¿Y si se nos viene encima esa represa?
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“Hidroituango es una obra de
ingeniería concebida para obtener ganancias y desafiar la naturaleza, no para
cooperar con ella y aprovechar su potencial energético responsablemente, en
beneficio social. Fue pensada, planeada y desarrollada por una élite
técnico-político-económica, sin conocimiento amplio e informado de la sociedad,
sin una evaluación seria sobre sus impactos y riesgos en el tiempo y el
espacio. Se adelantó en contra de las comunidades locales, desplazadas ayer por
oponerse al proyecto y desplazadas hoy al sufrir las consecuencias”.[2]
Los primeros seres humanos se asentaron en
las riberas del río Cauca “hace “apenas”
12.000 o 15.000 años, aprovechando la riqueza de sus planicies de inundación,
sus recursos biológicos, el agua y el calor”[3].
A sus descendientes se los toparon allí, pescando y cazando, recolectando y
cultivando, nadando y barequeando, reproduciéndose y existiendo, los
colonizadores europeos de las huestes de Pedro de Heredia, que a sus aguas
arribaron -a principios del siglo XVI- provenientes de La Mojana, cuando
intentaban dar con el nacimiento del Magdalena, “que, según se especulaba, quedaba en tierras del Perú”[4].
A estos españoles no les cabía en la cabeza
que pudiera haber tanta agua en algo que no fuera el mar; que pudieran existir
ríos tan largos que para recorrerlos fuera menester disponer de varias semanas,
de incontables días; que su caudal fuera tanto y tan profundo que fueran
navegables todo el tiempo y nunca se les viera el fondo; y que hubiera tanta y
tan evidente riqueza en sus orillas, en sus contornos, en su lecho, en su
cauce: pescados de centenares de formas, tamaños, colores y sabores, que
superaban con creces la imaginación de un andaluz promedio; rastrojos y matas,
arbustos y árboles de mil clases, desconocidos para ellos, alimenticios,
medicinales, mágicos, ponzoñosos; y oro, mucho oro, tanto que los indios lo malgastaban en ceremonias religiosas y
en adornos corporales.
Expulsar o exterminar a los nativos que allí encontraron
o someterlos mediante encomiendas fue
el camino que los conquistadores hallaron para controlar las zonas de
colonización y sacarles todo el provecho económico posible: “urgente es que el proceso se pague: la
conquista es ante todo un negocio privado, y los conquistadores vienen a
América financiados por comerciantes y prestamistas, que esperan recuperar su
inversión”[5].
Entonces, encomendados a los españoles, los indígenas siguieron extrayendo
oro, como siempre lo habían hecho; pero, ya no para su beneficio ritual y
estético, sino para el acumulativo beneficio de los nuevos señores y dueños, para
quienes también producirán, posteriormente, comida en los cultivos agrícolas,
cuando en las labores auríferas sean brutalmente reemplazados por africanos
esclavizados. Así, del enfrentamiento cruento de la soberbia y la altanería
hispánicas, armadas ellas de espadas toledanas y arcabuces madrileños, contra
el infinito asombro nativo de no saber qué pasaba y escasamente armados con
dardos y macanas; nacieron los mestizajes que hoy pueblan el Departamento de Antioquia:
“…la destrucción de la población indígena
por la guerra, el hambre, las enfermedades, el trabajo en condiciones
desacostumbradas, los maltratos, fue acompañada rápidamente por la destrucción
de sus formas culturales: son relativamente pocos los rasgos culturales
indígenas que entraron a la cultura mestiza de Antioquia, con excepción de
aquellos pertenecientes a la vida material y a la utilización del medio
ambiente y los recursos naturales: el empleo del maíz y la yuca, las técnicas
de explotación minera, algunas tecnologías en la construcción de vivienda. Poco
a poco la cultura antioqueña fue una cultura fundamentalmente hispánica,
católica, occidental, en la cual se incorporaron, en posición subordinada,
diversos elementos de origen indígena y africano”[6].
A dicha cultura antioqueña, nacida de tal mixtura,
pertenecen los municipios del Bajo Cauca: Valdivia, Briceño, Cáceres, Tarazá,
Caucasia y Nechí, en donde más de 100.000 personas, contadas la infancia y la
ancianidad, los hombres y las mujeres, no han podido dormir en paz una noche
completa, desde finales de abril de 2018; “pensando
que en cualquier momento y a la hora menos pensada, se nos va a venir encima
esa represa”, como se lo han dicho repetidamente a los funcionarios de
Hidroituango, a la prensa, a las autoridades de todo orden y nivel, a los
organismos de socorro. O pensando qué va a ser de ellos cuando, después de una
noche de insomnio forzado o entre gallos y medianoche, algo en el alma o en el
aire les avise que el río se ha secado del todo, como aquella tarde de
principios de febrero de 2019, cuando hasta los más viejos creyeron que su fin
había llegado, pues, “en una situación
sin precedentes, el flujo del río Cauca… (alcanzó)…sus niveles históricos más bajos desde que tenemos registro en tiempos
humanos”[7]… O
sea: en un caso, una inundación de proporciones diluviales; en el otro caso, un
cataclismo. En ambos casos, la vida en el más alto riesgo, la vida en el máximo
peligro.
