24/11/2025

¡Nicoyembe!  

Con la misma alegría del niño que era cuando vivió aquellos momentos, hoy, a sus 75 años, vital y sonriente, dicharachero y animado, el músico, compositor y cantante chocoano Nicoyembe rememora y relata -con nitidez y plenitud de detalles- momentos y acontecimientos de su infancia y adolescencia en Quibdó; adonde vivió hasta octubre de 1966, cuando un gran incendio que devastó la ciudad lo convirtió en uno de los migrantes que salieron hacia Bogotá, ciudad donde después de varias vueltas por Colombia y el mundo sentaría sus reales para siempre.

Tres recuerdos, tres canciones

Nicoyembe recuerda, con la frescura de aquellas aguas cristalinas en las que se bañaba mientras ella lavaba ropa, cuando acompañaba a su madre a la quebrada El Caraño, y le ayudaba a cargar jotos, mate, manduco, rallo, ponchera y batea... Con orgullo de hijo y heredero de su talento musical, Nicoyembe recuerda cuando su padre, sentado en alguna tienda de Quibdó, tomándose sus aguardientes Platino y tocando todo tipo de melodías con su clarinete, lo cargaba en las piernas, le compraba panbatidos y refrescos, y lo abrazaba con cariño… Y recuerda también cuando su padre era uno de los tantos músicos de chirimía y todo tipo de ritmos a quienes su mamá congregaba en su casa para que tocaran aquellos grandiosos bailes de fin de semana en los que el dinero recolectado por las entradas se usaba para retribuir a los artistas…

Esos tres recuerdos, así como sus vivencias y amistades en el barrio César Conto y en las calles, esquinas, canchas, andenes y vecindarios de aquel Quibdó; al igual que lo vivido en los colegios donde estudió: el Club Infantil del Padre Arias, la Normal de Varones, el Colegio Carrasquilla y la Industrial de Istmina, han acompañado siempre a Nicoyembe, desde que llegó a Bogotá; cuando viajó a Villavicencio y empezó a convertirse en percusionista y arreglista, y fundó su primer grupo musical (El negro gozón y su banda chica), con el que tocó música tropical, raspa y chucu-chucu; y cuando, en una de sus más memorables experiencias vitales y musicales, viajó a la isla de San Andrés, donde se familiarizó con los ritmos del Gran Caribe, que nutrirían su arte y su alma para siempre.[1]

Anicasita

Nicolás Emilio Rodríguez Córdoba, Nicoyembe, traído al mundo por una partera conocida como Machenta, es hijo de Anicasia Córdoba, Anicasita, la Reina de la Tambora, quien junto a sus amigas Floriana, Clarisa y Morí, reunía a leyendas de la música local como Carlos Borromeo Cuesta, Daniel Rodríguez y Mario Becerra, para celebrar memorables y concurridos bailes caseros a los que llegaba medio pueblo. Anicasita es una de las fundadoras del barrio Kennedy, de Quibdó, donde logró por fin, después de años de ires y venires como inquilina, construir su casa propia, en la que vivía con su hijo cuando aquel incendio, que se llevó una buena parte de la ciudad y de su historia, terminaría llevándoselo a él también en busca de mejores tiempos y rumbos… “Soy hijo de Anicasita, la Reina de la Tambora, ella bailaba pasillos y aquellos ritmos de ahora… Anicasita bailaba cumbia, porro, gaita y bullerengue, ritmos de la Costa Norte, de esos que gusta mi gente; y también de mi Pacífico contradanza y abosao, contradanza y currulao, que eso sí tiene tumbao…”; canta Nicoyembe en homenaje a su mamá, en una canción que aún no ha grabado con su voz y cuya primera versión, aún no comercial, fue realizada por uno de sus alumnos de música, en Bogotá, con un precioso arreglo en el que una flauta que suena a mar Caribe, a río Atrato, a cumbia, a salsa y a currulao, lleva la hermosa melodía.

