lunes, 14 de noviembre de 2022

 Hoy como ayer

*Archivo El Guarengue

Creada por el decreto 1347 del 5 de noviembre de 1906, firmado por el General Rafael Reyes como presidente de Colombia, la Intendencia Nacional del Chocó empezó a funcionar a partir del 1º de enero de 1907, como lo ordenaba el mismo decreto. Año y medio después, desde el 5 de agosto de 1908 y hasta el 1º de enero de 1910, la Intendencia fue transitoriamente reemplazada por la figura del Departamento de Quibdó, creado mediante una reforma administrativa del mismo presidente Rafael Reyes, que incluyó la creación de 34 departamentos en todo el país, como parte de una estrategia de negociación con sus contradictores políticos que le permitiera mantenerse en el poder.

Para la creación del Departamento de Quibdó, el gobierno de Reyes segregó del territorio original de la Intendencia los municipios de Murindó, Riosucio y Turbo, que pasaron al Departamento de Antioquia; El Carmen, que fue anexado al Departamento de Jericó; y las poblaciones del Silencio, Argelia, Salmelia, Florida, Versalles y Cajamarca, que de la Provincia del San Juan pasaron al Departamento de Buga. Posteriormente, los municipios de Riosucio y El Carmen fueron reintegrados al territorio chocoano, mas no ocurrió lo mismo con el Corregimiento de Arquía y las poblaciones de Isleta y Vegáez, que entraron a formar parte del Municipio de Urrao y toda la banda oriental del Atrato, que también pasó a engrosar el territorio del Departamento de Antioquia. Así mismo, las poblaciones del Distrito del Silencio terminaron integradas al Municipio de Toro (Valle del Cauca). Todo ello cuando finalizó el transitorio experimento de Rafael Reyes, que concluyó con su reemplazo en el poder y el regreso del país a la organización política del año 1905. De modo que, depuesto Reyes en 1909, todas sus medidas de organización política y administrativa de Colombia serían revertidas al comenzar el año 1910; con lo cual la región chocoana regresó a la categoría de Intendencia Nacional.

Así las cosas, el informe cuyo fragmento subtitulado OBRAS PÚBLICAS reproducimos a continuación fue presentado cuando la Intendencia Nacional del Chocó a duras penas había tenido en total una vida institucional de un poco más de tres años, 38 meses exactamente. Fechado el 30 de julio de 1911 y suscrito por el entonces Intendente Nacional del Chocó, Justiniano Jaramillo Arango, el informe nos muestra cómo desde los comienzos de su vida institucional moderna, a comienzos del siglo XX y cuando en todo el país se celebró el centenario de la Independencia Nacional, el Chocó ha clamado por la construcción de infraestructura básica como fundamento para su desarrollo económico y social.

Hoy, más de un siglo después de aquel informe, el antiguo camino Quibdó-Bolívar es una riesgosa carretera aún sin terminar. El antiguo hospital de caridad, inaugurado en la década de 1930, no tiene los recursos ni el nivel necesario para atender la salud regional; y la región clama por hospitales de alta y mediana complejidad. La navegación fluvial se convirtió en un problema, y no solamente por el señorío de la guerra. Los servicios de acueducto y alcantarillado siguen siendo precarios e insuficientes y el agua potable es como la luz eléctrica para grandes masas de población chocoana: desconocida, inexistente. Los caminos y carreteras internas no existen o son de pésima calidad. Funcionaba más el antiguo telégrafo de Quibdó e Istmina, de hace 111 años, que los servicios de telefonía celular e internet que para el Chocó parecieran no haberse acabado de inventar. Y así... Etcétera, etcétera. Como hace más de un siglo atrás, cuando todo estaba por hacer.

JCUH

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OBRAS PÚBLICAS

(Fragmento del Informe del Intendente Nacional del Chocó al Señor Ministro de Gobierno. Edición Oficial. Bogotá, Imprenta Nacional, 1911. 31 pp. Pág. 23-27).

Quibdó, 1925. FOTO: Misioneros Claretianos.

“Como asunto de vital importancia para el desarrollo y progreso de esta comarca, ha tenido el Gobierno Intendencial el fomento material de las obras públicas, tanto de las que se consideran por su naturaleza como nacionales, como de aquellas otras que, por estar estrechamente ligadas a intereses locales, pudieran depender exclusivamente de los municipios.

Entre las obras públicas son, sin duda, las más importantes para un pueblo aislado, las vías de comunicación, porque el mismo aislamiento de los pueblos es como el compañero obligado del atraso…

[…]

Ahora bien: no pudiendo el Chocó pensar en el lujo de los ferrocarriles que lo liguen a la capital de la república ni a los grandes centros comerciales, porque esa sería empresa superior a los recursos de que actualmente dispone el país, sí es conveniente, y más que conveniente, necesario, el mejoramiento de las únicas vías terrestres que tiene iniciadas, ya que las fluviales, que son las más numerosas, apenas reclaman ligeramente la intervención humana, siendo caminos que andan, según la hermosa expresión de uno de nuestros grandes escritores.

