12/05/2025

 Chonto Abigaíl Serna Arriaga 
El cimarrón epistemológico

CHONTO. Archivo El Guarengue.

Al segundo piso de la casa, cuya puerta de entrada rara vez estaba cerrada y cuando lo estaba no lo estaba, pues simplemente estaba entornada, conducían unas escaleras breves y ruidosas por el desajuste de los años. Por lo menos cinco ventanas grandes, con vista a todos los puntos cardinales, se abrían hacia la ciudad. Hacia el sur, la Calle de las Águilas, la antigua cabecera del pueblo y el mercado orillero de los sábados. Hacia el norte, los vestigios extintos de Tambodó, la calle del Pandeyuca y la de Munguidocito. Hacia el oriente, pasando por el andén de la casa donde Guabina componía las sombrillas y paraguas de todo Quibdó, se prolongaba plena la calle central de la Yesca Grande, la 24, que remataba en el puente de García Gómez y se perdía por el camino hacia Istmina. Y hacia el occidente, el Ocho Pisos, a unos cuantos pasos del malecón, de la orilla del río Atrato, de sus atardeceres y de su curso parsimonioso, premonitorio e inatajable hacia los montes donde nació una buena parte de la historia de la reivindicación de los derechos de las comunidades negras del Chocó y de Colombia.

La casa de todos

En esa casa construida a la usanza del viejo Quibdó, con piso y paredes de tabla y techo de zinc, desde la cual podía trazarse una diagonal perfecta hasta la inmensa casa gris donde quedaron durante años sin fin el almacén de los Bechara y el de Martín Henao; vivía Abigaíl Serna Arriaga, quien decidió un día -y así lo hizo-  añadir a su nombre de la cédula de ciudadanía el sobrenombre con el que todo el mundo en el pueblo lo conocía, para pasar a llamarse oficialmente Chonto Abigaíl Serna Arriaga, nacido en Quibdó el 27 de julio de 1949 y fallecido el 29 de enero de 2013.

En esa casa, en la Carrera 4ª #24-07 (2° piso) del barrio Yesca Grande de la ciudad de Quibdó, capital del departamento del Chocó, funcionó durante los dos últimos años de la vida de Chonto el Palenque Creativo del Conocimiento Afrochocoano, PCCA, uno de sus más grandes sueños pedagógicos. Allí mismo, durante su primera semana de existencia administrativa, funcionó el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, IIAP; y durante varios meses tuvo su sede el representante nacional provisional de los beneficiarios de las becas de comunidades negras, un programa cuya creación fue una alegre novedad institucional para la juventud chocoana.

Igualmente, en aquella casa –donde se llevó a cabo una buena parte de la concepción de la Asociación Campesina del Baudó, ACABA, posteriormente Consejo Comunitario General del río Baudó y sus Afluentes– funcionó una oficina de esta histórica organización, durante por lo menos ocho años… Y así, sucesivamente, desde principios de la década de 1980, hasta bien entrado el siglo XXI, en esa casa emblemática -en donde también despuntaron grandes músicos y deportistas, mamagallistas y sanpacheros- se discutieron los grandes tópicos y las diversas expresiones reivindicativas del pueblo negro del Chocó. Chonto había decidido, desde los primeros días de sus andanzas docentes y sus militancias étnicas, ponerla al servicio de la causa afrochocoana, afrocolombiana, afroamericana. De modo que el funcionamiento de instituciones y organizaciones formales y de invenciones de Chonto como el Palenque Creativo, no fue más que la continuidad oficial de lo que ya era un hecho: el segundo piso de esa casa era de propiedad colectiva cuando de adelantar actividades en pro de la causa se trataba.

Urambas

Chonto soñaba que en aquel palenque (el PCCA) se realizara cada semana, los viernes, una uramba[1], es decir, una minga de conocimiento, una juntanza (Chonto ya usaba esta palabra hace más de 30 años), una reunión de contertulios y compañeros de lucha, de ideales; donde se estudiaran y se debatieran los temas estratégicos de la recién nacida causa de los derechos étnicos y territoriales de las comunidades negras del Chocó y de Colombia; además de los tópicos históricos universales, continentales y nacionales que nos ilustraran a todos acerca de por qué con estas comunidades y, en especial en nuestra región y en nuestra ciudad, había sucedido lo que había sucedido: “Es triste ser un esclavizado, pero es más triste no saber por qué”, pregonaba el hombre.