Danielito

Daniel Rodríguez, quien, por su calidad musical e interpretativa, su dominio del instrumento, su solidez en la improvisación y su conocimiento de ritmos clásicos de la música universal y aires vernáculos del Chocó, está reputado como uno de los mejores clarineteros de la región, era el padre de Nicoyembe. Danielito, como era popularmente conocido, conformaba junto a Neptolio Córdoba, Antero Agualimpia, Oscar Salamandra, Mario Becerra y Marcelino Ramírez (Panadero) —todos fallecidos— el olimpo del clarinete de la música de Chirimía Chocoana en el siglo XX. 

Como lo recuerda Nicoyembe, su padre era oriundo del río Munguidó, de donde había salido a Quibdó para trabajar en la Zona de Carreteras, del Distrito N° 9 del Ministerio de Obras Públicas, con sede en Quibdó, entidad encargada de la construcción y mantenimiento de vías como la de Quibdó hacia Antioquia y hacia Istmina; trabajo en el cual se ocupaba durante la semana laboral. Llegado el fin de semana, Danielito cambiaba la reciedumbre del pico y la pala, las carretas y las volquetas, por la fineza y el talento en la interpretación del clarinete en la Banda de San Francisco de Asís, en grupos locales como Los alegres muchachos, donde alternó con virtuosos de la guitarra, la bandola, el tiple y el violín, como Abraham Rentería, Crescenciano Valencia y Rafael Ayala, y con compañeros de trabajo como el legendario percusionista Euclides Pacheco; así como en las agrupaciones de chirimía, de las cuales hizo toda una historia con su amigo Panadero (Marcelino Ramírez), con quien tocó innumerables bailes en aldeas y poblados de todos los ríos y los montes del Chocó.

Lo que se hereda…

De la tamborera herencia bailarina de Anicasita y del exultante virtuosismo musical de Danielito, Nicoyembe obtendría la herencia musical que años después transmitió a su hijo, de quien se siente profundamente orgulloso y a quien ha apoyado en su vocación musical, convirtiéndolo en compañero de camino, de repertorio, de trabajo, de agrupaciones y de búsquedas artísticas; contrario a lo que hizo con él su padre, quien se negó a regalarle uno de sus clarinetes y a enseñárselo a tocar, pues solamente quería —como se lo hizo saber en su momento que Nicoyembe estudiara en la Normal Superior de Quibdó, se convirtiera en Maestro y se dedicara a trabajar como educador; lo cual consideraba una mejor suerte que la errancia del músico sujeto al azar de un toque en uno que otro baile, en una que otra fiesta, en una que otra misa.


“Soy Colombia, soy folclor”

Antes de asentarse para siempre en Bogotá, donde además de consolidar su obra musical ha desarrollado una intensa y fructífera labor pedagógica en la formación de nuevos talentos musicales; Nicoyembe recorrió el mundo como músico de diversos grupos folclóricos nacionales. Por ejemplo, con Delia Zapata Olivella, pionera de la recopilación y dinamización de la música folclórica del Caribe y del Pacífico de Colombia, y de su difusión internacional, con quien Nicoyembe intentó por los lados del baile, pero rápidamente ella y él supieron que lo suyo era la música. “Yo estuve con Delia Zapata. En ese entonces me llevó un paisano, Julio Rentería, de Tadó, y con ella viajé a Francia, Alemania, la Unión Soviética (o sea que tuve que pasar el Muro de Berlín), y después Latinoamérica: Perú, Chile, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Panamá; y con ella profundicé y amplié mis conocimientos de lo que es realmente el folclore de Colombia en todas sus zonas”.[2] Igualmente, es larga su vinculación con el Ballet Nacional de Colombia, de Sonia Osorio: “Nicoyembe lleva unos 30 años con nosotros y nos sentimos muy orgullosos de él. Yo creo que si hay una voz que sea propia de esta tierra es la voz de Nicoyembe”, expresó hace más de una década el entonces director del ballet hijo y heredero de Sonia Osorio y del pintor Alejandro Obregón Rodrigo Obregón.[3]