Las vías de comunicación más importantes del Chocó, y a las cuales ha dado el gobierno especial preferencia, son:

1. El camino de Quibdó a Bolívar, en el Departamento de Antioquia, que se construye hoy bajo la dirección del ingeniero señor Rodolfo Castro B. y de una junta autóctona, creada por el gobierno de la Intendencia con plena autorización del señor Ministro de Obras Públicas.

2. El camino de Tamaná, o sea el que arranca de Puerto Chaves, en el Cauca (paso de Anacaro), y que debe terminar en Nóvita o en Istmina, si se toma otro ramal desde Juntas de Tamaná.

3. El camino de Apía o de Chamí, que une a Apía, en el Departamento de Caldas, con Tadó, por el trazado que hizo el doctor Griseldino Carvajal.

4. El camino de Potedó, o sea la ruta que debe unir la parte navegable del San Juan con el Valle del Cauca, transmontando la cordillera, arriba de Sipí.

5. El de Quibdó a Istmina por la vía de Cértegui y Raspadura.

6. El camino de Raspadura, entre Istmina, capital de la Provincia del San Juan, y la quebrada de Raspadura en su parte navegable.

7. El camino del Tronquito, entre el Andágueda y el San Juan.

De estas vías, la más importante entre todas es el camino de Quibdó a Bolívar, que está actualmente en construcción.

[…]

La vía proyectada entre Quibdó y Bolívar tiene poco más o menos veintidós leguas, que pueden descomponerse así: Entre Quibdó y Tutunendo, cuatro leguas. Entre Tutunendo y Munguirrí, dos leguas. Entre Munguirrí y el Raicero, vías nuevas de empalme, cinco leguas. Entre el Raicero y el Carmen, diez leguas. Entre el Carmen y el límite con Bolívar, una legua.[1]

El primer trayecto entre Quibdó y Tutunendo tiene algunas rectificaciones para quitar las pendientes mayores del 10 por 100, y está actualmente en vía de refección, sea mejorando los pasos malos, sea haciendo las rectificaciones de acuerdo con los últimos trazados. Hay actualmente tres cuadrillas de trabajadores en la vía y, con un gasto aproximativo de $ 4,000, la comunicación quedará perfecta entre Quibdó y Tutunendo. El segundo trayecto, o sea de Tutunendo a Munguirrí, fue construido desde el año antepasado por el ingeniero señor Roberto J. White, quien trazó esta desviación e hizo la vía en las mejores condiciones posibles. Falta únicamente rozarla, pues la exuberancia de la vegetación ha obstruido nuevamente la vía, sin alterar el piso. Entre Munguirrí y el Raicero se está practicando actualmente un desmonte de veinte metros de anchura, y despalización de cinco metros hasta empalmar en el Raicero con la vía antigua. Este trayecto tiene cinco leguas, y su gasto hasta la macadamización ha sido calculado en $ 10,000, suma reducida si se tiene en cuenta que es la parte más difícil de la obra y que, terminada esta parte, puede establecerse el tráfico de una vez entre Quibdó y Bolívar, mientras paulatinamente puede perfeccionarse toda la vía. Conceptúa el ingeniero que esta importante empresa, de trascendental importancia para la Intendencia y para el departamento vecino, puede terminarse en un año, con un costo aproximativo de $ 20,000 a $ 25,000; pequeño sacrificio que será compensado con creces apenas esté terminado.

Después de la vía de Quibdó a Bolívar sigue en importancia la vía de Apía, que une al Chocó con los departamentos de Caldas y Antioquia. Esta vía se divide en dos ramas: una que termina en el Andágueda, y la principal que se extiende a Tadó e Istmina. La longitud total de esta vía puede estimarse en veinte leguas, pero gran parte de su trayecto puede recorrerse con bestias de carga, y no sería difícil, componiendo algunos pasos malos, recorrer del mismo modo toda la vía. Sin embargo, por la naturaleza del terreno, la abundancia de aguas y, por ende, la necesidad de construir muchos puentes, hace que la construcción general de la vía sea más costosa que la de Quibdó a Bolívar, lo cual ha contenido a los empresarios particulares que han querido encargarse de la dirección de los trabajos por medio de contratos. El Alcalde de Bagadó, señor Ángel Arias, con interés que lo honra, ha dirigido los trabajos del camino entre el Andágueda y el San Juan, lo que facilita el tráfico a esta rica comarca, que está en pleno desarrollo minero.