Chonto fue uno de los primeros líderes y pensadores afrochocoanos que trasladó las consignas del también naciente Movimiento Nacional Cimarrón a las aspiraciones locales de los campesinos del Atrato, del San Juan y del Baudó. Por ello, Chonto quería institucionalizar lo que ya era una costumbre en su casa de toda la vida: el diálogo permanente, constante, comprometido, sobre los temas que a todos los contertulios interesaban, más allá de la habladera de paja o de la botadera de corriente. Y a eso fue a lo que llamó PCCA, un sueño que sus amigos, interlocutores y compañeros de luchas celebramos siempre, porque sabíamos que era una especie de estandarización -a lo chontiano- de lo que Chonto había hecho toda la vida: hablar, dialogar, reflexionar, estudiar, descubrir, intuir, proclamar... Más de una persona en Quibdó oyó hablar por primera vez de Frantz Fanon, de Angela Davis, de Manuel Zapata Olivella, de Malcolm X, de Martin Luther King, de Bobby Seale, de Stokely Carmichael, de Patrice Lumumba, de Nelson Mandela, entre otros artífices de tantas y tan significativas revoluciones, por la boca de Chonto, un hombre, un maestro, un líder, que se tomó en serio el estudio de las ciencias sociales (era Licenciado de la UTCH en esta área) al servicio de la causa educativa del pueblo afrochocoano; y que desde su labor docente comenzó a principios de la década de 1980 a poner de presente en el escenario educativo, en instituciones educativas de municipios como Nuquí y Acandí, estos temas que en aquellos tiempo casi nadie tocaba.

Manumisión

Así, por ejemplo, Chonto fue el primer intelectual afrochocoano que, previo estudio minucioso de los intríngulis de la manumisión y de la abolición en Colombia, objetó las glorias absolutas que se le atribuían a estos hitos jurídicos del nacimiento de la afrocolombianidad libre. “La libertad por manumisión es una moral perversa, resultado de una vulgar transacción mercantil entre una persona jurídica (Estado) y una persona natural (tenedor de esclavos), siendo el bien mueble transado el esclavo – negro”[2]; pregonó y escribió Chonto, quien, como lo anotó Jaime Arocha: “con palabras encendidas, tomaba la vocería de su gente para objetar las indemnizaciones que Sergio Arboleda y demás amos de la aristocracia blanca recibían por la mano de obra esclavizada que la abolición les arrebataba”.[3]

Cimarronismo epistemológico

1-Rudecindo Castro Hinestroza, líder histórico del Movimiento Cimarrón, de ACABA y del movimiento social afrocolombiano, primer director del IIAP; amigo, compañero de luchas y cómplice intelectual de Chonto Abigaíl Serna Arriaga. FOTO: “Calle caliente. Memorias de un cimarrón contemporáneo”. 2-La Casa de Chonto, en tiempos de la Constituyente de 1991. FOTO: Periódico Citará.

Como lo dejó consignado en la propaganda política de su campaña al Concejo Municipal de Quibdó para el periodo 2012-2016, que adelantó durante su último año de vida y cuya aspiración electoral no cuajó, Chonto,ocho (8) años antes de la Ley 70/93 venía reivindicando, dentro de la cátedra docente y fuera de ella, el Cimarronismo Epistemológico como ideología política en las Comunidades Afrocolombianas”[4].

Lector y estudioso dedicado, ratón de biblioteca que husmeaba hasta encontrar textos cuyas referencias había visto en el último que estuviera leyendo, Chonto se sobrepuso a la precariedad bibliográfica generalizada de Quibdó; y encontró siempre la manera de hacerse a textos trascendentales para su formación como maestro e intelectual afrochocoano. Así, el pensamiento complejo, del francés Edgar Morin, entre otros textos, alimentó su construcción conceptual del cimarronismo epistemológico, que propondría como método de reflexión y trabajo de las comunidades negras e indígenas del Pacífico colombiano, y desde el cual se autodefiniría en el plano intelectual de su liderazgo y su activismo.