Sobre esta rica y extensa experiencia como creador y promotor del folclor colombiano, Nicoyembe afirma: “Me considero uno de los grandes representantes de la música folclórica colombiana. La percusión me ha llevado a trabajar con los más grandes grupos de danzas de Colombia. Por intermedio de esos grupos, yo he tenido la oportunidad de recorrer podría decir que el mundo entero, porque he estado en Europa, en Asia, en África…”.[4] En este sentido también siguió una parte de la trayectoria de su padre, quien con la inolvidable folclorista chocoana Madolia de Diego Parra recorrió Colombia y viajó al exterior interpretando su clarinete y dando a conocer las músicas y danzas del Chocó

“Entre mares y ríos”

De los instantes grabados en su memoria y en su alma nacen letra y música de las extraordinarias canciones de Nicoyembe, las cuales conforman en conjunto un recorrido a través de las músicas de los ríos y los montes de su tierra natal, y de las mares, las islas y las brisas del Caribe, al que también pertenece histórica, geográfica y culturalmente la región del Chocó. Este viaje simbólico, de enorme y admirable riqueza musical y patrimonial, con su vida como referencia, lo acaba de protagonizar Nicoyembe, el 5 de noviembre de 2025, en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, de Bogotá, una ciudad que lo acogió desde su adolescencia y cuyas instituciones culturales, escenarios musicales y audiencias se convirtieron con el tiempo en baluarte y apoyo para su vida artística y musical. Esta aplaudida obra, conmemorativa de su trayectoria y obra musical, fue reseñada por el propio Instituto Distrital de las Artes, IDARTES su patrocinador— de la siguiente, significativa y elogiosa manera…

“Nicoyembe trae su propuesta Entre mares y ríos, mi voz es historia, el 5 de noviembre a las 8 p.m., un viaje sensorial, una bitácora de vida contada a través de la música, la danza, el teatro y las memorias vivas del maestro Nicolás Emilio ‘Nicoyembe’ Rodríguez Córdoba, una de las voces más prodigiosas del folclor colombiano. A través de una puesta en escena que fusiona el formato de concierto con el lenguaje del teatro musical, el público es invitado a vivir, sentir y celebrar un legado construido desde la diáspora afrodescendiente, el mestizaje sonoro y la riqueza cultural de los territorios bañados por el río y el mar: la costa Pacífica y la costa Caribe de Colombia”.[5]

 

“A través de la música, la danza, el teatro y las memorias vivas, más de 35 artistas recrean el viaje del maestro desde sus raíces en Quibdó, Chocó, hasta su reconocimiento internacional como embajador de la música tradicional. La puesta en escena fusiona el formato de concierto con el teatro musical, ofreciendo una experiencia inmersiva que celebra la herencia afrodescendiente, el mestizaje sonoro y la riqueza cultural de las costas Pacífica y Caribe de Colombia. Cada episodio de la vida de Nicoyembe se convierte en un acto lleno de color, resistencia y belleza, acompañado por los sonidos de la marimba de chonta, la gaita, la chirimía y la marímbula”.[6]  

Todas las voces, todas[7]

“Nicoyembe es una institución en el folclor colombiano, que ha hecho mucho por la música folclórica negra y en general de nuestro país”. Andrés Cepeda, cantante y compositor colombiano.

“Nicolás, tú has hecho una carrera dentro del folclor, has hecho un trabajo maravilloso; los que vivimos las noches bogotanas, las noches colombianas, sabemos quién eres”. Carlos Vives, cantante, actor y compositor colombiano.

“Maestro, usted es Colombia, usted tiene la sangre del colombiano, esa sangre que hace sacar lo mejor de sí para darlo todo en cada cosa que hace”. Fanny Lu, cantante, actriz y modelo colombiana.

“Nicoyembe defiende el folclor, ama el folclor. De su identidad vive orgulloso. Es el colombiano más colombiano de la misma Colombia”. Clemencia Franco, Exdirectora del Patronato Colombiano de Artes y Ciencias Tradicionales.

