19/05/2025

 Manuel Saturio Valencia, 
el último fusilado en Colombia: 
¿mártir racial o perseguido político? 


-Comentario y prólogo
sobre el nuevo libro de José E. Mosquera-

Imagen de la cubierta y contraportada del libro de José E. Mosquera sobre Manuel Saturio Valencia, y retratos del autor tomados de sus cuentas de Facebook y WhatsApp.

Comentario

Manuel Saturio Valencia fue el último fusilado en Colombia, en el marco de la vigencia legal de la pena de muerte. Su fusilamiento, el 7 de mayo de 1907, en un patíbulo instalado en Quibdó para dar cumplimiento a la sentencia que lo condenó por el delito de incendio premeditado en circunstancias agravantes, se convirtió en un hito de la historia regional del Chocó y de la historia sociojurídica de Colombia; especialmente a partir de las publicaciones de Miguel A. Caicedo, Rogerio Velásquez, Teresa Martínez de Varela, Manuel Zapata Olivella, Rafael Perea Chalá, César E. Rivas Lara, Claudia Leal, Peter Wade y Marvin A. Lewis, que se extienden a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

Estas publicaciones, disímiles entre sí, están inevitablemente unidas por el interés común de establecer el mayor número de verdades sobre un acontecimiento tan oportuno como propicio para tejer los primeros lazos de identidad común en torno a las luchas contra el racismo en el Chocó; a la manera de un mito fundacional cuyo hilo narrativo se estructura alrededor de dichas luchas -siendo la de Saturio la primera- como artífices de una nueva región, agenciada por sujetos históricos antes invalidados por las estructuras excluyentes del poder nacional, regional y local.

Sin ambages, el periodista e investigador chocoano, atrateño, José E. Mosquera, aborda la magnitud de este acontecimiento, su significado y su carácter referencial (desde ciertas perspectivas, reverencial); para ponerlo en el que considera su punto justo, basado en el análisis de documentación sociojurídica, histórica y política que presenta en el libro. En la contraportada del mismo, cuya publicación ha anunciado hace pocos días para -también- dentro de pocos días, José E. resume así la perspectiva de su trabajo investigativo y analítico:

“Manuel Saturio Valencia no fue a la Guerra de los Mil días a defender los intereses del pueblo negro, ni cambios en beneficio de los negros. Fue a la guerra a defender el poder de la hegemonía conservadora. No fue un revolucionario con ideas socialistas, ni un hombre de ideas políticas anarquistas. Fue un auténtico líder político conservador, un consumado defensor de las fuerzas políticas más oscurantistas y reaccionarias de aquella época en Colombia.

 

Su fusilamiento fue un crimen de Estado. La dictadura de Rafael Reyes orquestó un complot político para llevarlo al patíbulo, con el propósito de mandar un mensaje político a las fuerzas opositoras en la región de cero tolerancia con la violencia y con actos que atentaran contra la paz pública. Por eso en el proceso de captura, juzgamiento y condena a la pena de muerte de Manuel Saturio se violó el debido proceso, la Constitución y el Código Penal.

 

La versión de que lo mataron por ser un hombre negro fue una estrategia de desinformación para ocultar que su fusilamiento fue una decisión política de la dictadura para atemorizar a las fuerzas políticas opositoras del régimen personalista y arbitrario que había implantado en Colombia.

Hace más de una década, en un artículo publicado en El Espectador el 20 de mayo de 2013, José E. Mosquera ya había empezado a construir los planteamientos que ahora publica en su libro. “El 7 de mayo se cumplieron 106 años del fusilamiento del “poeta” Manuel Saturio Valencia. La importancia de este pintoresco personaje radica en el hecho que por ser el último colombiano condenado a la pena de muerte se lo ha convertido en icono y mártir de la lucha racial en contra de la opresión “blanca” en Colombia. Su fusilamiento fue un acontecimiento político en el cual el acusado aceptó su culpabilidad. Sin embargo, por conveniencias políticas e ideológicas, se le ha dado una connotación racialista, hasta convertirlo en un mártir de la lucha racial en Colombia”[1].

José E. Mosquera lleva, pues, unos cuantos años relativizando asertos que a fuer de su extraordinario poder simbólico se han convertido en verdades más o menos indiscutibles. “Cada autor ha idealizado a Saturio y ha hecho de él una interpretación de acuerdo con sus propias convicciones políticas e ideológicas… La historia sobre la vida y la trayectoria de Manuel Saturio Valencia se ha estructurado a través de muchas versiones históricas ficticias; de manera que debe ser examinada con otros enfoques más realistas, con más rigor investigativo y con más acervos documentales…”; expresa José E., llanamente y con una franqueza personal y profesional que uno agradece por su enorme valor para los debates sobre un tema tan trascendental y sentido dentro de la historia del Chocó.