Al respecto, en uno de sus múltiples y siempre documentados ensayos, los cuales escribía a mano -con grandes dificultades por los estragos que en sus manos provocaba progresivamente la artritis reumatoidea- y después entregaba para transcripción a máquina o en computador, cuando los ordenadores empezaron a ser accesibles en Quibdó; Chonto escribió:

“El cimarronismo epistemológico es una de las tan variadas formas que existen de aplicar o entender el método de pensamiento complejo (Morin, 1990), y lo podemos conceptualizar como un salto dialéctico producto de la contradicción no antagónica entre el cimarronismo histórico vs. cimarronismo contemporáneo o sociológico, que es útil a la humanidad de todos los colores para conocer, entender, comprender y transformar estéticamente su realidad objetiva mirada desde la óptica de la economía política afro-indígena-americana… El cimarronismo epistemológico se define filosóficamente como la dialéctica de pensamiento complejo o pensamiento complejo de la dialéctica. Un ejemplo concreto de la aplicación de este cimarronismo intelectual es la redefinición del término o concepto “CIMARRÓN”, ya que si para la historiografía tradicional y oficial significa hombre, persona o individuo que se fugó de la esclavitud, desde el cimarronismo epistemológico significa hombre refractario a la esclavitud para sí y para los demás”.[5]

La infinita generosidad intelectual de Chonto hizo posible que todo aquel que necesitara una luz, por pequeña o grande que fuera, sobre asuntos referentes a las comunidades negras, la encontrara fácilmente a través de una conversación con él, en aquel segundo piso de aquella casa de aquella esquina de aquel barrio de aquella ciudad, a la que solamente bastaba entrar y subir por las cada vez más desvencijadas escaleras. El cimarronismo epistemológico y la etnoeducación fueron siempre las constantes teóricas de sus conversaciones, que confluían en la identidad étnica y cultural.

Etnoeducación

Periódico Citará N° 1-Marzo 1992

En aquellos efervescentes tiempos en los que Quibdó fue el epicentro del nacimiento y desarrollo de las luchas por los derechos de las comunidades negras de Colombia (1983-1993), Chonto fue una de las primeras personas que planteó seriamente la necesidad de que dichas luchas estuvieran orientadas y fundamentadas en principios científicos, racionales, que aportaran sustentos sólidos a las reivindicaciones de identidad. De ahí nació su planteamiento del cimarronismo epistemológico.

Pregonaba Chonto que la nación chocoana y el Chocó biogeográfico eran una mesa de encuentro histórico, entre comunidades, etnias, intelectuales comprometidos, maestros y maestras, campesinos e indígenas, cuyas cuatro patas eran: Territorio, Identidad, Autodeterminación y Cultura. Y que ello debía reflejarse en la educación. De ahí nació su preocupación sistemática, permanente, por la etnoeducación, que pregonó a los cuatro vientos cuando, además de poco interesada, era escasa la audiencia, y eran pocos los maestros dispuestos a tal trabajo; que posteriormente se convertiría -como Chonto alcanzó a advertirlo- en una de las imposturas más comunes para medrar en ciertos escenarios…

Fue enorme su alegría cuando llegué hasta su casa con la primicia -el mismo día en el que la decisión fue ratificada por el entonces Obispo de Quibdó, Jorge Iván Castaño Rubio- de que en Quibdó se llevaría a cabo, del 23 al 28 de junio de 1991, el 5° Encuentro de Pastoral Afroamericana, 5° EPA, cuya sede para Quibdó habíamos propuesto y obtenido en Limón (Costa Rica), en el 4° EPA, el Padre Napo, Estela Moreno y yo; y que sus temas centrales serían la etnoeducación y la educación popular. 

"Bienvenida sea a esta orilla del Atrato la negramenta de Afroamérica", dijo Chonto sonriente cuando le conté que en el 5° EPA participarían delegaciones de casi todos los países del continente.

Pensamiento chontiano

Durante por lo menos tres décadas de trabajo intelectual, en una búsqueda honesta de verdades que a las ciencias sociales aún les seguían siendo esquivas, Chonto Abigaíl Serna Arriaga alcanzó a construir un corpus respetable y sólido de pensamiento propio, útil para la cimentación de la causa étnica y territorial del pueblo afrochocoano, afrocolombiano, afroamericano; y útil para la necesaria discusión y debate de diversos temas involucrados en la construcción de dicha causa y del movimiento social nacido de ella.