En el primer caso, el pronóstico lo hizo el
propio Gobernador de Antioquia, Luis Pérez, en mayo de 2018, cuando explicó que
-de registrarse un colapso de la presa- se podría generar “un caudal de hasta 250.000 metros por segundo; en otros términos, puede
ser mucho más grave que el diluvio universal”[8],
ya que ese caudal equivale a 250 millones de litros de agua y a casi 100 veces
el caudal medio del río Cauca cuando se acerca a su desembocadura. “En caso de que haya una creciente del caudal
del río se podría generar una ola de 26 metros que afectaría primero a Puerto
Valdivia, y que llegaría en una hora y media. Y a las 5 horas pasaría a Cáceres
y Tarazá una ola de casi 12 metros, mientras que Caucasia sería afectada 10
horas después por una ola de 6 a 7 metros, que podría cubrir el 70 por ciento
del municipio”[9], indicó
el gobernante regional. Dos días antes, el Gerente de EPM, empresa constructora
de Hidroituango y una de sus dos propietarias más grandes, había dicho que “si se llegara a presentar un rompimiento de
la presa, el volumen de caudal que estaría bajando río abajo es significativo y
habría que hacer evacuaciones totales en las cabeceras y los bordes ribereños
de estos municipios”[10].
Además, todos los hospitales de estos municipios quedarían inutilizados,
advirtieron integrantes de los cuerpos de socorro.
En el segundo caso, se trata de un “gigantesco disturbio ecológico, equivalente
a un cataclismo que hubiera bloqueado el Cauca, algo que seguramente habrá
sucedido en el pasado innumerables veces, pero
nunca con la presencia de gente”[11].
Por lo menos durante una semana, entre el 4 y el 11 de febrero de 2019, el
caudal del río bajó tanto que resultó insuficiente como hábitat para miles de
peces que, desorientados por la falta de agua y agonizantes por la de oxígeno,
perdieron el rumbo y la vida hora tras hora, sin haber alcanzado la madurez
suficiente para hacer parte de una subienda que tampoco ocurrió. Nunca se sabrá
realmente cuántos peces fueron.
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“…el problema de Hidroituango se ha
convertido es en una lucha por buscar la verdad. EPM trata de confundir la
opinión, de ocultar la verdad y a los que queremos que salga adelante nos toca
una lucha, a veces incomprendida”.[12]
“Otro aspecto que ha contribuido
eficazmente a la vulneración de los derechos e intereses colectivos que aquí se
alegan como conculcados, se encuentra relacionado con el ocultamiento e
inexactitud de la información que ha sido suministrada por EPM y por
Hidroituango S.A. E.S.P. en su condición de responsable y dueña del proyecto,
la cual no ha sido veraz, ni confiable, pues con ella siempre se ha tratado de
ocultar la realidad de la problemática, y de minimizar los efectos de las
contingencias-emergencias, con lo cual se ha aumentado el grado de
incertidumbre, y se ha imposibilitado que las autoridades ambientales y de
gestión del riesgo, adopten medidas oportunas y eficaces para mitigar y reducir
los efectos generados con las mismas”.[13]
Aunque, el 14 de febrero de 2019, EPM
publicó datos basados en sus propios registros acerca de la cantidad de peces
rescatados y liberados (478.022), y perdidos (85.248)[14];
estos registros solamente comprenden la parte del universo a la cual pudieron
acceder sus biólogos y ayudantes de campo, desde la mañana del 6 de febrero de
2019, cuando comenzaron sus labores; y no corresponden necesariamente a la
totalidad de los peces afectados ni dan cuenta de los efectos del disturbio en las
poblaciones de las diferentes especies.
Centenares de microorganismos, al igual que
una cantidad indeterminada de individuos de fauna y flora cuya vida está igualmente
asociada al río, sufrieron también afectaciones drásticas, desde la pérdida de
su vida hasta el trastorno repentino de sus hábitos y rutinas, con efectos en
la floración y en la producción cuando se trata de cultivos. Los acueductos
locales y comunales para consumo humano y para sistemas de riego sufrieron
también los efectos de este disturbio, efectos estos que nadie midió ni
registró; así como nadie midió ni registró, efectivamente, con certeza y
credibilidad, los pavorosos impactos de esta situación, “en un ecosistema que entra en una etapa de restablecimiento de su
complejidad mediante un proceso sucesional que no conocemos…(pues) no hay referentes acerca de la manera ni
tiempos en los que un río de tal envergadura retoma su funcionalidad biológica”[15].