El camino de Tamaná tiene veintinueve leguas de longitud, pero las primeras once leguas fueron construidas desde el año de 1896, de modo que hoy lo que falta por construir es solamente un trayecto de diez y ocho leguas, o sea una distancia casi igual a la que existe entre Quibdó y el Carmen, por el camino de Bolívar. El gasto del camino de Tamaná ha sido calculado en $ 150,000 oro, incluyendo los trabajos ya hechos, que, como lo he dicho al principio, son muy importantes.

El camino de herradura entre Quibdó e Istmina atraviesa una región baja y anegadiza que hace costosa y difícil la obra, pero no imposible. Calculado su gasto en $ 80,000, ha parecido excesivo, por lo cual se prefiere la línea fluvial, a pesar de los inconvenientes que presenta el poco caudal de aguas de la quebrada de Santa Mónica hasta llegar al Tambo, a legua y media de Istmina. Este último inconveniente se ha subsanado con la apertura de una trocha que, partiendo del Tambo, viene a terminar en la boca de Raspadura, dos leguas más abajo, donde, siendo el caudal de aguas mayor, la navegación es más cómoda y no es interrumpida por la sequedad. El transporte de carga entre Raspadura e Istmina se hace por esta vía terrestre en cuatro horas, con lo cual se evitan los inconvenientes y penalidades de la mala navegación.

El mejoramiento de esta vía se debe al Distrito de Istmina, el cual ha propendido a su rápida terminación, aun cuando, por su importancia, la vía es nacional.

Complemento necesario de las vías de comunicación es también el mejoramiento de la navegación en el Atrato y el San Juan, canalizando algunas de las bocas de ambos ríos, y con especialidad una de las principales del Atrato. Con esto se facilitaría la entrada a las aguas del majestuoso río, que en su parte baja es un mar interno, de buques de mayor calado y de mayor tonelaje que los que actualmente surcan sus aguas. Además, se ensancharía considerablemente el comercio de importación y exportación, no solamente de la región chocoana, sino también del vecino Departamento de Antioquia, que por la vía de Urrao al Atrato ha procurado hacerse con una vía propia para la salida de todos sus productos al mar.

Sin la canalización de las bocas del Atrato la navegación se restringe considerablemente, y si es verdad que algunos inconvenientes podrían subsanarse trayendo la carga en grandes buques marítimos para transbordarla en el Golfo a otros más pequeños, el transbordo tiene siempre sus inconvenientes, y además esta medida comportaría la necesidad de grandes depósitos para la carga en Turbo o en algún otro puerto accesible del Golfo, lo que sería más costoso.

Dejando a un lado las vías de comunicación, de las cuales hemos reconocido, por otra parte, la importancia primordial, todavía queda mucho que hacer en el Chocó en materia de obras públicas. Tanto en Quibdó, capital de la Intendencia, como en las cabeceras de los Distritos, hay infinidad de obras públicas que en parte pudieran considerarse como municipales y en parte también como dependencias inmediatas de la entidad intendencial. Las principales de Quibdó que necesitan el concurso del Gobierno Nacional por medio de auxilio, son: el Hospital de Caridad, iniciado con motivo de las fiestas del Centenario, y que cuenta con escasos recursos para su terminación; el Parque del Centenario, iniciado en la misma época, y que por falta de recursos no se ha podido terminar; el edificio del mercado público, uno de los más hermosos y más vastos de la Intendencia, y que está en igual estado. Falta además local adecuado para cárcel pública o lugar de detención, y por el cual se están pagando mensualmente a los particulares sumas de consideración.

Un auxilio nacional moderado para cada una de estas obras, y el Chocó tendría poco más que desear. Para el hospital de Quibdó se necesitan $ 2,000. Auxilio a la plaza de mercado, $ 1,000. Parque del Centenario, $ 1,000. Construcción o compra de un edificio para cárcel, $ 5,000. Canalización de las bocas del Atrato, $ 2,000. El municipio debe atender a la sanidad de las calles y solares de la población, a la construcción de acueductos y desagües, a la construcción y nivelación de las calles, a la mejora de las alamedas y refección del matadero público, y finalmente, a la construcción de un muelle en el Atrato, que dé fácil acceso a las embarcaciones que llegan al puerto.

Los demás distritos tienen también obras pequeñas relacionadas con el mejoramiento de las diversas localidades. De ese asunto tratarán detenidamente los alcaldes municipales en su información a los Prefectos, cuyos informes serán recopilados”.

El Intendente Jaramillo en la primera página del periódico ABC, de Quibdó, el 6 de agosto de 1914.


[1] 1 legua = 4.82803 km.

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