A ese corpus de reflexiones e ideas de Chonto, que no transitó por las usualmente endogámicas ceremonias del escenario académico formal y sus rituales autopromocionales, es al que podemos llamar Pensamiento Chontiano, fundamentado en el Cimarronismo Epistemológico; cuyo propósito básico siempre fue darle profundidad y solidez al movimiento rural de las comunidades negras en el Chocó y Colombia, y suscitar un movimiento intelectual de apoyo y fundamentación, que Chonto se murió sin ver.

Del Pensamiento Chontiano hacen parte sus ensayos sobre la libertad por manumisión y su significado sociopolítico y psicosocial para las comunidades negras del Pacífico colombiano; sus análisis sobre las implicaciones del reconocimiento étnico en el Artículo Transitorio 55 de la Constitución política de Colombia, de 1991, y de la Ley 70 de 1993 o ley de comunidades negras; su idea de “los chocoanos como un viejo grupo étnico invisibilizado”; su “Método de beligerancia (semióticamente = deliberancia estratégica)”, como propuesta para tramitar las discusiones internas y formar facilitadores étnicos asertivos; su propia disquisición -desde el Cimarronismo Epistemológico- sobre el tema que había puesto en boga el Maestro Carlos Arturo Caicedo Licona (Por qué los negros somos así…): “¿por qué las personas negras colectiva e individualmente somos así? Nosotros, a diferencia del profesor Licona, analizamos este problema desde un enfoque inductivo-deductivo dialéctico”. Y su bandera cumbre, que ondeó hasta el final de sus días: el Movimiento Popular Revolucionario por la Independencia del Chocó, RICHO (República Independiente del Chocó), cuya plataforma quedó consignada en el ensayo “50 razones por las cuales los chocoanos debemos educarnos y prepararnos para ser una república independiente”, escrito hace más de veinte años… Y decenas de textos más que habría que recoger del reguero de la internet y de los archivos impresos que aún pudieran existir, al igual que de sus escritos de aquella época en la prensa local de Quibdó (periódicos Chocó 7 días y Citará).

Una compilación decentemente editada, como lo merece el trabajo intelectual de Chonto, que abarca por lo menos tres decenas de artículos publicables, también podría formar parte de la Biblioteca de la Chocoanidad, que desde El Guarengue no nos cansaremos de proponer y de plantear.

“Es preferible aguantar hambre de pie que comer arrodillado”

El periodista quibdoseño Gonzalo Díaz Cañadas escribió aquel 29 de enero de 2013: “Se nos fue esta mañana el amigo y compañero de luchas Chonto Abigaíl Serna Arriaga… Gran amigo, buen chocoano, maestro, etnoeducador, filósofo, pedagogo, Chonto fue un combatiente de primer orden de la causa cimarrona, inconforme, rebelde y contestatario con causa y argumentos… Una pérdida irreparable para el pueblo afropacífico, para su familia y sus amigos. Se nos fue con su filosofía chontiana el último Cimarrón… Contrario a muchos líderes y dirigentes afrocolombianos, nunca se arrodilló, nunca se torció, nunca se rindió…”. 

Chonto con su amigo Jairo Varela. FOTO: Hemeroteca del Chocó. Chonto (de sombrero) con parte de su gallada quibdoseña de toda la vida. FOTO: Facebook.

Es estrictamente cierto lo dicho por Gonzalo sobre Chonto. Me consta. Y me honra haber sido también su amigo y contertulio, en aquellas épocas en las que Chonto Abigaíl nos convenció a todos de que “es preferible aguantar hambre de pie que comer arrodillado”. Mismos tiempos en los que, en una ñapa y una ñapita a sus 50 razones para constituir la República Independiente del Chocó, escribió: “Colombia, en vez de haber sido una buena madre para los chocoanos, lo que ha sido es la peor de las madrastras…” y “la mirada que el Estado colombiano siempre le ha dirigido al Chocó y al Pacífico en general ha sido la de un padrastro que odia al entenado”.


[1] Uramba: unión, juntanza, minga. La uramba es una unión o minga. En este caso, una juntanza para hablar de impactos y resistencias de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palanqueras, durante el conflicto armado colombiano.