Producto de miles de años de evolución
geográfica, social, ecológica, económica, geológica y cultural, las sociedades ribereñas
que actualmente conforman y pueblan el Bajo Cauca son sucesoras directas de
aquellas constituidas a sangre y fuego, después de una resistencia indígena de
casi un siglo (1501 a 1580, aproximadamente[16])
y después de múltiples levantamientos cimarrones; en medio de la lucha fratricida
entre conquistadores y funcionarios de la corona española para obtener la
constitución y el dominio de la provincia y gobernación de Antioquia. De modo
que los actuales habitantes de la zona son descendientes de quienes poblaron y
habitaron el río hace por lo menos 500 años y desde entonces han vivido de él,
con él y en él: “…el río proporciona a
los habitantes beneficios de pesca y caza, agua para sus menesteres y terrenos
mineros, sin dejar de ser motivo de belleza, cita colectiva y fuerza de
cohesión entre los grupos ribereños. […] el río es, además de lo dicho,
alcantarilla, acueducto, campo de defensa, de alimento y de materiales de
construcción. Borrado momentáneamente de su sitio, las aldeas […]
desaparecerían como aglomeraciones humanas, y se iniciaría, quizás, el éxodo
hacia otras fuentes capaces de restituir lo que (este) les brinda en bienestar
y comodidad”[17].
Foto Twitter @FiscaliaCol: https://twitter.com/FiscaliaCol/status/1100893444548034562 |
Por ello, a los cañoneros, como se autonombran, en alusión al Cañón del Cauca en
donde han transcurrido sus vidas y las de decenas de generaciones de su estirpe,
les parece absurdo, incoherente, descabellado, insensato, ilógico, disparatado
e inadmisible que, además de que su vida y la del río vienen siendo lesionadas,
perturbadas y trastocadas en nombre de la intrepidez ingenieril, empresarial y
corporativa de sus propios paisanos y de la capacidad energética instalada del
país -como ayer lo fueron las de sus antepasados en nombre de Dios y del Rey de
España-; ellos tengan que reconocer cada acción que EPM e Hidroituango adelantan
para tratar de mitigar los daños incalculables que van provocando en cada
ocasión y para tratar de impedir daños mayores, como si realmente fueran
acciones humanitarias, acciones para salvaguardar sus vidas, sus honras, sus
bienes, su dignidad, sus usos y sus costumbres, su tradición y sus derechos
humanos, acciones para sanar los despropósitos de lesa humanidad y de lesa
majestad que contra ellos y contra el río Cauca se han cometido; y no acciones realmente
orientadas a seguir intentando obtener a toda costa el dominio y usufructo del
río a través de su hidroeléctrica.
“El peor favor que se le hace a
Empresas Públicas de Medellín o a cualquier otra empresa del mundo, es aplaudir
cuando se equivoca. No hay error más grave que ese. Si uno quiere destruir una
empresa, simplemente tápele errores y aplauda cada que se equivoca, para que
caiga más fácil, para que se venga abajo”.[18]
Confinados en carpas instaladas en edificaciones
públicas, conviviendo en literal hacinamiento hasta con los coterráneos más
desconocidos, en una revoltura que no diferencia edad, género ni estado de
salud; o en sus propias viviendas muertos del miedo y constreñidos a no usar el
río, a no navegarlo, a no pescar, a no barequear, a no cultivar, a no
recolectar ni cosechar, a no bañarse en él, a mirarlo solamente y tristemente;
o reducidos a la condición de damnificados receptores de agua embotellada, comida empacada y sin sabor
a hogar, frazadas de emergencia, encuestas, entrevistas y cuestionarios hechos
para probar que ellos sí son quienes son y sí viven de lo que viven y de lo que
han vivido desde hace más de diez generaciones; los cañoneros sienten a veces, en cualquiera de tantas noches de mal
dormir, que están siendo sometidos a una versión contemporánea de las encomiendas en las que fueron repartidos
sus antepasados indígenas. Quizás porque, si hace cinco siglos, siendo la
conquista española ante todo un negocio privado y los conquistadores
financiados por comerciantes y prestamistas que esperaban recuperar su inversión[19];
hoy sea necesario, indispensable y urgente que no pierdan sus inversiones el
Instituto para el desarrollo de Antioquia (IDEA) y Empresas Públicas de
Medellín (EPM), propietarios del 97,073253% de las acciones de Hidroituango[20].
