Cívico, aparece en la fila 5 de la segunda columna, al lado de la de Juan de Dios Mosquera, del Movimiento Cimarrón. FOTO: Archivo El Guarengue.


[1] Periódico Citará N° 12-octubre noviembre 1993. Pág. 5. Sin autor.

[2] En algunas publicaciones aparece 1951 como el año de nacimiento de Eulides Blandón García. Aquí hemos tomado el dato publicado por Ventura Díaz Ceballos.

[3] Ventura Díaz Ceballos (Q.E.P.D.). EULIDES BLANDÓN GARCÍA, KUNTA KINTE 1949-1991. En: HISTORIA PERSONAJES AFROCOLOMBIANOS. 29 de enero de 2022. https://historiapersonajesafro.blogspot.com/2022/

[4] Ibidem.

[5] “This year’s Nobel Prize in literature goes to an African writer, Wole Soyinka from Nigeria. Now in his early fifties, he has a large and richly varied literary production behind him and is in his prime as an author. Swedish Academy. The Permanent Secretary. Press release. October 1986. https://www.nobelprize.org/prizes/literature/1986/press-release/

[6] Juan Manuel Roca. Entre la tigritud y la presa. Conversación con Wole Soyinka. Junio 2005.https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/73/soyinka.htm

[7] Ventura Díaz Ceballos (Q.E.P.D.). EULIDES BLANDÓN GARCÍA, KUNTA KINTE 1949-1991. En: HISTORIA PERSONAJES AFROCOLOMBIANOS. 29 de enero de 2022. https://historiapersonajesafro.blogspot.com/2022/

6 comentarios:

  1. Tuve el gusto de conocer a Eulides, Kunta Kinte, ser de espíritu revolucionario y con una sonrisa entrañable. Gracias por recordarlo!

    Alfonso Carvajal

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  2. Recuerdo ese hecho y es como si se lo hubiese tragado la tierra.
    Lo felicito por recordar a un hombre que lo desaparecieran así porque sí, fue de los primeros en sufrir esas arbitrariedades. Gracias de mi parte por traerlo al presente.

    Mary Grueso Romero

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  3. Gracias, Julio César, por recordar este amigo, con quien tuve el gusto de saborear unos tintos en Buenaventura y hablar de esa lucha que aún sigue dándose; la negrura y sus cosas, decía él. Saludos.

    Jorge Valencia Valencia

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  4. Uhhhh, me toca mucho esa desaparición. Era admiradora de este hombre.

    Susana Moreno

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  5. Julio, buenos días. Hermano, muy buena labor. Kunta, mi amigo y compinche de causa...

    Zulia Mena

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  6. Como dijo el poeta Rubén Blades:
    " matan a la gente, pero no podrán acabar con la idea"
    Kunta vive entre nosotros como ejemplo digno de su justa lucha.
    Pedro Romero Arriaga.
    Barrio Getsemaní
    Cartagena

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