Comisión de la Verdad. https://web.comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/uramba-union-juntanza-minga

[2] Chonto Abigaíl Serna Arriaga. Las Comunidades Negras del Pacífico Colombiano frente a la libertad por Manumisión desde la perspectiva del Cimarronismo Epistemológico. 1991.

[3] Jaime Arocha. Angolas y no Sergios. Credencial, mayo 2021.

[4] En: POR QUÉ VOTAR POR CHONTO AL CONCEJO MUNICIPAL DE QUIBDÓ. MARQUE EN EL TARJETÓN EL “AMARILLO POLLITO”. Nº 4. 2011.

[5] Chonto Abigaíl Serna Arriaga. Las Comunidades Negras del Pacífico Colombiano frente a la libertad por Manumisión desde la perspectiva del Cimarronismo Epistemológico. 1991.

12 comentarios:

  1. Hola Julio César, gracias por recordar a este insigne amigo, yo diría, padre de la etno educación en Quibdó. Saludos.
    Jorge Valencia V.

    ResponderBorrar
  2. Hermano buenos días, buenos recuerdos con Chonto! Gracias por traernos estos buenos recuerdos.
    Jovanny Salazar

    ResponderBorrar
  3. Qué linda y profunda remembranza de Chonto. Pedagógico y rebelde, estudioso y picante con la realidad. Tuve la oportunidad de visitar el Baudó con Chonto. En mi novela El desencantado de la eternidad le dediqué unas páginas de feroz ficción. Me alegra el recuerdo el día de hoy.
    Un abrazo

    Alfonso Carvajal

    ResponderBorrar
  4. Genial... 😅... Como siempre
    Gloria T. Gómez

    ResponderBorrar
  5. Hola maestro Julio, cómo va? Gracias por compartir. Quisiera unirme a la idea de recoger el reguero del maestro Chonto. Pudo haber sido uno de los autores fundantes en mi tesis. Pero como siempre me pasa, no sabemos casi nada de nosotros mismos. Al igual que Bell Hooks con la pedagogia comprometida y Concepción Evaristo con la literatura comprometida, me declaro una maestra ombligada para recorrer el pensamiento educativo afrochocuano.

    Ana Julia Chaverra-UTCH

    ResponderBorrar
  6. Que grato este relato y lección sobre el maestro CHONTO. Con mayúsculas.
    El cimarronismo epistemológico constituye una crítica aguda y fundamentada a las teorías del conocimiento y a la construcción y formación de la nación y el estado (con minúscula) en Colombia. El sesgo antiétnico, campesino y de los bordes han sido un obstáculo a la etnoeducación y ciudadanía entre nosotros.
    Un abrazo cálido.

    Adolfo Maya - EAFIT

    ResponderBorrar
  7. Tremendo artículo del maestro Uribe Hermosillo. Reivindica el cimarronismo epistemológico como bandera de lucha de los afrocolombianidad marginada.
    Justa y necesaria semblanza dedicada a un hombre libre luchador contra la infamia.¡¡ Ah falta que nos hace!!!

    Lascario Barboza Díaz

    ResponderBorrar
  8. Justo, merecido y oportuno reconocimiento a una vida comprometida con el Chocó y la justicia histórica; serio referente de la etnoeducacion, más allá del currículo formal.
    Gloria eterna al legado chontiano. Gracias Julio César.

    ResponderBorrar
  9. Super, se nota que perseveras en la VERDAD DE LA HISTORIA, no he visto tu traición, cuando escribes, genial, qué orgullo...

    Eudoro Casas

    ResponderBorrar
  10. Excelente radiografía del manumiso...
    JOSÉ E.

    ResponderBorrar
  11. Conocí al maestro Chonto de lejos, por algunas cercanias de parientes suyos en el barrio Niño Jesús. Esta semblanza - perfil me aclara muchas dudas sobre un personaje al que, sin saber y, tal vez sabiendo, veía como un enigma, y al que tampoco sé por qué, también admiraba.

    Gracias por la ilustración, pero sobre todo, gracias por la belleza de tu pluma mi estimado colega.

    ResponderBorrar

Sus comentarios son siempre bienvenidos. Gracias.