Narrativas y representaciones
Foto: Julio César U. H. |
Históricamente, las narrativas sobre el
Chocó han estado basadas en estereotipos y lugares comunes, derivados de
imaginarios predominantemente negativos, mediante los cuales se ha alimentado
la producción y reproducción de percepciones, imágenes y representaciones limitadas,
devaluadoras, pobres, recortadas, simplificadas e incompletas de la región y de
su gente. En todos los aspectos. Incluso en las esporádicas menciones de
carácter cultural, que por lo general se encasillan en una mirada pintoresca y
folclórica de la identidad y de la producción de sentido.
Aunque ha crecido la cantidad y se ha
incrementado la amplitud de relatos estatales, académicos y periodísticos desde
que -para mal de la región- ocurrió la ominosa y dolorosa expansión del
conflicto armado, con el consiguiente desplazamiento forzado de muchedumbres de
campesinos e indígenas; en muy pocos casos dichos relatos han superado las
visiones incompletas, las miradas hegemónicas y los sesgos folclóricos. En casi
ninguno de los casos, dichos relatos han sido adecuadamente contextualizados
para el lector no chocoano, el cual sigue concluyendo, con la simpleza que esas
narrativas le transmiten e inducen, simplezas y reduccionismos que encasillan a
la región y a su gente en cuanto a pobreza, corrupción y costumbrismo
folclórico.
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En esa perspectiva no tienen cabida relatos
ni narrativas que den cuenta integralmente de los hechos culturales de la
región, de los actores y gestores de esos hechos, del valor y peso específico
que dichos cultores y sus creaciones tienen como parte de las expresiones de
identidad, y como aporte a la reafirmación y consolidación de la misma. De modo
que, por ejemplo, las notas de prensa, radio y televisión de los medios de
comunicación nacionales dedicadas anualmente a las fiestas de San Pacho se
quedan en lo circunstancial, tienden a la repetición de los mismos discursos
superficiales sobre la excesiva o insólita duración de la fiesta, sobre su
combinación de rumba y otros elementos paganos
con los ritos religiosos, etcétera, etcétera; olvidando, por ejemplo, aspectos
como el del peso franciscano en la religiosidad popular, el carácter vigente de
las fiestas como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad o la música y
los músicos de San Pacho, que es algo que salta de bulto al oído y a la vista
de todo el que asiste a la fiesta.
La situación descrita empeora cuando los
discursos de los propios chocoanos terminan reproduciendo los lugares comunes y
los estereotipos divulgados por los medios de comunicación nacionales; o cuando
las narrativas locales, a través de medios y relatores también locales,
incurren en la misma pobreza conceptual y de contenidos de los nacionales,
renunciando así a la capacidad y a la posibilidad de construir y difundir
versiones propias de su propia identidad, de sus propias expresiones, de sus
productos culturales propios y de sus propios cultores, artistas y gestores
culturales.
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Por lo anterior, es vital y conveniente
para la tradición, la identidad, la historia y el arte de la región, que desde
el mismo Chocó se adelanten procesos de documentación de sus personajes y
hechos culturales que contribuyan a su memoria viva; que sirvan de herramientas
narrativas para el conocimiento amplio de la población en general y de las nuevas
generaciones en particular, como espejos históricos en los cuales puedan verse
reflejados y retratados como miembros de su cultura y como integrantes de su
sociedad. A la vez que funcionen como narrativas propias o endógenas que sirvan
de fundamento para que sea la propia región la que comunique sus realidades y
sus propias representaciones a los medios de comunicación nacionales, a los
agentes estatales y a los investigadores y estudiosos provenientes de otras
regiones del país.
Foto: Julio César U. H. |
También la tradición y la identidad cultural
de la gente, la historia de su formación social, importan a la hora de narrar
su vida. Quizás siempre y por encima de todo.
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Excelente artículo Julio. La verda es que en aras de una mirada retrospectiva de la esencia de la fiesta, caemos en esa lectura reduccionista del sincretismo entre religión y cultura que caracteriza la fiesta
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