Tales debates no se harán esperar, en cuanto esté en circulación y sea leído el libro de José E. Mosquera, cuyo título compuesto apunta a no dejar por fuera de la primera impresión del lector su más genuina intención: “Manuel Saturio Valencia, el último fusilado en Colombia: ¿mártir racial o perseguido político? Una víctima de la dictadura de Rafael Reyes” … De modo que después no se diga del libro ni de su autor lo que ni el uno ni el otro dijeron o pretendieron decir…

En este mismo sentido, he escrito, con la mayor concisión y responsabilidad, el prólogo del libro, a solicitud de José E. Mosquera.

Julio César U. H., mayo 2025

Prólogo

El trabajo recogido en este libro es un aporte sustancial al debate siempre vigente acerca del significado real de la figura de Manuel Saturio Valencia (MSV) en la Historia del Chocó y de Colombia. Directo, a veces crudo, pero siempre intelectualmente honesto, José E. Mosquera parte de preguntarse si MSV fue realmente un mártir de la lucha racial en el Chocó o es más bien un falso mesías creado a partir de la idealización que de él se ha hecho “para glorificarlo más allá de sus justas dimensiones” y elevarlo “a la categoría de ser sobrenatural”.

Por obra y gracia de una conjunción de factores y de autores, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, MSV emergió y se fue posicionando como símbolo y figura mítica de las reivindicaciones sociorraciales del pueblo negro del Chocó y como paladín de su defensa, en más de una ocasión con demasía de hipérbole y escasez de sustento histórico. En ese sentido -y este es un tema central cuya veracidad es abordada en este libro-, a MSV se le han atribuido todo tipo de hazañas, incluso logros y acciones que nunca protagonizó, tales como haber sido el primer funcionario judicial negro en América y haber participado en la Guerra de los Mil días como combatiente en pro de la causa negra; cuando la realidad es que -como lo muestra detalladamente José E. Mosquera en el texto-, si bien Manuel Saturio Valencia efectivamente participó de modo destacado en ese conflicto armado interpartidista (liberales vs. conservadores), lo hizo como militante activo y beligerante del conservatismo, para defender la vigencia de la más rancia hegemonía conservadora, cuyo derrocamiento o permanencia en el poder fue el factor preponderante de origen de esta guerra, en cuyo desarrollo poco o nada tuvieron que ver los asuntos raciales.

Dichos asuntos, si bien existían y pesaban en la base de la pirámide de la desigualdad de aquel Chocó básicamente rural y de aquel Quibdó que se estaba configurando como el espacio urbano de referencia para el contacto de la región con el Caribe y el mundo; no fueron los que motivaron la participación de MSV en la guerra, como queda claro en el texto. “Manuel Saturio Valencia no fue a la guerra a defender ninguna causa del pueblo negro, ni cambios en beneficio de los negros, fue a defender la hegemonía conservadora en el poder…”, sostiene categóricamente José E. Mosquera.

De hecho, es claro que aquel Chocó institucionalmente naciente como entidad política y administrativa del periodo republicano de Colombia, a principios del siglo XX, alcanzaría sus primeras glorias y obtendría sus primeros logros, dentro de lo que hoy llamaríamos justicia racial, en el momento en el que la hegemonía conservadora -defendida por MSV- da paso a la república liberal contra la que él peleó, y cuyos aportes a la universalización de la educación pública abrirán para siempre las puertas de la Ilustración a quienes hasta entonces nunca habían tenido acceso democrático a este derecho.

Abordar la figura de Manuel Saturio Valencia desde una perspectiva crítica, confrontando abiertamente -y con fundamentos históricos- “leyendas y ficciones” en torno a su vida y trayectoria, como lo hace José E. en este libro, es un aporte de inestimable valor al enriquecimiento de esta importante página de la Historia del Chocó y a la renovación, franqueza y rigurosidad necesarias en los debates acerca del surgimiento de la conciencia regional, racial, social y territorial del pueblo del Chocó, a partir del hito de la creación de la Intendencia Nacional.

Todo lo anterior, y esta es una virtud del libro de José E., sin menoscabar la figura de Manuel Saturio Valencia, sin restarle importancia; aunque sí desmontándolo del pedestal de la ficción, para situarlo en la palestra de la realidad histórica.

Julio César Uribe Hermocillo
Abril 2025



[1] José E. Mosquera. Manuel Saturio Valencia ¿Mártir o mesías de la lucha racial en Colombia? El Espectador, 20 de mayo de 2013. 

https://www.elespectador.com/colombia/mas-regiones/manuel-saturio-valencia-martir-o-mesias-de-la-lucha-racial-en-colombia-article-423077/

1 comentario:

  1. Saludos, maestro Julio. Hace marras he tenido esta duda, sin hallar respuesta precisa que me la aclare: ¿Si la pena de muerte se abolió en 1910, y Saturio fue fusilado en 1907, en realidad de ahí hasta 1910 no hubo más fusilamientos cuando en esa época eran frecuentes por distintos crímenes?

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