Para lo cual es necesario, indispensable y urgente que saquen adelante su
proyecto, que terminen de adueñarse del río, que terminen de someterlo a
cautiverio, que terminen de convertirlo en un cuerpo inane a través del cual la
escasa vida que quede fluya solamente en las formas y en los momentos en los
que decidan los operarios de la casa de máquinas o los funcionarios del puesto
de mando unificado.
“Fue la visión de este
delirio / todo un desastre de locura
/ como si el mundo se
estrellara / un cataclismo para los dos”.
Cataclismo (Bolero)[21].
In memoriam Rafael Colmenares Faccini.
[1] Juan Rodríguez Freyle. El Carnero. Pág. 288. Biblioteca Básica de
Cultura Colombiana. En: http://catalogoenlinea.bibliotecanacional.gov.co/client/es_ES/search/asset/106984/1
[2] Leyva, Pablo (Exdirector del IDEAM, académico e investigador). Nos quedó
grande. El Espectador, 16.02.2019. En: https://www.elespectador.com/opinion/nos-quedo-grande-columna-839939
[3] Baptiste, Brigitte LG. Sin Cauca. El Espectador, 7 de febrero de
2019:
[4] Pita Pico, Roger. Primeras incursiones de conquista por el río
grande de la Magdalena. Credencial Historia N° 283. En: http://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-283/primeras-incursiones-de-conquista-por-el-rio-grande-de-la-magdalena
[5] Melo, Jorge Orlando. La conquista de Antioquia, 1500-1580.
[6] Melo, Jorge Orlando. La conquista de Antioquia, 1500-1580. En:
[7] Baptiste, Brigitte LG. Sin Cauca. El Espectador, 7 de febrero de
2019.
[8] El Tiempo, 19 de mayo de 2018, 10:47 p.m. En: https://www.eltiempo.com/colombia/medellin/miles-de-personas-han-abandonado-sus-hogares-por-la-emergencia-de-la-represa-hidroituango-219678
[9] El Tiempo, 19 de mayo 2018, 10:47 p.m. En: https://www.eltiempo.com/colombia/medellin/miles-de-personas-han-abandonado-sus-hogares-por-la-emergencia-de-la-represa-hidroituango-219678
[10] El Tiempo, 17 de mayo 2018, 02:53 p.m. En: https://www.eltiempo.com/colombia/medellin/presa-sigue-en-riesgo-de-erosion-epm-218656
[11] Baptiste, Brigitte LG. Sin Cauca. El Espectador, 7 de febrero de
2019.
[12] Luis Pérez, Gobernador de Antioquia. El Colombiano, 01 de
abril de 2019. Rifirrafe entre representantes de Epm y el gobernador de
Antioquia por Hidroituango. En:
[13] Procuraduría General de la Nación. Acción popular ante el Tribunal
Administrativo de Cundinamarca. Ver: El Espectador, 8 de marzo de 2019.
Ministerio Público impulsa recurso jurídico para proteger a la comunidad.
Información que ha dado Hidroituango no es ni veraz ni confiable: Procuraduría.
En: https://www.elespectador.com/noticias/judicial/informacion-que-ha-dado-hidroituango-no-es-ni-veraz-ni-confiable-procuraduria-articulo-843932
[14] Hidroeléctrica Ituango. Noticias. 14 febrero 2019. En: https://www.hidroituango.com.co/articulo/despues-de-la-normalizacion-de-los-caudales-del-rio-cauca-epm-seguira-trabajando-en-el-mediano-y-largo-plazo-para-la-compensacion-de-las-afectaciones-ambientales/479
[15] Baptiste, Brigitte LG. Sin Cauca. El Espectador, 7 de febrero de
2019.
[16] Los detalles al respecto pueden leerse en Melo, Jorge Orlando. La
conquista de Antioquia, 1500-1580.
En: http://www.jorgeorlandomelo.com/conquista_de_antioquia.htm,
en el acápite Las grandes rebeliones indígenas y la creación de la gobernación
de Antioquia.
[17] Velásquez, Rogerio. Apuntes socioeconómicos del Atrato medio.
Revista Colombiana de Antropología, Vol. X, Bogotá, 1961. Pp. 157-226, pág.
159.
[18] Luis Pérez, Gobernador de Antioquia. En: Hidroituango y el estudio
causa raíz, manzana de la discordia en la política paisa. Semana, NACIÓN. Marzo
13 de 2019:
[19] Melo, Jorge Orlando. La conquista de Antioquia, 1500-1580.
[20] Datos tomados de Hidroeléctrica Ituango. En: https://www.hidroituango.com.co/hidroituango#c32
[21] Este bolero ranchero, en su versión cantada por María Elena Sandoval,
forma parte del repertorio habitual de las cantinas del Bajo Cauca. Puede
escucharse en: https://www.youtube.com/watch?v=KPhq6qQlBZ8
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