Aunque se ha presentado en grandes escenarios universales y es considerado en la escena musical como un artista de talla internacional; aunque sus saberes y conocimientos musicales son valorados y aprovechados en instituciones culturales y universidades de Bogotá, ciudad donde es reconocido como un ícono del folclor nacional y de la música de los litorales Pacífico y Caribe de Colombia; aunque ha recibido numerosos e importantes reconocimientos y distinciones, así como becas para el desarrollo de su trabajo; aunque ha construido una obra musical sólida, con identidad y sonido propios, bella en sus relatos y exuberante en sus matices sonoros…; la música de Nicoyembe es poco conocida en su propia tierra, en Quibdó y en el Chocó, donde bien se podría, en el 2026, comenzar a llenar este insólito vacío de lesa chocoanidad. Del mismo modo que, en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, bien podría ser homenajeado Nicoyembe, por toda una vida dedicada a exaltar la conexión musical y cultural entre el Pacífico y el Caribe afrocolombianos y sus lazos con el Gran Caribe afroamericano.

“Yo soy Colombia, soy folclor, y seguiré luchando y seguiré defendiendo los colores musicales de nuestra tierra por siempre”, expresó Nicoyembe al terminar su participación en el programa de televisión La Voz Colombia, hace más de una década. Feliz de su ser chocoano y memorioso de su tierra, sencillo como sus versos y en su conversación auténtico y llano, Nicoyembe es un artista genuino que vive su gloria con alegría, lejos de fatuidades y fanfarronerías.


[1] Sobre esos tres recuerdos, Nicoyembe compuso, en memoria de su padre, El viejo Daniel: https://www.youtube.com/watch?v=7XWiHXt5qb8; en memoria de las idas con su madre a lavar ropa en la quebrada, Manduco y palangana: https://www.youtube.com/watch?v=Ch91ytYNjjU; y en homenaje a su madre por sus bailes, así como en recuerdo del pescado atrateño, La Reina de la Tambora.

[2] Conversación vía WhatsApp con Nicoyembe, 23 de noviembre de 2025. / La mayor parte de los datos sobre la trayectoria de Nicoyembe fueron obtenidos del programa Estampas musicales chocoanas, dirigido por J. Elías Córdoba Valencia y transmitido por el canal de YouTube de la Corporación Otraparte el viernes 21 de noviembre de 2025 (https://www.youtube.com/watch?v=DeJyPaahJAA&t=21s); así como de la conversación preparatoria del mismo llevada a cabo el miércoles 19 de noviembre, con la participación de Nicoyembe, Lascario Barboza, Elías Córdoba y Julio César Uribe Hermocillo.

[3] NICOYEMBE EN LA VOZ. RESUMEN WVA. 2015. https://www.youtube.com/watch?v=IIR9_8gx8qE

[7] Los testimonios sobre Nicoyembe fueron tomados de su portafolio 2023: https://drive.google.com/file/d/1LAKHs93HQIOOf518sUVmc-g9f245HRVF/view; de donde también fueron tomadas las fotos usadas en esta publicación de El Guarengue.

5 comentarios:

  1. Una voz de resistencia que retumba desde Sapzurro a Punta de Gallinas y de Punta Ardita a Bocas de Satinga.
    En breves palabras del señor Lascario Barboza: " Un Chocoano más importante que la casta poliquera que domina la región" . Gracias por compartir.
    Cordialmente,

    Pedro Romero Arriaga
    Barrio Getsemaní- Cartagena.

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  2. Excelente homenaje en vida para el maestro Nicoyembe, siempre atinando mi estimado, feliz día y muchas gracias por sus sabias ilustraciones.

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  3. Buenas tardes, Julio César: excelente ilustración, que se convierte en un reconocimiento a un hijo de nuestra tierra, a quien le corre por sus venas la parte artística y ha dejado en alto todo el conocimiento adquirido.
    Gracias por compartir la trayectoria de este gran maestro de maestros.
    Saludos

    Yadira Murillo Valencia

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  4. Gracias, Julio César, qué bonita historia la de Nicolás, muestra su lucha e inspiración constantes, adelante! Saludos.

    Jorge Valencia Valencia

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  5. Ojalá que pronto lo tengamos en un concierto en el malecón jairo Varela de Quibdó, sería grandioso

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